El Determinismo e Indeterminismo Psíquico Azar y Probabilidad

IV.

(Lógica de la Investigación y Psicoanálisis)

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

Introducción y generalidades

En este texto ya se ha explicitado cierta conexión de los fenómenos y procesos con la psicología, las neurociencias, la geología y más específicamente con el sistema psicodiná­mico, en los que también participa el determinismo y el azar, con sus diferentes variables (témporo espaciales, histórico culturales, fenómenos externos sociales y traumas).

Cuando reflexionamos sobre un hecho psíquico, por ejemplo, en el detenerse en la calle a ver una vi­trina, un accidente de tráfico, el desarrollo de una enfermedad fatal, o simplemente un estado gripal, que puede convertirse en neumonía, una fractura, y tantos trastornos físicos, psíquicos, económicos desencadenados por factores emocionales, o el encuentro con una determinada persona, el hallazgo de un objeto perdido, la llamada telefónica no esperada o lo contrario, el llegar precisamente en el momento de la muerte del amigo (a).

El encuentro de dos o más personas en lugares o situaciones no planificadas o simplemente el conocer la persona que lo acompañará el resto de los días o equivocarse en esa elección, la transmisión o recepción de un pensamiento y múltiples fenómenos como las llamadas “corazonadas”, el “tercer instin­to”, y que han sido encasillados en la parapsicología o fenómenos paranormales, esoterismo, magia blanca y negra, en el presentimiento, en la intuición o simplemente en la denominación de lo casual, fortuito, coincidencia o el destino que en la vida es una cotidianidad.

De una manera u otra nos hallamos con los dos fenómenos: “azar y determinismo”; en estos dos se incluye los hechos subjetivos y objetivos, la percepción de las necesidades, la información, las expectativas, los propósitos, las habitualidades con sus diferentes variables aleatorias que siempre participan o confluyen en los hechos, los cuales podrían estudiarse con cierta profundidad para determinar su predictibilidad.

Algunos aspectos psicodinámicos

Aquí nos referimos a todo lo subjetivo y a la necesidad y también lo estamos planteando desde el puno de vista psicodinámico con los procesos inconscientes que participan en los

hechos para determinarlos; esto no significa que exista el sentimiento o la sensación de “un misterio o una magia” del comportamiento humano por que se deba a algo extraño, que va más allá de la razón o de la probabilidad y que él o los hechos ocurran por su determinación objetiva o subjetiva, consciente e inconsciente y del azar.

Obviamente podemos analizar los factores de los procesos conscientes en que participan, las percepciones y sus expresiones en la complejidad del conocimiento y la voluntad, puesto que ellos intervienen en los procesos reflexivos y en las acciones conscientes; recordemos que no todo es o puede devenir cons­ciente.

Entendamos cómo la fantasía inconsciente está en las fronteras de lo físico y lo psíqui­co, entre lo instintivo biológico y lo mental, este último se construye con base a las organi­zaciones neuro-energéticas. Esta temática está desarrollada con cierta amplitud en la obra: “Cerebro-Mente” (El Pensamiento Cuántico), 2009.

En la vida cotidiana observamos los actos fallidos producidos por el inconsciente o el azar determinista; por ejemplo, refundir documentos personales o ajenos, perder llaves, traspapelar cartas importantes, cuentas, tro­pezar y hacerse ligeros daños en manos, pies o en el tronco, quemarse con bebidas calientes y hasta poder llegar a accidentes físicos; también sucede que no se tomen precausiones para evitar errores creyendo que el sujeto no puede fallar y con ello se observa el predominio de la omnipotencia, el orgullo y la arrogancia, las cuales no son otra cosa que defensas a las fragi­lidades humanas.

De todas maneras, siempre nos encontramos con los psicodinamismos que participan como causalidad en la casualidad o el azar, y por eso en el fondo está determinados por esos factores neuropsicogénicos.

Conocemos a la vez, cómo los “procesos inconscientes” tienen sus indicadores que pue­den llevarnos a predecir la posibilidad de “una actuación” dentro del proceso psicoanalíti­co (conocido como “acting” en inglés).

