Editorial: La Responsabilidad como Principio en el Cuidado de Enfermería

Responsibility as Principle in Nursing Care

La situación actual en la atención de salud exige a los enfermeros la excelencia tanto en la parte académi­ca como en su ejercicio profesional exigiendo la ad­quisición de una serie de conocimientos que posteriormen­te recopilará y unificará para brindar un cuidado de en­fermería de alta calidad de acuerdo con las demandas del mundo contemporáneo.

Desde hace más de cien años se ha estudiado la construc­ción de modelos de cuidado, como está plasmado en una investigación realizada entre 1996 y 2005, en la que un gru­po de investigadores se trazó la tarea de construir un mo­delo de cuidado de cuidadores de personas con enferme­dad crónica, cuyo objetivo fue socializar los pasos de la elaboración de la propuesta y entregar a la comunidad profesional un esquema en el cual se ordena el pensamien­to reflexivo con respecto al cuidado de los cuidadores.

Pero para esto en primera instancia se debe reflexionar en la identificación de la naturaleza científica de la enfer­mería, tomando como punto de partida el origen de la pro­fesión. En ese momento coyuntural Florence Nightingale se planteó la pregunta: “Qué es y qué no es enfermería, a partir de esta inquietud se delimitó la naturaleza del cono­cimiento y el cuerpo científico de la enfermería moderna.

Infortunadamente, mientras una gran población de pro­fesionales en enfermería se dedica a realizar tareas técni­cas propias del cuidado al paciente, otra muy reducida se dedica a investigar con el fin de elaborar las bases cientí­ficas de la profesión.

En primera instancia para definir y desarrollar el arte de cuidar, como profesión, se debe profundizar y ampliar la visión determinando una base epistemológica que es la que se va a desarrollar como ciencia y disciplina permitiendo diferenciar entre ciencia pura y aplicada contribuyendo así al mejoramiento de la práctica profesional. Para poder ha­blar del cuidado de enfermería, es imprescindible que se dé una mirada al ser humano como esencia, la trascen­dencia y la experiencia individual y recíproca entre dos personas en la cual uno está necesitado y el otro es quien responde a esa situación.

Por esto es importante establecer la diferencia cualitativa entre el ser humano y otras entidades vivas (animales y plantas), es la trascendencia en su espíritu e interioridad, por tal motivo debe ser considerado por sí mismo y no como un medio.

Para lo cual vale la pena, definir lo que es dignidad: “se re­fleja en el respeto a la autonomía o a la libertad de autode­terminación de los seres humanos según su proyecto de vida, considerados fines en sí mismo”.(1) Por lo que la tarea de cuidar tiene rasgos característicos especiales como son los de la dignidad intrínseca del ser humano y el de ser dis­pensado por otro par.

Llama la atención que en el acto de cuidar se involucra una serie de situaciones en las que se produce el encuen­tro entre dos universos personales, dos conciencias y des­tinos singulares en la historia. Por este motivo, el cuidar exige vivencias personales para lo cual debemos estar pre­parados como es el darse a otros y darse a uno mismo, se podría decir que es un acto en el cual hay dos personas que actúan; una que lo realiza y otro que lo recibe, esta escena se presenta de manera intencional.

Es importante que el ejercicio de cuidar no se brinde de manera arbitraria, si no que exige la coordinación de una serie de factores personales, culturales, sociales e institu­cionales. Como consecuencia y basado en la realidad del ser humano, el acto de cuidar es una tarea profesional inte­gral que exige un óptimo conocimiento de los niveles so­máticos, fisiológicos psicológicos sociales y espirituales de la persona, así como también saber acerca de sus costum­bres morales. Se debe tener en cuenta que la responsabi­lidad en el cuidado se fundamenta en el valor de la vida, de la salud y en la capacidad de reconocerse como per­sona de juicio y de compromiso.

Por todos estos factores involucrados la enfermería se ha considerado una ciencia de subordinación a otras disci­plinas, un servicio para el ser humano, una vocación apren­dida, y no como una disciplina en el área de la salud. Es fundamental que los integrantes de esta profesión, definan el área de cobertura de salud en la que se desempeñan y el comportamiento humano en el manejo del cuidado de salud.

En los medios académicos del siglo XVIII, se empezó a cuestionar la naturaleza de la ciencia. En 1957, Bunge de­finió la ciencia: “un cuerpo creciente de ideas que puede caracterizarse como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y falible que se alcanza por medio de la investigación científica”.(2)

El desarrollo que tenga la ciencia en cualquier campo cien­tífico y su concepción filosófica contribuirán de forma favo­rable en las experiencias objetivas y subjetivas utilizando los conceptos y sus relaciones, por esto es primordial que desde el entorno académico junto con las instituciones de salud, se genere y coordine un desarrollo científico de los campos aplicados en la salud y los contemplados por la universidad. Y que a través de la práctica profesional se logre el cumplimento que exige actualmente la sociedad, pero esto va de la mano con un óptimo cuerpo de cono­cimiento de calidad científica que sustente de manera ade­cuada la práctica; conllevando así al progreso disciplinar desarrollado por los profesionales en enfermería enfoca­dos en la excelencia tanto académica como práctica.

Por este motivo, el desarrollo de la disciplina debe tener una base filosófica e histórica siempre ubicadas en un contex­to social y basada en necesidades sociales de la población e individuo, como también en los descubrimientos cien­tíficos, esto con el fin de desarrollar competencias propias de la profesión para una adecuada preparación de futuros profesionales que posteriormente puedan entender las bases sociales con claridad y poder ubicar su práctica clínica, basada en valores profesionales de la enfermería como son: servicio humanitario, respeto ante el paciente y adecuar un comportamiento propio de la disciplina.

Como profesionales de enfermería debemos plantearnos muchos interrogantes: ¿Cómo podemos entender lo que es enfermería?. Y para poder responder esta pregunta se re­quiere haber adquirido un amplio campo de conocimien­to desde perspectivas tanto humanísticas como científicas. Por la forma como se brinde ese cuidado se establece un proceso de cuidado de enfermería; el cual se genera del encuentro entre dos o más seres humanos. Se puede de­cir a su vez que es: “un sistema de intercambio, teniendo en cuenta la determinación de la naturaleza del cuidado y de los medios de producirlo”.(3)

Para diferenciarlo de lo que es la teoría se podría considerar que un modelo de cuidado es la estructura del conoci­miento de enfermería y formada por un marco de referencia y una metodología, y a través de él se puede construir un conocimiento favoreciendo una adecuada praxis de en­fermería. Todos estos modelos sirven como esquemas men­tales para orientar la práctica y poder constituir así un pen­samiento lógico en la toma de decisiones relacionadas con el cuidado de las personas.

Pero para lograr todo esto también hay que revisar cómo ha evolucionado la enfermería según los postulados de las teorías con las diferentes exponentes. Se puede apre­ciar con fácilidad que toda la conceptualización de la pro­fesión ha sido generada desde las comunidades académi­cas norteamericanas y que por muchos años han sido ellas las guías con respecto a la praxis en el resto del mundo y primordialmente en América Latina. En la actualidad exis­te un grupo y un movimiento generado en Brasil que han estado estudiando y adaptando a su realidad las diversas teorías que se pudieran aplicar en su país. Sería de gran interés que desde la realidad colombiana se generaran nuevas teorías y nuevos tópicos ajustados a la sociedad actual.

Sin embargo, cuando se aplica a la práctica profesional con respecto a brindar cuidados en salud, se presenta un inconveniente y es que la estructura de prestación de ser­vicios de salud se ha generado desde un modelo médico, donde el aspecto curativo es el enfoque principal y cuya consecuencia es la dificultad para desarrollar en forma adecuada los cambios curriculares de la educación.

Con la orientación que actualmente se le da a los cuidados de enfermería basados en enfermedad, la enfermera se de-sempeña solo bajo el modelo médico y esta base la usa para planear el cuidado de enfermería. Se recomienda que como enfermeras hagamos un alto en el camino y comen­cemos a trabajar en hacer investigación desde la práctica, y contemplar nuevos horizontes curriculares para poder conceptualizar en forma clara y propia.

A partir de la adquisición de conocimientos, recopilación, unificación y posterior definición de una directriz para su práctica en el cuidado surgió el proceso de atención de en­fermería, también llamado PAE, en el cual se fundamenta el ejercicio de la enfermería, es considerado método de trabajo en toda área o especialidad, pues proporciona una lógica organización de las acciones, de forma tal, que la atención que se brinda pueda dar solución a las necesi­dades inherentes al cuidado tanto del individuo, familia y comunidad. Pero a pesar de los esfuerzos realizados para la incorporación del Proceso de Atención de Enfermería, como método de trabajo, se observa que presenta dificul­tades para llevarlo a cabo en la práctica, tanto en la etapa estudiantil como en la profesional, en muchos países don­de se enseña y se exige por considerarlo un método con­veniente y válido pero complejo en su ejecución.

En la actualidad su aplicación se encuentra limitada prin­cipalmente, porque el personal de enfermería enmarca su trabajo en el modelo médico, es decir en solo cumplir las indicaciones médicas con una pobre actuación inde­pendiente, y en realidad no ocupa en el equipo de salud el lugar que le corresponde como profesional que es. Mediante el PAE se puede abordar de manera metódica, con un fundamento científico las patologías de los pa­cientes y en especial de aquellos que están en las uni­dades de cuidados intensivos ya que a través de este podemos abordar holísticamente al paciente, y así prio­rizar las necesidades no satisfechas de una forma orga­nizada y planificada.

