Adicción a las Compras

Adicción a las Compras. La sociedad del tercer milenio es consumista. El crecimiento del capital, del producto interno bruto de los países, del empleo y demás indicadores económicos depende del consumo, bien de sus propios ciudadanos (mercado interno) o de los de otras naciones (mercados de exportación).

Eso nos lleva a que nos atosiguen de propagandas por todos los medios de comunicación, nos recuerden las marcas, nos tienten con promociones, con nuevas tecnologías, y en fin, que nos induzcan a gastar.

Consumir sería entonces natural, aceptable, mejoraría la autoestima, estimularía la actividad económica, aunque a veces le pareciera a uno –en medio de las terribles desigualdades del planeta- que tanto gasto fuera injusto. Por supuesto que hay ocasiones para hacer regalos, adquirir artículos para las propias necesidades, invertir en vivienda y trasporte; es claro por último, que de algo tienen que vivir los vendedores.

Pero infortunadamente en algunas personas, la costumbre y el hábito de gastar se convierte en una necesidad patológica. Los expertos en el tema dicen que las preferencias de los hombres –con una impulsividad descontrolada para gastar- van con el estatus social, al comprar productos que aporten prestigio, como automóviles, inmuebles, vestidos, relojes, celulares o esferógrafos muy finos, en tanto que las mujeres se obsesionan con artículos personales y los que se utilizan en el hogar.

Es por la tarde cuando la ansiedad por comprar se manifiesta con mayor frecuencia; por lo general se desea intensamente adquirir artículos de marca, los más finos; otras veces pueden ser productos genéricos -más baratos- pero comprados en tal cantidad que el monto total afecta adversamente el presupuesto familiar o personal.

Y esto no es necesariamente visto en personas de ingresos medios o altos, se ve también en gente muy rica, donde luciría lógico. Acordémonos que la inolvidable Jackie Kennedy –después de Onnasis- tenía fama de compradora compulsiva. Cuando corría el rumor de que andaba de compras en la quinta avenida de Nueva York, los vendedores se preparaban para hacer la cuota de por lo menos un año.

El individuo inmerso en esta conducta experimenta las primeras sensaciones en casa, aunque no es raro que le asalte la emoción en la oficina e incluso al manejar su auto. Puede estarse cerca de hora y media o más en el almacén, lo que puede repetirse varias veces por semana. No resulta raro que los productos adquiridos sean cambiados al poco tiempo, aunque muchas veces son obsequiados a la mínima oportunidad.

La auto-justificación –una de las características del adicto a las compras- lo lleva a pensamientos como la plata es para gastársela, no le quiero dejar el dinero a mis herederos, para eso trabajo, hay que darse gustos, sólo me gusta lo mejor o cosas de ese estilo.

Algunos de los investigadores abajo citados consideran este trastorno de la impulsividad como algo en el mismo grupo de la cleptomanía, de la piromanía o del juego patológico, y en ocasiones se pueden ver varios de estas características en el mismo individuo.

Características del Comprador Compulsivo

  •  Necesidad urgente e irreprimible de comprar
  •  Alta frecuencia (al menos una vez a la semana)
  •  Su hábito provoca discusiones con los familiares
  •  Adquisición de objetos superfluos
  •  Endeudamiento y adicción al crédito
  •  Incapacidad de vivir con el propio presupuesto
  •  Auto-justificación
  •  Excitación comparable a otras situaciones como la sexual, el juego o la droga.
  •  Al igual que estas se apaga pronto, a veces antes de llegar a casa con las compras.
  •  La compra compulsiva es un trastorno del control de los impulsos, como la cleptomanía o la piromanía
  •  El comprador compulsivo intenta mejorar su autoestima y satisfacer necesidades emocionales.
  •  Es un comportamiento ritual, recurrente, que a pesar de los intentos por resistirse al impulso, ocurre.
  •  Este hecho es común en el fármaco-dependiente, que hurta incluso a sus familiares más cercanos, para conseguir lo que cree que necesita.
  •  La prevalencia en la población está alrededor del 6%.

Mc Elroy halló que de dieciocho compradores compulsivos, todos menos uno tenían un familiar de primer grado con un trastorno del estado de ánimo, once con abuso de alcohol u otras sustancias, y tres con un trastorno de ansiedad. Tres tenían familiares con compra compulsiva.

En una muestra de diez sujetos, Black encontró que cinco tenían familiares de primer grado con alcoholismo o abuso de sustancias, cinco tenían familiares de primer grado con trastornos del estado de ánimo, y cuatro tenían familiares mujeres que compraban compulsivamente.

Comprar está asociado a una variedad de emociones: muchos se sienten felices o poderosos mientras compran, a pesar de que generalmente esta emoción va seguida de desilusión. Schlosser encontró que los compradores compulsivos compran típicamente para sí mismos, pero también para familiares y amigos. Los compradores a menudo describen sus experiencias reforzadas por los colores, sonidos, iluminación y olores de las tiendas, así como por las texturas de los tejidos.

En el Internet se pueden ver portales donde se incluyen cuestionarios que permiten a la persona que considere que puede tener este problema, auto-valorarse para tomar la decisión de consultar un especialista. Al igual que ocurre con otras adicciones, lo primero que el paciente debe hacer es reconocer que padece el mal.

Afortunadamente hay tratamientos con psicofármacos del tipo antidepresivos (el citalopram es uno de los más utilizados), tranquilizantes, terapias de apoyo o conductuales, que pueden solucionar o hacer manejable el impulso antes de que el enfermo quede físicamente en la calle, lleno de deudas impagables, y próximo a echarse en brazos de la desesperación o a incurrir en conductas ilegales para aliviar –equivocadamente- la situación.

Lejoyeux M, Mc Loughlin M. Epidemiology of behavioral dependence: literature review and results of original studies. Eur Psychiatry 2000.15:129-34.
Black DW, Repertinger S, Gaffney GR, Gabel J.Family history and psychiatric comorbidity in persons with compulsive buying: preliminary findings. Am J Psychiatry. 1998.155:960-3
McElroy SL, Keck PE Jr, Pope HG Jr, Smith JM, Strakowski SM. Compulsive buying: a report of 20 cases.J Clin Psychiatry 1994. 55: 242-248.
McElroy SL, Keck PE Jr, Phillips KA. Kleptomania, compulsive buying, and binge-eating disorder. J Clin Psychiatry. 1995;56 Suppl 4:14-26;
Schlosser S, Black DW, Repertinger S, Freet D. Compulsive buying. Demography, phenomenology, and comorbidity in 46 subjects. Gen Hosp Psychiatry. 1994. 16:205-12.

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