La Historia de la Eyaculación Precoz
Para comprender de manera adecuada lo que hasta ahora se sabe y conoce sobre la EP, es importante conocer el proceso histórico en el que se ha desenvuelto la Sexología con esta disfunción a través del tiempo. Dividiremos en 5 períodos el desarrollo de los conocimientos y tratamientos, así:
Primer Período 1887-1917
La Identificación
Gross en 1887, fue el primero en mencionar en una publicación de carácter médico que existía un trastorno denominado la Eyaculación Precoz. Correspondió después a Von Krafft-Ebing retomar el tema en posterior publicación de 1901, de la cual habló sin profundizar en la materia14.
Segundo Período 1917-1942
El Psicoanálisis – La Urología
Aparecen simultáneamente la propuesta de Freud y las de la influyente escuela francesa de la urología del momento.
Es la época en que se impone el Psicoanálisis. La escuela freudiana afirma que la EP se debe a una neurosis, por conflictos inconscientes de individuos que todo lo focalizan en el pene con un trasfondo narcisista. Explicación que también se aplica a los entonces llamados impotentes (para referirse a la D.E.)7.
Evidente equivocación de la neurología freudiana y su terapéutica psicoanálítica, ya que hoy se conoce que los mecanismos neuroquímicos de la EP y la DE son completamente diferentes.
Por esa época las escuelas de urología de París y Lyon explicaban, que la EP se debe a una hipersensibilidad del glande y/o a una brevedad del frenillo. Y observa cómo algunos circuncisos mejoran de la EP. Es, entonces, cuando aparecen algunas cremas anestésicas y cirugías menores del frenillo, como
los primeros intentos farmacológicos y quirúrgicos como propuestas terapéuticas7.
Tercer Período 1953-1970
Lo Psicólogico y lo Somático
Aparecen las escuelas psicológicas analíticas con interpretaciones que se apartan un tanto de Freud. Escuelas que tratan de imponer el concepto de que todo se debe a “una ansiedad extrema” y todo tratamiento se enfoca hacia este tema.
Al mismo tiempo la medicina propone como referencia una posible causa orgánica al decir que se puede tratar de “un sistema de eyaculación débil”. Schapiro, remata al afirmar que se trata de un problema “mixto” debido a la ansiedad extrema y a la debilidad del sistema eyaculatorio15,82.
Cuarto Período 1970-1990
El Conductismo
Aparecen los pioneros de la Terapia Sexual.
Masters y Johnson (M&J) en la U. de San Louis y Helen Kaplan en N.York; proponen que la EP se debe a un mal aprendizaje, originado en las primeras relaciones sexuales rodeadas de ansiedad y urgencia, o en la masturbación en condiciones similares; que por ser apresuradas e inadecuadas causan ansiedad y una actuación inmediatista muy rápida, en todos los actos posteriores, es decir, que se repetirá siempre que el individuo intente el acto sexual; o sea, que es una conducta aprendida que se trata modificándola, por medio de conductas orientadas por el terapeuta3; nace el conductismo cuyas técnicas tratan de hacer conocer e instruir en la consulta (cognitivo) a la persona por medio de conductas correctas, re-aprendidas (conductual) de lo que sería correcto.
M&J internaban en su clínica a las parejas para que practicaran allí durante una temporada las técnicas conductistas, bajo supervisión de los terapeutas; estas técnicas fueron reforzadas y explicadas en mayor detalle por una psiquiatra sexóloga de la U. de Nueva York, Helen Kaplan6; aparecen luego técnicas del mismo tipo como la Cognitivo-Conductual (información en el consultorio y ejecución en el domicilio); y las que hacen hincapié en la reeducación para el placer, como la Racional Emotiva de Albert Ellis.
Quinto Período 1991-2005
La Neurobiología
Con los trabajos de Waldinger se plantean tres puntos fundamentales: primero la definición cuantitativa7, segundo la posibilidad genética por la existencia de un factor hereditario y tercero el papel de la Serotonina y la la teoría del Umbral a diversos tipos de 5HT, en especial a la hiperactividad de los receptores 5HTA1 y la hipoactividad de los 5HT2C7,15,16,17,18.
Epidemiología y Prevalencia
La EP es una condición que permanece subdiagnosticada, subdtectada y subtratada a pesar de que existen algunos avances en los tratamientos72.
La ausencia de un consenso claro sobre lo que es, o debe ser, el tiempo normal de latencia intravaginal, ha dificultado la investigación de la prevalencia de la EP73. Sin embargo, dado que la definición cuantitativa, basada en el IVELT (Tiempo de Latencia Eyaculatorio Intravaginal) no ha sido el parámetro que resuelva todo el concepto de este trastorno, los estudios empiezan a tener en cuenta no solo el IVELT, sino el concepto vivencial sobre control y satisfacción.
La mayoría de autores concuerdan en que la EP es la disfunción sexual masculina más frecuente. Pero llama la atención la amplitud de las cifras que oscilan entre el 25% y el 75%. Así, para Zilberfeld el 39% de los hombres están insatisfechos sexualmente por razón de EP20. Para Pietropinto la cifra oscila entre el 15% y el 40%21.