Esto lo conocemos como indicadores en el proceso analítico en donde se puede prever más no prevenir la actuación de un paciente; muchas son las ejemplificaciones que pueden mostrarse; a la vez, es con la clínica como es factible ex­poner los procesos teóricos y técnicos para su demostración; así también los hallazgos y las deducciones a las que se llega, son de distinta índole, más cuando cada observador terapeuta (psicoanalista) tiene sus modelos de operar.

Hago énfasis en la predictibilidad y la relación entre el azar y lo subjetivo con el inconsciente, de cada uno de los participantes de la inves­tigación (analista-analizado), y las múltiples variables que participan en la predicción de la relación analítica.

Desde el punto de vista de la metodología científica y del psicoanálisis el estudio del concepto de la actuación (“acting”) requiere aplicar el método comparativo y correlativo para realizar su estudio y comprensión de la integración de los fenómenos y establecer una función y/o varias funciones para no caer en “no sé”, “no entiendo”, “es casualidad”, o es lo “fortui­to”, “el azar”, por ello a veces no se le tiene en cuenta.

En realidad todo acto humano opera como una actuación y es mejor entenderlo como el acto que representa y puede conllevar el retorno de lo reprimido y obviamente la fantasía inconsciente correspondiente. De una u otra manera, “la actuación” implica algo de información y de necesidad de actuarlo y convertirlo en obra, ya sea desde lo verbal hasta la actuación en un hecho.

La palabra de por sí, es otro acto como lo es el silencio, más no todos los actos son palabras; téngase en cuenta que los vacíos internos pueden llenarse de palabras. De todas maneras nos encontramos con la actua­ción de los dos impulsos básicos: lo erótico y lo tanático.

Ana Freud 1960, ( 111) refiriéndose a las actuaciones, expone como los instintos y no los recuerdos son los que se evocan en las actuaciones; quizás vale la pena tener en cuenta que evocar un instinto equivaldría también en este lenguaje, a relacionarlo con el objeto (representación) de su satisfacción, y por ende, con la fantasía inconsciente correspondiente y obviamente con la connotación vivencial emo­cional, lo que implica el subjetivismo.

Por lo general, en psicoanálisis concebimos que en toda actuación, es factible llevar además de la búsqueda del placer y de la adaptación, cierto sentimiento de culpa; en ocasiones se presenta masoquísticamente la espera de castigo, con expectativa de retaliación del objeto superyoico, del cual se depende y/o desprende.

De una u otra manera, las actuaciones conllevan los deseos de controlar las tendencias actuándolas afuera. En psicopatología encontramos muchas actuaciones que son movidas por elementos psicóticos, psicopáticos, neuróticos, de despersonalización, hipocondríacos o simbióticos en forma micro, macro o masivamente (112).

En este texto se entiende cómo deben comprenderse las reacciones de placer, satisfac­ción, insatisfacción y dolor, relaciones subjetivas de felicidad o infelicidad, de conformidad e inconformidad, llenamiento, vacío y así sucesivamente.
Todas estas reacciones con sus pro­cesos cognitivos y conductuales hacen parte fundamental de la naturaleza animal y humana en especial, pues son sus estructuras las que han conformado la base determinística del ser para estar, hacer y tener; sin embargo queda un gran espacio indeterminado del ser en el que aparece el decidir, la posibilidad y probabilidad, el indeterminismo y el azar el cual también opera en los campos de la sensopercepción, el conocimiento, las emociones y la conducta.

¿Qué tiene que ver el azar con la naturaleza de los cambios estructurales? La respuesta depende a qué estructura se refiere, si a las anatómicas, a las físico químicas, biomoleculares, atómicas y por ende a las psíquicas y a qué grado de complejidad se refiere, pues muchos de los sistemas se integran y relacionan con un comportamiento dinámico, lo que implica cam­bios, cuali y cuantitativos y por ende con todas sus variables.

A todo esto, hay que agregar los conceptos filosóficos, socio-políticos y económicos y ambientales en los cuales se incluyen los sujetos, las personas e instituciones con estados estables o inestables; estos últimos, los inestables que pueden aparecer y desaparecer en diferentes épocas de la historia.

En realidad en toda teoría de sistemas y estructuras no hay conceptos y técnicas claros para entender y manejar los cambios, puesto que pertenecen a sistemas complejos de las estructuras.

