Fisiología del Envejecimiento

MEDICINA FAMILIAR
EDUCACIÓN CONTINUADA PARA EL MEDICO GENERAL

CAPITULO 50
JORGE HERNÁN LÓPEZ
MD., Internista Geriatra, Profesor Asistente, Facultad de Medicina Universidad Nacional, Bogotá, D. C.

En la siguiente descripción sobre los cambios fisiológicos que se presentan con el paso de los años en el ser humano, se hace énfasis en aquellos con mayores implicaciones clínicas.

Sistema respiratorio

Un hallazgo casi universal con el envejecimiento es la rigidez de la caja torácica, debida principalmente a la calcificación de los cartílagos costales y a cambios degenerativos en las articulaciones costovertebrales. Esto, sumado al atrapamiento aéreo que veremos más adelante, da un aspecto similar al tórax en tonel, frecuente en ancianos sanos sin enfisema.

Con el envejecimiento hay una disminución en la elasticidad pulmonar que se traduce en una disminución en el retroceso elástico; a lo anterior se suma el hecho de que las presiones de cierre, es decir el punto en el que la presión intraalveolar iguala a la presión atmosférica en la espiración, se establecen mas tempranamente. Todo lo anterior hace que con los años se presente algún grado de atrapamiento de aire.

Los cambios en las propiedades elásticas del pulmón determinan alteraciones en los flujos y volúmenes pulmonares. Por ejemplo, el cierre temprano en las vías aéreas terminales origina retención de aire con el consiguiente aumento del volumen residual; de igual forma hay disminución en la capacidad vital máxima (máxima cantidad de aire espirado posterior a una inspiración profunda), posiblemente debida a la rigidez de la caja torácica y a la pérdida de fuerza en los músculos inspiratorios.

La capacidad vital también se encuentra disminuida.

Se ha estimado que el Volumen Espiratorio Forzado en el primer segundo (VEF1) disminuye aproximadamente 24 ml por año y la capacidad vital forzada (CVF) 21 ml por año después de los 40 años de edad.

El intercambio gaseoso también muestra cambios con la edad; se calcula que después de los 30 años hay una caída en la PaO2 de 0,22 mm por año.

A excepción de la PaO2, otros parámetros medibles en los gases arteriales como PaCO2 y el Ph no deben cambiar en situaciones normales. Estudios sobre el control central de la respiración en el anciano han documentado que este grupo de personas desarrolla mecanismos de defensa tardíos cuando se enfrenta a noxas que implican una caída de la PaO2 o aumento de la PaCO2.

Sistema cardiovascular

Con el envejecimiento el aparato valvular mitroaórtico tiende a engrosarse y calcificarse, lo cual origina soplos de baja intensidad que en la mayoría de casos no tienen repercusión hemodinámica o clínica importantes.

El llenado rápido ventricular disminuye en las personas de edad pero esto se compensa con la contracción auricular; en personas jóvenes la contracción auricular colabora con 15% del llenado diastólico, en los viejos esta cifra aumenta a 35%.

Se deduce entonces que en las personas de edad avanzada la “patada” auricular es un contribuyente importante para mantener el gasto cardiaco y ante situaciones donde ésta se altera o se pierde como en el caso de la fibrilación auricular se puede precipitar falla cardiaca.

Esta contracción auricular aumentada de manera fisiológica con la edad se puede traducir auscultatoriamente con un S4, hallazgo normal en ancianos y que debe diferenciarse de un S3 el cual si es patológico.

(Lea También: Sistema Osteomuscular)

La hipertensión arterial sistólica, es decir una tensión arterial sistólica mayor de 140 mmHg:

Aunque frecuente en ancianos es un hallazgo patológico que conlleva un mayor riesgo de morbi-mortalidad como ya lo han demostrado consistentemente varios estudios. A su vez, la tensión arterial diastólica tiende a conservarse o a disminuir ligeramente.

En cuanto al flujo coronario, estudios recientes han establecido que ni la capacidad vasodilatadora del árbol arterial coronario ni el flujo coronario disminuyen con la edad, sin embargo si se ha observado una disminución en la vasodilatación dependiente del endotelio.

En términos generales un anciano sano presenta una función cardiaca adecuada para sus necesidades basales por ejemplo, en reposo o con las actividades básicas.

Sin embargo el corazón humano durante el ejercicio debe aumentar su gasto cardiaco hasta en cinco veces y para lograrlo apela a diferentes factores como aumento de la frecuencia cardiaca, disminución de la poscarga, aumento de la contractilidad y empleo del mecanismo de Frank Starling.

