Resumen del Azar Determinista

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

El cerebro tiene la capacidad de ordenación

El cerebro tiene la capacidad de ordenación; más aun, fue el mismo ser humano quien encontró las leyes de la misma, porque en él estaba esa posibilidad debido a que es inherente y habilitado para ser lógico y construir modelos.

En todos estos conceptos nos encontramos con la “simetría y asimetría” y dentro de ellas el conocimiento y la ignorancia, el determi­nismo y el indeterminismo, el libre albedrío y la capacidad de tomar decisiones y los límites del conocimiento.

Aquí puede presentarse otra contradicción: si estamos determinados no podemos cambiar y si no cambiamos es porque ya estamos determinados, y, a la vez, estamos determinados porque sí tenemos posibilidad de cambiar dentro de los límites de las realidades interna y externa.

Si no hay determinismo entonces también somos o tenemos la posibilidad de cambio y de la manifestación de la libertad.

De una u otra manera nos encontramos con “el sí y el no”, con él “es y no es”, o el “es o no es”; he ahí una diferencia en la presencia entre el “y” y el “o”; el primero equivale a una unión, unidad, no solo une sino agrega, suma a lo anterior y el segundo el “o” es una alternativa, una disyuntiva y equivalencia; es blanco o es negro, es igual o es diferente; aquí está presente la simetría y asimetría; aun más, las mismas matemáticas nos llevan a esa dicotomía de las desigualdades y de las contradicciones operan­tes combinadas con sentidos opuestos, biológicos, que combinadas permiten la adaptación y el equilibrio dinámico en las relaciones mundo interno y mundo externo.

Lo que sí observa­mos:

Es cómo el hombre paradójicamente contra su deseo de libertad, necesita de los sistemas cerrados para facilitar la lógica y salir de la complejidad e incertidumbre y así discriminar y clasificar o agrupar elementos para manejarlos, controlarlos y poder funcionar a través de series de pensamientos.

He ahí la lógica matemática, el proceso secundario, el orden total de las matemáticas que se basan en sus principios de identidad, de igualdad, de incom­patibilidad y al mismo tiempo de bivalencias.

Lo que el hombre no tolera es su proceso primario ilógico irracional, dismétrico pues lo lleva a la confusión, de la cual puede salir por distintos medios tomando la parte por el todo o viceversa el todo por la parte (metonimia y la segunda sinécdoque) o tratar de conseguir a través de las condensaciones la síntesis de los opuestos o hacer analogías y llegar a la metáfora (en la que se traslada el sentido de la voz a otro figurado en virtud de una analo­gía), (Barrios Velásquez S., 2006).

Así también se trata de conseguir otra salida, la de “una unidad”, aunque tenga que someterse a vicisitudes limitantes y relacionantes.

En realidad el cerebro-mente establece:

Una serie de ordenaciones análogamente a lo que ocurre con la gama de colores cuando en verdad existe una multiplicidad de grados, de tonalidades, de estados y momentos con sus sentidos y significados, la misma refracción de la luz es el inicio de ese ancho espectro luminoso; obviamente, existe en el determinismo y en el libre albedrío el o los principios de causalidad en diferentes formas, participaciones, intensidades, determinaciones e indeterminaciones aplicados a la causa-efecto, razón-sinrazón, presencia-ausencia; estos (determinismo y libre albedrío) son multicausales y aún podemos decir multideterminados, complejo, no lineal y aleatorio, y aun producto del “azar” en el o los cuales se incluye el “azar determinista” (75); he ahí la libertad de decidir la cual se vincula al azar determinista por todo lo expuesto en la obra.

Sin embargo, la capacidad de decidir tiene, como todo, sus limitantes dentro de los mismos fenómenos, hechos, sucesos, aconteceres y procesos bio-psico-sociales.

Para concluir, el cerebro con sus funciones provenientes de y en las diferentes localiza­ciones construye el aparato mental con una lógica (matemática, simbólica) y ordena o des­ordena las señalizaciones que se codifican en la memoria (a corto y a largo plazos), a la vez que produce autorregulaciones, automatismo y adaptaciones en la relación Yo-Yo, Yo- No Yo con sus vínculos objetales en los que operan indefectiblemente la lógica y la ilógica, lo racio­nal e irracional del tema consciencia e inconsciente provenientes del cerebro-mente.

