Colombia, en las Noticias de Salud

Bogotá. Para estos días el diario El Tiempo realizó una muy comentada separata sobre cáncer, un mal que afecta la salud, economía y el sufrimiento personal en un porcentaje no despreciable. Uno de los cánceres más frecuentes –segundo en las mujeres- es el de seno, cuya incidencia aumenta con la edad y con la predisposición familiar. Entre estos últimos se encuentra claramente en el caso de la fallecida cantante colombiana Soraya, quien -aparte de sus indudables méritos artísticos- llevó con valentía su sufrimiento, ejerciendo un liderazgo para que las mujeres tomaran conciencia de la importancia del auto examen mensual, de las mamografías anuales (en mayores de cuarenta a cincuenta años) y de conocer los factores de riego para el cáncer de mama. En un emocionante mensaje de despedida, dijo Soraya: “Mi historia física puede llegar a su fin, pero estoy segura que la que existe en el corazón de ustedes seguirá presente por la eternidad. Confío en que mi existencia dejará huella en la vida de ustedes beneficiando en un futuro a muchas mujeres y que la luz de mi vida iluminará la de muchas familias más. No hay dolor en vano porque la esencia de la vida consiste en trascender en los demás y en regalar el valor de mi experiencia y de mi lucha para hacer de sus días un mejor existir”. Hay familias –como la de la artista, que perdió a su madre, una abuela y una tía materna también por cáncer de mama- donde se presentan mutaciones de los genes BRCA1 y BRCA2, que indican con certeza que estas personas –tarde o temprano- han de desarrollar el temido adenocarcinoma.

El cáncer de mama hereditario de inicio temprano está asociado inicialmente con una anormalidad genética en el brazo largo del cromosoma 17, el locus del gen responsable fue identificado en la región cromosómica 17q21, siendo posteriormente clonado y secuenciado como BRCA 1. Se han identificado gran número de mutaciones en diferentes alelos de este gen, la mayor parte de las cuales (86 %) da por resultado una terminación prematura de la proteína BRCA 1. Diferentes alelos se asocian con distintos riesgos de desarrollar el cáncer de mama y ovario. Se ha demostrado que la mutación en BRCA1 es responsable del 45 % de los cánceres de mama hereditarios. El 80 % de las familias en los que hay casos múltiples de cáncer mamario y ovárico tienen mutaciones de este gen. Las mujeres con un BRCA 1 mutado tienen una probabilidad del 90 % de presentar un cáncer de mama, con una edad media de inicio de 45 años. La probabilidad de neoplasia en la mama contra lateral varía entre un 40 y un 87 % hacia los 70 años. La región del denominado BRCA 2 se encuentra en el mapa en 13q12-13. El gen BRCA 2 es responsable del 35 % de los cánceres de mama hereditarios y se relaciona con el 70 % de las familias con cáncer no vinculadas al BRCA1.Las proteínas BRCA tienen funciones múltiples. Un rol importante es en el reparo del daño al ADN. Estos han sido implicados en la regulación de la expresión genética. BRCA-1 está asociado con la activación de otro supresor de tumor, p53, y su gen blanco es p21. Cuando los genes BRCA ya no son funcionales, el reparo del ADN y la regulación de los genes se encuentran comprometidos. El incremento del daño al ADN puede llevar a la generación de células que acumulan mutaciones en genes claves, llevando a la formación de una célula cancerosa. (https://www.tumoreshereditarios.cl/Mama/EstudioMama.html)

La propuesta en estos casos ha sido el de practicar una mastectomía radical bilateral que reduce notoriamente –mas no elimina del todo- la ocurrencia de la fatal enfermedad. Cuando en el auto examen se detecta una masa no observada antes, la que no desaparece con la menstruación, se hace necesario consultar al médico y eventualmente practicar una biopsia; igual ocurre si la mamografía muestra masas sospechosas. En ocasiones la masa es quística y puede drenarse.

Otra noticia –esta vez positiva- fue la relacionada con los niveles de mortalidad infantil en Colombia, que resultaron más bajos que en otros setenta y siete países en desarrollo, aunque estos siguen siendo altos si se comparan con los países desarrollados. Colombia es actualmente el país con la tasa más baja de neonatos fallecidos. En el país, doce de cada mil recién nacidos mueren antes de completar un mes de vida, según el informe presentado por la organización humanitaria estadounidense Save the Children. Sin embargo, en Colombia -de todos los niños que se salvan al nacer- alrededor de veinticinco por cada mil mueren antes de los cinco años, por infecciones y desnutrición, entre otras causas.

Pero el avance es enorme. Hace un cuarto de siglo, el editor de Tensiómetro escribió en un diario local una columna que se titulaba “¿nos ganan la batalla?”, recogiendo la denuncia hecha por la Sociedad Colombiana de Pediatría, que mencionaba la aterradora cifra de ciento treinta y siete neonatos muertos por cada mil nacidos. Mucho va de este número al actual 1.2%, lo que indica el bien que han hecho los programas de vacunación, la cobertura en salud, la educación, la nutrición y –en general- el desarrollo del país. No bajemos la guardia ¡por favor!

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