Introducción a la obra Ciencia, Mitos y Dioses
*Guillermo Sánchez Medina
* Psiquiatra, psicoanalista. Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina de Colombia. Libro presentado el 12 de mayo de 2005. Comentarios: Académicos Adolfo de Francisco, Juan Mendoza Vega y Sonia Echeverri de Pimiento.
* Correspondencia: acadmed@cable.net.co
… y Dios hizo al hombre a imagen y semejanza…
Este artículo es una breve introducción al libro Ciencia, Mitos y Dioses, el cual emerge después de muchos años de indagaciones en el campo de la clínica psicoanalítica y de numerosas consultas de textos que despertaron en mí diversas inquietudes y curiosidades.
Éstas me llevaron a formular preguntas irreverentes y, por ende, a plantear consideraciones que tenían que ver con multitud de ideas y conceptos sobre mitos y dioses. Pude profundizar en el fenómeno del mito como un modelo del vínculo primario y sus identificaciones y dilucidar cómo éstas iban transmitiéndose y comunicándose de generación en generación, para luego llegar a una explicación e interpretación del ser en el mundo.
Ahora bien, para comprender mejor todos estos dinamismos psíquicos había que estudiar la temática de los fenómenos y hechos psíquicos y su relación con los conceptos de conciencia moral y Dios. Para ello, a su vez, había que plantear los conocidos mecanismos psíquicos que participan en los orígenes de las diferentes ideas y conceptos, entre los cuales nos encontramos con uno fundamental: la inmortalidad.
Esta obra está dirigida principalmente a los filósofos, teólogos, psicoanalistas, antropólogos, psicólogos y estudiantes interesados en una exploración hermenéutica de los hechos psíquicos, creencias y mitos dejados como legado a lo largo de la historia de la humanidad.
Fue así como con dicho rastreo o “radar” fui encontrando información en diferentes textos. Con todo, el más fidedigno de estos es el que proviene del mismo ser humano. (Lee también: Concepto de Belleza a Través de la Figura Humana desde El Hombre Neandertal Hasta el Siglo XXI)
Así es como podremos estudiar las escrituras cuneiformes, los jeroglíficos, los pictogramas y otros lenguajes escritos que han sido traducidos e interpretados a partir de los mismos originales (por ejemplo, la piedra de Roseta y las tablillas cuneiformes sumerias). Todos ellos nos han permitido permitido conocer cómo era el pensamiento humano tres o cuatro mil años antes de Cristo y re cons truir creencias, mitos e ideologías, así como la génesis del concepto de Dios.
Por otra parte, la in vestigación de los mitos con el método psicoanalítico me ha permitido profundizar más en las in numerables incógnitas que guarda nuestro cerebromente, y a esto me referiré también en la obra que ahora ofrezco a la consideración del lector. En 1968, en colaboración con el doctor Ítalo Di Ruggiero, realicé una interpretación del mito de Psique. Muchos psi co analistas de distintas partes del mundo habían hecho ya aportes con relación a otros mitos grecorromanos.
Obviamente, el primer psicoanalista en pronunciarse al res pecto fue Freud, que estudió los mitos de Edipo y Narciso. Ahora bien, en aquella época nunca me imaginé que yo mismo llegaría a investigar tantos otros mitos, referidos a los orígenes del ser humano, a la concepción, al conocimiento, al temor a la verdad y a la muerte, al deseo de inmortalidad y al concepto e idea de Dios.
Años más tarde pensé en estos términos y creí conveniente referirme a ellos, a su sentido y significación, para luego plantear la teoría del conocimiento y su relación con el psicoanálisis. De tal forma, llegué a los fenómenos psíquicos y a su relación con las ideas y conceptos sobre Dios, así como a sus orígenes en los mitos y a estos como un camino del conocimiento, con sus correspondientes temores que llevan a la ficción, a la fantasía, al problema de la verdad y la mentira, y a la necesidad de poder en sus diferentes connotaciones.
El propio origen, el de la humanidad, la creación del mundo y la muerte han dado trabajo para poder explicar a los humanos sus inicios. En las primeras culturas, son los mi tos quienes dan la respuesta; estos han sido transmitidos de generación en generación y mucho de ellos han si do escritos.
