La Vejez en la Sociedad de Hoy

MEDICINA FAMILIAR
EDUCACIÓN CONTINUADA PARA EL MEDICO GENERAL

El anciano es estereotipado como una persona enferma, inactiva, terca, irritable, una carga para la familia y la sociedad.

Esta concepción por parte de la sociedad genera en el anciano sentimientos de minusvalía y baja autoestima, que se manifiestan en estados de morbilidad, abandono, aislamiento, depresión, soledad, apatía, poco interés por su apariencia y rechazo a las actividaes ocupacionales.

En términos generales la sociedad restringe los espacios sociales a los ancianos y esto se ve influido por la jubilación, la muerte del cónyuge, amigos o parientes, la disminución de la posibilidad de asociarse a otros y los bajos ingresos económicos. Estas condiciones aislan socialmente al anciano, lo que deteriora su condición anímica y afecta su estado de salud.

El anciano tiene una serie de obligaciones sociales que debe cumplir, dentro de las cuales las más importantes son:

* La transmisión de los valores sociales y culturales
* La transmisión de la experiencia personal acumulada, a las demás generaciones.
Si al anciano no se le reconoce un papel, se le dificultará su autorrealización e incurrirá en el desconocimiento de sus propias habilidades y capacidades.
La sociedad le ha impuesto al anciano una serie de exigencias como determinadas formas de vestir, decencia de maneras, respeto de las apariencias y represiones en el terreno sexual, entre otras. Muchas veces las expectativas sociales se cumplan incluso desfavorablemente, como es el caso de la asociación de la vejez con enfermedad, de menopausia con neurosis, o de la jubilación con inactividad o estatus sin rol.

Derechos humanos en la vejez

Declaración de la Federación Internacional de La Vejez sobre los derechos y las responsabilidades de las personas de edad.

Independencia

Las personas de edad avanzada tienen derecho a:

1. Vivienda, alimentos, agua, ropa y atención sanitaria adecuados, mediante el suministro de ingresos, el apoyo de la familia y la autoayuda.
2. Trabajar y hacer uso de otras oportunidades de generación de ingresos sin barreras basadas en la edad.
3. Jubilarse y a participar en la determinación del momento y la forma en que han de retirarse de la fuerza de trabajo.
4. Tener acceso a los programas educativos y capacitación con el objeto de mejorar la alfabetización, facilitar el empleo y permitir la planificación y adopción de decisiones con conocimientos de causa.
5. Vivir en ambientes seguros y adaptables a sus preferencias personales y a sus capacidades cambiantes.
6. Residir en su propio hogar durante tanto tiempo como sea posible.

Participación

Las personas de edad avanzada tienen derecho a:

7. Seguir integradas a la sociedad y a participar activamente en ella, incluido el proceso de desarrollo, formulación de políticas, que afectan directamente su bienestar
8. Compartir sus conocimientos, sus capacidades, sus valores y su experiencia con las generaciones más jóvenes.
9. Tratar de encontrar y desarrollar oportunidades de prestar servicio a la comunidad y de servir como voluntarias en cargos apropiados a sus intereses y capacidades.
10. Crear movimientos y asociaciones de personas de edad avanzada.

Cuidados

Las personas de edad avanzada tienen derecho a:

11. Recibir apoyo y cuidados de la familia.
12. Recibir servicios de salud que les ayuden a mantener o volver a adquirir un nivel optimo de bienestar físico y mental, y a impedir o retrasar las enfermedades.
13. Tener acceso a servicios sociales y jurídicos con objeto de mejorar sus posibilidades de autonomía y de brindarles protección y cuidados.
14. Utilizar niveles apropiados de atención en instituciones que les proporcionen protección, servicios de rehabilitación y estímulo social y mental en un ambiente humano y seguro.
15. Ejercer sus derechos humanos y sus libertades fundamentales cuando residan en instalaciones de albergue, de atención o de tratamiento, incluido el pleno respeto a su dignidad, creencias, necesidades, privacidad, y el derecho a adoptar decisiones acerca de la atención que reciban y de la calidad de su vida.

Plenitud humana

Las personas de edad avanzada tienen derecho a:

16. Hacer uso de todas las oportunidades para desarrollar plenamente su potencial.
17. Tener acceso a los recursos educacionales, culturales, espirituales y recreativos de la sociedad.

Dignidad

Las personas de edad avanzada tienen derecho a:

18. Ser tratadas con equidad, cualesquieran sea su edad, sexo, orígenes raciales o étnicos, impedimentos o situaciones de cualquier tipo, y a ser valoradas independientemente de sus aportaciones económicas.
19. Vivir con dignidad y seguridad, libres de explotación y maltrato físico o mental.
20. Ejercer autonomía personal en la adopción de decisiones en materia de salud, incluido el derecho a morir con dignidad, aceptando o rechazando tratamientos encaminados únicamente a prolongarles la vida.