En los textos se han traído diferentes temas con sus planteamientos conceptuales:

Las explicaciones pertinentes, más no totales; a la vez, se ha llegado a conclusiones integradoras. Sin embargo el estudioso queda en la libertad para traer críticas, nuevas aportaciones y así validar, refutar, invalidar toda esta interacción de conocimientos científicos que tratan de comprender la rela­ción cuerpo-psiquis o cerebro mente.

Dentro de esta concepción muchos de los fenómenos cosmológicos pueden llevarse a esa no causalidad determinada sino a lo que se denomina “destino”. Azar y determinismo se conjugan en el destino, sin embargo, los tres son distintos y pertenecen a hechos diferentes, y, a ellos me voy a referir más explícitamente en textos posteriores.

Aquí podríamos terminar esta conceptualización; sin embargo, los filósofos y teólogos llevan todos los conceptos de causalidad a Dios y ahí se cierra todo cuestionamiento.

Sin em­bargo, las ciencias de la teoría de la complejidad y caos surgidas más, después de 1980, nos muestra el multideterminismo de todos los fenómenos y cómo del caos se llega a un orden y a las leyes de la física cuántica, a los denominados “atractores periódicos, pendulares y ex­traños” los que tienen también una serie de hechos como la intermitencia de los aconteceres que nos demuestra una cierta causalidad en los fenómenos; aún más Bruce West físico de la Universidad de California, y Ary Goldberger, éste último profesor de la Escuela Médica de Harvard, declaran en un artículo de la American Scientist cómo: “la mayoría de los sistemas biológicos, y muchos sistemas físicos, son discontinuos, no homogéneos e irregulares”, ( 76), (77).

El físico del caos Joseph Ford habla:

De “un viraje en la filosofía de la ciencia y en el modo en que el hombre mira al mundo” (78) puesto que caos e irregularidad, impredecibilidad, transformación de duplicación de periodos, puntos de transmisión son hechos físicos donde se plantea lo inestable y la tendencia a lo estable y así la intermitencia y los ciclos; más aún se observan que cuando existen interferencias causadas por múltiples fuerzas externas o in­ternas, que en la ruta hacia el caos también tienen unas órdenes inimaginables hacia el orden.

Estos hechos y fenómenos nos llevan también a la comprensión de los fenómenos de las den­sidades de población de animales o de seres humanos con periodos predecibles de progreso y regreso a estados originales.

Clasificación de los números

Los mismos matemáticos nos hablan de los números irracionales y los racionales; por ejemplo, los primeros como 1/2, 2/4, 1/8 y demás; siempre pueden expresarse como un nú­mero finito de decimales (0.5, 025., 0.75, etc.) o como un decimal simple recurrente (1/3 = 0.131313131313); a la vez un número irracional no se puede transcribir como una razón o proporción y su expresión decimal contiene un número infinito de términos sin patrón recu­rrente.

Los dígitos de un número irracional tienen un orden aleatorio; al mismo tiempo hay una infinidad mayor de números irracionales de los racionales en los sistemas cuasiperiódicos que dominan el universo (J. Briggs y FD Peat, 2001); tengamos en cuenta cómo “Feigenbaum demostró que los detalles finos de diversos sistemas no importan y que la duplicación de períodos es un factor común en el modo en que el orden se desintegra en caos”.

(Lea También: Principios Básicos, Psíquicos, Físicos y Campos de Fuerza)

Así también:

se “pudo calcular unos pocos números universales que representaban proporciones en la escala de puntos de transición durante el proceso de publicación del período”. El citado autor descubrió que “cuando un sistema funciona sobre sí mismo una y otra vez, presenta cambios exactamente en estos puntos universales a lo largo de la escala” (79).

He ahí la escala universal en sus transformaciones y duplicación de períodos como en los circuitos eléctricos, los sistemas ópticos, el movimiento de población, el aprendizaje, la capacidad de recordar, los cambios del tiempo y aún podríamos decir, el sistema vivo del hombre en su diferente evolución, desarrollo, fases, ciclos y desarrollo, (ya mencionados atrás). Las proporciones descubiertas por Feigenbaum hoy se denominan números de Feigenbaum.

Por todos es conocido las series de combinaciones numéricas que pueden realizarse para “llegar al mismo número” y las “pruebas de verificación de multiplicación y división con el número 9” o este mismo número aplicado a las cartas del poker o la distribución de cartas en tres montones para llegar al número 21 y detectar la carta elegida al “supuesto azar”, que no lo es sino es más bien el resultado de la distribución numérica en las “posiciones correspon­dientes” que forman simetrías.