En realidad no existe una teoría general única sobre el azar y su predicción y más bien se le concibe como algo impredecible. Conocemos sí, cómo de los múltiples modelos o modos de pensar desde Heráclito (535-475 a.C.), Sócrates y Platón (423-345 a.C.); se pasó a Demócrito (460-370 a.C.) y luego a Aristóteles (384-322 a.C.), Epicuro (342-270), luego a Lucrecio (99-55 a.C.) y más adelante apareció San Agustín (354-430 d.C.), posteriormente vino Descar­tes (1596-1650), luego Newton (1642-1727), Hegel (1770-1831), Galileo (S. XVI y XVII), Darwin, Laplace, Freud (1856-1939), Einsten (1879-1955).

En el Siglo XX aparecieron Hei­senberg, Pauli y muchos otros, ya mencionados en otra parte, para llegar a Ilya Prigogine.

René Descartes

Figura 3. René Descartes (La Haye en Touraine; 31 de marzo de 1596 – Estocolmo, 11 de febre­ro de 1650).

Filósofo, matemático y físico francés, formuló el céle­bre “cogito ergo sum”, elemento esencial del racionalismo occi­dental.

Sir Isaac NewtonFigura 4. Sir Isaac Newton (25 de diciembre de 1642 JU – 20 de marzo de 1727 JU (4 de enero de 1643 GR – 31 de marzo de 1727 GR)) fue un físico, filósofo, teólogo, in­ventor, alquimista y matemá­tico inglés, autor de los Phi­losophiae naturalis principia mathematica, más conocidos como los Principia, donde describió la ley de gravitación universal y estableció las ba­ses de la mecánica clásica me­diante las leyes que llevan su nombre.

Entre sus otros des­cubrimientos científicos destacan los trabajos sobre la naturaleza de la luz y la óptica (que se presentan principalmente en su obra Opticks) y el desarrollo del cálculo matemático.

Galileo Galilei

Figura 5. Galileo Galilei (Pisa, 15 de febrero de 1564 – Florencia, 8 de enero de 1642), fue un astrónomo, filósofo, matemático y físico italiano que estuvo relacionado estrechamen­te con la revolución científica.

Eminente hom­bre del Renacimiento, mostró interés por casi todas las ciencias y artes (música, literatura, pintura). Ha sido considerado como el “padre de la astronomía moderna”, el “padre de la física moderna” y el “padre de la ciencia”.

Sigmund Freud

Figura 6. Sigmund Freud (6 de mayo de 1856, en Příbor, Moravia, Imperio austríaco [actualmente República Che­ca] – 23 de septiembre de 1939, en Lon­dres, Inglaterra, Reino Unido).

Médico y neurólogo austriaco, creador del psi­coanálisis. Su interés científico inicial como investigador se centró en el cam­po de la neurología, derivando progre­sivamente sus investigaciones hacia la vertiente psicológica de las afecciones mentales.

Albert EinsteinFigura 7. Albert Einstein (Ulm, Alemania, 14 de marzo de 1879 – Princeton, Estados Unidos, 18 de abril de 1955) físico de origen alemán, nacionalizado posteriormente suizo y estado­unidense.

En 1905, cuando era un joven físico desconocido y estaba empleado en la Oficina de Patentes de Berna, en Suiza, publicó su teoría de la relatividad especial.

En ella incorporó, en un marco teórico simple, fundamentado en postulados físi­cos sencillos, conceptos y fenómenos estudiados anteriormente por Henri Poincaré y por Hendrik Lorentz.

Probablemente, la ecuación más conocida de la física a nivel popular, es la expre­sión matemática de la equivalencia masa-energía, E=mc², de­ducida por él como una consecuencia lógica de esta teoría. Ese mismo año publicó otros trabajos que sentarían algunas de las bases de la física estadística y la mecánica cuántica.

Werner Karl HeisenbergFigura 8. Werner Karl Heisenberg (Wurzburgo, Alema­nia, 5 de diciembre de 1901 – † Múnich, 1 de febrero de 1976). Físico alemán. Es conocido sobre todo por formular el principio de incertidumbre, una contribución fundamen­tal al desarrollo de la teoría cuántica.

