Costo de Reacciones Adversas

Bogotá. Dado el impacto negativo de las reacciones adversas en el bienestar de los pacientes, los recursos que se emplean en su atención y la proporción importante de reacciones adversas prevenibles, se requieren programas operativos de fármaco-vigilancia institucional, según investigadores de la capital.

Esto es claro pues las reacciones adversas a medicamentos constituyen un problema clínico frecuente en el ámbito hospitalario y aumentan los costos de la atención en salud. En Colombia son pocos los estudios realizados para evaluarlas desde el punto de vista clínico y económico.

Estos médicos hicieron un seguimiento intensivo de los pacientes del servicio de medicina interna durante un período de cinco meses para detectar reacciones adversas. La información se recolectó mediante un formulario basado en el formato de reporte del INVIMA, institución reguladora que ha tenido éxito con sus programas de farmacovigilancia, que han generado numerosos informes y varios estudios bien llevados, que han sido publicados. La probabilidad de causalidad se generó mediante el algoritmo de Naranjo.

Se calcularon los costos directos desde la perspectiva del pagador teniendo en cuenta la estancia adicional, los medicamentos, los exámenes paraclínicos, los procedimientos, los traslados a la unidad de cuidado intermedio o intensivo y los insumos. Se detectaron doscientas sesenta y ocho reacciones adversas en doscientos ocho de los ochocientos treinta y seis pacientes que ingresaron en el servicio. El 74,3% se clasificó como probable; el 81,3% correspondió a reacciones moderadas.

El sistema más frecuentemente afectado fue el hematológico (33,9%). Los medicamentos que actúan en sangre fueron los más frecuentemente relacionados (37,6%). El costo generado por la atención de las reacciones adversas fluctuó entre noventa y tres y ciento veintidós millones de pesos colombianos.

Tribino G, Maldonado C, Segura O y col. Costos directos y aspectos clínicos de las reacciones adversas a medicamentos en pacientes hospitalizados en el servicio de medicina interna de una institución de tercer nivel de Bogotá. Biomédica 2006; 26 (1): 31-41.

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