Responsabilidades de las personas de edad

En concordancia con los valores individuales y en tanto que la salud y las circunstancias personales lo permitan, las personas de edad avanzada deberán tratar de:

1. Permanecer activas, capaces, confiadas en el esfuerzo propio y útiles.
2. Aprender a aplicar principios sanos de salud física y mental a su propia vida.
3. Aprovechar los programas de alfabetización que se les ofrezcan.
4. Hacer planes y prepararse para la vejez y la jubilación.
5. Actualizar sus conocimientos y aptitudes, según fuera necesario, a fin de aumentar sus posibilidades de obtener empleo si desearan participar en la fuerza laboral.
6. Compartir sus conocimientos, actitudes, experiencias y valores, con las generaciones más jóvenes.
7. Participar en la vida cívica de su sociedad.
8. Buscar y desarrollar posibles formas de prestación de servicios a la comunidad.
9. Adoptar decisiones con elementos de juicio acerca de la atención de su salud e informar a su médico y familiares sobre el tipo de atención que desean recibir en caso de sufrir una enfermedad incurable.

(Lea También: El Anciano en la Consulta)

Como afrontar el proceso de envejecimiento

Cuando llegue el momento de afrontar nuestro proceso de envejecimiento, debemos considerar dos puntos básicos:
1. Informarse y reflexionar sobre el proceso de envejecimeinto a nivel individual.
2. Desarrollar su propio proyecto de vida.

Informarse y reflexionar sobre el proceso de envejecimiento a nivel individual

Es imperativo que cada uno de nosotros logremos desprendernos de los prejuicios, mitos y estereotipos que durante mucho tiempo se han venido gestando en nuestra sociedad acerca del envejecimiento. Para esto es indispensable que conozcamos los cambios a que nos vamos a enfrentar tanto a nivel biológico, como psicológico y social.

Para afrontar este proceso es preciso que lo hagamos con actitud positiva, con el objeto de que podamos lograr desarrollar nuestras potencialidades a nivel individual y así desarrollar nuestro Proyecto de Vida, en el que deberemos plasmar todas nuestras motivaciones, de manera que podamos adquirir nuevos roles, desarrollar actividades y seguir activos en la sociedad.

El esforzarnos por obtener una información realista acerca del proceso que vamos a enfrentar, nos ayuda a cuidarnos mejor y a conocer con antelación los recursos que podemos utilizar para ello a corto, mediano y largo plazo.

Es preciso que este tipo de información fluya y se difunda en todas las generaciones con el fin de romper el esquema social que existe en torno al envejecimiento y que coincide con un modelo deficitario.

Desarrollar nuestro propio Proyecto de vida

Una vez que hemos obtenido la información y hemos reflexionado sobre este proceso, debemos pensar, planificar y decidir como queremos vivir esos años de envejecimiento.

Es importante que nos preparemos, seleccionando las actividades que sean fuente de placer, de esparcimiento y desarrollo personal, para incluírlas en nuestro proyecto de vida.

Además debemos incluír en él, el desarrollo de hábitos de autocuidado y la participación en la sociedad, asumiendo sin llenarnos de angustia, que en esta etapa de nuestras vidas sufriremos más pérdidas que en otras y que el momento final de este proceso es nuestra muerte, la cual puede sobrevenir en cualquier momento.

La clave está en buscar nuestras motivaciones y nuestros motores para seguir viviendo y lograr disfrutar de cada momento, para no caer en la tentación de sentarnos en un rincón a esperar pasivamente nuestra muerte.

Nuestro objetivo a largo plazo debe ser mejorar nuestra calidad de vida, es decir, llegar a experimentar un sentimiento de bienestar psicofísico y económico, que obviamente va a estar influenciado por factores de índole personal (salud, independencia, satisfacción con la vida, autoestima, autonomía…), y de índole socio-ambiental (redes de apoyo, sevicios sociales, ayudas técnicas, supresión de barreras arquitectónicas…).

Si nos familiarizamos con los cambios que vamos a enfrentar durante este proceso, podremos prevenir con nuestras actitudes y comportamientos un envejecimiento patológico. De la misma manera, si logramos disminuir nuestros temores y miedos en relación a nuestro comportamiento en situaciones de crisis y optimizamos nuestra salud bio-psico-social-espiritual, podremos aportar vida a los años y no años a la vida (OMS), y sabremos identificar y utilizar de una manera más sabia, nuestros recursos.

Las personas mayores creyentes, han logrado afrontar su temor, ansiedad y depresión, apoyándose únicamente en su religión y en su fortaleza espiritual, lo que explica la tranquilidad que ellas encuentran en su religión y su Fe.

Si queremos mantener un buen funcionamiento intelectual, debemos continuar educándonos en esta etapa, ya que esto fomentará el desarrollo de habilidades y ampliará las bases de nuestro conocimiento, lo que nos será de mucha útilidad cuando emprendamos nuevos procesos de aprendizaje.

La participación social es de suma importancia ya que nos aporta ayuda material y nos da la posibilidad de compartir pensamientos, sentimientos y experiencias y nos facilita la posibilidad de establecer contactos sociales positivos. Si ponemos en marcha mecanismos de participación social y cultural, podremos permanecer en contacto con la sociedad y a su vez aportar nuestras experiencias y nuestros valores a las demás generaciones.

Es importante anotar que las personas que participan en grupos sociales mantienen un estado de salud superior a las que se mantienen socialmente aisladas, y el llevar una vida enriquecida con relaciones afectivas significativas, mejora nuestra calidad de vida y nos permite vivir más años.

En conclusión, se trata de mantenerse activos durante esta etapa, no solo físicamente sino también psicológicamente.

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