Este principio afirma que es imposible medir simultáneamente de forma precisa la posición y el momento lineal de una partícula. Heisen­berg fue galardonado con el Premio Nobel de Física en 1932. El principio de incertidumbre ejerció una profunda influencia en la física y en la filosofía del siglo XX.

Todos estudiaron los diferentes fenómenos físicos, químicos, psicológicos y filosóficos desde distintas perspectivas para llegar a la ciencia de las ciencias, la epistemología (113) y luego a las ciencias de la complejidad y a la física cuántica que emergió después de Planck. Estas investigaciones llevaron a la Lógica de la Investigación Científica de Karl Popper (1971) en donde está explicitado el determinismo y el indeterminismo. Determinismo, inde­terminismo y el sistema psíquico.

Ref: Fotografías tomadas de:

www.vidasdefuego.com/biografia-albert-einstein.htm
https://miguel-baquero.blogspot.com/2010/05/contribucion-la-ciencia-2-parte.html https://tematicacristiana.blogspot.com/2008/11/galileo-gali­lei.html
https://fisicamod3rna.blogspot.com/2010_11_01_archive.html 

Sigmund Freud en los años 1886-1889 publicó “Reseña de August Forel: El hipnotis­mo” (114); allí expone cómo el determinismo se opone al libre albedrío personal. Años más tarde en 1901 en una “Nota Introductoria”(115) hace mención a las parapraxias y se refiere al “determinismo psíquico” en todos los pequeños detalles del proceso mental.

Años más tarde en 1910 en su obra sobre “Terceras Lecturas” (116) nuevamente hace alusión dos veces a que el proceso mental está determinado psíquicamente. En el mismo año, en la “Quinta Lectura” (117) se pronuncia en el sentido de que las personas ignoran las particularidades que distinguen el proceso mental inconsciente del consciente y que son determinadas por la vida mental.

Años más tarde 1922-1923 en “Artículos para la Segunda Enciclopedia” (118)se pronuncia nuevamente con respecto a la parte técnica sustituyendo la hipnosis.

En este trabajo describe como existe un espacio estrecho entre los hechos mentales normales y pa­tológicos, los cuales tienen su explicación fisiológica y determinada; de la misma manera en la obra “Una nota de la prehistoria de la técnica analítica” (1920-1922) (119) nuevamente se pronuncia con respecto al determinismo mental.

Así fue como gracias a Sigmund Freud entramos a la exploración del “determinismo e indeterminismo psíquico” para salirnos de la casualidad, de lo fortuito y de lo mágico om­nipotente para llegar a la concepción de todo lo que implica el “sistema psíquico” que es comandado por pulsiones y que implica muchos procesos entre ellos los aleatorios o caóticos que llevan a la diversidad, pero también a la creatividad, así como a los hechos psíquicos conscientes voluntarios, deterministas que conducen al orden, y también a estancamientos que no llegan a la inercia completa, porque estamos sujetos al equilibrio dinámico.
Es en este último en donde funciona la creatividad artística, científica y social dentro del proceso evolutivo de las estructuras que bordean desde el caos hasta el orden y viceversa, del co­nocimiento al delirio, del placer al dolor o viceversa y de la vida a la muerte. (120).

De una u otra manera nos encontramos con la participación del azar, el determinismo, el destino y la creatividad.

Actualmente en el Siglo XXI existen diferentes postulados con respecto al orden y la tendencia al equilibrio, operando desde la física clásica y cuántica para llevarlo al funciona­miento mental.

El científico D. Bohm ya citado en otras ocasiones propuso la idea del “orden implicado” o sistema en el que se desenvuelve la realidad física y cuántica, en el cual los conceptos de espacio y tiempo no tienen validez.

El orden implicado es asimilado en este contexto a la idea de holografía y la realidad profunda no sería mente ni materia, ni onda ni partícula; se trataría de la realidad de una dimensión superior que es la base común de la psiquis y la materia, de las ondas y las partículas, en donde prevalece el orden implicado; es aquí en donde aparece el concepto de variables ocultas no locales (Bohm) en las que se incluyen las psíquicas que serían la explicación de ciertos fenómenos parapsicológicos como la intuición y la telepatía.

