Editorial: El Lavado de Manos Piedra Angular

En la Prevención de Infecciones Asociadas con el Cuidado de la Salud

Hand-Washing: Cornerstone in the Prevention of Infections Associated with Health Care

Han transcurrido siglos desde que Semmel-wais demostró la influencia de la higiene de las manos en la disminución de la morbimortalidad asociada con las complicaciones infecciosas y muchos de los estudios y publicaciones en el ámbito mundial confirman su impacto en la calidad del cuidado brindado por los profesionales; sin embargo, existe una deficiencia importante de esta práctica en los servicios dedicados al cuidado de la salud.(1,2) Es claramente comprensible que las infecciones asociadas con este cuidado reflejan un problema mayor en la seguridad y se relacionan con sistemas y procesos en la provisión del cuidado y con la conducta humana.

Administradores médicos que conocen el impacto eco-nómico que conlleva el aumento en la estancia hospitalaria, el consumo de pruebas diagnósticas y los costos de los antibióticos, medidas invertidas en el largo proceso de tratar infecciones en la búsqueda de evitar la muerte del paciente en el mejor de los casos, han creado conciencia de la importancia de dedicar parte del presupuesto en insumos que permitan al personal de salud cumplir con la estrategia más elemental de prevención que es la higiene de las manos.

A pesar de contar con los equipos para el lavado, jabones, toallas de papel y soluciones en bases alcohólicas, las cifras de cumplimiento global o adherencia a la indicación de lavado de manos no superan 30% presentado con gran inestabilidad en el tiempo y de-pendiendo de intervenciones educativas constantes.

En el año 2002 la 55 World Health Assembly (3) hizo un llamado a todos los países para estrechar los sistemas de control en pro del mejoramiento de la seguridad de los pacientes y para que la Organización Mundial de la Salud (OMS) desarrollara un proceso global para el establecimiento de normas y estándares y el apoyo a los esfuerzos de los países en el desarrollo de políticas y procedimientos de seguridad al paciente. Dos años más tarde en la 57 World Health Assem-bly, se confirmó la creación de la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente, la cual fue lanzada en octubre de 2004. Este evento constituye la primera unión internacional por la seguridad del paciente con el propósito de “Primero no hacer daño” y reducir los eventos adversos secundarios a un cuidado inseguro. Desde entonces, cada dos años, la OMS identifica y selecciona un tópico que representa riesgo para los pacientes e inicia acciones de intervención; en el periodo 2005-2006 el tópico infecciones asociadas con el cuidado de la salud es el tema por su gran impacto en todos los países, especialmente los no desarrollados o en vía de desarrollo.

Según la OMS cada año mueren dos a tres millones de personas por diarrea, una tercera parte de las infecciones son prevenibles y probablemente un millón de vidas por año se podrían salvar con la medida más simple, el lavado de manos.(3,4) Es por esto que los esfuerzos para identificar y promocionar estrategias efectivas y sostenibles deben ser continuados.

El reto global para la Seguridad del Paciente tiene varios focos de acción dentro de la campaña “Cuidado más limpio, es un cuidado más seguro”, productos limpios (sangre y derivados), cirugía segura, equipos limpios (inyecciones e inmunizaciones) y ambiente limpio (agua limpia y manejo de residuos), combinados con la Guía de Higiene de Manos con soluciones de alcohol.

Esta guía promueve la instalación de dispensadores lo más cerca posible al paciente, de manera que siempre esté disponible y al alcance en el momento que se genere un contacto con el paciente y su entorno. Reconocer que cualquier tipo de contacto físico superficial o invasivo, con guantes o sin guantes, es una oportunidad de transmisión de microorganismos desde una fuente a otro receptor, es el mecanismo de dispersión más probable y que sólo con la aplicación adecuada de un antiséptico es posible eliminar su ocurrencia. La estrategia pretende ser costo efectiva, en términos del ahorro de agua, toallas y la consecuente reducción de las infecciones y de la resistencia bacteriana a los antibióticos.

La principal barrera expresada por el personal para lavarse las manos es la falta de tiempo para desplazarse hasta un lavamanos, por tanto, se espera que los alcoholes en gel de aplicación instantánea eliminen esta excusa. También es frecuente escuchar expresiones como “No he tocado el paciente, pues no he realizado ningún procedimiento” o “sólo lo saludé con una palmada en el hombro”; sin embargo, ha tocado la baranda de la cama, movido el timbre usado por el paciente o sólo se le “revisó el apósito”, lo cual refleja un desconocimiento de la presencia de gérmenes que están colonizando el ambiente que rodea al paciente y los equipos comúnmente usados para su cuidado.

La Guía de Higiene de Manos pretende rescatar el significado del “entorno” del paciente estableciendo la necesidad de higienizarse antes y después de todo contacto con el paciente o su entorno a través de cinco pasos que ha llamado los Cinco Momentos de la Higiene de Manos con Alcohol:

1. Antes de tocar al paciente
2. Antes de realizar un procedimiento (superficial o invasivo)
3. Después de hacer procedimientos con riesgo de con-tacto con fluidos corporales (aunque haya usado guantes)
4. Después de tocar el paciente y
5. Después de tocar una superficie del entorno del paciente.

¿Cómo y Cuando? Hoy y Mañana

Finalmente, parte de las estrategias de seguridad comprende involucrar al paciente y a la familia en la promoción de esta meta, tanto como partícipes y actores, como árbitros para fomentar la higiene de las manos por parte de todo cuidador.

El ejemplo y compromiso de cada uno de nosotros más que una orden aislada, la modificación de hábitos incluso fuera del ámbito de los servicios hospitalarios puede contribuir a generar cambios culturales y de conductas, lo cual es bien diferente al conocimiento que se posee.

La mayoría de las personas sabe que debe lavarse, cuándo, cómo y con qué hacerlo, pero en la práctica por cuestiones culturales no lo hace. Es necesario entonces, identificar qué puede motivar en forma efectiva un cambio de conducta. Cuando logremos mejorar esto podremos pensar en ascender hacia la seguridad de nuestra práctica profesional.

Referencias Bibliográficas

1. Jumaa PA. Hand Hygiene: simple and complex. International Journal of Infectious Diseases 2005; (9):3-14.
2. Wendt C. Hand Hygiene-comparison of International recommen-dations. J Hosp Infect 2001;S23-8.
3. Pittet D, Allegranzi B, Storr J, Donaldson L. Clean care is Safer Care: The Global Patient Safety Challenge 2005-2006. International Journal of Infectious Diseases 2006;(10):419-24.
4. Curtis V, Cairncross S. Effect of washing hands with soap on diarrhea risk in the community a systematic review. Lancet Infect Dis 2003; (3):275-81.


Stella Vanegas Morales
Enfermera Especialista en Cuidado Intensivo. Universidad Autónoma de Barcelona
Coordinadora del Comité de Infecciones Intrahospitalarias
del Hospital Universitario de la Fundación Santa Fe de Bogotá
Correspondencia: epidemiologia@fsfb.org.co
Recibido: agosto de 2008
Aceptado para publicación: agosto de 2008

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