Energía y sanación

(Un comentario sobre la energía en relación con la sanación)

Con respecto a la energía, este concepto es relacionado con la sanación porque es una característica de la materia por la cual existe el movimiento; la materia dentro de estos con­ceptos está construida por las partículas elementales o fundamentales y responsable de todo el funcionamiento biológico y aún del universo.

Esta temática está desarrollada en el libro “Cerebro-Mente.

El pensamiento cuántico”, (Sánchez Medina, G., et. al., 2009) en donde se plantea cómo la materia puede operar como masa, peso o como energía y éstas con su densi­dad, movimiento, vibración, fuerza, luz y todas ellas para una función que en el ser humano opera en el cerebro y cuyo producto es la mente; y, por otra parte, antes de aparecer el animal

y el hombre, la inteligencia cósmica en las galaxias estaba presente como y con un ordena­miento y posiblemente con distintas maneras de manifestarse la materia y la energía.

Estas ideas pertenecen a deducciones o inferencias de lo conocido del universo; sin embargo, no son comprobaciones certeras, pues existe el concepto de universos finitos e infinitos.

Obviamente la “materia-energía” participan en toda la organización biológica del hombre diferenciándolo con una organización específica en donde las fuerzas de atracción y repul­sión participan de acuerdo con los cuatro grandes fuerzas:

Gravitacionales, electromagnéticas, atómicas (fuerza débil y nuclear).

De aquí podemos deducir cómo el electromagnetismo es parte de toda esta organización que a la vez funciona con las energías cuánticas, y su partici­pación en las organizaciones, la biología molecular, las enzimas y mas allá en el desarrollo de las distintas células y en especial las células madres, haciendo de todo este microcosmos un órgano inteligente que filósofos, pensadores y muchos científicos llegan a entender como principio de causalidad o Dios, deteniendo así todo cuestionamiento y conocimiento y no buscando respuestas evidentes en las fuerzas y elementos conocidos.

De una u otra manera la creencia en la sanación, con sus sanadores no se deja de creer y tener fe en el poder oculto, grande y magnético, que influye bioenergéticamente en las expresiones físicas de los estados de enfermedad, puesto que produce equilibrios y nuevos órdenes o desequilibrios.

Entiéndase aquí cómo la sanación implica un nuevo equilibrio y cambio de los “cuerpos extrafísicos” comprendiendo éstos como algo mas allá de lo físico y que actualmente lo entendemos como la participación de las “partículas elementales” estudiadas por la ya bien mencionada física ondulatoria o cuántica.

Afortunadamente otras creencias mágicas omnipo­tentes de la sanación están cada vez más en decadencia y la ciencia acompañada de la tecno­logía, avanza a pasos rápidos dejando atrás el pensamiento primitivo.

De una u otra manera, tanto en el sanador como en el paciente, se requiere de un conven­cimiento, una creencia, una fe y voluntad concentrada en la intensión positiva de cambio, la cual debe operar durante un tiempo definido; entiéndase que la misma voluntad es una fuerza con energía que produce resultados.

De ahí el dicho que “la fe mueve montañas

Por lo tanto también es necesario tener fe y creer en la ciencia y en los científicos que la aplican y desarrollan; sin embargo, no hay que bajar la guardia con los dichos populares que “los santos sanan y curan a través de la imposi­ción de las manos”, o en la llamada “irradiación local” en la cual los supuestos cuerpos físi­co, etéreo, astral, mental y espiritual son penetrados en sus planos por la energía del llamado “médium”; y, la última es la irradiación mental o magnética.

A todo esto podemos preguntarnos si ¿no participa aquí la ya mencionada sugestibilidad o sugestión y todo ese pensamiento mágico omnipotente dándole capacidades sensoriales y electromagnéticas a los seres?.

Aquí pienso que es mejor salirnos de los conceptos o creencias de espíritus y santos o seres con poderes, y, mejor quedarnos en el plano científico objetivo, más allá de las creencias históricas, védicas, chinas, hindúes, egipcias, religiosas o espiritua­listas, puesto que si bien cada ser humano tiene su capacidad energética y vital, los espíritus superiores que supuestamente ejercen la sanación, bien pueden tener capacidades energéti­cas, pero no son los poseedores de poderes sobrenaturales, o seres elegidos sobrenaturales y menos actúan en forma objetiva con un pensamiento científico; lo factible es que aquellas personas pueden tener capacidad de sugestionar en forma individual o colectiva.

Lo que no estoy de acuerdo es que tenga que aceptarse la existencia espiritual para tener la completud científica con el concepto de dimensión espiritual y más cuando ésta última se origina por un sentir y no por una razón.