Como se observa en algunos textos de esta obra y en “Cerebro Mente” (El pensamiento cuántico, 2009), los conceptos de espacio y tiempo se ven afectados por la física cuántica; de tal manera que el espacio se diluye por el principio de inseparabilidad (los dos sistemas están descritos en una misma función de onda hasta que una medición los separa, y el es­pacio es solo un modo de nuestra sensibilidad) (121).

(Lea También: El Orden como Necesidad para la Clasificación de la Psicopatología)

De esto podemos concluir que en la física cuántica, el tiempo puede ser recorrido en dos sentidos (122) pasado y futuro como una imagen representada o una ilusión, y no existiría el presente por que cuando lo pensamos e imaginamos, éste se convierte en aquél que ya ocurrió (pasó); el presente se consideraría como la frontera del antes y el después. He aquí la relatividad del tiempo si lo relacionamos con el espacio, distancia y movimiento.

Así mismo existe el concepto de universos parale­los; en el momento de la medición, no se produce la reducción a una sola posibilidad sino una división o duplicación de escenarios y observadores; es el caso del gato de Schrödinger (123) que aparece vivo a los ojos de un observador y para otro aparece muerto.

Concluimos cómo el conocimiento pertenecería a una función de onda y cómo las paradojas aparecen en la descripción del universo sobre el que edificamos la experiencia cotidiana de acuerdo a nuestra propia conveniencia sensoperceptiva de relativizar nuestro cuerpo de conocimien­tos, el cual actualmente está abierto a 360 grados de percepción en cualquiera dirección y al mismo tiempo.

De tal manera, “no podemos asegurar que lo que sabemos es incuestionable para siempre, puesto que estamos sujetos a cambios constantes de la realidad conocida”. A su vez el teorema de Gödel ya enunciado y aplicado al campo de la aritmética dice que la teoría matemática o carece de sentido e inconsistencia o se encuentra fuera de sí misma.

Este sentido puede ser aplicado no sólo a las matemáticas sino a la física cuántica, a la química cuántica, a la electrónica, a la biología, a las ciencias cognitivas y al psicoanálisis (Eduardo Martínez de la Fe, 2001) (124).

Hay diferentes modelos en los sistemas cuánticos; son los que intentamos relacionar o mejor interactuar, en especial las funciones del cerebro con la mente, teniendo en cuenta las variables ocultas de David Bohm (125). A lo expresado anteriormente se suman las variables del observador, del sistema observado y de la observación; estas variables pueden conver­tirse en consciencia, en retroalimentación y también en azar.

¿Cómo participa el azar? La respuesta depende del modelo, según el postulado de Walker en el cual plantea cómo el cere­bro contiene escasos números de procesos aleatorios.

En esta teoría resulta esencial cómo la consciencia es capaz de operar en forma local y puede entrar en interrelación con el sistema físico que está siendo observado, y no solamente confinado en el propio cerebro; por lo tanto la consciencia puede influir con y en acontecimientos del azar, de modo directo, mediante el colapso de la función ondulatoria de acontecimientos en el acto de observación por un tercero o por auto-observación.

En mi opinión el sistema físico con sus derivados externos, conduc­ta, hechos, fenómenos psicológicos, producen sus efectos y manifestaciones y así se puede observar el hecho por un observador del sistema, (Harris Walker, E., 2000).

Si bien encontramos analogías entre los diferentes fenómenos o campos: el biológico, el molecular, el físico y el psicológico, todavía no se logra una disciplina matemática formal aplicable a diferentes ciencias empíricas objeto de las ciencias positivistas para estudiar la complejidad de los sistemas vivos.

De una u otra manera, nos encontramos con las nuevas matemáticas de la complejidad, y, repitamos, con el concepto de auto-organización, com­prensión y con la importancia del patrón en la configuración de las relaciones cuerpo-mente.

Conocemos las estructuras químico-físicas atómicas, las partículas subatómicas, los elemen­tos de la biología molecular, las células como elementos comunes, las macromoléculas (en­zimas, proteínas, aminoácidos), en fin, las organizaciones moleculares con que todos estos elementos se ordenan para construir redes de vida.

Al pensar que existen cien (100) millones de neuronas conectadas con cien billones (126) de conexiones (sinapsis) en redes y subredes, con sus diferentes jerarquías, entramos a com­prender la no linealidad en todas las direcciones de las relaciones de la dinámica mental.