Los mitos explican el mundo a partir de un pasado remoto. A la vez, las religiones primitivas inventan un vínculo entre el hombre y fuerzas superiores a semejanza de los mismos. En ella, los dioses rigen a los hombres para tener un orden. Se conoce en todas las áreas geográficas cómo el sol fue una de las primeras divinidades. Esto lo vemos en diferentes mitologías.
Los psicoanalistas estamos abocados a un hecho especial de la escucha y la interpretación, dentro de un contexto de asociación libre y atención flotante y por esta razón los pensamientos muchas veces aparecen parciales y fragmentados y por ende no inteligibles; de todas formas, un buen lector pensante podrá realizar todos los procesos mentales que llevan a la simplicidad, a lo concreto, a lo evidente y a detectar la esencia y síntesis del pensamiento; es por esto, por lo que me he permitido en algunos de los textos diseñarlos con negrillas para destacar esencias, a tener en cuenta, y así facilitar al lector la captación de los sentidos y significados.
Muchos de los lectores podrán argüir que estos planteamientos pertenecen a justificaciones, lo cual es muy cierto; lo hago para aclarar diversos discursos que aparecen confusos y sugiero tomarlos con la paciencia de estudiante y tener prudencia para recapacitar o reflexionar en ellos. Entiéndase esto también, como una advertencia del autor que intenta traer temas difíciles, complejos y aún incógnitos e irresueltos.
Obviamente esta obra nunca pretende ser catalogada como “best seller” de la narrativa científica y me nos es escrita por un avezado periodista que tiene toda la técnica del “cuento realidad” y tampoco de un genio literario y por lo tanto no es una obra que pueda catalogarse como ideal; sin embargo, sí se ocupa, en parte de los mecanismos de la idealización; es más bien como lo expongo en varias par tes de esta obra, producto de la curiosidad de un estudiante.
Espero que el lector se permita la libre fantasía en ese viaje de exploración al pasado y al presente para luego ubicarse en un posible futuro y en los distintos conceptos que surgen a cada paso en la reflexión histórica del hombre a través del tiempo.
Posiblemente ocurra que sólo le quede una vaga curiosidad sobre los hechos psíquicos acontecidos en los milenios citados por el autor en este viaje de incógnitas. Sin embargo, invito al lector a realizar analogías y comparaciones y a permitirse encontrar similitudes entre las ideas y mecanismos que nos llevan a crear y formar conceptos y así creer.
El texto nos lleva a concebir el concepto de Dios y ello a la idea de “inmortalidad” como realidad del “objeto- Dios”; a su vez, este último vendría a ser el “sujeto-objeto”, “el inmortal” y “lo mortal” sería referido sólo al objeto indeterminado (sujeto, obra, acción u hecho), lo que podría ser cualquier cosa trascendente a la cual le damos esa connotación de perenne, es decir permanente.
Aquí implica que no desaparece y muere: es ser inmortal. Dentro de este contexto tengamos en cuenta cómo el hombre requiere encontrar un sentido a la existencia y al ser Dios (Todo Uno), lo cual puede hallarla como y con otra dimensión: la trascendente.
Ahora bien, cuando pensamos en la palabra inmortalidad lo hacemos física, psíquica o socialmente. Nuestra mente sólo la concibe en lo espiritual, en un más allá de la conciencia. La inmortalidad la construimos a diario dentro de nosotros mismos, y la llevamos afuera plasmándola en nuestras realizaciones cotidianas.
Esa es la esperanza de salvación y redención a la cual el ser humano se aferra para seguir viviendo en vida. Dicha esperanza nos permite confiar en que llegaremos a confundirnos, en el más allá, con el Todo, con lo que entendemos en la idea y el concepto de Dios- Creador.
Es así como construimos el puente de nuestra esencia, el puente entre lo físico y lo psíquico, el cual estaría dado por un mismo origen. Sin embargo, para poder entenderlo tenemos que construirlo con la fantasía, con el mito. Las culturas han necesitado siempre personajes y entidades que partan de la realidad para organizar la misma y tipificar funciones y dimensiones.
De tal manera, se seleccionan determinados hechos y se construye un modelo u objeto que hace presente el ser: ése es el mito, el cual también tiene una historia, un concepto y una imagen.
