Aranceles y TLC

Aranceles y TLC

Luis Guillermo Plata Páez. Ministro de Comercio, Industria y Turismo. Hace unos días, un titular de prensa anunció que en lo corrido del año, “sin TLC, el libre comercio ha costado $600 mil millones en aranceles”. El artículo explica los factores que conducen a ese resultado y luego plantea preocupación por el impacto que tendrán los tratados de libre comercio en los ingresos tributarios, en especial el de Estados Unidos.

Efectos temporales de los tratados de libre comercio

Se mencionaron como causas de lo observado en 2008 las reducciones temporales de aranceles, las importaciones de productos excluidos de IVA –como armamento y municiones–; la compra de maquinaria para minería y petróleo y la profundización de la integración con México.

Está bien que estos aspectos sean sometidos al escrutinio público y que los ciudadanos conozcan cómo asigna el gobierno los recursos con los que cuenta. Pero también es importante informar las razones para que el gobierno haya tomado esas decisiones.

Y éstas hay que recalcarlas: En primer lugar, forman parte de las medidas adoptadas con el objetivo de amortiguar los impactos negativos de la revaluación en sectores productivos; altamente empleadores de mano de obra.

Se suman a otras medidas como subsidios al crédito; restablecimiento del CERT para esos sectores y recursos directos por exportaciones realizadas entre abril y mayo del presente año.

Todas ellas tienen impacto fiscal, pero el objetivo es la preservación del empleo y de las fuentes de trabajo.

En segundo lugar, es un hecho que el país ha tenido que asignar ingentes recursos al gasto militar. Pero también es un hecho que la Política de Seguridad Democrática ha cambiado la cara de Colombia en materia de seguridad.

Sectores como el turismo, pasaron de la postración a una etapa de fortalecimiento que genera empleos, inversión y también más tributos.

En tercer lugar, es una urgencia para el país el hallazgo de nuevos yacimientos de hidrocarburos para conjurar la potencial dependencia del mercado internacional; además de aplazar el impacto negativo que ella tendría en la oferta de divisas que el país necesita mientras logra la diversificación hacia exportaciones de mayor valor agregado.

Es obvio que en la inversión en exploración y en explotación se requieren bienes de capital que no son producidos en el país.

Por último, estas decisiones se han adoptado en un escenario de crecientes ingresos fiscales; que permitió estos apoyos al sector productivo sin romper la tendencia de reducción del déficit fiscal del gobierno consolidado.

Efectos permanentes

A diferencia de los factores que pueden tener carácter temporal, se plantean temores que surgen de la política de internacionalización de la economía; pues sus impactos serán permanentes como resultado de los compromisos de desgravación acordados en los tratados de libre comercio.

Dado que el Tratado de Libre Comercio de Colombia con los Estados Unidos, como los otros que se han negociado y se negociarán; tiene como objetivo principal la eliminación de los obstáculos al comercio entre los dos países, se prevé la eliminación de aranceles. Una consecuencia lógica es la disminución de los ingresos fiscales por ese concepto.

Pero hay que enfatizar que el impacto fiscal no es únicamente la reducción de los ingresos tributarios o la potencial desviación de comercio, que magnifican algunos analistas.

Los procesos de integración económica, especialmente cuando son realizados entre economías desarrolladas y subdesarrolladas (negociaciones norte-sur); son creadores netos de comercio y generadores de mayor crecimiento económico, de lo cual hay amplia evidencia empírica.

Por lo tanto, el incremento del comercio y el del PIB deben compensar más que proporcionalmente los aranceles que se dejan de percibir.

Todos los estudios técnicos de impacto de los tratados de libre comercio, comprueban la caída de los ingresos por aranceles. Y también muestran que el efecto neto será positivo.

Cabe anotar que el balance final difiere según los aspectos del TLC que se modelan; son muchos los campos en los que se esperan impactos; pero es inviable incorporarlos todos en los modelos que utiliza la economía actualmente.

El estudio de Clara Patricia Martín y Juan Mauricio Ramírez, del Banco de la República, modeló no sólo la reducción de aranceles sino que incluyó diferentes escenarios con eliminación de las barreras no arancelarias y crecimiento de la inversión.

En el escenario en el que toma en cuenta la conjugación de estos tres elementos; (aranceles, barreras no arancelarias y mayor inversión) y el impacto del TLC en el crecimiento económico; los resultados indican que la caída de los ingresos fiscales ascendería a $650,6 miles de millones de pesos constantes de 2004; pero los resultados también indican que el mayor crecimiento del PIB ocasionaría un incremento de los ingresos fiscales por un monto de $681.9 miles de millones.

De esta forma, el efecto neto sería una reducción del déficit fiscal de $31 mil millones; esto comprueba que el efecto fiscal neto sería positivo para el país.

El estudio de Jesús Botero, del CIDE de la Universidad de Antioquia, también basado en un modelo de equilibrio general; modeló el aumento de la competitividad del país como consecuencia del TLC.

En lo que respecta al impacto fiscal, se tuvo en cuenta tanto la reducción de aranceles, como la mejora en los ingresos derivados del crecimiento de la economía.

El autor muestra que los menores aranceles reducen los ingresos del gobierno en un monto de $554 mil millones; esa caída es más que compensada con el aumento de otros ingresos derivados del mayor dinamismo del PIB.

El efecto neto que calcula Botero es positivo, lo que ocasiona una reducción del déficit fiscal de $835 mil millones de pesos o, lo que es lo mismo, de 0.6% del PIB.

El ejercicio de la DIAN contenido en el Marco Fiscal de Mediano Plazo 2006; tiene la ventaja de simular la reducción de aranceles de acuerdo con las canastas de desgravación acordadas en el TLC.

El monto de contracción de los ingresos ascendería a $645 mil millones en el primer año de vigencia del tratado y el efecto neto sería negativo en los primeros cuatro años; a partir del quinto año, el crecimiento de los otros ingresos, consecuencia del mayor dinamismo del PIB más que compensaría la pérdida por aranceles de los primeros años.

En síntesis, el gobierno tiene sólido sustento técnico para esperar que el impacto fiscal del TLC Colombia – Estados Unidos sea positivo.

En la evaluación de las políticas económicas es imperativo mirar las dos caras de la moneda; y no sólo lo que algunos analistas pueden considerar como efectos negativos.

También hay que ver las ganancias esperadas. En las reducciones temporales se está protegiendo el empleo de muchos colombianos y se está evitando la destrucción de riqueza. En las políticas de largo plazo se le está apostando a la posibilidad de pasar de pobres a ricos.

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