Surge aquí una pregunta: ¿Será que se pueden corregir los errores o regularse, u organizarse en los sistemas vivos, psíquicos y sociales? La respuesta nos lleva a reflexionar en distintas fases de la historia en las que se encuentra el proceso de comportamiento en sus diferentes transformaciones.

Sin embargo, surge otra pregunta: ¿Cuál es el sistema de ordenación y de medida?; además, ¿serán las nuevas estructuras o modos de comportamiento en los procesos y la observación de los mismos las que nos dan esos sistemas de orden? Otro de los aspectos por considerar es que los sistemas abiertos por lo general operan lejos del equilibrio en un desequilibrio estable con flujos continuos de energía y materia.

A la vez las interconexiones no lineales se traducen en bucles de retroalimentación que son descritos en ecuaciones no lineales. Aquí nos enfrentamos al concepto de: ecuación no lineal y con ello a las estadísticas modernas, en la complejidad topológica de la evaluación de cualquier fenómeno.

Otros aspectos importantes por considerar son: el orden formal de la materia y el orden formal psicosocial, con sus diferentes patrones y puntos críticos de inestabilidad. Uno y otro tienen sus patrones; por ejemplo, en la materia, el patrón hexagonal es básico y aparece como un orden geométrico después de pasar por el desorden de la materia ocasionado por el calor; “millones de moléculas se mueven coherentemente para formar las células hexagonales de convección (127) (células de Bénard)”.

Así mismo, el “cambio de color” de los cuerpos que pasa del rojo al azul y viceversa sucesivamente, en intervalos regulares, es debido a las osci­laciones periódicas en las moléculas y por lo tanto son reacciones lejos del equilibrio químico (se cambia al rojo cuando el objeto se aleja y lo vemos azul cuando se acerca).

El cambio de color de los sistemas químicos se presenta cuando hay un alto nivel de orden producido por actividad coherente de millones de moléculas, lo mismo que ocurre con el ordenamiento de las estructuras de los cristales.

Este orden formal geométrico y de color no existe en lo psíqui­co; más sí lo observamos en las imágenes radiográficas evocadas por “emisión de positrones” como se demuestra, con el cambio de color, la actividad del pensar; sin embargo, cuando nos referimos a lo edípico lo comprendemos como una triangularidad que puede proyectarse o revertirse y formar la hexagonalidad; eso es solo un símbolo de la psicodinamia edípica; aquí podríamos preguntarnos si el cambio del color de los sistemas químicos puede analogarse a los estados de actividad emocional en conflicto, o lejos del equilibrio o fuera de él.

Al referirnos a “un punto” especial geométrico o conceptual, lo hacemos a la referencia del mismo, y mentalmente siempre lo ubicamos en un lugar espacial psíquico interno y externo; de ahí que cuando hacemos alusión a las relaciones subjetivas, objetales, lo estamos hacien­do a un otro (objeto) en el mundo psíquico; sin embargo, no podemos dejar de proyectar las imágenes en el afuera (mundo externo) pues fue de allí, en esa relación con el otro, de donde surgió la intersubjetividad; esto no significa que el mundo psíquico no tenga ya sus elecciones y selecciones predeterminadas en los programas mentales heredados (proto-objeto) y luego desarrollados desde la gestación a través de la vida.

La relación madre-padre-hijo-hermanos y o sustitutos configura una constelación de relaciones objetales que, como es bien entendido, pueden graficarse geométricamente con el primer continente relación dual (madre-hijo) luego con los diferentes objetos, el padre (la triangularidad), él o los hermanos (el cuadrangular, la pentagonalidad o hexagonalidad, etc.), esta descripción es una forma de expresar para entender el asunto gráficamente. A la vez, cada sujeto jerarquiza los objetos heredados y los nuevos, y así van a funcionar en el Yo.

El paralelismo, la triangularidad y la cuadrangularidad, así como otras geometrías aun para llegar a la curvatura y al círculo, si bien las realiza la psiquis, no son un determinante o patrón que funciona en las relaciones objetales, pero sí es un referente significativo al cual siempre hacemos alusión; por ejemplo, en la ya referida triangularidad edípica. Todo esto implica un orden y una lógica.


