Modalidades del Maltrato y Abuso

MEDICINA FAMILIAR
EDUCACIÓN CONTINUADA PARA EL MEDICO GENERAL

Las siguientes son algunas formas de maltrato:

Modalidades de maltrato

  • Maltrato Psicológico:

    Angustiar, amenazar, atemorizar, aislar e infantilizar (esto es, tratarlos como si fueran niños), agredirlos verbalmente como cuando les decimos: “Hágase a un lado”, “Muévete rápido, “¡Ah, cómo molestas…!”

  • Negligencia psicológica:

    Aislarlos socialmente por el temor de que descubran que esta demenciado y entonces se les deja solos por periodos prolongados; no dialogar con ellos o no escucharlos, incluso no acompañarlos a comer o no salir con ellos de la casa.

  • Negligencia física:

    Se traduce en desprotección, descuido y/o abandono. El paciente con enfermedad de Alzheimer, también se halla en riesgo de negligencia física, esto es que ignoramos sus necesidades físicas de alimentación, alojamiento y vestido apropiados.

    También: ignorar las necesidades para el cuerpo, como hidratación o cuidados adecuados de la piel, uñas y dientes. Ignorar el cuidado médico apropiado: es la no administración de los cuidados o supervisión necesarios respecto a la alimentación, vestido, higiene, cobijo y cuidados médicos.

    Entre los ejemplos se señala el dejar solo a un anciano que no puede valerse por sí mismo, la consulta tardía, la recurrencia o agudización de enfermedades por desatención y la exclusión forzada o mediante engaños del anciano del hogar para dejarlo en habitaciones aisladas, instituciones, hogares geriátricos o en la calle. Asimismo se incluye el aislamiento en un edificio separado o en una parte remota y aislada de un inmueble común.

  • Abuso sexual:

    Consiste en obligar o persuadir a un anciano/a para que participe en actividades sexuales no consentidas.

  • Abuso Material:

    Es otra forma de maltrato visto con frecuencia en la Enfermedad de Alzheimer y son comunes los ejemplos de personas conocidas que se apoderan de los recursos financieros y económicos o no utilizan el dinero en fines médicos, sino en necesidades propias del cuidador.

  • Maltrato Físico:

    Este implica actos de daño físico o coerción, actos de violencia tales como golpear, descuidar, molestar o abusar sexualmente, encerrar o encadenar. Es toda forma de castigo corporal (incluye encierro o privación intencional de cuidados o alimentos).

  • Negligencia médica

    Violencia medicamentosa, mala atención médica, institucional etc.

  • Auto-negligencia y autoabandono

    Hacerse el de la vista gorda o permitir la auto-negligencia y autoabandono del adulto mayor o anciano

  • Violación de derechos

    Estos son actos que incluyen el confinamiento o cualquier otra interferencia con la libertad personal como, por ejemplo, la negación de conceder intimidad al anciano o a la toma de decisiones, aislamiento de los amigos y de la información proporcionada por los medios de comunicación.

    Todo acto u omisión que vulnere los derechos fundamentales consagrados en la constitución o los Principios Generales o Derechos del Anciano promulgados por la Asociación Médica Mundial sobre el maltrato de los ancianos.

Perfil del adulto mayor o anciano maltratado

Dentro del perfil del paciente maltratado se han encontrado las siguientes características que denotan riesgo:

Perfil del adulto mayor o anciano maltratado

  • Ser una persona dependiente
  • Aislada
  • Demenciada
  • Con conducta problemática
  • Deprimida
  • Con necesidades prolongadas
  • Que para el cuidador resulta ser una carga pesada

Si observamos este perfil de riesgo, nos daremos cuenta que el paciente con la Enfermedad de Alzheimer y/o otro tipo de demencias es el que más reúne estas características lo que lo hace muy vulnerable a ser sujeto de maltrato.

Diagnóstico del maltrato y abuso

Diagnosticar el maltrato en el anciano no es una tarea sencilla, muchas veces el paciente tiene temor de denunciar o hablar de este tema. O, su misma incapacidad mental o demencial se lo impide, además de que no puede a veces distinguir que está siendo objeto de abuso.

