Sistema Osteomuscular

MEDICINA FAMILIAR
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Se calcula que después de los 30 años y hasta el final de sus días las mujeres pierden 35% de hueso cortical y 50% de hueso trabecular mientras que los varones pierden aproximadamente 25 y 35% respectivamente.

Esta pérdida genera osteoporosis, entidad hoy bien reconocida y que puede ser prevenida con medidas dietéticas y de ejercicio especialmente si se inician en edades tempranas de la vida.

Con la edad también se ha detectado una pérdida gradual de la masa muscular; un estudio con ultrasonido documentó una disminución de 25% del área transversal del cuadriceps cuando se comparaban individuos de 20 años con personas de 70 años. También se comprobó que la fuerza isométrica del cuadriceps era 39% más baja en el grupo de ancianos.

Sistema endocrino

De las hormonas liberadas por el organismo la hormona del crecimiento es una de las que muestra disminución mayor con el paso de los años. Cuando se midió esta hormona en su pico máximo en personas entre 30 y 40 años se obtuvo un valor promedio de 20 ng/ml, el cual descendió a 7,2 ng/ml en personas entre 50 y 60 años y a 3,2 ng/ml en personas entre 70 y 80 años, lo cual representa una marcada disminución que ha llevado a múltiples especulaciones sobre el papel de esta hormona anabolizante en el proceso de envejecimiento.

Cuando se administra hormona de crecimiento a ancianos con niveles plasmáticos bajos de dicha hormona se ha logrado aumento de la masa muscular y de la masa ósea con disminución del tejido adiposo.

Con el paso de los años se ha encontrado de manera consistente un aumento en la nodularidad de la glándula tiroides; un estudio encontró nódulos tiroideos en 90 % de mujeres y 60% de varones mayores de ochenta años. La producción de T4 disminuye con el envejecimiento pero los niveles séricos de esta hormona se conservan constantes al parecer porque la degradación de dicha hormona también se disminuye. La producción de T3 también muestra una disminución en la vejez y los niveles plasmáticos de la hormona disminuyen en 13% de ancianos sanos y en 59% de ancianos recluidos en hogares geriátricos.

Aunque ha habido varios estudios con resultados encontrados, la información actual tiende a concluir que con la edad no hay cambios importantes en los niveles de TSH. La función de las suprarrenales y del eje adrenocortical se conservan casi intactos con el envejecimiento.

(Lea También: Farmacología en el Anciano)

Sistema nervioso

Contrario a lo que se pensaba anteriormente, se sabe ahora que con el envejecimiento se produce una mínima pérdida neuronal. En personas ancianas sanas se ha documentado una reducción importante en la función de los neurotransmisores centrales, la acción de enzimas que intervienen en la producción de dopamina es menor en ancianos que en jóvenes. La norepinefrina en el sistema nerviosos central participa en la regulación del humor, el despertar y la memoria. Con la edad se ha visto una disminución en la actividad noradrenérgica al parecer por una disminución en la producción de noradrenalina la cual está a cargo de las neuronas del locus ceruleus, neuronas que se encuentran disminuidas en los ancianos.

La serotonina es un importante regulador de varios aspectos como sueño, apetito, humor, memoria; al parecer existe una tendencia a la disminución de este neurotransmisor con la edad, que puede contribuir parcialmente a los cambios en el patrón de sueño, apetito etc.

La acetilcolina es uno de los neurotransmisores más abundantes en el sistema nervioso.

Existe una tendencia a la disminución en la función colinérgica con el envejecimiento, lo cual puede explicar algunos trastornos de la memoria aparentes con la edad. Este déficit colinérgico es mucho más prevalentes en personas con enfermedad de Alzheimer.

Con respecto al sueño, con el envejecimiento se ha documentado un aumento en la duración de las fases I y II y una disminución en las fases III y IV. Los cambios clínicos más prevalentes en el sueño con la edad son: Dificultad para iniciar el sueño; mayor número de horas de sueño diurno (siestas); fragmentación del sueño; disminución o pérdida de la fase IV del sueño; mayores interrupciones del sueño REM. Cuando se suman el total de horas que una persona anciana duerme en 24 horas se encuentra que la cantidad es aproximadamente igual a la vista en personas jóvenes.

Sistemas inmune y hematológico

Es ampliamente reconocido que con el envejecimiento uno de los sistemas que más se compromete es el sistema inmune, especialmente la función de los linfocitos T. La producción de interleuquina 2 se disminuye de manera importante; esta linfoquina actúa sobre el propio linfocito T como factor de proliferación.

Varios estudios que han explorado la función intrínseca de los linfocitos B con el paso de los años han encontrado una mínima declinación en su función. La principal alteración en estas células se presenta por la importante influencia de las células T sobre los linfocitos B más que por un cambio intrínseco de estos.

Se ha descrito que las personas de edad avanzada tienen mayor incidencia de autoanticuerpos que las personas más jóvenes; sin embargo es bien reconocido que las enfermedades autoinmunes tienen predilección por los individuos entre 30 y 50 años, paradoja que no ha sido explicada todavía. Por ejemplo se calcula que entre 10 y 20% de ancianos sanos presentan ANAS positivos. Las alteraciones en el sistema inmune descritas explican la alta susceptibilidad que tienen las personas de edad mayor para sufrir infecciones serias y fatales así como la alta incidencia de neoplasia. Por ejemplo, la mitad de los tumores malignos se diagnostican en personas mayores de 65 años.

Uno de los cambios hematológicos más constantes con la edad es la disminución en la celularidad de la médula ósea. Este cambio se aprecia desde los primeros años del individuo.

Se calcula que la hemoglobina muestra una ligera disminución con el envejecimiento, cercana al 5% cuando se compararon personas ancianas con jóvenes. De lo anterior se desprende que la anemia no es un acompañante normal de la vejez y su presencia amerita un estudio tan riguroso como el que se haría en personas jóvenes.

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