Es mejor aceptar lo comprobado, evidente, y como el ser humano es una red de campos energéticos complejos que interactúan constantemente en la organización neuro-psico-químico-físico-biológico y no en el concepto físico etéreo, en la sanación espiritual.

Cuando nos referimos a ésta última no significa que neguemos o estemos desechando la enfermedad, el trastorno, el desorden o el desequilibrio psíquico-emocional y el concepto de espíritu perturbado por los males que le atañen o afectan a él.

El lector a estas alturas debe entender que el uso de aparatos electromagnéticos, de ultraso­nido, de electrochoques, de rayos láser, de radiaciones electromagnéticas, con potenciales de baja o alta frecuencia, terapias musicales, colorimétricas, de olores, sabores, que actualmente toman cierta popularidad, deben tener su comprensión, en las ciencias con tecnologías de punta sin desconocer y descartar la participación de nuestras influencias mentales o psíquicas con palabras, actos, pensamientos y actitudes.

También es factible hacernos daño, dejarnos ir por un facilismo y creencias milenarias que rigen los sistemas humanos para acudir a una cura solamente por el espíritu o la participación emocional o mental.

Si bien todo es materia y energía o función de onda, con flujo de partículas subatómicas en constante movimiento, la misma energía puede funcionar como materia y viceversa; a las dos les podemos dar el nombre de Dios como un incomprensible.

Así como se habló de sanación y se mencionó la acupuntura también se hizo referencia al yoga y hasta cierto punto la sanación a distancia, mas no se habló de la meditación y rela­jación profunda, la hidroterapia, las terapias por calor

Las lumínicas y las cromoterapias, todas ellas con sus adeptos y obviamente con la fe que las acompaña tanto en oriente como en occidente, y con conocimientos milenarios y actuales, y aún deteniéndose en la creencia del aura y de la sanación de la misma para la salud integral con un llanto provechoso para ser feliz, o la palabra mágica para todo.

Aquí llegamos o nos apartamos de la ciencia y obviamen­te de la medicina tradicional científica y entramos en la mezcla de prejuicios, supersticiones, tradiciones transmitidas por los antiguos chinos, egipcios, griegos y romanos hasta llegar al Medioevo y actualmente en el siglo XXI con restos de contenidos latentes del pasado.

De todas formas opera la ya mencionada sugestión, el miedo, el temor al castigo, el deseo de la curación y la ayuda divina, la búsqueda de la sanación a través de la oración o la peregrina­ción o el fetiche, o la astrología o los poderes de los astros, los planetas o sus posiciones o el gran poder de las plantas medicinales (85) para aliviar el dolor, quitar el miedo y encontrar un equilibrio

Ya en los textos pasados se hablo de la operatividad de los chakras y con ello las sanación esotérica, pránica, telepática con actitudes mentales conscientes e inconsciente, la sanación radiactiva, para tranquilizar las emociones reforzar la mente y ubicar el individuo en su camino de evolución personal en una meditación trascendental con una apertura psí­quica que lo ponga en comunicación con el cosmos (comunicación cósmica). (86).

En 1847 Alan Kardec publicó “-el libro de Los Espíritus” en donde describía las fuerzas energéticas que según él, explicaría la presencia de los espíritus, inclusive la comunicación con los vivos y los otros espíritus.

Esta explicación pertenece a los escasos conceptos del Siglo XIX, sin contar con los actuales de la física ondulatoria a los que se alude en otra parte.

La homeopatía

La homeopatía, (87) conocida en la antigua China es un proceso natural en que se utilizan plantas medicinales con contenidos energéticos que contienen sustancias químicas. la idea es que de ahí proviene la sanación mediante la ingestión de agua magnetizada, del elíxires de flores y de minerales que se interrelacionan por acciones subjetivas y acciones electromag­néticas y participan en el campo subjetivo.

Aquí debemos mencionar cómo puede un sujeto transmitirle a otro ciertos grados de energías, esto se presta mucho a la charlatanería y a toda una superstición o supuesta sanación espiritual sin tener en cuenta toda la operatividad del campo electromagnético y cuántico.

Otra de las creencias milenarias hinduistas, budistas o brahmánicas consideran varios cuerpos: etéreo, astral, mental y causal (para algunos existe el cuerpo espiritual el cual re­suena en el causal), en los que se debe operar para producir equilibrios con los métodos del Yoga.

Es necesario tener en cuenta que uno es el que se sana y otro el que sana; uno es el que recibe la sanación y otro el que la impone.