Indicadores clínicos potenciales de maltrato y abuso

Los siguientes pueden ser indicadores de maltrato y abuso en el adulto mayor y el anciano:

Síntomas de Maltrato en el Anciano

  • Trauma dental , golpes y hematomas principalmente en cabeza y cuello, cortes , fracturas , quemaduras y/o abortos .
  • A largo y mediano plazo provoca el llamado “Battering Síndrome” caracterizado por cefalea crónica , disfunción sexual , dolor abdominal crónico , úlcera péptica , trastornos gastrointestinales inespecíficos , dolor precordial atípico, trastornos del sueño, enfermedades de transmisión sexual, estrés, crisis de pánico, alteraciones de la alimentación, ideas suicidas, embarazo no deseado, síntomas musculoesqueléticos, disnea, mareos, depresión, irritabilidad, sentimientos de inseguridad, fobias, baja autoestima, insomnio , ansiedad , abuso de sustancias tóxicas.
  • Síntomas neurológicos como pérdida de la agudeza visual o auditiva, “stroke” inexplicable en una mujer joven y cualquier tipo de lesión ocasionada por abuso sexual. Además las víctimas utilizan los servicios médicos con mucha frecuencia, realizan una vaga descripción de los síntomas, demandan explicaciones médicas para síntomas inespecíficos , tienen poca satisfacción con el médico tratante y cambian frecuente de médico de cabecera.

La relación cuidador – anciano

Una carga pesada, un vínculo negativo, un conflicto, una relación en crisis o una oportunidad de servir y crecer y terminar un proyecto de vida …? La relación “Cuidador

– Anciano”, es una relación especialmente “singular”, con características muy propias, que la hacen diferente de otras relaciones interpersonales y familiares, lo que amerita su comprensión y profundización. Para lograr una aproximación, es necesario traer algunos elementos de la Psicología Social, la teoría del conflicto, la teoría del estrés, la terapia sistémica y el psicoanálisis.

En las relaciones interpersonales normales, el conflicto siempre estará presente, El conflicto es positivo y es la base del desarrollo y crecimiento personal y social, por lo tanto lo que debe pretenderse no es suprimirlo, lo que resulta imposible, sino manejarlo adecuadamente y solucionarlo con inteligencia emocional y sabiduría.

La relación “Cuidador – Anciano”, no está exenta de este. Por lo general el conflicto suele agravarse, por factores tales como el cambio de roles personales y familiares, la falta de recursos psicológicos de afrontamiento, la falta de recursos económicos familiares, los antecedentes psicopatológicos familiares, la pérdida de la autonomía e independencia personal, el choque de intereses de cada uno de sus protagonistas en su propio ciclo vital, el choque de dos generaciones, la transición de la autovalencia o autonomía del adulto mayor a la dependencia y minusvalía del anciano demencial o enfermo y la tensión y angustia generada por esta ambivalente relación.

El conflicto

El Conflicto se ha definido como: “Una diferencia de intereses entre dos personas o partes de una relación”. Este se presenta cuando las dos partes o por lo menos, una de ellas, suponga que hay una diferencia de intereses y que la satisfacción del interés de una de ellas esta siendo afectada negativamente por la otra.

El conflicto se presenta porque la persona cree que la otra no le permite conservar u obtener lo que ella considera que le satisface su necesidad.

La intensidad del conflicto dependerá de lo esencial que eso sea para la satisfacción de su necesidad y de la importancia misma de la necesidad para la persona.

Psicología social del conflicto

En una sociedad donde los roles son definidos en base a la productividad, por su capacidad transformadora, el rol pasivo implica una indefinición, lo que se resignifica en una pérdida de la identidad. El apartarse del ámbito productivo sumado a la falta de nuevos ámbitos alternativos, disminuye la posibilidad de cambios, quedando así definido el “rol de pasivo como el lugar donde nada se hace”. El anciano se ve trasladado a un lugar, que la sociedad nombra de distintas maneras: “pasivo”, “jubilado”, “retirado”, “viejo”, etc.

Las condiciones socio-familiares en las que se ve envuelto el anciano lo “obligan” a asumir nuevos roles que no son deseados, en su intento por ser parte, por no dejarse segregar, de la nueva realidad, tales como permitir que su hijo traiga a su familia a su domicilio, cuidar a sus nietos etc.

Cuando la situación del anciano en su hogar, como consecuencia de su estado personal le impide seguir asumiendo esos roles y requiere que le sean aportados mas cuidados que hasta ese momento, se establecen nuevas tensiones y obligaciones a cada uno de los integrantes de su núcleo familiar. Esas responsabilidades le exigen a los familiares en lo personal dedicación, dinero, tiempo; en lo grupal, asumir el cuidado del anciano con un cambio de actividades y roles de cada uno de los integrantes, junto con la tensión y ansiedad que eso implica.