En el mito hay realidad, pero no se trata de la realidad ordinaria: he ahí su origen, y he ahí también el puente que forma entre la fantasía inconsciente y la realidad para buscar unidades, sentidos comunes, arquetipos, paradigmas y modelos universales.
Así también el mito logra dar sentido de trascendencia y finalidad a la vida, y de la misma forma otorga estabilidad, satisfacción y trascendencia y permite que se equilibren los opuestos. De tal manera se encuentra la vida eterna, lo inmortal, según los sentimientos, los deseos y el sentido de la existencia, encontrando explicaciones e interpretaciones a la vida en el “ahora” para prospectar y proyectar un equilibrio en el futuro.
Así pues, existe una brecha entre la realidad y el mito. La primera conlleva trascendencia vital; el segundo, una necesidad de búsqueda de atemporalidades.
La coincidencia se da en el sentimiento de un más allá ante la idea de la muerte, lo que significa un poder. De esto concluimos que, a mayor temor de muerte, mayor poder de trascendencia. De ahí también surgen las ideas y conceptos de dioses y de religiones, en un inconsciente cultural que a través de su historia ha efectuado una selección de imágenes. Todos estos conceptos religiosos tocan profundamente en nuestro inconsciente y en las significaciones y reacciones que se mueven al vaivén de las pulsiones de vida y muerte.
Recordemos cómo los antiguos egipcios y amerindios embalsamaban los cadáveres para preservarlos para la eternidad y excluirlos de los límites del tiempo.
Del mismo modo opera la herencia cultural en los diferentes mitos y creencias. Aquí aparecen toda la magia y omnipotencia del pensamiento, la predicción del futuro y el intento de sobreponerse a lo desconocido, como también las investigaciones técnicas y científicas con su objetivo de permitirnos adelantarnos al futuro seleccionando acciones y pensamientos.
He ahí también nuestra cultura científica actual, en la cual ya se inicia la construcción de seres antropoides robóticos con implantes de microchips que suplen diferentes funciones. ¿Será que aquí se va a construir otro mito, y que toda esta ciencia y tecnología nos va a llevar a un sentido común en función de lo que creemos y no sabemos y de lo que es organizado por el conocimiento? ¿Será que ese mito va a consistir en el acto de una nueva organización del mundo y aun de una inmortalidad? Tengamos en cuenta que ya existen nuevas concepciones de armonía y de selección de la imagen corporal con las cirugías estéticas, los implantes y aun las cirugías preservadoras de la vida (lasectomías).
Un aspecto que hay que mencionar es que el ser humano posee las funciones de selección, simbolización, ordenación y organización, y que con todo ello construye un paradigma y así también el mito más allá o más acá del logos. Al hacerlo abre una brecha con respecto al mundo ordinario. Tengamos en cuenta que los mitos se originan también por prohibiciones y tabúes, y de ahí su relación con estos.
Es así como encontramos el tabú del incesto y las prohibiciones tabúes referentes al homicidio (especialmente parricidio y matricidio).
Ahora bien, estas tendencias prohibidas y reprimidas surgen y se manifiestan en esos derivados suyos que son los mitos y rituales simbólicos, que se convierten en paradigmas. Así pues, encontramos el retorno de lo reprimido en distintos rituales, como por ejemplo la muerte de Cristo en la celebración de la eucaristía, que es una comida totémica en la que el pan simboliza la carne y el vino la sangre de la víctima.
Lo que se busca es introyectar estos objetos simbólicos para luego identificarse con ellos. He aquí la gran posibilidad psicodinámica de que el ser humano se identifique con el cuerpo de Cristo, hijo de Dios; logrado este concepto en el Concilio de Nicea Anatolia actual Isnik (325 y 787 d.C.) y confirmado en el Concilio Vaticano II (1962- 1965).
Figura 2. Zeus –Júpiter. Dios Greco Romano
Cabe formularse aquí una pregunta:
¿puede entenderse que la religión y la creencia en Dios sean un mito? La respuesta dependerá de cada lector, puesto que, si bien hay mitos, también hay una realidad y una organización mental en cada ser humano, sea éste brahmán, budista, taoísta, judío, cristiano, islámico o de otra confesión. Sin embargo, la única creencia religiosa que permite el mecanismo de identificación a través de la introyección corporal es la cristiana. (Anotemos aquí además que todas las religiones tienen su trascendencia.)