Es así como entramos en esa gran franja del hinduismo, budismo, brahmanismo que contempla los chakras, el karma, los cuerpos etéreo, astral, mental y causal.

El primero el etéreo (para ellos) es el cuerpo vital vinculado con el funcionamiento físico; el segundo astral, es el asentamiento de las emociones, deseos, temo­res; el tercero el mental sirve como vehículo de expresión de los instintos, del intelecto y de lo que se llama espiritualidad o mental de los seres humanos.

Se considera aquí que al evolucionar y convertirnos en seres humanos adquirimos el in­telecto para usar la razón, pensar, decidir y nos despertamos a la vida de la conciencia, al conocimiento y aceptar que existen otros mundos.

El cuarto es el causal que trabaja con ideas y conceptos abstractos, y su esencia y causa es de ilusiones y apariencia, no de lo físico emocional y de las concepciones, sino de la verdadera naturaleza, es lo que llamamos “arque­tipos” de todo lo existente en el universo; el último cuerpo es el espiritual más allá del cuerpo causal pero que tiene un impacto físico y una expresión en la personalidad.

Todos estos cuerpos energéticos que influyen sobre el cuerpo físico a un nivel material son los que provocan las percepciones en la realidad con estados de conciencia.

Uno de los ejemplos dentro de este pensamiento que se describe es cómo en el “plano astral” sobrepasan el plano etéreo y allí no se experimenta el tiempo y el espacio; el cuerpo físico es el centro de los cuerpos energéticos. (Ver capítulo XIV), (Madrid Gutierrez, 1993).

(Lea También: El Determinismo, la Superstición y la Interpretación)

La acupuntura, (88)

Así como existen los cuerpos energéticos existen los “meridianos de acupuntura” con cinco subsistemas de conductos energéticos localizados.

Estos sistemas aparenta ser el vín­culo entre los cuerpos físico y etéreo y construyen el mapa (89) que utilizan como molde las células, desde el momento de la concepción para construir el cuerpo físico y las redes que distribuyen la energía vital.

De acuerdo con esta concepción se enumeran los ya mencionados siete chakras mayores para un total de 360 con una percepción extra física de los sistemas fisiológicos.

Existen a la vez los “nadis” que son fuerzas extra dimensionales para el uso del cuerpo físico y que co­nectan los chakras a los sistemas de distribución que son los llamados nadis o hilos etéreos.

Toda esta conceptualización es una manera de concebir el sistema neuronal o neurogénico y del sistema endocrino que actualmente se interrelaciona con el sistema inmunitario.

Téngase en cuenta que estos conceptos milenarios no tenían bases y conocimientos científicos, eran intuiciones, pero que sin embargo, ya interrelacionaban, concebían y ponían a funcionar la energía. (Ver cap. XIV).

La superstición

Incluyo dentro de estos textos de la parapsicología, lo que pertenece a la superstición, que en términos generales es “una creencia con alguna influencia no explicable por la razón, de los fenómenos del mundo”.

Si bien se trata de “una creencia”, ocurre que algunos de los fenó­menos pertenecientes a la parapsicología, también pueden ubicarse en creencias e ideologías que se asientan en lo irracional; más adelante haré alusión a los rezos, ensalmos, conjuros, hechizos, exorcismos, maldiciones, quiromancia, cartomancia o geomancia o teng-shui, espi­ritismo, curanderismo, la astrología y otros rituales, los cuales se conectan con las creencias o influencias fuera de la razón.

Hechos psíquicos

Todos estos fenómenos entran dentro de una clasificación de “hechos psíquicos” a los cuales se les puede dar la connotación de paranormales y se asocian con las estructuras psi­copatológicas de las neurosis obsesiva-compulsiva, las simulaciones, las histerias, los estados confusionales y psicóticos, los hipnagogícas, el sonanbulismo, las contrafobias, las confa­bulaciones y aún en casos fronterizos en donde hay una labilidad y gran inseguridad del “sí mismo” en relación con el mundo externo.

El primero del que me voy a ocupar, es el de la superstición que es más “un ritual y creencia” de la posibilidad de que un hecho suceda y que se vuelve un común denominador entre la gente no muy culta; sin embargo, algunas personas cultas se aferran a esa creencia para apoyarse y conocer el futuro y su relación causal entre un acontecimiento (causa, efecto, hecho) y no debido a las llamadas fuerzas supra o sobrenaturales las cuales ya fueron anali­zadas en capítulos anteriores.

Aquí acude el destino y creencias en los poderes del más allá, los ritos mágicos y espirituales y aún el poder de los astros en sus organizaciones espaciales que influyen en el ser humano.