111 Freud, Ana. “Tour contributions to the Psychoanalytic study of the child”, 1960.

112 El estudioso de esta temática desde el punto de vista psicodinámico, podrá encontrar más claridad de estos conceptos en el capítulo XV página 200 de la obra del autor: “Técnica y Clínica Psicoanalítica”, 1994.

113Einstein al respecto a la ciencia y epistemología se pronunció así: “La ciencia sin epistemología es -en la medida en que sea concebible- primitiva y confusa.

Sin embargo, tan pronto como el epistemólogo, que bus­ca un sistema claro, se abre camino a través de él, tiende a interpretar el contenido especulativo de la cien­cia según los parámetros de ese sistema y a rechazar lo que no encaje en él.

El científico, por el contrario, no puede permitirse un esfuerzo tan grande para alcanzar una epistemológica sistemática. […] Por tanto, aparece ante el epistemólogo sistemático como un oportunista sin escrúpulos”. Einstein, Albert (1956), Out of my later years, Cita del Press,

114 Freud, S., “Review of August Forel’s Hypnotism”, (1886-99), Standard Edition, Hogarth Press, London, Vol. I, pág. 94.

115Freud, S., “Editor’s Introduction”, (1901), Standard Edition, Hogarth Press, London, Vol. VI, pág. XIII.

116 Freud, S., “Third Lecture”, (1910), Standard Edition, Hogarth Press, London, Vol. XI, pág. 29.

117Freud, S., “Fifth Lecture”, (1910), Standard Edition, Hogarth Press, London, Vol. XI, pág. 52.

118 Freud, S., “Two encyclopedia articles”, (1923-1922), Standard Edition, Hogarth Press, London, Vol. XVIII, (1920-1922), pág. 238.

119 Freud, S., “A note on the prehistory of the technique of analysis”, (1920), Standard Edition, Hogarth Press, London, Vol. XVIII, (1920-1922), pág. 264.

120 Ver obra: “Creación, Arte y Psiquis”, 2003

121Bernard d´Espagnat citado por E. Martínez, 2001

122Concepto no compartido por Einstein que iba más por la flecha irreversible del tiempo-espacio.

123 Ver textos sobre el gato de Schrödinger al final del capítulo.

124 Eduardo Martínez de la Fe, “El conocimiento ¿es una onda?” (2001). En Tendencias Científicas www.webzinemaker,com/admi/m6/page.php3?num_web=16…

125 David Bohm, físico atómico quien postuló el “orden implicado” en que se afirma las interconexiones múl­tiples.

David J. Bohm (1917 Pensilvania USA-1992 Londres). Éste físico participó en el proyecto Manhattan e hizo contribuciones no solo a la física sino a la filosofía y a la neuropsicología; fue admirador de Jiddu Krishnamurti*.

Junto con Martín Bubber desarrolló un método de diálogo para producir una convergencia temática y una comprensión alternativa no sin estar presente las divergencias conceptuales. El orden “impli­cado o implícito” tiende a plantear problemas de la física cuántica con definiciones de una visión holística, presesual y de no divisibidilidad al cual Bohm le dio el nombre “holomovimiento”.

Estando en el Reino Unido con Yakir Aharonov se postuló el llamado “efecto cuántico o efecto Bohm” en que se especifica “la paradoja de la no localidad” * Jiddu Krisnamurti (1895 India, California USA. 1986).

Fue un famoso escritor, orador, en materia filosófica y espiritual; dentro de los temas se incluye la revolución psicología, el propósito de la meditación, las relaciones humanas, la naturaleza de la mente y cómo llevar a cabo un cambio positivo en la sociedad global que influyó en el Siglo XX.

126 Se estima la capacidad de cada neurona de tener cerca de mil bits, lo que significa que el cerebro tiene una capacidad de cien billones (10 potencia 14). Patiño J. F., (2002). “Computador, cibernética e información”, Editorial Panamericana, Bogotá-Colombia.

127 Convección: propagación del calor por masas móviles de materia, tales como las corrientes de gases y lí­quidos, producidas por las diferencias de densidad. Serway, R.A., (1992), “Física”, Tomo II, Cuarta Edición, Editorial Mc Graw Hill, págs. 1154-1452, México.

CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *