Estilos de Vida como Factores de Riesgo

1. Tabaco

El tabaco es la principal causa de muerte prevenible en Estados Unidos, donde aporta una cuota de aproximadamente el 35% de muertes por ECV14. Genera aterosclerosis subclínica. Las mujeres fumadoras que toman anticonceptivos orales tienen un incremento diez veces de mayor riesgo en comparación con aquellas que no fuman y no toman anticonceptivos. La exposición al humo del cigarrillo igualmente incrementa el riesgo14.

2. Inactividad física

La actividad física disminuye el riesgo de ECC, retardando la aterogénesis e incrementado la vascularización del miocardio. Igualmente favorece un incremento del colesterol HDL, mejora la sensibilidad a la insulina y por ende la tolerancia a la glucosa, controla la ganancia de peso y reduce la presión arterial.

3. Dietas deficientes

La dieta tiene un impacto directo sobre la aterosclerosis coronaria y su modificación reduce el riesgo de ECV. El desequilibrio en los constituyentes de la dieta es un factor que favorece la malnutrición (obesidad).

4. Estrés

La personalidad tipo A, acompañada de incremento de los niveles de estrés, se asocia con riesgo aumentado de ECV.

5. Consumo de alcohol

Un consumo moderado de alcohol (una copa en mujeres y dos copas en hombres por día) se ha asociado con reducción del riego de ECC y elevación del colesterol HDL15. Así mismo un consumo inadecuado de licor eleva la presión arterial y los triglicéridos16.

El resveratrol que se encuentra presente en la piel de la uva ha mostrado impacto, incrementando el colesterol HDL y facilitando la reducción del fibrinógeno17.

La obesidad, la hipertensión, la diabetes y el síndrome metabólico son patologías que se encuentran relacionadas con la ECV y son considerados factores de riesgo modificables. Como factores no modificables se encuentran la disminución en la síntesis de estrógenos (menopausia), la edad y la historia familiar.

El ATP-III (Third Report of the Expert Panel on Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Choslesterol in Adults – Adults Treament Panel III) recomienda en prevención primaria y secundaria de ECC el patrón limentario que se muestra en el cuadro 3.

Igualmente la American Heart Association (AHA) sugiere las recomendaciones nutricionales con la finalidad de reducir el riesgo cardiovascular a partir de los dos años de vida que se observan en el cuadro 4.

Cuadro 3. Composición de nutrientes del patrón dietética del cambio del estilo de vida terapéutico.

Nutriente Ingesta recomendada
Grasa saturada* Menos del 7% de calorías totales.
Grasa poliinsaturadas Hasta el 10% de las calorías totales.
Grasa monoinsaturada Hasta el 10% de las calorías totales.
Grasa total 25%-35% de las calorías totales.
Carbohidratos+ 50%-60% de las calorías totales. Fibra 25-30 g/día.
Proteína Aproximadamente el 15% de calorías totales. Colesterol
Calorías totales (energía)++ Equilibrar ingesta y consumo de energía para mantener peso corporal deseable/prevenir aumento de peso.

* Los ácidos grasos trans son otra grasa elevadora de la lipoproteína de baja densidad que deben consumirse en muy pocas cantidades.
+ Los carbohidratos deben proceder predominantemente de alimentos ricos en carbohidratos complejos, incluyendo cereales, especialmente cereales integrales frutas y verduras.
++ El gasto de energía diario debe incluir actividad física por lo menos moderada (aproximadamente 200 Kcal/día).

Cuadro 4. Recomendaciones dietéticas de la American Heart Association 2006 para reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular.

– Equilibra la gesta de calorías y la actividad física para mantener un peso corporal sano.
– Consumir una dieta rica en frutas y verduras.
– Elegir cereales integrales y alimentos ricos en fibra.
– Consumir pescado en particular pescado azul por lo menos dos veces en la semana.
– Limitar la ingesta de grasas saturadas a < 7% de calorías totales, las grasas trans a <1% de las calorías totales y el colesterol a < 300 mg/día, mediante:
* Elección de carnes magras y vegetales.
* Selección de productos lácteos descremados, bajos en grasa.
* Minimizar la ingesta de grasas parcialmente hidrogenadas.
– Minimizar el consumo de bebidas y alimentos con azúcar agregados.
– Elegir y preparar alimentos con poca o ninguna sal.
– Si se consume alcohol, hacerlo con moderación.
– Respecto al consumo de alimentos preparados fuera del hogar, seguir las recomendaciones de la American Heart Association sobre dieta y estilo de vida.

Es de vital importancia incrementar la actividad física y acompañarla de la reducción en la ingesta calórica que favorezca un peso corporal saludable, el cual es uno de los factores de riesgo importantes de controlar.

Las recomendaciones nutricionales actuales enfatizan la importancia de un consumo de productos de origen animal, magros y descremados (carnes, pollo, pescados, lácteos y sus derivados), acompañado de un consumo de carbohidratos integrales o altos en fibra (cereales y granos) y un consumo de frutas y verduras de variado colorido.

La tendencia mundial es disminuir el consumo de sodio en la dieta estándar. Las guías sugieren un consumo de 1.500 a 2.300 mg/día, lo cual obliga a limitar el consumo de productos y alimentos procesados, precocidos y empacados.

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