El Azar Determinista, Síntesis y Conclusiones

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

Ya al final de estos textos podemos recapacitar sobre la globalidad de los mismos:

Es por esto por lo que es factible encontrar que la obra podría dividirse en varios escritos; sin embargo, podemos clasificarlos en teóricos desde la introducción (capítulo I), las conside­raciones generales, los conceptos de necesidad y su relación con el azar y el determinismo, y, éste con el determinismo psíquico y la probabilidad (determinismo y azar), la teoría del a complejidad y caos (orden-desorden), hasta llegar a centrar el pensamiento en lo que se trata de definir como “azar determinista” conectado y explicado éste con la física cuántica.

Hasta aquí la parte conceptual teórica y descriptiva de la nueva teoría.

En estos postulados se abre un campo al pensamiento de la participación del fenómeno del “azar determinista” en “el ser y no ser” como un camino de indagación no sin traer conceptos filosóficos, los ejemplos mitológicos que demuestran la presencia de los temores al conocimiento y la ilusión a la in­mortalidad, así como la participación del mecanismo de la negación que provoca la mentira con la participación de procesos conscientes e inconscientes.

Es así de tal manera como se llega a plantear:

Los sueños, las paradojas, la necesidad del azar y el determinismo, y éste en las obras literarias, en la psicología de la vida cotidiana, en la historia y en la clínica psicoanalítica.

Así arribamos al fenómeno de la intuición en el cual se plasma el azar determinista relacionado con el inconsciente, con el destino, y cómo éste se encadena con múltiples factores entre ellos el del libre albedrío, la decisión, los diferen­tes mitos que aportan conocimientos al respecto, y en especial a los conceptos de ciencia y Dios.

Estas ideas son seguidas de reflexiones sobre la libertad, el bien y el mal, la vida y la muerte, el diálogo y monólogo con el propio destino, la buena y mala fortuna, y la felicidad; se aportan algunos ejemplos así como las leyes de la serialidad y el concepto de inconsciente colectivo.

La obra termina con reflexiones sobre la ciencia, la filosofía, el cálculo, el rompimiento de “paradigmas”, y a la vez un estracto histórico del pensamiento científico neuropsíquico y el destino del mismo. De tal suerte llegamos a estas consideraciones y comentarios generales con esta síntesis.

El lector podrá fácilmente darse cuenta de cómo se navega en un campo sencillo y complejo, teórico y práctico, de consideraciones conceptuales en los que existen múltiples consideraciones filosóficas y científicas hasta llegar a los hechos más sencillos y cotidianos que han acompañado a la humanidad.

De tal manera, también esta obra podrá ser aceptada y atractiva para los pensadores reflexivos o los que requieren hechos concretos de la realidad; unos y otros nos encontramos con el principio de causalidad y acausalidad, a la vez que con el inicio y fin, el de la vida y el de la muerte, el pasado, presente y futuro y el del hombre en el cosmos.

El lector habrá encontrado como en las diferentes temáticas y desde el título mismo se plantea el “azar determinista”:

Como una posible nueva propuesta teórico científica que signi­fica la presencia, al mismo tiempo del azar y el determinismo en el origen de los hechos; así se conecta el azar-determinista (el primero como sustantivo y el segundo como adjetivo), con el sistema consciente e inconsciente y su interrelación con la física ondulatoria y sus funciones, consecuencias que incluyen el determinismo, las coincidencias, los principios de causalidad en el origen y el destino; para llegar a él, se trajo en primer lugar la temática del determinis­mo, así como el de la probabilidad, lo predecible, lo cuantificable por cálculos matemáticos, la incertidumbre, la información codificada, el destino, la libertad, la necesidad, la voluntad y la posibilidad de decisión o tomar decisiones.

Estas temáticas se analizaron en sus distintas variables filosóficas, científicas, neuroanatómicas y neuroquímicas, físico-químicas y se in­cluyó los conceptos de la física clásica y la cuántica con sus leyes constantes y las ecuaciones para llegar finalmente a la “función de onda-partícula” y a la “función mental”, no sin pasar por la computación cuántica y así llegar al pensamiento complejo y cuántico en donde operan los movimientos giratorios y de bucles (“spins” y “twistor”). Finalmente se traen ejemplos de hechos que los situamos en el “azar determinista”.

