El Purgatorio, Creencias religiosas espirituales

El término purgatorio significa la acción de “purgar” que significa la expulsión o eliminación de lo inservible dentro del Yo físico o corporal y espiritual; es pagar y reparar la deuda, es la acción de purificar para ser puro, lo que implica tener la esencia de la armonía del ser.

Este concepto tuvo en algunas áreas geográficas sus adeptos y todavía en los cristianos existe esa situación o estado.

En la teología católica y la copta es un estado transitorio de expiación después de la muerte sin estar presente el pecado mortal.

El purgatorio termina entrando al cielo y no es una forma de infierno; para llegar a él se requiere haber hecho penitencia completa, cumplir sus deudas de los males propios, cumplir las penas y padecer para llegar al lugar a donde reposan las almas en gracia.

Según la religión católica existen plegarias a Dios por los muertos, la eucaristía y las indulgencias que acortan la estadía de las almas en el purgatorio. La iglesia ortodoxa no acepta la existencia del purgatorio; sin embargo, ofrecen rezos a los difuntos pidiendo a Dios misericordia.

La iglesia copta acepta la existencia del purgatorio, y la diferencia es que la denomina una realidad espiritual. En el libro de Enoc ya citado en otra parte, se describe tanto el cielo, el infierno como el purgatorio.

El purgatorio en el Antiguo Testamento se muestra en el libro de los Macabeos (12:45); también se muestra en el libro de Enoc y en las palabras de Daniel cuando habla que “muchos serán purificados, emblanquecidos y refinados” (Daniel 12, 10).

En el libro de Zacarías 13, 9 se habla de que

“A los sujetos se les pondrá en el fuego, los fundirá como se funde la plata y los probarán como se prueba el oro. Él invocará mi nombre y yo lo oiré. Yo diré: pueblo mío. Él dirá: ‘Yahve es mi Dios’”.

En la versión de Mateo 12, 32 y 55-26 se habla de la “purificación de la fe de los verdaderos cristianos… los cuales se habrían limpiado completamente de todo pecado para el acceso al cielo”. (Esta perspectiva está refutado por San Pablo en Col. 1,24).

Como se menciona en otra parte no hay límites de la misericordia de Dios; sin embargo, “mediante el arrepentimiento no hay perdón de los pecados”; puesto que “el pecado contra el espíritu santo no será perdonado o no perdonado en esta vida” (Mateo 5, 5-26).

La imagen del fuego también aparece en el nuevo testamento, en la carta a los corintios; y, en Timoteo 1, 16-18 NT se habla de concederle al señor misericordia ante el señor aquel día.

La doctrina del purgatorio

La doctrina del purgatorio además del Antiguo y Nuevo Testamento surge en la obra del magisterio de la iglesia: En el catecismo y los escritos de Gregorio Magno (540-604), San Juan Quisóstomo, Sancesario de Arles (470-543), Tertuliano (155-203), San Cipriano de Cartago (200?-258), San Agustín de Hipona (354-403).

Para la iglesia católica existe básicamente el catecismo en donde aparece la fe relativa al purgatorio en los concilios de Florencia y Lion y en el de Trento además en el Concilio Vaticano II (1962-65).

El compendio del catecismo de la iglesia católica hace referencia al purgatorio como el estado en los que mueren en amistad con Dios y su salvación requiere purificación, además de eucaristía, limosnas, indulgencias y penitencias.

La iglesia protestante rechaza el purgatorio así como la compra de indulgencias, y según Lutero es una invención humana que confunde al hombre y le hace creer que hay perdón después de la muerte por medio de indulgencias, (36).

Libros deuterocanónicos

Al mismo tiempo declaró que los libros deuterocanónicos propios del canon griego no son palabras inspiradas por Dios y los calificó apócrifos; sin embargo la iglesia católica y copta basa dichos libros, así como la Apocalipsis y el evangelio de San Mateo para comprobar la existencia del purgatorio.

El islam espera el juicio final y tienen la idea de que quienes van al infierno pueden sufrir la purificación y alcanzar el cielo; allí también se ubican los casos fronterizos de las personas, niños o dementes incapaces de distinguir el bien o el mal.

La iglesia copta ortodoxa cree en el juicio final más no en el cielo, ni en el infierno.

En la iglesia católica como ya se ha dicho en otros textos existe los tres espacios: cielo, infierno y purgatorio.

Además se cita a Jesús cuando dijo: “lo mismo hará mi padre celestial con ustedes, a no ser que cada uno perdone de corazón a su hermano” (Mateo 18:34-35).