El Proceso de Atención de Enfermería se ha considerado desde su origen un núcleo temático elemental en la forma­ción profesional pero en la práctica profesional es poco utilizado. Se puede considerar que el Proceso de Atención de Enfermería es un: “método sistemático regular y se­cuencial, que permite la intervención individualizada, la consecución de metas mutuas entre el paciente y la en­fermera, y por consiguiente la administración del cuidado de enfermería”.(4)

Por tal motivo se considera oportuno que los profesiona­les en enfermería adquieran y transmitan conocimientos, basados en los cuerpos teóricos propios de la disciplina, que resulten útiles en la actualidad para la prestación del cuidado al paciente, permitiendo así el acercamiento a la realidad que demanda múltiples necesidades y/o proble­mas identificables por la(o)s enfermera(o)s quienes por medio de la aplicación del PAE, determinan los diagnós­ticos prioritarios e intervenciones asertivas y oportunas.

Se podría decir que para la realización del Proceso de Aten­ción de Enfermería se utiliza un modelo constructivista del conocimiento, ya que se dan relaciones horizontales y proporcionan acompañamiento continuo permitiendo así la cobertura óptima y priorizada de los cuidados en salud a los pacientes.

Alfaro define el Proceso de Atención de Enfermería: “con­junto de acciones que el profesional de enfermería, apo­yándose en modelos y teorías, realiza en un orden espe­cífico, con el fin de asegurar que la persona que necesita de cuidados reciba los mejores posibles por parte del pro­fesional. Es un método sistemático y organizado para ad­ministrar cuidados individualizados, de acuerdo con el enfoque básico de que cada persona o grupo de personas responde de forma distinta ante una alteración real o po­tencial de salud”.(5) Por lo que se podría considerar una forma adaptada en la resolución de problemas según las necesidades del individuo y se podría clasificar como una teoría deductiva.

Al aplicar un método científico, unos fundamentos con­ceptuales y generar conocimientos se le da a la enferme­ría una categoría de ciencia, ya que es un proceso cíclico, dinámico y universalmente aplicable. Por tal motivo, a pesar de que el proceso es una herramienta antigua, y un poco difícil en su elaboración, es indispensable que en la for­mación del profesional y en los que están ejerciendo ac­tualmente, se insista en la elaboración del mismo ya que nos da las pautas necesarias para brindar un cuidado prio­rizado, sistematizado y organizado.

De acuerdo con todas las consideraciones anteriores se podría decir que para brindar un cuidado de enfermería es indispensable la convicción propia de la dignidad del ser humano, el encuentro entre dos universos personales y el acto de cuidado en cualquier área de la salud donde se encuentre.

Es básico que para llevar a cabo el acto de cuidar, el cui­dador, en este caso el personal de enfermería, desarrolle unos referentes universales de modos de acción, formas de interacción, hábitos profesionales y virtudes, los cuales se deben manifestar en toda la vivencia de su práctica pro­fesional.

El profesional de enfermería debe empoderarse de la pro­fesión y buscar un nuevo significado al acto del cuidado como un derecho fundamental conexo al derecho de la vida, ya que la esencia está en la dignidad como persona y en la vocación del cuidado a los seres humanos.

Pero a pesar de la situación actual en donde se ejerce, en la mayoría de la población bajo un modelo médico, en algunos países no hay una identidad como disciplina aca­démica y profesional, la enfermería se ha centrado en to­das las épocas de la vida en un carácter humano y ha per­manecido invariable permitiendo así ayudar al mejora­miento de la vida de las personas, pero descuidando otros aspectos como son: la formación científica, la creación del cuerpo de conocimientos de la profesión, el trabajo hacia un futuro de crear las propias teorías, modelos concep­tuales sobre los cuales se podría establecer el auténtico modelo de enfermería en el cual se basaría nuestro actuar y a su vez se daría el carácter de ciencia, disciplina y pro­fesión.

Referencias Bibliográficas

1. Molina Restrepo ME. El modelo de salud colombiano y la calidad del cuidado de enfermería. Aquichan 2006; 6(1): 48 – 55.
2. Durán de Villalobos M. Enfermería: Desarrollo Teórico e Investi­gativo. Primera Edición. Bogotá: Universidad Nacional. 1998. p. 16.
3. Colliére MF. Promover a Vida – Da Práctica das Mulheres de Vir­tude aos Cuidados de Enfermagem, Damaia: Printipo Indústrias Gráficas Ltda, 1989 p. 236.
4. Jiménez T, Gutiérrez E. El proceso de enfermería, una metodología para la práctica. Facultad de Enfermería, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá: Orión Editores. 1997.
5. Alfaro – Lefecre R. Aplicación del proceso enfermero. Barcelona, España: Masson. 2003.


VERA CECILIA NÚÑEZ RICARDO
Enfermera especialista, Unidad de Cuidados Intensivos, Hospital Universitario, Fundación Santa Fe de Bogotá,
Aspirante al Doctorado de Enfermería Universidad Nacional Colombia
Correspondencia: actual.enferm@fsfb.org.co
Recibido: noviembre de 2010
Aceptado para publicación: noviembre de 2010

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