¿Cuál sería la alimentación saludable para un paciente con Fibrosis Quística?
Es fundamental mantener un buen estado nutricional en pacientes con fibrosis quística. Se recomienda repartir las comidas en 3 principales y 2 intermedias. La alimentación debe ser balanceada y rica en calorías, que contenga de todos los grupos de alimentos: proteínas, carbohidratos y grasas.
Las grasas no se deben restringir, por el contrario, es bueno que su dieta sea rica en alimentos de tipo graso: oliva, quesos, frutos secos, entre otros. (Te puede interesar también: ¿Cómo aceptar tener un hijo con Fibrosis Quística?)
Recomendaciones nutricionales para padres y cuidadores de pacientes con Fibrosis Quística
Una buena nutrición es muy importante para las personas con FQ. Ayuda al crecimiento y desarrollo, a combatir infecciones, al crecimiento de los pulmones, a que los músculos respiratorios se vuelvan fuertes y está muy relacionada con una buena salud pulmonar.
El objetivo de la nutrición es lograr una ganancia de peso adecuada y un crecimiento similar al de cualquier niño de su edad.
Niños de 0 a 1 año
Para la alimentación en niños menores de 1 año, la primera opción es la leche materna y en caso de no ser posible la lactancia materna, se sugieren las fórmulas lácteas.
No ofrezca jugo, agua u otros líquidos en forma rutinaria durante la lactancia. La alimentación de un niño menor de dos años con FQ es similar a la de un niño sano.
La leche materna satisface las necesidades para un adecuado crecimiento y desarrollo. Se recomienda aumentar el número de veces que se ofrece la leche materna, para favorecer la producción de leche y cubrir los requerimientos del niño.
Para una mejor absorción de nutrientes, es necesario que la lactancia materna este acompañada de la terapia con enzimas pancreáticas.
Suplementar con cloruro de sodio (sal) en las siguientes situaciones: fiebre, diarrea, climas calurosos siguiendo las indicaciones médicas. En menores de seis meses 1/8 de cucharadita de té, y en mayores de seis meses ¼ de cucharadita de té.
Inicie los alimentos diferentes a la leche, entre los cuatro y seis meses de edad. Debe iniciarse con alimentos ricos en zinc, hierro, complejo B, como carnes rojas, cereales, verduras de hojas y tallos verdes.
Las vitaminas que necesitan de enzimas pancreáticas para absorberse como la A, D, E y K serán suplementadas según la recomendación dada por su médico y deberán consumirse al mismo tiempo que las enzimas.
Niños de 1 a 3 años
Durante esta etapa se adquieren hábitos alimentarios, se debe vigilar posibles alteraciones de la conducta alimentaria.
Un niño o niña con FQ que empieza a caminar necesita consumir comidas nutritivas, al igual que cualquier otro niño de esa edad.
Requiere también enzimas, vitaminas especiales además de calorías adicionales para aumentar de peso, crecer y mantener una adecuada función pulmonar.
En este grupo de edad las necesidades calóricas están incrementadas en un 30-50% por: la enfermedad de base, la actividad propia de su edad y en aquellos casos que presentan exacerbación pulmonar.
Niños de 4 a 7 años
Si su niño o niña “pica” todo el día, no tendrá hambre a la hora de las comidas principales. Deje que su hijo(a) tenga algún control sobre lo que come.
Expóngalo a nuevos alimentos, preparación de texturas, sabores y colores. Presente los alimentos de forma agradable combinando colores, texturas, olores, preparaciones y no permita distracciones del medio ambiente. (Lee también: ¿Cómo vivir con Fibrosis Quística?)
Escolares y adolescentes
En esta etapa existe la influencia de la televisión y del medio ambiente en sus hábitos de alimentación, se presenta mayor actividad física y académica y un mayor porcentaje de la ingesta en forma de comidas rápidas, razón por la cual hay que saber elegir los alimentos.
Es esencial la creación de hábitos de alimentación y adecuados estilos de vida saludable. Por lo que se deben establecer horarios de comida, permitiendo que el niño participe en la elección y preparación de los alimentos.
Procurar que la ingesta de líquidos no sea durante las comidas para evitar la saciedad temprana. Sin embargo se recomienda un abundante consumo de líquidos entre comidas.
Suplementos de vitaminas: Estos son cruciales, debido a la mala absorción de vitaminas liposolubles A,D,E y K que caracteriza a la FQ.
Los suplementos de vitaminas ayudan a complementar las necesidades alimentarias de su niño(a) y previenen la carencia de estas, especialmente aquellas que se disuelven en grasas.
Aumento de calorías: se puede fortificar la leche, agregar margarina, mantequilla, aceites a alimentos como compotas de frutas, cereales, yogur, sándwich, vegetales o como aderezos en las carnes, adicionar crema de leche a frutas, ensaladas, sopas, puré de papa, salsas, malteadas.
Adicionar salsa de chocolate o de fresa a helados, pancakes, tortas, wafles y yogurt. Agregar tocineta en sándwich, ensaladas y carnes cocidas.
En los adolescentes en etapas de infecciones respiratorias agudas se debe evitar el exceso de consumo de harinas y azúcares refinados (azúcar blanca, miel, panela, arequipe, gaseosa, helados, golosinas).
Para no olvidar: más recomendaciones para pacientes con fibrosis quística
Su hijo(a) consumirá algunas de sus comidas en otras casas, en la escuela o la guardería. Enseñe a las personas encargadas para que sepan cuándo y cómo administrar las enzimas y a planear alimentos ricos en calorías.
Su hijo debe tomar enzimas antes de todas las comidas y bocados que pruebe. Envíe las enzimas a la escuela o guardería con las indicaciones apropiadas por escrito. Explique la situación a las maestras de su hijo.
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