Además se hace énfasis que Jesucristo enseñó a orar y perdonar y ser perdonado; sin embargo, infierno y purgatorio son especies de cárceles en que se ubica el ser humano.

Para los protestantes no hay perdón de pecados, después de la muerte, solo hay dos estados posibles para las almas. Aquellos que en vida tuvieron fe habrá perdón a través del sacrificio de Cristo, y aquellos que no irán al infierno o al purgatorio según sus propios pecados.

En la perspectiva ortodoxa se habla que las almas son purificada y liberadas por sufragio de los fieles y las penas no son suficientes en los sufragios a favor de los difuntos.

Adviértase nuevamente que el purgatorio no implica un lugar sino una condición de vida. Las penas del purgatorio son diferentes a las del infierno pues en aquel se aplazan el cielo y hay esperanza.

Como se enunció atrás los sufragios son ayudas a las almas del purgatorio con misas, comunión, misas gregorianas durante 30 días sin interrupción, y su origen se vincula a lo narrado por San Gregorio Magno.

(Lea También: Algunos Orígenes en la Construcción de los Fantasmas)

Además están las ya mencionadas indulgencias plenarias, las cuales se obtienen de manera gratuita que uniéndolas con las otras ya mencionadas, por ejemplo rezando el padre nuestro, el ave María y el gloria, el rezo, la confesión cada 8 días, la meditación, el viacrucis, rezar el santo rosario, la adoración, las limosnas, realizar la caridad, para crear la “gracia santificante” y aplacar la ira de Dios, la inclinación a él y a su vez tener la satisfacción de ayudar y pagar la pena por los pecados y auxiliar a las ánimas del purgatorio ofreciendo a Dios una compensación; solo se requiere hacerlo con el corazón.

El miércoles 4 de agosto de 1999 el papa Juan Pablo II en su audiencia se refirió al purgatorio: “purificación necesaria para el encuentro con Dios”, allí alude a cómo “a partir de la opción definitiva por Dios o contra Dios, el hombre se encuentra ante una alternativa: o vive con el Señor en la bienaventuranza eterna o permanece alejado de su presencia”; “… el camino hacia la bienaventuranza plena requiere una purificación, que la fe de la iglesia ilustra mediante la doctrina del purgatorio” (catecismo de la iglesia católica).

En las sagradas escrituras se puede “captar algunos elementos que ayudan a la comprensión del sentido de esta doctrina… de la purificación”.

En el “Antiguo Testamento lo que está destinado a Dios debe ser perfecto y… la integridad física debe corresponder a una entrega total… de las personas como de la colectividad (Cf. 1r, 8, 61) al Dios de la alianza de acuerdo a las grandes enseñanzas del Deuteronomio (Cf. DT 6,5). Se trata de amar a Dios con todo el ser”.

La “exigencia de integridad se impone evidentemente después de la muerte, para entrar en la comunión perfecta definitiva con Dios. Quien no tenga esta integridad debe pasar por la purificación…”.

El Apóstol San Pablo, “habla del valor de la obra de cada uno y dice: ‘aquél cuya obra, construida sobre el cimiento (Cristo) resista, recibirá la recompensa. Más aquel cuya obra quede abrazada, sufrirá el daño. Él, no obstante, quedará a salvo, pero como quien pasa a través del fuego” (1 Co 3, 14, 15.

“El estado de integridad para Juan Pablo II debe ser perfecto y necesario; por ejemplo, Moisés obtiene el perdón del pueblo con una súplica, en la que evoca la obra realizada por Dios, en el pasado e invoca la fidelidad al juramento hecho a los padres…”.

En el libro de Isaías se entiende “el interceder y espiar a favor de muchos y al término de sufrimiento él verá la luz y justificará a muchos”.

En el salmo 51 del Antiguo Testamento se planea el proceso de reintegración en que el pecador confiesa y reconoce la propio culpa y pide ser purificado y lavado. El Nuevo Testamento Cristo intercede ante Dios y a favor de la humanidad, además de interceder espía con su sufrimiento y muerte.

La vida terrena se hace la exhortación evangélica al padre celestial y se llama a crecer en el amor y hallarse firmes en la presencia de Dios; y, si hay vestigios de apego al mal se debe corregir; la purificación debe ser completa como lo enseña la doctrina de la iglesia. Quien después de la muerte está purificado, está en el amor de Cristo que los libera de los residuos de la imperfección.

