Dirección correcta, pero…

DIEGO MIGUEL SIERRA BOTERO

Los pasos adelantados por el gobierno del Presidente Uribe Vélez en los primeros seis meses de mandato, el trámite parlamentario y la convocatoria a la opinión pública desde el primer momento con el impuesto al patrimonio, han sido señalados por los diversos expertos como pasos en la dirección correcta. De manera particular, el esfuerzo fiscal para el control del gasto público, las reformas para la sostenibilidad pensional, la flexibilización laboral y la reforma tributaria.

Vamos en la dirección correcta, pero…¡qué inmenso sacrificio el que tiene que hacer la Nación colombiana!

La tradicional cuesta de enero exige en esta ocasión un doble esfuerzo; de un lado, el crecimiento inflacionario tiene que ver con la universalización del IVA y con la disparada de la tasa de cambio con sobredevaluación, por los problemas de inestabilidad del vecindario y la especulación en el mercado, además del modestísimo resultado de las exportaciones y la dificultad para la atracción de capitales.

En estas condiciones, el panorama de indispensable reactivación económica y crecimiento que se demanda de la estructura productiva del país, no obstante la renovación de la Ley de Preferencias Arancelarias para la Región Andina, Apta, se ve rodeado de incertidumbre, y el aspecto sicológico para los actores económicos cobra la mayor importancia.

Si el Presidente Uribe ha ejercido hasta el presente el liderazgo con su convocatoria en torno al programa de seguridad democrática y recientemente por su énfasis sobre la inversión social, se requiere que insista, dirija, convoque, aglutine y seduzca a quienes poseen el capital y los recursos (incluida, entre otros la fuerza, de trabajo, obviamente) a redoblar los esfuerzos de fe y entusiasmo en el país y a persistir en medio de un primer trimestre que se aprecia supremamente complejo y incierto.

Si a lo anterior le agregamos el atentado terrorista de El Nogal, que se suma con gravedad a los hechos del 7 de agosto, al atentado a la Fiscalía de Medellín, al terrorismo desatado en Arauca y a otros sucesos de similar corte y factura, que permiten agrupar en una sumatoria indiferenciada a los narcotraficantes temerosos de la extradición, a la delincuencia organizada del contrabando y a las fuerzas guerrilleras de Farc y ELN, supuestamente alentadoras de un acuerdo humanitario pero sin que medie el compromiso cabal de respeto al derecho internacional humanitario y el no secuestro, descubriremos el riesgo de penumbra antes que la luminosidad de los primeros días de gobierno y del periodo decembrino, con las caravanas terrestres.

La convocatoria del referendo y las discusiones públicas alrededor de varios artículos con los retruécanos introducidos en el Congreso de la República, así como los fenómenos calificados por algunos como antidemocráticos (prórroga de mandatarios por un año y votación en bloque por el “Sí”) han puesto un semáforo en amarillo, que señala la alerta sobre si el referendo, después de los compromisos iniciales de año con el Fondo Monetario Internacional, FMI, revivirá un episodio económico similar al del gobierno del Presidente Pastrana, cuando ante sus anuncios de convocar un referendo para revocar el Congreso, en quince días, el aumento de los spreads (prima por riesgo-país), las tasas de interés y la especulación con el dólar, pusieron en la picota pública a la economía colombiana.

La mejor de las suertes para el Presidente Uribe, cuando aún restan aproximadamente cuatro meses de discusiones constitucionales y políticas. ¡Que no sea el referendo un bumerang de especulación y crisis económica, que arroje por la borda los pasos dados en la dirección correcta!

¡Que no sea el referendo un bumerang de especulación y crisis económica, que arroje por la borda los pasos dados en la dirección correcta!

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