Al revisar la historia de las religiones y los mitos encontramos diferentes imágenes de dioses. Ellos tienen connotaciones protectoras, benefactoras, punitivas o productoras de terror, y aun asociadas con el poder del mal (pero también del bien).
Figura 3. Venus de Cirene
Así se muestra la posibilidad de la polaridad entre el bien y el mal, una visión visión humana que tiene sus historias culturales. Por ejemplo, los orientales no manejan lo dual, sino la función: el para qué sirven los hechos. Recordemos cómo el dios de la cultura mexicana, Tezcatlipoca, era un dios terrible pero al mismo tiempo benefactor, puesto que tenía el poder del bien y del mal.
Anotemos que las culturas fueron construyéndose de manera semejante a lo que ocurre en la naturaleza: se siembra, existe un periodo de gestación y luego vienen la evolución, el desarrollo y la reproducción para con formar unidades. Así también las civilizaciones se han venido interrelacionando, de manera que cuando estaba floreciendo una, la otra ya iba en su apogeo y la otra estaba en plena decadencia.
No se puede concebir que una cultura surja de un momento a otro, sin influencias de ninguna otra. Obviamente, las victorias y derrotas en las guerras son determinantes específicos que marcan épocas.
Lo mismo ocurre con el descubrimiento y la conquista de pueblos y hechos científicos, sociales o religiosos: todos ellos han sido puntos definitivos en los cambios de las organizaciones sociales.
Así mismo, han surgido diferentes escritos sagrados que serán estudiados en las siguientes páginas, como el Antiguo y el Nuevo Testamento, el Corán, el IChing, el Kybalión, el Bhagavad Gita Figura 3. Venus de Cirene y el Libro de las mutaciones, el Libro de D´zyan, el libro de los muertos.
Estos y otros textos conllevan indicaciones éticas y morales, así como principios para buscar equilibrios. Sin embargo, no todos estos preceptos son iguales, sino que se aceptan unos más que otros. Por ejemplo, en el I Ching nada está quieto, sino que todo es esperanza.
Cuando uno llega a lo peor sólo puede comenzar allí, puesto que nada es estable y todo fluye. Sin embargo, hay principio del mal y del bien, pero uno puede comenzar con uno u otro: he ahí la cultura. Para algunos pensadores hay una relación íntima entre mito y religión, por lo ya mencionado de la función de trascendencia. Sin embargo, no podemos asimilar uno y otra.
En efecto, el mito es una forma de organización del pensamiento, mientras que la religión conlleva no sólo la creencia, el concepto y la idea, sino también el ritual (e incluso la ausencia del ritual, la “no liturgia”). En el mito hay imágenes, mientras que en las religiones éstas pueden faltar (o aun estar prohibida la construcción de la imagen porque los pensamientos religiosos son solamente conceptos que no tienen un rostro que represente una identidad)( 1-3).
Actualmente, la mayoría de las religiones no acuden a una imagen representativa de sus deidades o de Dios, sino de un ser viviente que lo represente para poder comprender a Dios: el profeta.
Por ejemplo, en el judaísmo Jehová se comunica directamente con Moisés; el budismo hace referencia a una realidad Buda equivalente a Dios, lo mismo el hinduismo con Brahma, el confucionismo con Confucio, los egipcios con el dios Ra (Sol), el taoísmo con su profeta Lao, el islamismo con Alá y su profeta Mahoma y el cristianismo con Jesucristo; en el catolicismo sucede todo lo contrario, utilizan imágenes para representar a sus “santos”.
He aquí una pregunta ¿por qué la necesidad de representar o lo con tra trario?, es decir ¿la necesidad y la prohibición de hacerlo? La repuesta puede radicar en las tendencias a la evidencia y concretización real de unas religiones y otra a la prohibición, porque equivaldría a tener el control del concepto en una corporización, lo cual contradice el concepto de omnipotente y del Todo, este último sólo se podía ubicar en el Dios padre; el hijo no puede ser omnipotente. Aquí recuér dese todo el mecanismo psíquico que opera en el complejo de Edipo.