En el Concilio Ecuménico de Florencia 1304 y en el de Trento se habla del Purgatorio como de un lugar.

“La purificación no es una prolongación de la situación terrena como si después de la muerte hubiese la posibilidad de cambiar su propio destino”; sin embargo, la “única carrera es nuestra vida en la tierra; y, en la condición de purificación están unidos los bienaventurados que gozan de la vida eterna y que van en el camino hacia la casa del padre” (Catecismo Iglesia Católica N 1032), (37).

Los “creyentes están unidos entre sí en el único cuerpo místico que después de la muerte, los que viven en estado de purificación experimenta la misma solidaridad y la purificación la realiza en el vínculo esencial que se crea entre los que viven la vida del tiempo presente y quienes ya gozan de la bienaventuranza eterna”, (38).

En la última audiencia del 11 de agosto del año 1999 Juan Pablo II se refiere a la vida eterna como un camino en que se pasa por la vida cristiana que lleva a la casa del padre.

Hace alusión al Antiguo Testamento en donde se anuncia la “verdad mediante el éxodo: el camino del pueblo elegido hacia la tierra prometida: El Nuevo Testamento anuncia el cumplimiento de esta gran expectativa señalando en Cristo al Salvador del mundo.

Así pues, según el designio divino, el presente es el tiempo del ‘ya, pero todavía no’: tiempo de la salvación ya realizada y del camino hacia su perfecta actuación.

La vida cristiana exige, por tanto, tener la mirada puesta en la meta, las realidades últimas, pero al mismo tiempo comprometerse en las realidades temporales. Entre ellas no hay oposición, sino mutua relación”.

Traigo los textos del catecismo cristiano y sobre las audiencias de Juan Pablo II puesto que existen 1.9 millones de fieles seguidores del cristianismo; los papas son la autoridad y líder de la gran masa católica que tiene el poder no solamente de la palabra y del espíritu, sino de las concepciones del poder natural y sobrenatural planteadas en el capítulo IV. Ocurre si que la autoridad ubicada solamente en una persona puede ser parcializada; sin embargo, las creencias cristianas tiene 2 milenios en donde se hace alusión al poder y la relación con Dios (39)

En la cultura, como ya se anotó en otra parte, aparecen las ideas de cielo, infierno y purgatorio en leyendas, mitos ya descritos y además en obras literarias como “La divina comedia” de Dante Alighieri, en “El Purgatorio de San Patricio” de Pedro Calderón de la Barca, en la novela “La ciudad del Gran rey” de Oscar Esquivias, en “La Iglesia del Sagrado Corazón del Sufragio” en Roma en donde se encuentran reliquias, objetos y testimonios sobre el alma purgante (se requiere creer en ello), en el cuadro el tríptico de Bosco “El Jardín de las Delicias”.

En obras religiosas de los Siglos XV al XIX, por ejemplo del pintor venezolano Cristóbal Rojas: “Virgen del Carmen” escultura barroca de Dupar, Veniaján (España); “Ángeles caídos en el infierno”, obra de John Martin (1841); ilustración medieval del infierno, en el manuscrito Hortus Deliciarum (1180) por Herrada de Landsberg.

Téngase en cuenta que las creencias se convierten en ideologías, o en doctrinas que llevan a ser habitualidades y costumbres, todas ellas se amalgaman con la naturaleza humana; de ahí que fenómenos, hechos, ideas, y creencias, se convierten en realidades y éstas conllevan la significación y los sentidos de que la creencia es parte de la propia naturaleza del ser humano que tiene fe, posibilidad de conocer y ser consciente con libertad.

Fantasmas

Introducción

Con la temática sobre los “fantasmas” se nos abre un abanico de caminos, de entendimiento según la terminología que utilicemos o mejor la asociación realizada en los fenómenos de que nos ocupamos y sus interpretaciones; de ahí la necesidad de definir claramente lo que se trata, sin desconocer las ideas que pueden relacionarse al término fantasma; por ejemplo los de la imaginación (imágenes con el imaginario), la fantasía, las representaciones y todos aquellos fenómenos que se producen en la mente y son proyectados en la pantalla de la consciencia.

De una u otra manera el concepto o idea de fantasma representa el puente entre la imagen, la idea, la fantasía, el objeto fantaseado, lo supuesto figurado, la deformación de la realidad y la creencia en los espíritus (imaginario).

