Glaciares en Colombia
Actualmente, existen 6 glaciares en Colombia, que debido al cambio climático se encuentran en riesgo, así como los 13 que ya han desaparecido. En Colombia, estos glaciares se encuentran sobre los 4.850 msnm y suman cerca de 37 km2, al menos el 0.16% de todos los glaciares en Suramérica.
Un glaciar es una masa de hielo que se forma debido a varios factores, ya sea al amontonamiento de nieve producto de las nevadas o la nieve que se transporta con el viento, a la congelación del agua o por las avalanchas. Este amontonamiento con el paso del tiempo se compacto y se recristaliza produciendo el glaciar.
De hecho, al proceso en el que la nieve se convierte en hielo se conoce como glaciación y es un proceso que puede demorar incluso hasta 1 año; el tiempo cambia y depende de condiciones como la humedad y la temperatura que exista en el lugar.
Cuando el glaciar, o sea la masa de hielo, entra en contacto con el agua se puede evaporar y hacer que pierda su masa; en cambio cuando el glaciar entra en contacto con nieve, la acumulación aumenta y por consiguiente la masa del glaciar.
¿Cuáles son los glaciares en Colombia y sus características?
Un glaciar se forma por la acumulación de nieve, la congelación del agua, o avalanchas, que se compactan y recristalizan con el tiempo. El proceso de formación del hielo se llama glaciación, y puede tomar hasta un año, dependiendo de la humedad y temperatura.
Sierra Nevada El Cocuy
Se ubica en la cordillera oriental a 5.490 msnm y se le considera actualmente como el glaciar más grande de Colombia. Entre los departamentos de Boyacá y Arauca se encuentra el Parque Nacional Natural El Cocuy en donde a su vez está el glaciar.
Se calcula que allí hay al menos 80 quebradas y ríos y 150 lagunas, habitan diferentes especies de flora y fauna como los frailejones, robles, cedros, abarcos, el oso de anteojos, el puma, la danta, el venado de cola blanca, el mico maicero, entre otros.
Sierra Nevada de Santa Marta
Se encuentra a 5.775 msnm, según imágenes tomadas por el IDEAM, del año 1.850 a 2.019 el área glaciar ha pasado de 82.6 km2 a 6.21 km2. En la Sierra nacen importantes ríos como el Palomino que desembocan directamente a la costa Caribe del océano Atlántico.
Volcán Nevado del Ruíz
Ubicado en la cordillera central a 5.400 msnm este volcán nevado es de los más famosos en Colombia, especialmente por la tragedia de la avalancha de Armero. En el año 1.850, se calculaba que el área glaciar era de 47.5 km2 y para el 2.019 era tan solo de 8.37 km2.
Volcán Nevado del Tolima
Ubicado en la cordillera central a 5.280 msnm este glaciar cuenta con un cráter de volcán por dentro; actualmente, este glaciar tiene una extensión de 0.55 km2, sin embargo, en 1.850 era de 8.6 km2. De esta montaña nacen varios ríos que actúan como fuente de agua potable para el departamento del Tolima.
Volcán Nevado Santa Isabel
Se ubica en la cordillera central a 5.110 msnm, lo que lo hace el glaciar de más baja altitud en toda Colombia; se encuentra entre los nevados del Ruíz y Tolima. Pasó, de tener una extensión glaciar de 27.8 km2 en el año 1.850, a tan solo 0.52 km2 en el 2.019.
Volcán Nevado del Huila
Se ubica también en la cordillera central a 5.490 msnm, sus actividades volcánicas han incidido en la reducción de la masa de hielo, que en el año 1.850 era de 33.7 km2 y en el 2.019 fue de 7.14 km2
Glaciares que desaparecieron en Colombia
En el año 1.852 se tiene registro de que el área glaciar de Colombia tenía una extensión de 349 km2, en total había 19 glaciares en Colombia. Sin embargo, entre los años 1.901 y 2.000, 8 de esos glaciares se extinguieron. Estos son: el Puracé en 1.940, el Galeras y el Sotará en el año 1.948, el Chiles en 1.950, el Cisne, el Quindío y el Pan de Azúcar en el año 1.960 y el Cumbal en 1.985. (Lee también: El deshielo de los Glaciares.)