En realidad todos tenemos en cualquier momento de la vida fenómenos que se ubican dentro de esta clasificación; y, aún más, si re­flexionamos retrospectivamente a través de los milenios, encontramos estos fenómenos en los mitos y actualmente en la psicología de la vida cotidiana.

Ya al final de estos capítulos nos hallamos con que en las diferentes temáticas planteadas, se ha hecho alusión específica y profunda a los conceptos del bien y el mal, o si existe el bien de la maldad o la maldad del bien como un interrogante contradictorio pero presente; más bien sí se ha mencionado a los sentimientos de placer y displacer, de la incertidumbre, del asombro, del presentimiento y de lo que se ha denominado preconcepto, y de los términos en donde aparece el prefijo “pre”, antes (pre concepto, prever, predecir, prevenir, presentir, prehacer, preconocer, presaber, precursor, predicción, predisposición, preceder, predilecto, preclaro); en cambio el prefijo “post” (después) no se menciona con tanta frecuencia, lo cual equivaldría al análisis histórico del cual ya muchos se han ocupado a través de milenios; de todas formas aquello no aparece; sin embargo sí se incluye la témporo-espacialidad, el “en, antes y después”.

Esto es lo que el hombre ha querido o deseado controlar, a través de los tiempos, lo que implica el tiempo.

Invito aquí al lector hacer la siguiente reflexión: desde siglos anteriores existían sistemas de pensar y racionamientos distintos; más aún cada siglo o época se le ha achacado una for­ma de pensamiento; por ejemplo, Adolfo De Francisco Zea en su obra “La locura de Don Quijote”, 2007 en el capítulo VI, trae los sistemas de pensar y razonar del Siglo XVI con un epígrafe de Humberto Eco que dice: “nosotros somos el tiempo en que vivimos”.

En la parte número IV de dicho capítulo trae cuatro modalidades de pensamiento y racionamiento cono­cidas en esa época que vienen en latín y traducidas al español son: “la conveniencia, la emu­lación, la analogía, y la simpatía”; actualmente podríamos decir que este Siglo XXI, herencia del anterior como ocurre siempre, los modelos son del “facilismo, del dinero, de la manía narcisística, del escapismo, del rapidismo y de la omnipotencia”.

Siglos anteriores siempre imperaron las fuerzas religiosas con sus diferentes creencias, las político y económicas que imperaron para marcar la historia medieval, los imperios y reinados, las grandes conquistas, descubrimientos no sin antes haber pasado por la aparición de textos en donde se consignó el pensamiento de cada época con sus mitos sus sistemas políticos y religiosos y los personajes protagonistas de aquellas épocas.

Del “logos” griego razón se pasó al “eros” (amor), al “nous” (orden), al “eidos” (pre­sencia, apariencia), a la “poietae” (interpretación), a la “paideia” (pedagogía, educación y formación), se llegó a la “phycis” (naturaleza) y luego al “ethos” (la costumbre, la ética), y finalmente a la “poiesis” (la creación) no sin parar por “psí” (ánimo, alma).

Aquí “se pasa del no ser al ser, con una presencia y una interpretación y luego cada educación o formación de qué es la naturaleza y su origen, las costumbres y la ética y así se pasa de lo irracional a lo lógico racional, del inconsciente al consciente”, (Op. cit.). Es así como también aparece en los diferentes textos de las distintas épocas, la estructura del pensamiento lógico y aún matemático, de las cuatro proposiciones de la lógica matemática: ES (esencia, presencia), DE (pertenencia), UN (individualidad), CON (relación).

Con estas cuatro proposiciones se llega a las nueve preposiciones del pretor romano: ¿qué? (determinación, definición), ¿por qué? (razón), ¿para qué? (finalidad), ¿cómo? (forma), ¿dónde? (lugar), ¿cuándo? (tiempo), ¿quién? (persona, objeto), ¿cuánto? (cantidad), ¿cuál? (estado o cualidad). Es así también como el hombre llega por la lógica, la matemática y la ciencia a conocer, descubrir, inter­pretar y explicar el macro y el microcosmos.

En esa búsqueda e investigación se viaja en el conocimiento, se indagan identidades, nominan los fenómenos, encuentran analogías y dife­rencias, se pone en función la imaginación para luego comprobar con imágenes proyectadas, calculadas, computarizadas y luego probadas en su funcionamiento más ínfimos (cómo son los de las partículas cuánticas en la física ondulatoria), en la cual opera alternativamente o en conjunto la materia y energía, y se conjugan en una, para determinar otro fenómeno, al cual se le denomina “azar determinista”.

