Antecedentes de Abuso Sexual y Lactancia Materna

Liga Internacional de la Leche

Dra. Kathleen Kendall-Tackett, PhD
Artículo original publicado en
Breastfeeding Abstracts. 1998; 17(4):27-28
Traducido por:
Dra. Claudia Betancourt
Pediatra

Una de cada cinco mujeres en los Estados Unidos ha sufrido abuso sexual durante la infancia1,2. El abuso sexual en el pasado puede afectar muchos aspectos del nivel corriente de funcionamiento de la mujer, incluyendo amamantamiento y crianza3. Sólo un estudio reciente ha considerado específicamente el amamantamiento entre las mujeres con antecedente de abuso sexual4. Los autores encontraron una intención de amamantar mucho más alta entre las mujeres que tenían el antecedente que entre sus contrapartes que no habían sufrido abuso sexual.

A pesar de la falta de estudios directamente relevantes, si hay una gran cantidad de investigación sobre los efectos del abuso sexual a largo plazo. Esta literatura puede ser de ayuda en la identificación de algunos de los tópicos y preocupaciones que enfrentan los “sobrevivientes” adultos.

Los efectos del abuso sexual a largo plazo pueden ser divididos en siete áreas del funcionamiento3,5,6. Así, hay un amplio rango de posibles síntomas que pueden afectar la lactancia materna en grados variables. Las “sobrevivientes” del abuso sexual pueden experimentar algunos o ninguno de estos síntomas.

Trastorno por Ansiedad Post-Traumático (PTSD)

Las madres pueden experimentar recuerdos súbitos e inoportunos, hipervigilancia, y trastornos del sueño. Mientras la mayoría no cumplen todos los criterios diagnósticos de PTSD, el 80% de los adultos sobrevivientes si tienen síntomas de PTSD3,7. Las madres pueden experimentar recuerdos súbitos de su abuso durante el trabajo de parto y el parto o cuando ellas colocan a sus bebés al pecho. Algunos desencadenantes de estos recuerdos súbitos pueden incluir la salida rápida de la leche o el contacto piel con piel. Otras mujeres pueden no experimentar los recuerdos súbitos, pero si pueden tener un malestar vago cuando están amamantando7.

Distorsiones Cognitivas

Las madres pueden sobre-estimar un peligro para ellas mismas o sus bebés, o percibirse a ellas mismas como débiles o necesitadas de ayuda (abandonadas). Estas percepciones pueden llevar a un estado de “abandono aprendido” que puede influir en su estado emocional y en su capacidad para buscar asistencia cuando esto sea necesario3,5. Cuando estas madres encuentran dificultades durante la lactancia materna, ellas pueden asumir que no hay nada que puedan hacer y que vaya a ayudar.

Sufrimiento Emocional

El sufrimiento (distress) emocional incluye algunas de las secuelas más comunes del abuso sexual: depresión, ansiedad, trastornos por pánico y furia. La depresión es un síntoma especialmente común; los “sobrevivientes” adultos tienen un riesgo de depresión cuatro veces mayor durante su vida que sus contrapartes que no han sufrido abuso. Esto es preocupante porque de por sí el postparto es un momento en el cual muchas mujeres son vulnerables a la depresión. Los trastornos del ánimo pueden tener un efecto negativo sobre la forma en que las madres interactúan con sus bebés.

Alteración en el Sentido de Si Mismo

Las madres pueden manifestar una alteración en el sentido de sí mismas, teniendo dificultades para separar sus estados emocionales de las reacciones de los otros. Ellas pueden tener dificultades para la autoprotección, lo que las lleva a un riesgo incrementado de revictimización3. Más típicamente, ellas pueden no ser capaces de movilizar el soporte social necesario entre su red de amigos y familiares en un momento en que ellas realmente lo necesitan7.

Evitación

Algunos de los efectos a largo término más serios del abuso sexual caen dentro de la categoría de la evitación. Las madres pueden experimentar una disociación, lo cual incluye alteraciones en la percepción corporal, insensibilidad emocional, amnesia a recuerdos dolorosos, y trastorno de personalidad múltiple. Otros tipos de conducta por evitación son el abuso de sustancias, ideas e intentos suicidas y las “actividades para reducir la tensión” incluyendo un comportamiento sexual indiscriminado, o comer o beber en exceso y auto-mutilación3,5. Una madre puede recuperar súbitamente los recuerdos del abuso durante el puerperio, o ella puede tener un trastorno de alimentación, o puede ser una consumidora de sustancias. El manejo de todas estas situaciones requiere la intervención de un profesional en salud mental.

Dificultades Interpersonales

No es de sorprender que los sobrevivientes adultos pueden también tener problemas con las relaciones interpersonales. Ellos pueden adoptar un estilo de “evitación”, caracterizado por un baja interdependencia, una pobre revelación de sí mismo, y poca cordialidad. O también pueden adoptar un estilo “inoportuno” caracterizado por unas necesidades extremadamente altas de cercanía, una excesiva manifestación de sí mismo, y un estilo demandante y controlador. Estos estilos pueden afectar las relaciones con los amigos, los compañeros y con sus propios niños. Ambos estilos son problemáticos y generalmente terminan en soledad3,6. Para la madre que amamanta, estos estilos inefectivos pueden bloquear su habilidad para leer y responder apropiadamente a las señales de su bebé.

Salud Física Y Susceptibilidad a las Enfermedades

Esta es el área de estudio más reciente en abuso sexual. Los hallazgos de estos estudios indican que un porcentaje relativamente alto de sobrevivientes de abuso sexual tienen un riesgo aumentado de tener problemas de salud8, especialmente de aquellos con un fuerte componente mente-cuerpo, tales como síndrome de intestino irritable y fibromialgia5,9,10. Estos pueden afectar la salud global y el nivel de energía de la madre, incrementando su vulnerabilidad a las infecciones del seno y mezclándose a las tensiones del período postparto.