Uno de los aspectos a considerar dentro de la física, así como en la teoría molecular es el de la simetría y asimetría, del orden y del desorden, de la regularidad de los fenómenos y la repetición de los mismos. Algunos científicos como Jacques Monod se refieren a que “casi nunca – las fuerzas físicas- presentan estructuras geométricamente simples, superficies pla­nas, aristas rectilíneas, ángulos rectos y simetrías exactas…” (80) (81).

Si bien esto puede ser cierto:

Para algunos hechos no lo es para todos, por ejemplo, los cristales, el cuarzo y otras piedras preciosas presentan simetrías en sus estructuras moleculares; así mismo ocurre con las células de Bénard en que aparece la figura hexagonal después de una ebullición de agua caliente, o en la caparazón de las tortugas, especie aparecida millones de años atrás; este mis­mo fenómeno ocurre en la atmósfera y aún en el desierto del Sahara, dejando huellas hexago­nales.

Todo esto se asimila a la belleza armónica de los fractales bien conocida por todos los estudiosos de la teoría de la complejidad y caos (Heinz-Otto Peitgen y Peter H. Richter) (82).

Aún más si observamos la geometría de la gota de agua, de las estructuras atómicas o moleculares, la del ADN, el sistema solar, las galaxias, todas tienen una tendencia a la sime­tría, llamémosla esta equilibrio y/o armonía.

De esto podemos deducir que ésta tendencia es del cosmos el cual se mueve de lo simple a lo complejo, de lo complejo al caos y del caos al orden y así sucesivamente; el ser humano es otra de las pruebas; sin embargo, no podemos caer en la confusión entre la simetría y la igualdad y exactitud, más sí interrelacionarlas unas con otras y comprender que existe son tendencias en donde se configuran semejanzas dentro de los diferentes campos de acción de los elementos. Consultar aquí la “proporción aurea”.

Dentro de este discurso:

¿Dónde está el concepto de azar? La respuesta es que toda la naturaleza ordenada y organizada en programas está sujeta a eventuales cambios de for­mas estructuras, geometrías por diferentes causas (factor de multicausalidad); de ahí que entendamos que el azar es lo eventual, es el cambio fortuito, es lo que se presenta en forma aparentemente arbitraria que el hombre no conoce ni explica todavía en el proyecto de su funcionamiento y realización pero que existe y tiene su ordenación o predisposición prede­terminada para que ocurra el hecho.

Esto es cuestionado en la física cuántica, pues desco­nocemos cómo, cuándo, a dónde y qué partícula (s) va (n) a ser dirigida (s) en tal o cual sen­tido; esto que es muy válido no es igual a lo que ocurre en nuestro “ordenador cerebral” el cual selecciona, almacena, distribuye, organiza, estructura, regula, conserva la información y por ende el conocimiento se almacena.

Aquí podemos plantear la analogía de cómo aquellas funciones de la biología molecular estas aparecen para establecer los mecanismos que van a participar en la vida y por qué no en toda la psicología.

Todo esto que aquí se plantea sólo es una teoría y por lo tanto no es demostrable todavía, más sí podría ser factible de llevarlo a supuestos análisis matemáticos y al concepto de función de onda mental, y como lo plantea Penrose: “la función física apropiada del cerebro provoca conocimiento, pero esta acción física nunca puede ser simulada adecuadamente de forma computacional”; a esto agregaría por que las estructuras neurobiológicas todavía no se han logrado realizar las réplicas arti­ficiales correspondientes para igualar cerebro-máquina con la nanotecnología.

Por su parte una cosa es una computación artificial (inteligencia) y otra es la maravillosa evolución de la función cerebral múltiple de la vida neurobiológica. El cerebro utiliza las operaciones del computador pero no es un computador.

La misma propiedad de la creación, y aquí valga la pena traer a colación el fenómeno de los telómeros en su réplica en el ADN como otra cualidad más para el mantenimiento de la vida pero al mismo tiempo con su límite ubicado en el número de telómeros (83) y en la presencia de la telomerasa, en el cromosoma 14.

En la concepción de la simetría estaría también implícito las ideas de “azar y de­terminismo” así como la propiedad de la teleonomía o la creación a distancia, a lo cual se puede agregar el concepto de control a distancia así como al temporalidad de la misma.

Por su parte la autonomía es algo secundario, por que se establece en un principio y luego se procesa para dar la forma y las funciones respectivas. El principio de autonomía el cual también es regido por agentes externos que pueden producir los mismos efectos en forma repetitiva, idéntica e invariante; todas estas últimas son cualidades de los fenómenos que se refieren a las funciones y a sus propias capacidades que en últimas llevan al proyecto de vida de las diferentes especies.