Para sintetizar y concluir, vale la pena volver a preguntarnos sobre ¿cuál es el destino de nuestro sistema solar, galáctico y de todo el universo? Para construir la respuesta es necesario plantearnos ¿cuál fue su inicio?; nadie tiene la explicación exacta; sólo nos planteamos el o los Big Bang de universos infinitos y así arribamos también a los conceptos de: principio y fin, finito e infinito, todo y nada, creación y destrucción, orden y caos, contracción, expansión, pasado, presente y futuro, tiempo, espacio, puntos de fusión y fisión, explosión e implosión; todos estos referidos al comportamiento de la materia, energía y temporo-espacialidad que se manifiesta en funciones de onda y crean las cuatro grandes fuerzas y campos (gravitatorio, magnético y nucleares fuerte y débil) con sus consecuencias, entre ella la luz o la carencia de ella (oscuridad).

Todo esto nos lleva a entender que él o los universos pudieron crearse a sí mismos fluctuando entre la presencia, creación y ausencia, destrucción y la nada, lo cual conduce a comprender cómo el ser humano es la repetición del universo (nace, crece y muere) para volver a existir en otra forma (transformación).

Así mismo entendamos que la vida y la muerte son etapas y manifestaciones del orden y desorden consecutivos eternamente. Por lo expuesto entiéndase que ese es el destino no solo de la humanidad sino de todo el universo.

¿Qué pasa con la materia que se convierte en energía o viceversa, o estas dos en luz y oscuridad?; ¿qué ocurre con la antimateria, la materia y energía oscura? La respuesta es que ellas, siendo las responsables del universo, siempre eternamente estarán presentes como de igual manera lo está el espacio lleno y vacío; más cuando no conocemos sino el límite del universo, no conocido por los sentidos o calculado por las matemáticas; es así como llegamos al ya mencionado finito e infinito.

Estas conceptualizaciones, algunas explicitadas por los cosmólogos, otras todavía no son reconocidas, aceptadas y comprobadas por las ciencias matemáticas.

Otra pregunta obvia es ¿cómo se creó la materia-energía con sus partículas cuánticas, con o sin masa y carga? La respuesta puede originarse en supuestos todavía incógnitos, a no ser que les demos el nombre de Dios y allí se detiene todo cuestionamiento, como cuando nos si­tuamos en el punto cero con su numeración ascendente o descendente infinita y/o en la eterni­dad incomprensible; así también nos aproximamos al hombre en el azar y en el determinismo o lo que aquí denomino el azar determinista y su destino que es el del universo.

(Lea También: El Azar Determinista, Bibliografía)

Aquí voy a transcribir el texto que aparece en la obra: “Cerebro-mente” (El pensamiento cuántico):
Al final de este largo viaje sin fin, nos introdujimos en distintos campos y anduvimos por diferentes caminos; ahora nos podemos preguntar: ‘¿cómo es la autoevaluación’?. La respuesta está sujeta a los referentes que surjan para la evaluación. Si el referente es competir con otros autores que se han acercado a este pensamiento o han formulado conceptos parecidos como el de Penrose, u otros que han desarrollado las neurociencias, como Eric Kandel y tantos otros, que en la bibliografía aparecen, y que han puesto sus conceptos como granos de arena o piedras estructurales; el resultado de la auto evalua­ción no es válida porque el punto de partida no es el de competir sino el de interrelacionar e indagar cuestionándonos paso a paso.
Esta obra pretende ser más bien otro aporte para satisfacer la curiosidad y la investigación, en parte histórica, en forma profunda, teniendo el conocimiento universal que se ha desarrollado hasta ahora. Pensamos que el valor reside en la síntesis e integración del conocimiento que se le da al estudiante lector para iniciar el estudio, desde sus inicios en la historia hasta la actualidad.
El mismo hecho y el proceso de evaluación tiene tanto vacíos como pros y contras; por esta razón es válido que los referentes más útiles deben provenir del otro, de la crítica y supervisión de afuera, más cuando el investigador (es) está (n) sumergido (s) en un campo tan complejo que requiere de la observación y crítica externa que permita una evaluación más objetiva, sin descartar los subjetivismos personales del evaluador observador externo.
“Otro aspecto a dilucidar aquí es el de la validación científica de todos los textos traídos en la obra que tiene múltiples consultas que pueden producir confusión y cierto rechazo; a su vez las verificaciones se han hecho a través de las diferentes investigaciones realizadas en distintos campos y no pertenecen al público en general.
Aquí una pregunta ¿esta obra pertenece propositivamente a una investigación? La respuesta es positiva, mas no es una investigación fáctica sino una revisión de múltiples observacio­nes, experimentos y experiencias provenientes de la clínica; la misma consulta bibliográfica ya es una investigación, sin embargo, no pertenece a la observación clínica con dobles ciegos y verificaciones estadísticas o pruebas de laboratorio; sin embargo, el objeto y método de investigación ha sido el induc­tivo y deductivo y de inferencias sin descartar la participación de la intuición que equivale a una visión intelectual del objeto de conocimiento, de lo dado, qué en el lenguaje fenomenológico, es el fenómeno lo que aparece, y lo que en el lenguaje de Husserl tomado de Brentano, es el ‘concepto’ que incluye la noción de intencionalidad como hecho primario e irreductible de la consciencia; de tal forma percibir, imaginar, inferir, deducir, correlacionar son actos intencionales, de las correlaciones e interacciones de causas efectos y de la existencia de múltiples variables que participan en las funciones de la relación cerebro-mente (variables dependientes e independientes) (583)”.