Para Lawrence entre 22% y 38%22; Metz y Pryor afirman que por lo menos el 25% la sufren2. Frank estudió 100 parejas y encontró EP en el 36%. Lauman en una muestra de 1410 hombres entre los 18 y 60 años encontró EP en el 21%25.
La clásica serie de Kinsey sobre 5.300 hombres, en quienes tomó como referencia cuando la Ey ocurría antes de 2 minutos luego de la penetración, es un trabajo apreciable no solo por el gran número sino porque se trata de una investigación realizada durante diez años (1930-40) y, además, se refirió de alguna manera al aspecto cuantitativo; su cifra fue del 75%, bastante llamativa por lo alta8.
Si bien se dice que en la población masculina la EP:
Es más frecuente que la DE, en nuestra consulta no ha sido así pues la EP es la segunda causa, mientras que la primera es la DE23; en cambio Guindín afirma que el 70% de los hombres de su consulta presentan EP24.
El estudio de Nolazco señala que la prevalencia es del 28.3%, en 2.715 argentinos que llenaron cuestionarios al acudir al chequeo de próstata, estudio que se basa en la información personal74.
Tal vez la investigación conocida como El Estudio Global de Actitudes y Conductas Sexuales (GSSAB)75, es una de los más amplias y con mayor fuerza estadística. Sugiere que la prevalencia global de EP es de aproximadamente un 30%.
Este estudio colectó los datos de participantes entre 40 y 80 años (13.618 hombres y 13.882 mujeres) vía cara a cara, telefónicamente y con cuestionarios complementarios por correo en 29 países, con los siguientes resultados:
Prevalencia total o promedio, fue la de que un tercio de los hombres presentaban EP; la prevalencia en Latinoamérica fue del 28.3% (que concuerda exactamente con la de los argentinos en la investigación de Nolazco y cols); la prevalencia más baja correspondió al medio Oriente con el 12.4% mientras que la cifra más alta fue para el Sureste asiático con 30.5%; para el Norte y Sur de Europa las cifras fueron parecidas: 21- 22%; para el Este de Europa el 27% y para el Este asiático 31%. Y para el conjunto de USA, Canadá, Australia y Nueva Zelanda fue del 25%75.
Se hacen suposiciones sobre la baja prevalencia en el Medio Oriente, y entre algunos de los factores se señala la circuncisión, que en recién nacidos o muy jóvenes, puede disminuír la sensibilidad, debido a la queratinización del glande76.
La relación de EP entre las etnias no es clara, aunque hay algunos estudios al respecto.
El del National Health and Social Life Survey (NHSLS) sobre 1.410 hombres, en 1992, y con edades entre los 18 y los 59 años, indican una prevalencia de EP del 19% en los caucásicos, 34% en los negros y 27% en los hispanos; sin embargo, un estudio más reciente, año 2003, señala que la prevalencia es del 16% en caucásicos, 21% en negros y 29% en hispanos; es de señalar que este último estudio se realizó en un grupo etáreo diferente, en hombres entre los 40 y 80 años.
En cuanto a los grupos etáreos, algunos autores afirman que la prevalencia de EP no tiene relación con la edad, basados en el estudio que hicieron entre los 18 y 59 años77,78.
Como se puede observar, al hablar de EP las cifras tienen una amplia oscilación. Tal vez como resultado de que no ha existido desde el principio uniformidad en los criterios de estudio, empezando porque no ha habido una definición uniforme que satisfaga las exigencias de la investigación, ya que los estudios no indican claramente qué criterio exacto se ha seguido para calificar de EP al individuo, y si lo indican, se aprecia que son diferentes, unas veces cualitativos, otras cuantitativos, unas subjetivo, otro objetivo y otros mixtos; en las más de las veces ha sido el mismo paciente quien se autocalifica de tal.
Los criterios han sido, pues, muy dispares y de allí los resultados tan disímiles. Por esto, no se puede contar aún con estudios epidemiológicos valederos. A pesar de las cifras tan disímiles la mayoría de los sexólogos coinciden en que la más frecuente de las disfunciones sexuales masculinas es la EP.
Sin embargo, cabe preguntar:
¿Si aún no se ha llegado a un consenso de definición, ¿cómo es posible señalar la verdadera prevalencia de esta disfunción? Las observaciones que se han podido comprobar hasta ahora con respecto a los EP y para tener en cuenta, son:
- la EP se da en todos los estratos socioeconómicos y culturales.
- Se presenta en todo tipo de matrimonios y parejas y no depende de la calidad de estas.
- No tiene relación con diversos síndromes psicopatológicos.
- Suele darse en personas saludables.
- Se encuentra una cierta tendencia a ser más frecuente en individuos ansiosos.
- Los factores de riesgo de la DE no tienen relación ni son válidos para la EP.
- Es más frecuente en jóvenes y en quienes tienen las relaciones sexuales espaciadas
- Existe una tendencia familiar – Factor genético?
- Suele mejorar eventual u ocasionalmente con el alcohol.
- Mejora al repetir el coito.
Al respecto de que sea más frecuente en adolescentes, no existe un estudio válido sobre grupos etáreos; aunque se ha afirmado que la mayor prevalencia en jovencitos y menor en adultos es porque estos fueron aprendiendo con el tiempo; sin embargo, se podría argüir, que esto sucede porque el sistema nervioso experimenta una maduración en sus núcleos y sistemas bioquímicos al pasar a la adultez.
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