En términos generales, se puede decir que el aumento de la temperatura, junto con la falta de nieve necesaria para mantener la masa de hielo propiciaron la desaparición de esos glaciares. Es decir, estas montañas, muchas de ellas volcanes aún existen, pero no tienen capa de hielo en su pico.
Importancia hidrológica de los glaciares
Los glaciares desempeñan un papel crucial en el ciclo hidrológico, actuando como reservas naturales de agua dulce. Durante la temporada de deshielo, los glaciares liberan agua de manera constante, alimentando ríos y lagos que son vitales para el suministro de agua potable y el riego agrícola.
Esta liberación gradual de agua ayuda a mantener el caudal de los ríos durante los meses secos, proporcionando una fuente de agua estable y confiable para las comunidades y ecosistemas que dependen de ella. Sin los glaciares, estos cuerpos de agua experimentarían fluctuaciones extremas, afectando negativamente a la flora, fauna y actividades humanas.
En las regiones montañosas de Colombia, como la Sierra Nevada del Cocuy y la Sierra Nevada de Santa Marta, los glaciares son fundamentales para la regulación de los recursos hídricos. Los ríos que nacen en estas áreas glaciales, como el río Palomino, juegan un papel esencial en el sostenimiento de los ecosistemas locales y en la provisión de agua para las actividades agrícolas y domésticas.
La pérdida de masa glaciar debido al calentamiento global compromete la capacidad de estos glaciares para funcionar como reguladores hídricos, aumentando el riesgo de sequías y disminuyendo la disponibilidad de agua durante los periodos de menor precipitación.
Además, los glaciares contribuyen significativamente a la recarga de acuíferos subterráneos. El agua de deshielo se infiltra en el suelo, alimentando las reservas de agua subterránea que son cruciales para el suministro de agua en muchas regiones. Este proceso es especialmente importante en áreas donde la precipitación es irregular y la disponibilidad de agua superficial puede ser limitada. Sin el aporte de los glaciares, la recarga de estos acuíferos se vería seriamente afectada, poniendo en riesgo la seguridad hídrica de millones de personas.
Impacto del cambio climático en los ecosistemas andinos
La elevación de las temperaturas globales está acelerando el derretimiento de los glaciares andinos, lo que resulta en la pérdida de hábitats críticos para muchas especies de flora y fauna.
Plantas como los frailejones, que son endémicas de los páramos andinos, dependen de las condiciones frescas y húmedas mantenidas por los glaciares. A medida que estos se reducen, los páramos pierden su capacidad de retener agua. Esto afecta la supervivencia de estas plantas y, por ende, de los animales que dependen de ellas.
Los ecosistemas acuáticos también están sufriendo. Los ríos y lagunas alimentados por el deshielo de los glaciares experimentan cambios en su caudal y temperatura, alterando los hábitats de especies acuáticas y anfibias.
La disminución de agua dulce disponible puede llevar a la reducción de poblaciones de peces y otras especies acuáticas. Esto afecta no solo la biodiversidad sino también las comunidades humanas que dependen de estos recursos para su alimentación y economía.
La desaparición de glaciares disminuye la capacidad de estos cuerpos de agua para regular las temperaturas y purificar el agua. En consecuencia, se incrementa la vulnerabilidad de los ecosistemas a la contaminación y a eventos climáticos extremos.
Además, el cambio climático está forzando a muchas especies a migrar a altitudes más altas en busca de condiciones más frescas. Esto puede generar competencia por recursos limitados y poner en riesgo a las especies endémicas que no pueden adaptarse rápidamente.