Científicamente podría decirse que esta obra si bien aporta nuevos postulados y descubre hechos, también cita conceptos aparecidos a través del desarrollo del pensamiento del autor fraguados en la trama de las reflexiones y estudio del tema, no sin pasar por innumerables incógnitas sin resolver que me han acompañado a través de la vida.

Cuando uno evalúa una obra de este tipo se enfrenta a conocimientos ya validados antes por otros; lo que sí es importante considerar es si los postulados que aparecen como nuevos se han contrastado, y si es válido realizar las interrelaciones de hechos con otros para producir otro postulado o idea ya conocidos. En el caso de estos textos es la relación del azar, el deter­minismo para generar el destino.

¿Acaso todos estos textos del “azar determinista y el destino” nos dan respuestas pragmá­ticas concluyentes? La respuesta es definitivamente negativa; ¿por qué ocurre esto? Pienso que por más que reflexionemos e investiguemos con toda la información actual nunca lle­garemos a conocer y a resolver las múltiples incógnitas que nos acechan; además, cada vez que nos suponemos que nos acercamos al conocimiento de algo más surgen más variables e incógnitas.

Supongamos que nos llega información científica extraterrestre, (obviamente desconocida), inmediatamente aparecerían nuevas incógnitas; simplemente pensemos que el ser humano es otro fenómeno o hecho más del universo infinito, y por lo tanto solo es “otro”, el cual suponemos también que es desconocido por “el o los otros” de afuera que tampoco conocemos.

Todo lo exterior es una suposición del imaginario, el cual lleva sólo unos millones de años operando en este planeta, (presuntamente 15 mil millones de años de existencia de nuestro planeta, de 3 a 7 millones el Homo erectus, de 2.5 a 1.4 millones del Homo hábilis; de 230 mil años el Neanderthaliensis y de 160 mil años el Homo sapiens y el Sapiens sapiens aproxi­madamente 100 mil años para llegar al grafismo, escritura, alfabeto en años 3 a 2 mil antes de Cristo).

Recapacitemos en los planteamientos de los capítulos V, VI y VII y nos encontramos nuevamente con “el azar determinista y el lazo del destino”, lo que equivale al ayer, hoy y mañana, es decir con la temporo espacialidad humana y con ello con la consciencia individual y colectiva, así mismo con el sentido y significado de la existencia del ser en el mundo.

Es de advertir cómo la peligrosidad en la ciencia y en especial en la investigación o en la vida cotidiana, es tomar la parte por el todo y así llegar a conclusiones negativas o afirmativas, cuando no sin afirmaciones que desvirtúan la totalidad del proceso del pensamiento que se desea formular; es por esto que también ocurren las confusiones en la lectura de estos textos, pues, si no se es capaz de integrarlos en sus esencias e interrelacionarlos concatenadamente, no se podrá llegar a descubrir el camino que nos conduce a un nuevo pensamiento o concepto de “el ser en el mundo en su existencia”, a través de la historia, en la cual están ubicadas el azar y el determinismo.

