Apuntes para la Historia de la Cirugía del Tórax en Colombia
* Palabras del Dr Gilberto Rueda Pérez. (Cirujano de tórax y miembro de la Academia Nacional de Medicina) en el homenaje del quinto aniversario del fallecimiento del Dr. Camilo Schrader F.
Para referirnos a la historia de la Cirugía del Tórax en Colombia y particularmente en Bogotá, debemos necesariamente hacer referencia al Hospital Santa Clara, fundado hace 60 años, el 16 de julio de 1942, bajo la voluntad y el espíritu de servicio de la Señora Doña Lorencita Villegas de Santos, quien al ver el estado de abandono en que se encontraban los enfermos de tuberculosis, en el Hospital San Juan de Dios de Bogotá, en visita practicada como presidenta y Fundadora de la Liga Antituberculosa Colombiana LAC, recientemente conformada por esas fechas por ella, logró de su esposo el Presidente de la República doctor Eduardo Santos, la construcción, dotación y puesta en marcha de ese hospital que, destinado inicialmente a la atención de los tuberculosos, se constituyó en el centro nacional del tratamiento médico-quirúrgico de esta inmisericorde endemia, que aquejaba entonces al género humano y que en el presente ha vuelto a atacar los grupos más vulnerables de la población. El hospital en los últimos veinticinco años ha virado hacia el tratamiento general de la patología humana, una vez que se logró, gracias a los tratamientos modernos de la tuberculosis, eliminar los sanatorios como tales.
Fue el 10 de septiembre de 1942, pocos meses después de fundada la Institución, cuando su Director el doctor Carlos Arboleda Díaz y el Joven ayudante doctor Antonio Acosta Pinzón practicaron una “pleurotomía con resección costal” para drenaje de un empiema, operación que hoy con las mismas indicaciones, se practica con el nombre de toracostomía, dando inicio así a la historia de la cirugía torácica en el hospital.
En su primer año de existencia se practicaron 29 intervenciones quirúrgicas tales como 10 frenicostomías, 8 pleuroscopías o toracoscopías (procedimiento hoy de moda y en uso generalizado en el mundo que, con el nombre de su autor Jackobeus se practicaba como complemento al neumotórax y que años más tarde, en 1967 reimplantamos en nuestro servicio quirúrgico en el hospital, con las indicaciones actuales.
En 1943 se practicaron 54 intervenciones siendo la pleuroscopía la predominante. Pero vemos aparecer la toracoplastia, habiéndose practicado nueve de ellas, siendo la primera realizada por los doctores Carlos Arboleda Díaz, Rafael Mejía y Ceballos Velez, según la técnica de Semb, con anestesia local Ayudados pienso yo, por algo de persuasión y por qué no decirlo, con ayuda principal de la llamada anestesia por contención tan generalizada, hace ya más de medio siglo. Método éste que, para sorpresa de los cirujanos hacía que los pacientes programados para cirugía huyeran despavoridos saltando las paredes del Sanatorio, antes de someterse a semejante martirio. Se utilizaba así mismo la anestesia general con Cloroformo inicialmente , luego con Eter y posteriormente con ciclopropano y Oxido nitroso.
La cirugía continuó en aumento rápido con predominio de la toracoplastia, de los Plombajes con aceite, bolas de lucita, esponjas de ivalon, procedimiento introducido y practicado por mi hacia 1958 tanto en el Hospital Santa Clara, como en el Hospital San Carlos, magnífica institución antituberculosa, creada en 1949 por donación magnánima de don Gustavo Restrepo cuyo departamento quirúrgico fue ocupado por el doctor Alfredo Artunduaga, eminente cirujano del tórax.
Después de 1945 comienzan a aparecer las drogas antituberculosas, el PAS, la Estreptomicina, y luego la Isoniacida, con lo cual se da inicio a la protección pre y postoperatoria del paciente y se determina el desarrollo moderno de la cirugía del tórax.
Fue en el año de 1948, período todavía temprano en la historia de la cirugía reseccional, cuando entró el Sanatorio en esta etapa.
Con la llegada al país del doctor George Humphreys, con su equipo de colaboradores de los Estados Unidos, se presentó la oportunidad de practicar la primera Neumonectomía realizada en el Sanatorio y en nuestro país. Este histórico caso merece citarse más ampliamente:
La paciente, una niña de 12 años, quien había ingresado al Sanatorio el 3 de julio de 1948 con diagnóstico de tuberculosis pulmonar, con destrucción del pulmón izquierdo y había sido tratada con neumotórax y la medicación usada por esa época, y dada de alta de otro hospital, por curación. Como continuara la sintomatología, fue internada en el Hospital Santa Clara, en la fecha antes mencionada. El estudio exhaustivo especialmente desde el punto de vista endoscópico, practicado por el doctor Gustavo Gómez Hurtado, quien ya había iniciado en Colombia la practica de la endoscopia bronquial y había iniciado la sección hospitalaria denominada de Patologías no Tuberculosas, demostró una masa endobronquial izquierda de aspecto tumoral benigno, que fue tratada por cauterizaciones endoscópicas en repetidas oportunidades. Los informes de anatomía patológica de las biopsias practicadas dieron resultados positivos para carcinoide de células cilíndricas. En vista de estos resultados positivos para Carcinoide y consultado el caso con el doctor Humphreys, se acordó practicar una Neumonectomía izquierda en el Ateneo quirúrgico el 14 de octubre de 1948. Y el 22 de octubre de ese año hace precisamente 54 años, fue practicada la intervención por los doctores Humphreys y Carlos Arboleda Díaz. El acto quirúrgico transcurrió sin dificultades especiales y el postoperatorio no presentó accidentes dignos de mención. Actuó como anestesiólogo el doctor Volpito Jefe del Grupo de Anestesia del Profesor Humphreys y como colaborador incipiente por la época, el doctor Juan Marín quien posteriormente habría de ser uno de los grandes pilares de la anestesiología moderna.
Este caso inicia la cirugía de resección pulmonar en Colombia y se encuentra incrustado en el período de mayor apogeo de la cirugía de colapso.
En el año de 1949, año histórico en nuestro medio, se practican las dos primeras intervenciones de resección pulmonar hechas por cirujanos colombianos, una Neumonectomía y una lobectomia, por los doctores Arboleda Díaz y Rafael Samper respectivamente, que continúan el ejemplo dado por el profesor norteamericano y señalan la iniciación de la cirugía de resección practicada por nuestros compatriotas.
En la década de los años 50, con la vinculación del doctor José Pablo Leyva, comienza a verse el predominio de la lobectomía sobre la toracoplastia, el doctor Leyva se vincula al hospital como Profesor de la Cátedra en la Universidad Javeriana y es la primera persona realmente entrenada en las técnicas modernas de la cirugía del tórax; en Santa Clara era tal su talante y su deseo por la prosperidad de la cirugía del tórax, que comenzó con su grupo de alumnos a practicar los primeros experimentos en cirugía de transplante pulmonar en Colombia; importó monos macacus Rhessus del Africa, a los que se les practicó transplante pulmonar entre ellos mismos, con el fin de hacerlo posteriormente en humanos, lo que, como es natural, con los incipientes medios de la época, no pudo realizar; fue el doctor Leyva un maestro en toda la extensión de la palabra. Murió súbitamente el día 9 de agosto de 1962 habiendo vivido intensamente.
No puedo menos en esta oportunidad, distinguidos colegas, que hacer una referencia especial aunque breve, a mi querido amigo, compañero de trabajo de muchos años en el Hospital Santa Clara, gran cirujano del Tórax y maestro de cirujanos, muerto hace relativamente poco tiempo, el doctor Camilo Schrader Fajardo. Nació en la ciudad de Bogotá. En enero de 1925 se graduó en la Universidad Javeniana y viajó posteriormente a la ciudad de Washington, en los Estados Unidos, en donde se especializó en cirugía torácica y llegó a Santa Clara, a su Departamento Quirúrgico hacia 1954, cuando ya la ruta técnica de la cirugía del tórax había sido abierta con dificultad por los precursores que ya hemos mencionado. Traía los conocimientos mas avanzados de la cirugía del tórax que por ese momento, gracias al descubrimiento de Waksman y al advenimiento de otros antibióticos para el control de la tuberculosis, estaba llegando a su máximo apogeo. Como profesor de la cátedra en su Universidad la Javeriana, desarrolló toda su capacidad en el hospital.
Con Camilo a través de la amistad que nos unía, establecimos una competencia llena de emulaciones en el área quirúrgica del hospital, que nos llevó a superarnos día por día, hasta lograr conducir las técnicas quirúrgicas a su más alto nivel de seguridad, reduciendo paulatinamente la mortalidad para alcanzar, en 1974, ese anhelado 0%. En un año quirúrgico en nuestro hospital fuimos testigos del auge y apogeo total de la cirugía torácica en Colombia y luego, con el advenimiento de las nuevas técnicas del tratamiento médico, que ayudamos a introducir al país, logramos ver la declinación progresiva de la indicación quirúrgica en tuberculosis, hasta llegar al estado actual en esta materia. Tuvimos oportunidad hacia el año 1967 de reactivar la técnica de la Toracoscopía con propósitos reseccionales y diagnósticos, así como de introducir la técnica de la Mediastinoscopía que luego tuvo preponderancia en nuestro servicio.
Mas que un cirujano y un cirujano de tórax, fue un maestro de la especialidad, enseñó en todo momento, fue fiel a su Alma Mater La Universidad Javeriana y a su Facultad de Medicina, lo mismo que al hospital Santa Clara. Enseñó y dirigió a sus alumnos no solamente de la Javeriana, puesto que muchos de sus discípulos pertenecieron a otras facultades específicamente a la Universidad Nacional de Colombia, y a todas las que tenían vinculación universitaria con ese gran centro docente que ha caracterizado a Santa Clara. Fue un verdadero maestro, no se limitó a transmitir sus conocimientos sino, más importante aún, estimuló la investigación científica y estimuló también la controversia en los Ateneos quirúrgicos del hospital que fueron famosos a través de la historia de este centro que tanto bien ha hecho a la comunidad colombiana.
Vivió Camilo y yo tuve oportunidad de compartir con él esos veinte años cruciales del apogeo quirúrgico que fue manejado por él con maestría, con profesionalismo, período en el que disfrutó, enseñó y gozó y cosechó sus frutos.
Al terminar su ciclo en el Hospital Santa Clara de Bogotá, después de 39 años de servicio a la Institución, fue llamado por el Instituto de Cancerología para encargarse de la cirugía oncológica del tórax y él, con toda honestidad, dentro de esa envidiable dedicación a la enseñanza, trasladó su maravillosa experiencia y su deseo de servicio y su vocación de maestro a ese hospital que se convirtió en su segundo teatro de enseñanza y Camilo se sintió orgulloso y recuperó todo su optimismo y su categoría y su felicidad.
Y luego, en su apogeo, murió.
Murió súbitamente el 18 de marzo de 1998, tal vez sin dolor, como un premio a una vida profesional digna del recuerdo que hoy le entregamos.
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