Artículos de Reflexión, ¿Cuántos y qué Tipo de Neurocirujanos Necesita Colombia?

Remberto Burgos de la Espriella, MD*

Responder a la pregunta de cuantos neurocirujanos necesita Colombia exige conocer unas variables que determinan la necesidad del número de especialistas de esta rama de la medicina que en los egresos hospitalarios impacta con menos del 1% y es responsable de cerca del 25% de los costos. Es una disciplina que se caracteriza por bajo volumen y alta, altísima complejidad.

Variables

Algunas de las variables que determinan el número son:

a. Población

Fundamental conocer el número de habitantes del área geográfica y sus características epidemiológicas. El perfil del grupo poblacionales importante pues existen enfermedades neuroquirùrgicas que están en estrecha relación con la edad de la muestra. Así por ejemplo, las enfermedades cerebro vasculares están articuladas con la edad, los padecimientos degenerativos de la columna (la cirugía más frecuente que hacen los neurocirujanos) hace parte de las dolencias usuales en los pacientes por encima de los 65 años. Las condiciones ambientales que determinan el estado de salud de la comunidad hacen parte de la visión integral que debemos tener como referente en este análisis.

b. Recursos físicos

Hay unos requisitos mínimos que la especialidad exige para su práctica. Una institución de tercer nivel, con unidad de cuidados de intensivos e intermedios y una sala de cirugía que tenga unos recursos básicos que permitan la realización de la mayoría de los procedimientos. No se concibe un quirófano donde se practique neurocirugía si no cuenta con estos elementos: microscopio quirúrgico donde puedan intervenir el neurocirujano y su ayudante (otro especialista de la misma disciplina) ,soporte de cráneo que permita mantener estática y segura la cabeza mientras se realiza el acto operatorio., set básico de microcirugía, cranèotomo de alta velocidad y sus complementos.

Qué decir del apoyo de imágenes diagnósticas en quirófano: un intensificador de imagen multiplanar para la inmensa mayoría de las cirugías y que permitan bajo guía fluoroscopio hacer con seguridad los procedimientos de instrumentación de columna.

El diagnóstico de las lesiones en neurocirugía se fundamenta en la información que nos dan equipos indispensables como tomografía axial computarizada, resonancia de cerebro y sus aplicaciones,angiotac-. Sus complementos y extensiones: reconstrucción tridimensional en la tomografía, angiografía por resonancia, espectrografía y reciente la resonancia funcional.

Lo ideal es tener en la institución donde trabajamos un neurocirujano entrenado en neuroradiologìa para que los procedimientos endovasculares diagnósticos y terapéuticos (en caso de malformaciones vasculares por ejemplo) participen en el tratamiento de estas complejas lesiones y disminuyan, como lo ha demostrado la literatura, la morbilidad en el paciente.

La “suite” neurovascular es el complemento ideal para los procedimientos de neurocirugía.

Otros equipos a los que debemos tener acceso son: un aspirador ultrasónico, monitoreo neurofisiológico para ciertos procedimientos y cuando se necesite, el estimulador cortical, para precisar áreas elocuentes como la zona motora. Neurocirugía y tecnología forman una unión indisoluble comprometida en la atención de los enfermos.

Hay que tener en cuenta el número de camas hospitalarias, cuantas camas de cuidados intensivos y los otros atributos ya mencionados.

c. Recurso humano

Neurocirugía exitosa tiene como base un equipo multidisciplinario entrenado y el trabajo mancomunado es el que permite los mejores resultados. Una planta de enfermería con entrenamiento en neurociencias es una características de las instituciones respetadas y debe ser una condición esencial del centro donde se practique neurocirugía. No es posible una evaluación integral del enfermo cerebro vascular sin el concurso de un buen internista. El acto quirúrgico en neurocirugía y navegar en las profundidades del cerebro necesita de un cerebro dócil y que permita una suave retracción sin lesión y esto lo consigue un neuroanestesiólogo con entrenamiento y experiencia.

En esas condiciones azarosas como el TCE severo o la ruptura intraoperatoria de un aneurisma cerebral, la tranquilidad del anestesiólogo y su habilidad logran domesticar el órgano que se defiende de la lesión hasta que el neurocirujano la controle.

Decepcionante para el cirujano e irreparable para el enfermo es cuando no se tiene una unidad de cuidado intensivo que permita llevar un postoperatorio con todo el monitoreo y el cuidado que estos procedimientos exigen (un monitoreo de pic, drenaje de lcr, etc.).

d. Perfil ocupacional

No solo la asistencia debe ser la ocupación del neurocirujano, estamos convencidos que el perfil ocupacional de nuestros colegas debe hacer parte de una extensión de curricular flexibles que permitan convertirlos en un agente de cambio de las condiciones de salud de la comunidad donde desarrolla su disciplina.

Así por ejemplo, existen neurocirujanos dedicados a la academia y participando con entusiasmo en los programas de investigación, que articulados con la realidad social del entorno (4) dan nuestras propias respuestas a los problemas de salud que nos agobian; neurocirujanos activos en la planeación de las estrategias de salud, como asesores estatales en las grandes inversiones que demanda la alta tecnología (aparatos para radiocicirugìa: rayos gamma); neurocirujanos convertidos en líderes gremiales preocupados en primer lugar, por el bienestar del paciente (8) y simultáneamente con el reconocimiento del ejercicio.

En fin, es necesario un perfil ocupacional integral (7,8) que permita diluir el autismo neuroquirúrgico.


* Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Medicina.

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