Figura 4. El Big Bang
Qué relación hay entre mito, ética y concepto de Dios? La respuesta se podría simplificar con que todo parte de Dios, del cual a su vez parte la ética (e incluso el mismo mito como posibilidad de construcción de un concepto).
Podemos aceptar esta afirmación a grandes rasgos, pero ella no nos da luces para mejorar nuestra comprensión a través de un pensamiento evolutivo.
Entendamos que las partículas subatómicas mismas y los espacios que ocupan tienen una ordenación. La teoría del Big Bang tuvo también su ordenación, evolución y desarrollo.
Aquí vendría nuevamente la simplicidad dentro de la complejidad: todo tiene una tendencia tanto al orden como al desorden para poder mantenerse; el orden y el desorden están implícitos en el ser y no ser, en la materia y antimateria.
Si bien la física y la mecánica cuántica han construido teóricamente estos fenómenos, todavía no se pueden demostrar. Tampoco se pueden realizar predicciones sobre la materia, la energía energía y el vacío más allá de las teorías y de las evidencias que tenemos.
Sabemos, por ejemplo, que unas partículas subatómicas se conjugan para ser parte del átomo y que éste a su vez posee la tendencia a unirse a otros para configurar moléculas, y así sucesivamente. De todo esto vienen el principio y el fin, y la respuesta obvia sería la que nos da el concepto de Dios Creador o primera causa y así se habla del principio y el fin, del cual me ocuparé en uno de los capítulos del libro.
Figura 5. El universo después del Big Bang
Una de las preguntas que ha surgido en mis inquietudes del conocimiento científico se refiere a: ¿qué produjo y cómo se hizo la vida?, ¿fue a partir de los átomos de hidrógeno, oxígeno, carbono, nitrógeno y fósforo?
Existen dos directrices que responden a estas preguntas: La primera es simple todo provino de una fuer za supernatural y la otra respuesta es más compleja, pues nos hace pensar en las características emergentes de los procesos internos que lleva ron a formar las estructuras moleculares para configurar la vida, (molécula del ADN), el reconocimiento molecular, el intercambio de órbitas de electrones, los isómeros, las partículas subatómicas a partir de los quarks, la antimateria, el vacío, la entropía, los equilibrios y desequilibrios térmicos, la situación simple y caótica, la réplica molecular y estructuras más complejas, para formar sistemas autopoiéticos con energías positivas, negativas y partículas neutras con lo cual permite la interrelación, el intercambio y el movimiento.
Todo esto son evidencias científicas que hacen pensar en los orígenes del universo.(4)
Figura 6. Átomos de Hidrógeno, Oxígeno y Molécula del Agua
Aquí sólo quiero mencionar cómo fueron construyéndose algunos principios en las diferentes especies antes de llegar al Homoerectus y al Homosapiens; por ejemplo, el principio de selectividad de las comidas, los te mores a la violencia, las reacciones de fuga o parálisis y la búsqueda de soluciones, el temor a la lucha con el supremo macho de la manada, la elección de la hembra por el macho y la limpieza de los ovíparos y mamíferos.
En otras palabras, las fases oral, anal y genital estudiadas por Abraham y Freud en el hombre fueron resultado de todo un desarrollo de las especies, con prohibiciones y temores, con el sí y el no (aprobación y rechazo), con tabúes referentes a lo que se puede comer o no, el amamantamiento, el no matar, la renuncia al incesto y muchas otras prohibiciones.
Salta a la vista que todo esto es consecuencia de la lucha por la conservación de las especies, por la consecución de la identidad individual y grupal y por la defensa de las mismas. Así también nacen la ética, la moral y el Superyó o conciencia moral. Así también se originan los rituales que dan forma al mito y tienen sus efectos culturales.
Podemos decir también que el rito mitifica, pero al mismo tiempo el mito requiere un ritual que confiera poder: por ejemplo, el rito del grado de médico o especialista. Se es médico cuando se recibe el título, antes no.