Etimología

En este escrito voy a hacer alusión en primer lugar a cómo el término fantasma viene del griego “phaine” que significa “mostrar”, “manifestar”; sin embargo, la palabra fantasma y fantasía tienen una correlación íntima, pues uno (fantasma), viene del otro; fantasía que en el idioma helénico es: φάντασμα, θantaΣia, “aparición”; también proviene de “Phantasos” hijo o servidor del sueño, encargado de producir las visiones del sueño; es sinónimo de imaginación (ver más adelante).

Aquí es fácil entender cómo lo que “aparece” en forma sensoperceptible y en apariencia visible es lo que llamamos en la pantalla de la consciencia una representación o una imagen, (40).

El término imaginación viene del griego ϕαντασια e imagen del griego ϕαντασμα.

Estas temáticas han sido estudiadas por filósofos a través de la historia y por los científicos actualmente de la neurociencia sin descartar las investigaciones psicológicas y psicoanalíticas.

De una u otra manera los términos “imaginación y fantasía” son intercambiados, pero no son lo mismo; los griegos hicieron énfasis en la fantasía y los latinos en la imaginación.


35 “La palabra ‘purgatorio’, ha sido usada en la Biblia y en general por los cristianos, como adjetivo o como sustantivo. En el primer caso, purgatorio como adjetivo califica al sustantivo fuego o al sustantivo infierno. Se dice fuego purgatorio o infierno purgatorio.

Usada como sustantivo la palabra purgatorio se refiere a un lugar geográfico (El Purgatorio) a donde van las almas a purificarse para poder ascender al cielo. En este sentido, como sustantivo que señala un lugar, el purgatorio tuvo su origen en los Siglos XI a XIII de nuestra era. Se aceptó la creencia en ese lugar, pero no entró a formar parte de la doctrina absoluta de la iglesia; en los concilios de Constanza, Florencia, Lyon y Trento no se le llevó a ser verdad; no creer en su existencia no es pecado para los fieles.

Sus penas son inferiores en intensidad que en el infierno. Nunca ha sido dogma de la tierra. Desde los Siglos XII al XIX se creyó en el purgatorio, bien como adjetivo (del fuego…) o como sustantivo. Después del Concilio Vaticano II se ha buscado cómo y dónde instalarlo y es motivo de amplia discusión entre los fieles, porque si se le cierra ese camino, ¿qué hacen con sus habitantes?

La diferencia entre el fuego purgatorio adjetivo es por lo tanto ardua al referirse al purgatorio (lugar) que apareció en el Siglo XI a XII. No confundir el lugar (no estado), a donde van los recién muertos que serán salvados posteriormente pero que antes deben purificarse por el fuego, único sistema de hacerlo; las indulgencias, etc. sólo se originaron en el siglo XV con toda la organización burocrática que se le dio para poder sostener al Vaticano”, (De Francisco, 2012).

36 “Con las indulgencias se reducen el tiempo del castigo, gracias a las que se compran para obtener beneficio para las almas (intercambios comerciales, en verdad)”, (De Francisco, 2012).

37 Catecismo de la Iglesia Católica. Primera parte la profesión de la fe. Segunda sección: la profesión de la fe cristiana. Capítulo tercero. creo en el espíritu santo. Artículo 12 “Creo en la vida eterna”. https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p123a12_sp.html

38 “Es interesante imaginar las dificultades de la Iglesia para establecer un lugar en donde purificar el alma inmaterial y el cuerpo material, con un fuego diferentes que actúa a la vez sobre uno y otro; ese fuego es el que transforma sin destruir”, (De Francisco, 2012).

39 Los textos que arriba expongo surgieron en diferentes consultas, las cuales se citan como referencias, y en especial a dos caminos que pude transitar, uno el del internet y otro el de los amigos: el doctor Jaime Umaña Díaz, su señora Nohora Camacho de Umaña, la doctora Cristine Onteniente-Pico y al Académico Honorario doctor Adolfo De Francisco Zea, los cuales me facilitaron las obras y textos muy importantes para la elaboración de una somera síntesis del pensamiento complejo que se convierte en un hecho o fenómeno psíquico con respecto al sentimiento y pensamiento espiritual del más allá. A los ya nombrados mi gratitud.

40 “Es importante señalar, que el hecho de ver una cosa (deformarse su imagen) y el de imaginar esa misma cosa (sin verla), tienen en los estudios radiológicos de alta precisión igual manifestación objetiva. Para Cervantes, Don Quijote veía o imaginaba una Venta lo cual tenía igual valor”, (De Francisco, 2012).

 

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