De estos textos surgiría otra idea y es aquella que se refiere a que la vida no es indefectiblemente secreta o que el secreto de la vida está siendo develado len­tamente a través del estudio de la macro y micromoléculas y la física cuántica. Lo que se trata de analizar actualmente son las diferentes paradojas que se nos presenta en las leyes físicas y que pertenecen al azar y al determinismo.

Por ejemplo:

La conservación, la reproducción, la multiplicación de las estructuras altamente ordenadas que parecen incompatibles con el tercer principio de la termodinámica, más no con el segundo principio, el cual se refiere a la ental­pía o intercambio de calor entre un sistema y los alrededores produciéndose un equilibrio; en la tercera ley se refiere a que la entropía de una sustancia pura se acerca al cero absoluto, conforme a la temperatura; en este caso la entropía fuera del equilibrio termodinámico Todas estas leyes se aplican a los sistemas reversibles del universo.

De estas consideraciones generales de la física, las matemáticas, del caos y complejidad, y hasta cierto punto de la filosofía y cosmología, del orden y desorden paso a plantear muy sucintamente los principios básicos psicofísicos y los campos de fuerza los cuales se enlazan relatar con un hecho psíquico personal, el cual que se enlazan con el azar, el determinismo y el destino, (aún no explicado) será definido y estudiado en capítulos posteriores.


75 Este término me surgió en el año 2000-2001 y fue publicado en la obra “Psicoanálisis y la Teoría de la Complejidad” (2002), (ver cap. VI).

76 J. Briggs y FD Peat, (2001). “Espejo y Reflejo: del Caos al orden” Guía ilustrada de la teoría del caos y paciencia de la totalidad. Gedisa Editorial, página 14.

77 G. Sánchez Medina, (2002). “El psicoanálisis y la teoría de la complejidad”, Edt. Cargraphics. Bogotá-Colombia__, (2009). “Cerebro-Mente” El Pensamiento cuántico, Edit. Cargraphics. Bogotá-Colombia

78 Op. cit., Briggs J. y Peat FD., 2001, pág. 15

79 Op. cit, Briggs J. y Peat FD., 2001, pág. 64.

80 Monod, J., “El azar y la necesidad”, Tusquests Editores, pág. 16, 2000.

81 Aquí es necesario definir lo que entendemos por simetría; esta se refiere a la “manera de cómo están colo­cados los objetos de un conjunto o las partes de una cosa, de modo que existen dos partes exactas e iguales, pero contra puestas, como si la una fuese la imagen de la otra en un espejo” (Moliner, pág. 1089, Tomo II). En geometría concebimos a la simetría en un plano en que cada punto corresponde a otro lado del plano, en la misma perpendicular a él que a la misma distancia; he aquí el concepto espacial en donde a cada punto de una figura, cuerpo o conjunto, corresponde otro a la misma distancia. El concepto de simetría en biología se aplica a la condición de un organismo divisible por un solo plano en dos partes simétricas” (Op. cit.). (ver cap. XI, libro: “Cerebro-mente” (El pensamiento cuántico). G. Sánchez Medina y J. Márquez Díaz, 2009.

82 Heinz-Otto Peitgen y Peter H. Richter, “La belleza de los fractales”, citado por J. Briggs y F.D. Peat, “Espejo y Reflejo: del Caos al orden” Guía ilustrada de la teoría del caos y paciencia de la totalidad. Gedisa Editorial, página 97, 2001

83 Se denomina telómero al gen o fragmento terminal del ADN. Estos tienen su secuencia en la réplica y se acortan a un ritmo de unas 31 “letras” al año. El promedio de la longitud de los telómeros es de 5/8 en una persona de 80 años comparada con las que tenía la nacer.

La réplica de los telómeros se realiza gracias a la en­zima telomerasa que se utiliza como plantilla para reconstruir los telómeros y tiene un parecido sorprendente con la transcriptasa inversa o enzima que hace que los retrovirus y los transposones se multipliquen dentro del genoma. La “frase TTAGGG que se repiten algunos miles de veces en cada telómero es exactamente la misma en los telómeros de todos los mamíferos” (pág. 359 “Genoma” de Matt Ridley, 2001).

Obsérvese que en las plantas la “frase” tiene una T de más al principio (3 T una A y G); ¿es esto una coincidencia o un programa de ordenación específico que diferencia? La respuesta es afirmativa en el sentido que todo obedece a programas diseñados por multiplicidad de factores que tienden a la vida y al fin de la misma.

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