Recorriendo la historia de los antiguos dioses y sus rituales nos encontramos con los sacrificios. Hubo sacrificios humanos, por ejemplo, entre los mayas, toltecas y aztecas. Entre los sumerios fueron sustituidos por los sacrificios de animales, como se pone de presente en la prueba de Abraham: justo antes de propinar el golpe mor tal a su hijo Isaac, el patriarca recibe de Dios la orden de cambiarlo por un cordero.
He ahí el sometimiento a la autoridad del “poder de Dios Padre”. Por su parte, las antiguas divinidades amerindias y chinas tenían diferentes funciones. Unas eran infernales y otras celestiales, y dependiendo de cómo muriera el ser humano (ahogado, en combate o de parto) iría a uno u otro dios.
Ahí estaban la alternativa y su consecuencia o determinismo. Existen dos sistemas de pensar y de adquirir conocimiento: el mitológico y el lógico. El primero aparece como ficción simplista, mientras que el segundo se presenta como racional, pragmático, empírico y científico.
Aquél trata de escaparse del tiempo y, como lo plantea Adolfo De Francisco Zea (2004), “reza más con lo universal y lo inmutable…;no atiende a la lógica y hunde profundamente sus raíces en el inconsciente personal o en el colectivo”.(5) Así pues, el conocimiento mitológico toca en los orígenes del ser humano en la fantasía, mientras que el logos busca, experimenta, curiosea lo nuevo y proyecta el adelante.
Figura 7. Evolución del Hombre
En el pensamiento mítico encontramos una nueva forma de contar el pasado, la cosmogonía y el nacimiento de lo que hemos conocido a través de la historia de la humanidad.
Un gran número de seres humanos han creído o creen en algún mito o tienen el pensamiento mágico o mítico en un momento de la vida, y más aún cuando se trata de interpretar fenómenos des- conocidos, pues la mente trata de organizar,conocer y reordenar las nuevas informaciones partiendo de lo que se conoce o se asocia.
Recordemos cómo desde hace milenios se ha interpretado la enfermedad, el mal, como si existiera una maldad dentro del ser o hubiera habido una transgresión o culpabilidad por un pecado que conllevara también un castigo. Podemos conectar esto con el pecado original de los cristianos y con la consiguiente venida de El Salvador.
De tal manera, hay en el hombre distintas interpretaciones de los fenómenos físicos, asociados también con las causas de distintos sentimientos (envidia entre Caín y Abel, orgullo, arrogancia, desafío y voracidad en el mito de Adán y Eva, y así sucesivamente).
Sugiero al lector referirse a textos sobre la historia de las religiones escritos por catedráticos muy avezados en estos conocimientos (José María Bázquez, Jorge Martínez- Pinna y San tiago Montero, entre otros). Obsérvese que cada tema que he mencionado ya tiene su estudio específico.
El mismo Sigmund Freud publicó importantes obras sobre temas afines, tales como Moisés y la religión monoteísta (1939), Tótem y Tabú (1913), El malestar en la cultura (1930), Psicología de las masas y El análisis del Yo (1921), La conducta obsesiva y los rituales de los mitos (1907), El significado de la secuencia de las vocales (1911), en el que muestra la prohibición rígida de no pronunciar el nombre de Dios y la pronunciación de la palabra Adonai, Una experiencia religiosa (1918).
En un documento inédito de Sigmund Freud que podría referirse a una Antropología Religiosa; descubierto mucho después de su muerte y presentado en un Congreso Psicoanalítico en Montevideo (Uruguay); muestra cómo Freud se expresaba clara mente sobre lo que creía del origen de las religiones; (“El hombre frente a la muerte”) (“Nosotros y la muerte”, 1915), semejante a lo que él pensaba en “Moisés y la religión monoteísta”, 1939, posterior al documento “Una experiencia religiosa” 1928.
Freud en el escrito citado escribe: “Cuando la civilización estableció el mandamiento de que un hombre no debe matar al vecino que odia; al que se opone a su voluntad o la que codicia su propiedad, lo hizo sin duda teniendo en cuenta la existencia comunitaria del hombre, que resultaría imposible de otro modo”(6).
Era el mandato del Padre- Dios el que regía; sin embargo, al matar al padre totémico, sustituto en autoridad, en organización social; (emperadores, reyes, dictadores, jefes de estado o jefes religiosos, magnicidios), entonces la voluntad y la realización de los deseos podrían tener otros caminos.