Este desplazamiento altera las relaciones ecológicas establecidas y puede llevar a la extinción de especies que no logran adaptarse o encontrar nuevos hábitats adecuados. La pérdida de biodiversidad y la alteración de los ecosistemas tienen repercusiones en cascada que afectan la resiliencia de estos entornos frente a futuros cambios climáticos. Esto disminuye su capacidad para proporcionar servicios ecosistémicos esenciales.
Turismo sostenible en áreas glaciares
El turismo sostenible en áreas glaciares es esencial para preservar estos frágiles ecosistemas mientras se permite a los visitantes disfrutar de su belleza. Una práctica clave es la implementación de regulaciones estrictas sobre el número de visitantes permitidos en los parques y áreas protegidas.
Limitar la cantidad de turistas ayuda a reducir el impacto ambiental, minimizando la erosión del suelo y la contaminación. Además, es fundamental establecer senderos designados y áreas específicas para la observación de los glaciares. Esto evita que los turistas se aventuren en zonas sensibles donde su presencia podría causar daño.
Otra práctica importante es la promoción del turismo educativo y de conciencia ambiental. Ofrecer programas de formación y talleres para los visitantes sobre la importancia de los glaciares y los impactos del cambio climático. Esto puede aumentar la comprensión y el respeto por estos ecosistemas.
Los guías turísticos pueden desempeñar un papel crucial en este aspecto, proporcionando información detallada y fomentando comportamientos responsables. Asimismo, la instalación de paneles informativos y la distribución de material educativo puede contribuir a sensibilizar a los turistas sobre la necesidad de proteger los glaciares.
El uso de tecnologías y prácticas sostenibles también es vital. Fomentar el uso de transporte ecológico, como bicicletas o vehículos eléctricos, para acceder a las áreas glaciales reduce las emisiones de carbono.
Además, promover el uso de alojamientos sostenibles, que implementen prácticas como el reciclaje, el uso de energías renovables y la gestión eficiente del agua. Estas prácticas pueden ayudar a minimizar el impacto ambiental del turismo. Los operadores turísticos pueden ofrecer paquetes que incluyan actividades de bajo impacto, como el senderismo y la observación de la fauna, en lugar de actividades más invasivas.
Glaciares en el contexto global
La situación de los glaciares en Colombia refleja un fenómeno global que afecta a muchos países andinos y a glaciares alrededor del mundo. En los Andes, países como Perú, Bolivia y Ecuador enfrentan desafíos similares, con glaciares que están disminuyendo rápidamente debido al aumento de las temperaturas.
Por ejemplo, en Perú, el glaciar Pastoruri ha retrocedido significativamente. Los glaciares de la Cordillera Blanca han perdido más del 30% de su masa desde los años 70. Al igual que en Colombia, estos glaciares son cruciales para el suministro de agua dulce. Su pérdida está afectando tanto a los ecosistemas como a las comunidades locales que dependen de ellos.
En comparación con los glaciares de otras partes del mundo, como los de los Alpes en Europa o los del Himalaya en Asia, los glaciares andinos comparten la misma vulnerabilidad al cambio climático. Los Alpes, por ejemplo, han visto una reducción drástica de sus glaciares, con predicciones de que muchos podrían desaparecer completamente para finales del siglo XXI.
En el Himalaya, a menudo referido como el “Tercer Polo” por su vasta cantidad de hielo, los glaciares están retrocediendo a un ritmo alarmante, lo que podría afectar a millones de personas que dependen de los ríos que nacen en estas montañas. Al igual que en Colombia, la pérdida de glaciares en estas regiones implica una amenaza directa a la seguridad hídrica, la agricultura y la biodiversidad.
Sin embargo, hay diferencias notables en los impactos y las respuestas. En los Alpes y los Himalayas, las tecnologías avanzadas y los recursos financieros están siendo movilizados para monitorear y mitigar los efectos del cambio climático. En Colombia y otros países andinos, aunque existen esfuerzos significativos, los recursos limitados y la falta de infraestructura pueden dificultar la implementación de soluciones efectivas.
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