Obituario: Mario Sánchez Medina (1919-2014)

Miembro Honorario

Vino a la vida un viernes 17 de Octubre del año 1919  y se marchó el martes 18 de Febrero del año 2014

 Por: Guillermo Sánchez Medina
Miembro Honorario
Academia Nacional de Medicina

Mario Sánchez MedinaNació en Bogotá en la segunda década del Siglo XX durante la postguerra de la Primera Guerra Mundial, en un hogar de padre abogado Senador de la República y una madre amorosa, comprensiva y humana. La familia creció y se desplazó a Europa Suiza, allí Mario  inició sus estudios de secundaria que los terminó en Bogotá, en el Instituto de la Salle en 1936; luego estudió medicina y realizó su tesis doctoral sobre la lepra.

La familia se trasladó a la Argentina y Mario allí hizo la especialización de nutrición y dietética, iniciando a la vez los estudios de inmunología y diabetes. Cuando la familia ya instalada de vuelta a Bogotá por insinuación de la abuela Ramoncita Escobar Montejo, quien dijo en una conversación de sobremesa: “¿por qué no le ayudan también a los pobres?”. Es así como, él fundó un consultorio externo para enfermos diabéticos de bajos recursos, en la Universidad Javeriana. De allí en 1954 nació la Asociación Colombiana de Diabetes con los buenos oficios del doctor Antonio José Sánchez Naranjo y de la señora Isabelita Medina Escobar nuestros padres. Esta última fundó el altamente reconocido voluntariado de la Asociación, ejemplo para muchos otros.

La Asociación tiene su evolución y desarrollo; allí se realizan programas de formación a distintos niveles sobre la diabetes, investigaciones clínicas farmacológicas, así como biológicas con el estudio de trasplantes de células. De allí han salido especialistas de fama nacional y mundial, orgullo para Colombia.

Mario Sánchez se embarcó en la realización de un herbario único en Latinoamérica, y fue uno de los organizadores de la II Expedición Botánica la que realizó en forma apasionada; dio libertad a su liderazgo y aventura en las selvas del Vaupés; fue un pionero de la alergia y publicó un libro específico sobre los ácaros.

Mario Sánchez Medina recibió múltiples condecoraciones a nivel nacional, latinoamericano e internacional, entre ellos La Orden de la Democracia Cruz Gran Caballero; y, gracias a él, la Asociación Colombiana de Diabetes fue condecorada por la Presidencia de la República con la Orden Nacional al Mérito grado Cruz de Plata. Fue nombrado Miembro Honorario de la Academia Nacional de Medicina y “Decano de la diabetes y diagnósticos de las alergias en Colombia”; se constituyó como uno de los paradigmas de la ciencia colombiana. Escribió distintos trabajos y libros; fue uno de los científicos que departió con premios Nobel. Su perfil psicológico era caracterizado por su fortaleza vital, por lo cual producía admiración.

Sus realizaciones estuvieron asociadas a su brillante inteligencia, a su voluntad, tenacidad y pragmatismo acompañado de simpatía y empatía. Los logros son múltiples desde los científicos a lo social, en el sentido del servicio médico especializado a la comunidad y en la práctica privada, gracias a su generosidad, creatividad organizacional, capacidad de ayuda y solidaridad.

Mario Sánchez enseñó cómo tratar a un paciente desde su inicio con la humanidad, con una sonrisa, una mirada, una palabra, una mano de aceptación, un sí que nace de los afectos más profundos, los cuales guarda el ser humano desde el vientre de la madre, en la cuna y luego a través de la vida comprendiéndola en su complejidad, para finalmente decir adiós con la cabeza en alto, con el corazón humilde de haber podido socorrer en algo a la humanidad; los recuerdos del pasado, especialmente de los veinte primeros años acompañados compartidos fueron de su preocupación; y, de todos estos temas hablamos el último año.

Mario fue un inmejorable hijo y hermano, excelente esposo, padre, profesional, colega y amigo y con el don de los afectos, que, en ocasiones, emergen con pasión de la propia naturaleza genética y de sus creencias; nadie podrá quejarse de su entereza y nobleza que obliga a los demás de haberse sentido orgulloso de su amistad generosa y bondadosa, no sin aceptar y posicionar diferencias, pero con un don de gentes y una exquisita sensibilidad social, lo cual lo hizo más humano. Mario decía: “lo que he dado lo aprendí de las enseñanzas que partieron de mis padres y luego se enriquecieron a través del estudio y la experiencia; todavía sigo aprendiendo”.

Tampoco se puede olvidar el cariño y ternura expresado en su relación con el pobre necesitado, paciente; más regañaba al que no protegía su salud o abusaba de ella.

Mario no fue fumador; sin embargo, le gustaba saborear un buen vino y una buena comida que su señora Aline Baptiste Borda se preocupaba día a día para satisfacerlo. Su matrimonio fue feliz, viajaron por el mundo, asistieron a múltiples congresos; se destacaron, pues algunas personas decían cuando los veían: “allá va la belleza, la inteligencia y  sabiduría”. Del matrimonio hubo dos hijos inmejorables: Piedad administradora, gerente operativa de gran empuje y determinación, quien al preguntarle por qué era tan tierna, respondió: “eso fue lo que me enseñaron”; su hijo Mario Jr. Ingeniero casado con la bella y maravillosa Eleonora, no solo es brillante sino supremamente humano, realista y bondadoso de naturaleza; los hijos heredaron de sus padres lo mejor.