Así aparece la astrología que es diferente a la astronomía, puesto que a la primera se le da la connotación de influencia específica, sobre la personalidad de cada individuo o grupo de individuos, de acuerdo a la posición de las constelaciones en que nace y según las ubicaciones planetarias o astrológicas; aún más, a esta disciplina se le ha querido dar una connotación de conocimiento cuantitativo y cualitativo científico espacial construyendo mapas y calculando las medidas de las posiciones témporo-espaciales en que aparece el hombre.

Es así también como se cae en la charlatanería, en la curandería y en las falsas creencias y en la supersti­ción.

Existen en las supersticiones una serie de interpretaciones de hechos o prohibiciones, por ejemplo el de no mencionar el nombre de Dios en los judíos, o decir “Jesús” o “salud”.

Después de un estornudo en los cristianos, o tocar o golpear madera para prevenir el mal, o no pasar por debajo de una escalera, no romper espejos porque sobreviene un mal, no ver gatos negros, no derramar la sal, usar ciertas cábalas para ganar una competencia, no casarse en martes 13 y en los anglosajones el viernes 13, no sentarse 13 personas en la mesa por “la úl­tima cena de Jesús”, no abrir un paraguas bajo el techo, prevenir que se caigan las tijeras con el pico abierto para no cortarse, no dejarse mirar de una persona por el miedo al “mal de ojo”, estar prevenido cuando se rompe un espejo.

Los indígenas o culturas primitivas no dejaban o dejan tomar fotografías por que le roban el alma.

No reír mucho porque se puede provocar una desgracia, no dejar un difunto con los ojos abiertos por que es señal que pronto lo seguirá alguien de la familia, no acostarse del lado del corazón por que se ocasionan malos sueños.

Evitar encontrarse con las mariposas negras porque son augurio de muerte o malas noticias, no dejarse barrer los pies de las mujeres por qué no se casan, no poner la cama con los pies hacia la calle por que se pueden morir, no poner el pan boca arriba en la mesa.

Usar prendas amarillas el último día del año, no ver al novio o a la novia vestida antes de la ceremonia, tirar el ramo de matrimonio por la izquierda y a quien le caiga se casará, no bañarse ni hacer el amor en viernes santo, tocar la espalda de un jorobado puede ganar la lotería, tener amuletos estampitas de santos o piedras semipreciosas, o herraduras o patas de conejo, todas las cuales son buena suerte, encender velas o lumbres por alguien, cazar mariposas blancas y soñar con toros significa buen presagio.

Todos estos son de mal o buen augurio como lo son los doce primeros días del año que son el vaticinio del estado del tiempo durante el año (cabañuelas de Enero). Aquí se pueden incluir los números cabalísticos.

Todos los actos o creencias mencionadas (supersticiones) pertenecen a estructuras psí­quicas físicas y obsesivas con tintes paranoicos persecutorios con la predominación del pen­samiento mágico acompañados de ansiedades primitivas.

Casi todas las religiones tienen sus rituales, ceremonias, rezos, que provocan fuerzas positivas espirituales o psíquicas a las personas y les pueden traer según ellos buena o mala suerte. Aquí hay que diferenciar entre superstición y la fe religiosa.

La primera es una cosmovisión arbitraria y disgregada con interpretaciones de hechos telúricos, físicos o cotidianos de la vida para llamar al bien y evitar el mal con una lógica

interna propia; en cambio la religión se deriva más de la espiritualidad que proviene del ser interno trascendente y que oscila entre la racionalidad, la creencia y la fe y cierta magia en el ritual.

La fe tiene una connotación trascendente de la existencia con la cual se puede vivir en paz y proviene y va al creador Dios o a esa creencia en el Ser Supremo; en cambio, con la superstición no se adquiere sino algo transitorio material y se origina por el deseo del bien, la huida del mal, el sentimiento de culpa, la evitación del castigo y el deseo de perdón.

Sin embargo, la fe en algunas personas puede basarse en la superstición; a la vez las religiones tienen sus orígenes en el pensamiento mágico omnipotente primitivo del ser humano.

Estas últimas, la fe y la religión no tienen nada que ver con la ciencia, ni se pueden aplicar el método científico sino es más algo del costumbrismo; la primera la fe se ubica en la filoso­fía o en el conocimiento del ser en su existencia, (ver cap. VII).


85 Recordemos que en el reino vegetal existen elementos físico químicos beneficiosos para los animales y el hombre; muchos medicamentos provienen de los vegetales. 

86 Ver texto capítulo XVII

87 Esta temática se desarrolla más ampliamente en el capítulo XVII.

 

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