Un Ejemplo del Azar Determinista, El Quijote de Miguel de Cervantes Saavedra

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

A continuación voy a traer el ejercicio del azar determinista en la obra El Quijote.

El que escribe nuevamente escogió al azar consecutivamente tres página leyendo sus contenidos en donde el índice derecho de la mano derecha también al azar eligió en la obra de Don Quijote de la Mancha.

El resultado fue el siguiente: El primer texto escogido fue de la página 1521 de la edición “el ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, Edición cuarto centenario con grabados de Gustavo Doré comentada por Clemencín y precedida de un estudio crítico de Luis Astrana Marín con índice de Justo García Morales Ediciones Castilla, S.A. Madrid 1947. El texto indicado reza así: “Yo no dudo luego que presto seréis méritamente igual a los tres”.

El mismo Marqués de Santillana, en su célebre carta l Condestable de Portugal, publicada por don Tomas Antonio Sánchez, usó también de la palabra inméritamente. Inmerito se lee en el acto I de la tragicomedia de Calixto y Melibea; meritísimas en el libro IV de la Pícara Justina (pág. 375), y después en el Lazarillo de Manzanares, de Juan Cortés de Tolosa, impreso el año 1620, después de la muerte de Cervantes.

(Lea También: “El puente de San Luís Rey” de Thorton Wilder)

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23 La disculpa es magra, pero valga lo que valiere, como decía a este propósito el juicioso autor del Diálogo de las lenguas, hablando de otro libro de entretenimiento en que se notaban varios defectos. Es un hemistiquio de Hora­cio en su epístola a los Pisones, que suele aplicarse a las imperfecciones de los gran­des escritores.
Cervantes, con su negligencia ordinaria en materia de citas, lo copió mal, porque debió poner Quando que bonus dor­mitat Homerus: del otro modo falta la medi­da del verso”, (página 1521).
Este texto aparece al comentario de Diego Clemencín que comienza “Yo no dudo luego que presto seréis méritamen­te igual a los tres”. Personalmente me acompaña la duda metódica y algo de la obsesiva y la igualdad a las que discu­to y el número 3 del triángulo siempre está presente.
La palabra “méritamente” que luego aparece como inméritamente o inmérito o sin mérito o con mérito es algo que todos los seres humanos desea­mos hacer mérito para hacer algo más de lo que somos.
Aparece a continua­ción la carta del Marqués de Santillana al condestable de Portugal publicada por Thomas Antonio Sánchez; resulta que mi padre que tuvo sus méritos se llamaba Antonio J. Sánchez también lo caracterizó por ser un Quijote en sus ideas, lo que implica que mi inconsciente seguido por el azar determinista buscó y encontró el nombre conectado con la palabra mérito o sus derivados.

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[column size=”1-2″ style=”0″ last=”0″]El Ingenioso Hidalgo

Figura 45. El Ingenioso Hidalgo, Don Quijote de la Mancha.Grabado de Gustave Doré.[/column]

El siguiente párrafo Clemencín como “la disculpa es magra pero valga lo que valiere”.

La disculpa ha sido muy valiosa en mi vida y la he ejercido y la he anhelado de los que me han hecho daño y a quienes perdono o disculpo cuando la profieren. Nótese que el comentarista Clemencín trae que Cervantes “con su negligencia ordinaria en materia de citas lo copio mal por que debió poner ‘Quando que bonus dormitat Homerus’400.

De todo esto concluyo cómo aparece la duda, el mérito, el nombre de mi padre Antonio Sánchez y las disculpas.

Aquí viene una pregunta: ¿por qué mi inconsciente seleccionó este específico texto? La respuesta radica en mis propias preocupaciones que caracterizan a mi vida.

El siguiente texto apareció en la página 686 capítulo XXXI que trata de muchas y gran­des cosas y reza: “Sancho le prometió con muchas veras de coserse la boca o morderse la lengua antes de hablar palabra que no fuese muy a propósito y bien considerada, como él se lo mandaba, y que descuidase acerca de lo tal, que nunca por él descubrirían quién ellos eran.