Hay algunos otros síntomas que los profesionales pueden encontrar y que deben alertarlos sobre las posibilidades de abuso sexual en el pasado. Por ejemplo, algunas madres no pueden tolerar el contacto del bebé con el seno. Ellas pueden señalar que el bebé está “mordiendo”, aún cuando no haya evidencia de tal cosa. Otras pueden hacer bromas o comentarios inapropiados acerca de la lactancia y de las necesidades del bebé (por ejemplo: “como todos los hombres”). Aún otras pueden parecer avergonzadas de sus senos. Algunos de estos comentarios pueden ser el resultado de estar viviendo en una cultura que es ambivalente acerca de la lactancia materna, y no tener nada que ver con el abuso sexual. Pero para otros, estos comentarios deben, al menos, hacer surgir en la mente del profesional la posibilidad del antecedente de abuso sexual.
Existe un número de pasos positivos que los profesionales pueden seguir para ayudar a la mujer con antecedente de abuso sexual durante la lactancia materna. Es importante tener en mente que cada madre es diferente. Aproxímese a cada situación con una mente abierta. Lo que puede ser un asunto o un problema importante para una madre puede no serlo para otra.

Ofrezca sugerencias que puedan hacer la lactancia más confortable. Trate de encontrar cuáles situaciones hacen sentir incómoda a una madre. Algunas áreas potencialmente problemáticas (pero no limitadas a ellas) incluyen el contacto piel a piel, el juego con los niños mayores y el amamantamiento durante la noche. Ayude a las madres a trabajar dentro de su nivel de bienestar y a encontrar soluciones que funcionen para ellas. Si una madre puede ser una “sobreviviente” de abuso sexual, siempre pídale permiso antes de tocarla. Esto le permite a ella la posibilidad de controlar la cantidad de contacto.

Haga una remisión. Si una madre menciona que ella ha sido sexualmente abusada, converse con ella la posibilidad de consultar a un profesional que la pueda ayudar (si no lo ha hecho anteriormente). En tanto que los expertos en lactancia desean mostrar empatía y ofrecer apoyo, deben evitar llegar a ser la fuente principal de soporte emocional para aquellos tópicos que sólo están tangencialmente relacionados con la lactancia. La remisión es necesaria para una madre que experimenta serias dificultades, o las dificultades están por fuera del campo de la lactancia.

Eduque a los proveedores de salud acerca del curso normal del amamantamiento, incluyendo lactancia a libre demanda, “sueño compartido” y destete tardío. Esta es un área en donde un profesional experto en lactancia materna puede hacer la diferencia significativa. Muchos profesionales en el campo del abuso sexual sienten que algunas prácticas de “vinculación y crianza”, tales como el “sueño compartido” y la alimentación a libre demanda, son un resultado negativo de la experiencia de abuso sexual.

Los profesionales que apoyan la lactancia materna pueden educar a los profesionales que cuidan la salud mental, ya sea directamente o a través de la madre, acerca de la normalidad de estas prácticas, especialmente desde una perspectiva global11.

Algunas “sobrevivientes” no pueden siquiera considerar el amamantamiento, mientras que otras pueden encontrarlo reparador. Incluso otras pueden estar situadas en algún punto entre las dos posiciones. A través del acercamiento a cada madre con suavidad y respeto, nosotros podemos ayudar a las mujeres que desean amamantar a que tengan una experiencia de lactancia positiva.

Kathleen Kendall-Tackett es Asociada a la Investigación en el Laboratorio de Investigación Familiar, Universidad de New Hampshire en Durham, New Hampshire. Ella es autora de Depresión Post-parto: Una aproximación Comprensible para Enfermeras y es una Líder activa de la Liga de la Leche.

Bibliografía

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2. Gorey, K. M. And D.R. Leslie. The prevalence of child sexual abuse: Integrative review adjustment for potencial response and measurement biases. Child Abuse Neglect 1997; 21:391-8.
3. Briere, J.N. and D. Elliot. Immediate and long-term impacts of child sexual abuse. Future Child 4:54-69.
4. Benedict, M., L. Paine, and L. Paine. Long-term effects of child sexual abuse on functioning in pregnancy and pregnancy outcome: Final report. Washington DC: National Center on Child Abuse and Neglect, 1994.
5. Kendall-tacket, K. A and R. Marshall. Sexual victimization of children: Incest and child sexual abuse. In Issues in Intimate Violence, ed. R. K. Bergen, 47-63. Newbury Park, CA: Sage, 1998.
6. Becker-Lausen, E. And S. Mallon-Kraft. Pandemic outcomes: The intimacy variable. In Out of Darkness: Current Perspectives on Family Violence, de. G. K. Kantor and J. S. Jasinski, 49-57. Newbury Park, CA: Sage 1997
7. Kendall-Tackett, K. A. Breastfeeding and the sexual abuse survivor. J Hum Lact (In press).
8. Moeller, T.P., G. A. Bachman, and J.R. Moeller. The combined effects of physical, sexual, and emotional abuse during childhood: Long-term health consequences for women. Child Abuse Neglect 1993; 17: 623-40.
9. Drossman, D., J. Leserman, G. Nachman et al. Sexual and physical abuse in women with functional and organic gastrointestinal disorders. Ann Intern Med 1990;113:828-33.
10. Boisset-Pioro, M. H.. J. M. Esdaile, M. A. Fitzchrles. Sexual and physical abuse in women with fibromyalgia syndrome. Arch Rheum 1995; 38:235-41.
11. Stuart-Macadam, P. And K.A. Dettwyler. Breastfeeding: Biocultural Perspectives. New York: De Gruyter, 1995.

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