De una u otra manera, tanto la religión como las organizaciones sociales buscan vínculos afectivos con un sentido de convivencia. Nuestro aparato mental se ha desarrollado en su intento de explorar, conocer y adaptarse al mundo externo. Es ta tarea se cumple también por la ciencia construida por los hombres en su afán de conocer e investigar los modelos de la naturaleza.
Si bien la ciencia no es una ilusión, aquella pue de constituir se en otra creencia mágica y omnipotente. En el siglo XXI, los humanistas y psicoanalistas tendremos que volver a estudiar todas estas creencias y conceptos con respecto a los mitos y los dioses; para analizarlos con una perspectiva científica multidisciplinaria; a la vez que con el entendimiento de que tanto la lógica racional como la ilógica irracional proveniente del inconsciente participan en toda esta cosmovisión.
Figura 8. Laguna de Iguaque. Lugar donde nació la humanidad.
Según la mitología Chibcha. “La madre y su hijo con quien cuando fue adulto se casó y pobló la tierra cuando envejecieron volvieron al lugar; se convirtieron en serpiente y se hundieron en el agua”.
Si hacemos caso de las escrituras sagradas, como por ejemplo el Corán, vemos que Adán como el primer hombre es un arquetipo universal. También lo son todos los profetas y los protagonistas de los mitos. Así pues, tanto el politeísmo como el monoteísmo y sus correspondientes rituales; participan en la construcción de ideas, conceptos y creencias.
Todo esto, tiene que ver con la significación de las pa labras idea y concepto. Obviamente,estos textos conllevan cierta secuencia histórica, más no pretenden ser una historia de las culturas, y menos aún de las religiones. Cuando el lector de estos textos se enfrente a la idea y concepto de Dios, lo hará también con las creencias y la fe en el mismo; de igual manera, podrá autoanalizarse y ubicarse en una u otra posición.
Hay que hacer la salvedad que algunos seres tienen miedo de creer por comprometerse; otros creen por miedo a no tener creencias divinas sobre naturales; pues las explicaciones son insuficientes y conllevan a la necesidad de creer en “algo sobrehumano” que denominamos Dios.
En síntesis“creo por miedo o tengo miedo a creer, o creo por una necesidad imperiosa a creer ”. Hace un siglo se decía: “si no le tienes miedo a Dios ténselo a la sífilis”, hoy es al Sida; con ello es tenerle miedo a la muerte.
Resulta que el hombre se juega la vida, y algunas veces ha perdido el respeto y el valor de la misma; por que, para algunas personas, lo único existente es la realidad perceptible en el aquí ahora; de tal manera, lo demás pierde valor.
El valor a su vez, se ubica en el placer físico inmediato, sin contar con los valores espirituales individuales y colectivos; que implican una armonía interna y externa, la cual nos hace sentir en la paz de nuestra existencia.
Figura 9. Puesta de sol. En todas las mitologías el sol es el Padre Dios, de donde proviene la vida.
Ocurre que muchos científicos no se atreven a pensar y comunicar sus dudas, su no creencia en lo sobre natural; algunos lo hacen por temor a ser considerados ateos y con ello a ser rechazados dentro de la colectividad; mas cuando no se ha penetrado en el estudio de los conceptos que le hacen dudar; otros sólo se reducen a la tenencia de la “fe llamada de carbonero”, sin complicaciones teo y filosóficas; y por ende sin penetrar en los mismos temas abstrusos. Para muchos, este escrito les ayudará a ahondar en las ideas, conceptos y creencias o no, de y en Dios.
En el mundo científico psicoanalítico, existen unos pocos psicoanalistas que se refieren a cómo el psicoanálisis aplicado no es psicoanálisis; pues éste sólo se refiere al que acontece en la situación y proceso clínico analítico, en la relación dual (paciente-analista).
Esto que parece purista y restringido, en parte, a la técnica analítica; se presenta por una dificultad de entender cómo el mismo Freud abrió la puerta al entendimiento de los hechos y fenómenos mentales individuales y colectivos; míticos o histórico-sociales que tienen sus orígenes en configuraciones y mecanismos mentales; con modelos primarios construidos a través de los vínculos subjetivos e intersubjetivos, través de milenios.