Obviamente no podemos esperar que todos los textos aparecidos en la obra sean entendidos por todos los lectores, pues se requiere de un estudio multidimensional y en algunas ocasiones muy específico, como es el de la física cuántica en las neurociencias y el psicoanálisis; además como ya se expuso anteriormente, esta obra es secuencia y com­plementa dos anteriores: “Psicoanalisis y la teoría de la complejidad” (2002), “El cerebro mente. El pensamiento cuántico” (2009).

Para aquellos críticos negativista en los que opera cierta subjetividad, pueden arribar a la frase “no está claro”, “no se entiende”, “es confuso”; sugiero para ellos paciencia y acudir a la voluntad de revisar cuidadosamente los postulados propios y ajenos para poder “dejarse ir en uno o varios caminos del conocimiento”, en los cuales se permita aceptar nuevos postula­dos y vías de conocimiento.

Sin embargo hay personas que creen conocer distintas temáticas y argumentan un concepto con el deseo y necesidad omnipotente del saber profundo, sin en realidad lograrlo, porque existen múltiples variables, algunas inciertas y por lo tanto no cer­teras; es por esto por lo que hay que aceptar que no todo tiene respuestas asertivas y más bien nos acompaña la incertidumbre, mas cuando hay múltiples incógnitas y leyes desconocidas.

Por esto es necesario penetrar en el pensamiento científico con cuidado y observar cómo se elaboran uno o varios y nuevos conceptos que pueden interrelacionarse sin destruir otros y sin descartar la participación de un hecho con otro en las cuales aparece contradicciones complejas, mas cuando el mismo pensamiento puede aparecer en dos mundos y en distintas edades y épocas, cada uno con su fragua y su memorización, guardado como válido.

En rea­lidad existen distintos mundos de acuerdo a los deseos, necesidades y valores predominantes en la vida cotidiana y así ocurre con el determinismo, el azar y el destino.

Hagamos otra reflexión ya en la puerta del final de la existencia terrenal: ¿cuál, qué, por qué, para qué y cuánto, fue nuestro destino? ¿Por qué ocurrió en esta época? ¿Cuándo?, y en qué lugar (¿dónde) y ¿no en otro diferente? Aquí nuevamente nos encontramos que llegamos a la vida por un azar determinista de nuestros padres, producto de los ancestros, de su historia; por lo tanto, la responsabilidad de vivir, no pertenece al individuo, a su libre albedrío, a su libertad, puesto que no decidió elegir los padres, el lugar, el momento, y todas sus consecuen­cias; más, sí al evolucionar nos permite pensar, recabar en el tiempo-espacio y en la posibi­lidad de dejar una huella en una prolongación de la existencia en lo hecho en este transcurso de la vida, y en especial, en el “dar” (os) a otro (s) algo “nuestro” (a-yo-dar) que es la vida, el amor (unión) que enlaza el buen destino del ser humano.

Cuando nos vayamos no quedarán sino temporales recuerdos en los vivos; sin embargo, al sembrar conocimiento este quedará para la progenia en la herencia la cual también olvida de quién provino.

Pasarán siglos o mi­lenios y solo el que vive con su consciencia sabrá aprovechar los minutos o segundos de este maravilloso viaje que es la vida por este bello planeta azul que rueda a gran velocidad por el inmenso universo incógnito e imposible de conocer. Así como reza en el título de la obra pienso que estamos enfrentados al azar determinista y al lazo del incierto destino.

Lo que intento en esta obra no es que estén de acuerdo con ella, sino en abrir una ventana al conocimiento del tema, el cual ha sido trabajado por mí no solo con pasión del curioso insatisfecho, sino con el deseo de profundizar acompañado de la información en general y la experiencia, no sin múltiples cavilaciones ocurridas en algunos cuantos años atrás, conducido por el azar determinista y el destino, en el cual he encontrado fallas o errores que he tratado de salvar con un positivismo y amor al conocimiento y a la vida.


583 Toda esta temática está desarrollada en la obra: “Metodología de la Investigación” de Asti Vera, (1973), del cual no desarrollo en esta obra, así como lo hago con respecto a los postulados de Karl Popper en su obra “La lógica de la investigación científica”, (1980) en especial a los problemas de la inducción, la eliminación del psicologismo, la contrastación de teorías, la experiencia como método, la falsabilidad como criterio de demarcación, la objetividad científica, y convicción subjetiva, los grados de contrastabilidad, la probabilidad, las observaciones sobre la teoría cuántica y la corroboración de qué forma sale indemne de la contrastación una teoría.

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