El individuo joven puede apelar de manera eficaz a estos mecanismos pero la persona de edad no, lo cual se expresa en una menor tolerancia al ejercicio.

Aparato digestivo

Aún existe la falsa creencia que la pérdida de las piezas dentarias es un evento inevitable en la vejez. Mientras que en 1957, 60% de las personas mayores de 65 años en Estados Unidos eran edéntulas, para 1986 este porcentaje cayó a 30%, de donde se deduce que es la pobre higiene y la enfermedad periodontal a responsable de la caída de los dientes y no el envejecimiento intrínseco.

En términos generales es poco lo que el sabor se altera con el envejecimiento y en realidad cuando esto se presenta, se debe principalmente a medicamentos o a patologías subyacentes.

Estudios realizados en seres humanos utilizando isótopos radioactivos concluyeron que el vaciamiento gástrico se disminuye de manera ligera con la edad, especialmente para líquidos; 60 minutos después de una ingesta líquida el grupo de sujetos jóvenes retuvo 53% del alimento mientras que los mayores de 60 años habían retenido 64%, un cambio que puede considerarse insignificante.

Varios estudios recientes han encontrado que la secreción de ácido por las células gástricas no cambia con la edad; sin embargo la producción de prostaglandinas protectoras de la mucosa se ha visto reducida hasta en 50%. Esto puede explicar en parte el hecho reconocido que el anciano tiene mayor susceptibilidad a presentar sangrado digestivo ante ciertas injurias como medicamentos especialmente AINES, isquemia etc.

Se ha apreciado que la capacidad absortiva del intestino delgado es variable con la edad dependiendo de diferentes sustancias analizadas.

Por ejemplo la absorción se conserva relativamente intacta para ciertos minerales como hierro y cobre, algunas vitaminas como tiamina, ácido fólico y vitaminas A y K. La absorción tiene una ligera tendencia a disminuir para los carbohidratos y los lípidos y la vitamina B12 y disminuye de manera importante para los aminoácidos glicina y triptófano y para el calcio y la vitamina D.

La función global del hígado se conserva de manera adecuada aún en edades muy avanzadas; la disminución en el flujo sanguíneo visceral genera una disminución concomitante en el efecto del primer paso. Por medio del primer paso hepático el hígado metaboliza sustancias absorbidas en el tracto gastrointestinal antes que estas lleguen a la circulación sistémica y protege así al organismo de potenciales intoxicaciones.

Los exámenes de laboratorio de la función hepática (aminotransferasas, bilirubinas, fosfatasa alcalina etc.) usados de rutina en la clínica no se alteran con el envejecimiento. La alta frecuencia con la cual los ancianos presentan toxicidad medicamentosa no se debe a algún cambio con el envejecimiento intrínseco en el hígado sino a enfermedad concomitante como falla cardiaca, infección etc. y a consumo de otros medicamentos los cuales predisponen al individuo a reacciones adversas.

Sistema renal

A pesar de la disminución linear en la depuración de creatinina con la edad, la creatinina no se eleva de manera importante en el plasma, lo cual se debe a que con la edad hay una disminución en la masa muscular magra, principal fuente de esta proteína.

Se calcula que la tasa de filtración glomerular disminuye 0,75 cc/min por año después de los treinta años aunque estudios longitudinales han demostrado que este evento no es universal y que una tercera parte de ancianos no presentan ninguna disminución en este parámetro.

El anciano tiene mayor susceptibilidad para desarrollar deshidratación incluso ante restricciones pequeñas de agua. Se ha documentado una alteración en el mecanismo de la sed que hace que la persona anciana deshidratada no consuma agua en la cantidad requerida a pesar de tener acceso a esta.

Cuando se requiere el uso de medicamentos que tienen excreción renal es muy importante que el médico considere el peso y la edad del paciente.

Con el envejecimiento se ha demostrado una alteración en la secreción de renina por el riñón.

Se ha observado que a medida que se envejece hay una disminución tanto en la actividad de renina plasmática como en la excreción urinaria de aldosterona.

La renina plasmática y la actividad de renina basal disminuyen entre 30 y 50% cuando se compara un grupo de ancianos con personas jóvenes. Esto explica en parte porque los inhibidores de la ECA no son drogas de elección para el tratamiento de la hipertensión en el anciano que no tenga falla cardiaca, diabetes mellitus o falla renal.

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