Así, el mismo Freud se refirió al complejo de edipo y castración a través de generaciones. Lo que Freud no estudió fueron los modelos repetitivos en las especies animales con los postulados etológicos (pues él no era etólogo); y posiblemente lo que sólo le interesaba era el ser humano.
Sin embargo, si observamos hoy día el comportamiento animal, encontramos cuan importante es la relación vincular animal (madre-hijo-padre); en el aprendizaje por la supervivencia y otras conductas, así como la de la crianza; por ejemplo, encontramos experiencias de adopción de hembras depredadoras del animal abandonado o huérfano de madre y al mismo tiempo objeto de ser depredado; es decir, los papeles (roles), también se invierten y el instinto materno de protección se conserva; u ocurre lo contrario, la madre abandónica deja la prole a su destino y sólo importa la consecución del macho para la cópula y reproducción, dejando de lado la maternidad.
Figura 10. La tierra suspendida en el espacio sideral vista desde la luna.
Todo es luz y oscuridad, conciencia e inconciencia, vida y muerte mortalidad e in mortalidad, finito e infinito.
Esto que observamos en los animales, también es detectado en los seres humanos. Así mismo existen nodrizas en unas y otras especies. Volviendo a la no aceptación del psicoanálisis aplicado esto puede aparecer por el temor de ser descubierta la intimidad por otros; de tal manera, se rechaza el análisis aplicado; sin embargo se realiza en la vida cotidiana para interpretar las acciones de otros que despiertan envidia y por ende celos y rivalidad.
He aquí otra versión de la negación científica con un pseudocientifismo defensivo; el cual se origina por una rigidez técnica la cual podemos usar como una gran resistencia a las partes vulnerables las que tenemos que proteger con una negación y aún con el silencio.
De es to último, concluimos que el autor de estas líneas no puede guardar silencio por su propia curiosidad en el conocimiento. Muy seguramente la curiosidad no será satisfecha y por ende después de mucho analizar nos encontremos no sólo con más preguntas; sino con una oscuridad inmensa que nos deje incertidumbre, ignorancia y por ende un fondo de ansiedad.
Es así parafraseando a Freud como podría decir que soy dueño de mi silencio, esclavo de mis palabras y víctima de mis escritos. “Nada hay tan peligroso como la certeza de tener razón. Nada resulta tan destructivo como la obsesión de una verdad tenida como absoluta” Francois Jacob.
“Como en cualquier ciencia la ausencia de contradicción es indemostrable pero sí presente; además además ninguna ciencia tiene carácter absoluto, ni ninguna teoría del ‘todo’ puede justificar la existencia del universo; y ésta hasta ahora no está encontrada, y es aún imposible por que sería comprender el Todo; lo que significa el infinito de los sis temas formales de complejidad creciente” Gödel. Si existe la creencia y la fe en Dios; no se requiere pensar más ni pruebas que la sustenten. Si no se cree y no se tiene fe no hay prueba que valga.
Criticar es más fácil que asumir el precio del pensar, preguntándose a cada paso; para luego tomar decisiones sobre si creer o asumir una posición distinta.
Más aún la ciencia absoluta tendría que ser infinita y por ahora la ciencia que parte del hombre es finita; y solamente la infinitud es una posibilidad concebida por el hombre. La obra desarrolla la temática propuesta en el título, con la esperanza de no caer en que la Ciencia se convierta en un Mito y éste en un Dios.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍCAS
- Eliade M. Images of Symbols. París: Gallimrd, 1957.
- Eliade M. Mythes, Réves et Mystéres. París: Gallimrd, 1963.
- Eliade M. El mito del eterno retorno. Barcelona: Editorial Labor S.A., 1994.
- Sánchez Medina G. Modelos piscoanalíticos, arquitectura y dinámica del aparato mental. Bogotá: Cargraphics, 2002.
- De Francisco A. Sobre ideas de vida y muerte. Bogotá: Editora Guadalupe Ltda.. 2001.
- Sánchez Medina G. Historia, Sociedad Psicoanálisis y Medicina, Bogotá: Cargra phics, 1997.
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