Vistiese Don Quijote, púsose su tahalí con su espada, echóse el mantón de escarlata a cuestas, púsose una montera de raso verde que las doncellas le dieron, y con este adorno salió a la gran sala; a donde halló a las doncellas puestas en ala, tantas a una parte como a otra, y todas con aderezo de darle aguamanos, la cual le dieron con muchas reverencias y ceremonias”401.

El texto aparece Sancho prometiendo coserse la boca o morderse la boca antes de hablar, pues podían develar “quien ellos eran”; he aquí una falla de mi personalidad la cual en muchas veces ha fallado por hablar imprudentemente ocasionando muchas veces la risa o algo de sentimientos adversos.

El texto a continuación expone cómo se vistió don Quijote con espada, mantón, montera, para enfrentar a las doncellas con reverencias y cere­monias.

Esto mismo me ha acompañado en la vida el bien vestir; reverencias y ceremonias las ví en mi primera infancia y hasta cierto punto fueron enseñadas en el ambiente familiar y en los colegios; de suerte que no es ajeno y sí identificativo.

El último texto aparece en la página 530 capítulo X en donde cuenta de la industria que Sancho tuvo para encantar a la señora Dulcinea y de otros sucesos tan ridículos como verda­deros; y reza así:

“Sancho hermano, adónde va vuesa merced: ¿va a buscar algún jumento que se le haya perdido? –No por cierto. – ¿Pues qué va a buscar? – Voy a buscar, como quien no dice nada, a una princesa, y en ella al sol de la hermosura y a todo el cielo junto.

–Y adónde pensáis hallar eso que decís Sancho? -¿Adónde?: en la gran ciudad del Toboso. –Y bien, ¿y de parte de quién la vais a buscar? –De parte del famoso caballero Don Quijote de la Mancha, que desface los tuertos y da de comer al que ha sed, y de beber al que ha hambre. – Todo esto está muy bien: ¿y sabéis su casa, Sancho? – Mi amo dice que han de ser unos reales palacios o unos soberbios alcázares. – ¿Y habéosla visto algún día por ventura? – Ni yo ni mi amo la habemos visto jamás”.

En la primera parte de este texto don Quijote pregunta a Sancho “a dónde va, que va a buscar y qué se le ha perdido, él responde que va a buscar una princesa”, y en ella al sol de la hermosura y a todo el cielo junto; aquí me identifico porque siempre he buscado la belleza de la mujer.

Sancho la busca en el Toboso y se refiere a que lo hace de parte del famoso caballero Don Quijote de Mancha que “desfase los tuertos y da de comer al que ha sed, y de beber al que ha hambre”; aquí Cervantes pone al personaje Sancho a buscar lo que todos queremos y Don Quijote también anhela (palacios, soberbios alcázares, que “ni yo ni mi amo la hemos visto jamás”).

He ahí la fantasía, la ilusión, los deseos insatisfechos de grandeza y de riqueza, y al mismo tiempo con cierta soberbia y realidad puesto que nunca se ha cumplido ese deseo y en muchos con avidez de poder económico por irregularidades afectivas, sin embargo, exis­ten múltiples factores en Cervantes que los indujeron a crear esa gran paradoja existencial El Quijote y Sancho, contradictorio, fantasía y realidad combinadas en los dos y símiles y ade­más muchas veces incomprendidos que ha participado como un paradigma de generosidad, respeto e idealismo a la humanidad.


400 “Es bueno recordar que Clemencín es reconocidamente anticervantino; su desagrado por Cervantes lo proyecta en Don Quijote de manera inclemente e injusta.

En relación a Don Quijote, Clemencín no es imparcial, ¿por qué razón? No lo sabemos” (Comentario por A. De Francisco 2010).

401 Dejo al lector consultar la obra de Cervantes en donde aparece el sensato y extenso discurso de Don Quijote en la residencia del Orique, en el que su “locura” brilla por su ausencia (Op. cit.)

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