Historia del CIAT en Colombia

Hace un poco más de 45 años, la Fundación Rockefeller en asocio con el Gobierno Colombiano; trabajaban en definir la localización del que terminaría siendo el CIAT.

Al final los candidatos fueron Turipaná en el departamento de Córdoba y Palmira. La decisión terminó siendo Palmira dadas las facilidades en educación y vivienda; para los expatriados y sus familias que vendrían a trabajar a Colombia.

El enfoque tradicional del CIAT así como el de otros centros del CGIAR fue el de la revolución verde.

Un énfasis fuerte en mejoramiento genético de los cultivos claves para la seguridad alimentaria mundial; (arroz, maíz, trigo, papa, diferentes granos y tubérculos, etc.); y los sistemas productivos con énfasis en aplicación de fertilizantes, principalmente nitrógeno.

Esto llevó a que al CIAT le tocara desarrollar un mandato global y un liderazgo; que hoy mantiene en los cultivos de yuca, frijol, pastos y arroz para América Latina.

Otra preocupación del CGIAR fue el de las sabanas africanas y en general en como desarrollar para la agricultura este tío de suelos difíciles; lo que llevó al CIAT y el Gobierno colombiano a establecer un centro de investigación del CIAT; en Carimagua en la hoy denominada Altillanura colombiana.

Buena parte del conocimiento inicial sobre la colonización productiva de estos suelos fue desarrollada por el CIAT en Carimagua; inclusive vale la pena anotar que el alumno mas aplicado en adquirir, replicar y profundizar estos conocimientos fue EMBRAPA; y que en buena medida la revolución del cerrado brasilero se gestó en sus inicios con el conocimiento adquirido en Carimagua.

En las ultimas dos décadas el mundo le dio la espalda a la investigación en agricultura. La financiación al CGIAR dejó de crecer a nivel global; y Colombia siguiendo la tendencia dejó de investir en ciencia y tecnología y sobretodo en las disciplinas agrícolas.

La razón de esto puede ser el éxito de la revolución verde: los problemas de alimentación de la humanidad estaban resueltos; y el mundo era capaz de producir excedentes que mantuvieran a la baja los precios de los alimentos.

Este problema de visión casi acaba no solo con el CIAT y sus centros hermanos sino con los sistemas nacionales de investigación.

En el caso de Colombia, se creó Corpoica hace 18 años en un momento en el que no existía el convencimiento de parte de la sociedad de su valor.

Esto llevó a que tanto Ciat como otras entidades tuvieran que dedicarse al “rebusque” para poder sostenerse; y finalmente en muchos casos desarrollando trabajos alejados de su naturaleza institucional.

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