Mario Sánchez Medina vivió, río, amó, trabajó, investigó, protestó, habló fuerte, cometió errores que reconoció y reparó; además tenía la capacidad de pedir perdón. Entre sus aficiones practicaba  el tenis y el esquí acuático hasta los 93 años y se decía que se merecía el Records Guinness; hasta un video fue filmado y colgado en “You tube” por algún esquiador que se asombró al observar a un hombre de su edad realizando el “slalom” por ser el hombre de más edad que practicaba ese deporte.

No solo era vital, preocupado por los aspectos biomédicos, sociales y aún los literarios y artísticos; sus últimos 20 meses no fueron los mejores de su vida, porque ésta última se fue escapando como el agua entre las manos, con uno y otro episodio, mas él quería seguir viviendo a pesar de que las fuerzas no aparecían; el día anterior a su partida me dijo: “dame vida, dame fuerzas porque se me escaparon”; respondí: “te doy vida; la doy a tu espíritu”. Mario era creyente y pensaba en el más allá, en la otra vida, pero tenía miedo de no encontrarla.

De niño me sentí su secretario y de viejo le guardé lo que él llamaba secretos. Tampoco olvido nuestras excursiones por el monte, el campo y nuestros viajes por Europa. Entre las anécdotas está aquella que por azar determinista en uno de sus viajes de compañero estaba Jorge Luis Borges; aquí transcribo la anécdota escrita por Mario:

No puedo dejar de recordar un encuentro maravilloso, en los años setenta, cuando en un viaje a la Argentina tuve como compañero al maravilloso poeta y humanista, Jorge Luis Borges quien ya con problemas de visión iba con su secretaria, quizás dictándole páginas que algún día tendría la humanidad. Las pocas horas que mediaron entre Santiago, en donde abordó, y Buenos Aires, fueron minutos que escuché esa voz pausada sin estar en capacidad de hacer comentario alguno, sino el respeto profundo y toda mi mente  puesta en su generosidad, cuando algo trivial le comenté y pregunté.

Borges respondió:

“¡APRENDERÁS! Después de algún tiempo aprenderás la sutil diferencia, entre sostener una mano y encadenar un alma, y aprenderás que amar no significa apoyarse, y que compañía no siempre significa seguridad.  Descubrirás que muchas veces tomas a la ligera las personas que más te importan, y que por eso siempre debemos decir a esas personas que las amamos, porque nunca estaremos seguros de cuándo será la última vez que las veamos’“, ([1].

Son tan bellas las palabras con las cuales es preciso terminar; todos las conocen, y para esto las esculpió Amado Nervo: ‘¡O vida! Nada me debes, ¡O vida! nada te debo, ¡O vida! estamos en paz”.

Se fue Mario y dejó a su distinguida y fuerte señora que le dio todo lo que pudo y en especial sus dos ejemplares hijos. Su gran obra social fue la Asociación Colombiana de Diabetes, a la cual le dedicó más de 60 años de su existencia y hoy la Asociación está presente. Aquí en esta tierra nos dejó uno bellos recuerdos, los cuales no se borrarán cuando todos hayamos partido, porque quedan consignados en la historia.

Cuando el ser humano termina su ciclo de vida y finaliza toda una serie de procesos que le han hecho vivir, deviene el proceso de la reflexión de que todo tiene un principio y un fin y a la vez un infinito. Eso fue lo que hablamos los últimos meses de su vida. Cuántas preguntas quedaron sin respuesta. Lo dado al otro permanece; la vida quedó marcada en sus maravillosos hijos.

Los tres hermanos vivos Helena, Alfonso y el que les habla se unen a su pequeña y gran familia, a sus amigos para cantar un…. ¡Gloria!

Gracias Mario por haber vivido y haber hecho de la vida una esperanza y haber luchado por ella. He hablado de un hermano amigo que ha muerto y  sigue vivo en los recuerdos.

Mario Sánchez Medina: un grupo de los que te conocieron hoy de pie te saludan en ese viaje eterno, en el cual te confundirás con el universo. Como todos, venimos del cosmos y a él regresamos.


[1] Al investigar sobre este escrito de Borges se encontró que hace tiempo hay una polémica sobre si el escrito proviene de W. Shakespeare, Verónica A. Shoffstall, Narine Stair y Jorge L. Borges en los escritos instantes, momentos, después de un tiempo….
Recabando muy concienzudamente pertenece a Verónica Shoffstall 1971 en su escrito: “After a while you learn…” escrito en inglés el cual se inicia con:
“After some time you learn the difference,
The subtle difference between holding a hand and chaining a soul.
And you learn that love doesn’t mean leaning,
And company doesn’t always mean security…”.
Seguramente Mario Sánchez Medina oyó o tomó las palabras de Borges y éste a su vez de Verónica Shoffstall y aquella inspirada en Shakespeare

Vol 104, Academia de Medicina Carlos Plata Mújica

 

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