Enrique Pichon-Rivière, observa: “El objeto gratificante (Cuidador), en tanto satisface las necesidades del sujeto, le permite establecer con él un vínculo bueno y el frustrante es tal en tanto no satisface estas necesidades, estableciéndose un “vínculo negativo”. En él la hostilidad es permanentemente realimentada por el mecanismo de retaliación”

La dinámica del conflicto intrafamiliar, conlleva estos ingredientes que se presentan a continuación y que se han adaptado y enriquecido con enfoques no psicoanalíticos como la Teoría del conflicto:

(Lea También: El Síndrome del Maltrato del Anciano)

Afloramiento del conflicto

Como consecuencia del conflicto anteriormente planteado, se producen aumentos en la tensión del grupo familiar, y el anciano. Tomando en cuenta estos elementos podría enunciarse que, en el caso que nos ocupa, la violencia intrafamiliar contra el anciano estaría ligada a la incapacidad de éste de seguir “aportando económicamente” y cumplir con ellas.

Inconscientemente el grupo sabe que el “nudo de la problemática” es el anciano. El “problema detonante” o critico es casi siempre “la división de las responsabilidades” por las diferencias generadas en el reparto no equitativo del trabajo o de las exigencias económicas que el cuidado del anciano trae aparejado. Se crean tensiones, conflictos, controversias, disgustos, rupturas o alejamientos.

La crisis intrafamiliar

La nueva situación intrafamiliar es vivida en distintas formas de frustración, estrés, agresividad, intolerancia o violencia familiar por cada uno de sus integrantes. Es necesario considerar las repercusiones físicas, psíquicas, sentimentales y sociales de cada uno de los miembros del grupo que reaccionan en forma diferente frente al problema. Cada uno está dispuestos “a aportar” al cuidado del anciano en la medida en que ha podido elaborar y asumir la situación de su ser querido Así, los hijos ven en la problemática de su padre o de su madre, la posibilidad de que en el futuro también ellos se encuentren en la misma situación.

La resolución del conflicto

En otro momento de su obra Pichon-Riviére afirma:

“Un miembro de un grupo, siguiendo el proceso natural de adjudicación de roles se hace depositario de los aspectos negativos o atemorizantes del mismo o de la tarea, en un acuerdo tácito en el que se compromete tanto él como los otros miembros.

Así, un miembro de la familia se hace cargo del cuidado del anciano. Aparece entonces el “cuidador” que se siente como “El chivo expiatorio”. La presión grupal hace que la angustia y la agresividad que este rol le genera a este sujeto solo pueda ser dirigida hacia una persona, el causante y el culpable de todo, o sea el anciano!

Al respecto citaremos nuevamente a Pichon-Riviére:

“El cambio, que por una ruptura de la estereotipia de los roles posibilitaría la redistribución de las ansiedades, produce un temor que se manifiesta por un trato particular al enfermo, un ocultamiento de los hechos, una forma de cuidado que configura, en realidad, un sutil mecanismo de segregación” “Cuando alguien enferma en un grupo familiar da una tendencia a la exclusión de ese miembro, surgiendo el mecanismo de segregación de cuya intensidad dependerá el pronóstico del paciente.

La marginación se produce porque el enfermo es el depositario de las ansiedades de su grupo, y se lo trata de alejar con la fantasía de que con él desaparecerá la ansiedad”

Ésta situación favorece el surgimiento de lo que Hegel denominaba “La dialéctica del Amo y el Esclavo” o el “enfrentamiento de dos almas”: Angustia que el anciano genera en su cuidador; angustia que éste genera en aquél. Cada una de las dos personas sabe que la supervivencia de una depende de la eliminación de la otra, pero, a su vez, la supervivencia de una depende de la conservación de la otra. El anciano, desde un lugar socio-familiar carente de contenido (pasivo) solo puede ocupar el lugar del esclavo:

La violencia intrafamiliar queda así instituida.

Se presentará ahora un “Indicador Indirecto” de ésta situación: la Angustia Social del Anciano, que surge como síntoma, deseo y represión del mismo, que intenta poner solución a toda ésta situación.

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