La Concepción Moderna de los Estudios Generales de Medicina

Los Estudios Generales, también denominados Edu­cación Liberal en la nomenclatura anglosajona, son la responsabilidad principal de una universidad, como lo afirmó el ya citado Cardenal J.H. Newman de Oxford a mediados del siglo XIX.

En la actualidad, dichos estu­dios han llevado a las universidades anglosajonas a ocu­par los primeros lugares en los rankings internacionales.

Los Estudios Generales se entienden como anticipo a la iniciación de las carreras profesionales, por ejemplo, la medicina, la ingeniería o el derecho.

Educación Liberal

Los Estudios Generales, o Educación Liberal, están destinados a la educación por su mismo valor, es decir, a la formación mental del estudiante recién egresado del bachillerato o educación secundaria, a su enriquecimiento y madu­rez intelectual mediante la enseñanza de los valores.

La Asociación Americana de Colleges y Universida­des (Association of American Colleges and Universi­ties) define la Educación Liberal, así: “A philosophy of education that empowers individuals with broad knowledge and transferable skills, and a stronger sense of values, ethics, and civic engagement… characteri­ zed by challenging encounters with important issues, and more a way of studying than a specific course or field of study.”

(“Una filosofía de la educación que empodera a las personas con amplios conocimientos y habilidades transferibles, y un hondo sentido de los va­lores, la ética y el compromiso cívico… caracterizada por estimulantes abordajes de temas de importancia, y más ser una manera de estudiar que un derrotero específico o campo de estudio profesional”).

De igual modo, la American Association for the Ad­vancement of Science, presenta esta definición: “Idea­lly, a liberal education produces persons who are openminded and free from provincialism, dogma, preconception, and ideology; conscious of their opi­nions and judgments; reflective of their actions; and aware of their place in the social and natural worlds” (“Idealmente, la Educación Liberal produce personas de mente abierta y libres de provincialismo, dogma, preconcepción e ideología; conscientes de sus opinio­nes y juicios; capaces de reflexionar sobre sus acciones; y sabedores de su lugar en el mundo social y natural”). Publicaciones Biomédicas en Colombia

Los Estudios Generales

Los Estudios Generales, con duración de cuatro años (college) en las universidades anglosajonas, forman a la persona intelectual y cívicamente. La llevan a una ma­durez que la hace actuar consciente de sus derechos pero también de su responsabilidad social, de su actuar ético, de su papel como ciudadano de bien y, en ese sentido, la capacita para ejercer las diversas actividades de la realidad comunitaria.

Al término de los Estudios Generales, la persona, ya intelectualmente bastante madura y dueña de una sólida cultura general, sabrá escoger su plan de vida, que puede ser el inicio de una carrera profesional como el derecho, la medicina o la ingeniería, o emprender cualquier tipo de actividades para lo cual ya está intelectualmente capacitado.

Con la implementación de los Estudios Generales, los planes de estudio para las carreras profesionales po­drán ser considerablemente más cortos: por ejemplo, en Colombia y en América Latina, el plan de estudio de medicina es de seis años, en tanto que en los Esta­dos Unidos y en el mundo anglosajón es de cuatro.

Los Estudios Generales son de especial importancia en medicina, porque todo médico debe ser, ante todo, una persona culta y un humanista. Son estas las cualidades que luego se traducen en la ética, el profesionalismo y el humanitarismo, características fundamentales del ejercicio de la Medicina.

Así lo señaló Ruy Pérez Tamayo (12) en una conferen­cia mundial, al citar a Ignacio Chávez, aquel legenda­rio fundador del Instituto Nacional de Cardiología de México y destacado rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM):

Humanitarismo

“¿Tenía razón el Maestro Ignacio Chávez, cuando hace más de 50 años nos decía que el humanismo (entendido como conocimiento de idiomas, de historia y de las artes) debía cultivarse porque conducía al humanitarismo en la práctica de la medicina? ¿La escasez o ausencia de este tipo de humanismo en muchos de los médicos contemporáneos tan ocupados salvando vidas que no tienen tiempo de apren­der alemán o italiano, estudiar historia en los libros de M.

León Portilla, viajar a Salzburgo a escuchar a D. FisherDieskau cantar cancio­nes de Mahler, o leer los textos filosóficos de L. Villoro, es la responsable de la frecuentemen­te señalada «deshumanización» del médico actual? O, como también se dice, ¿es la tecno­logía moderna la que ha alejado al médico de su paciente y lo ha «deshumanizado»? Aunque estas opiniones tienen el peso de su reiteración cotidiana, y «cuando el río suena agua lleva», ninguna me convence del todo.

Yo no creo que el humanismo (entendido como el Maestro Ig­nacio Chávez) sea el único o principal camino hacia el humanitarismo en la práctica médica, como tampoco creo que la tecnología sea cul­pable de la «deshumanización» de los médicos contemporáneos.” Pero en la conferencia “Hu­manismo y medicina” que clausuró la edición 2018 de la cátedra que lleva su nombre en la Universidad Veracruzana sostuvo que “El mé­dico debe ser humanista para ser humanitario.”

Y añadió: “un médico culto es un mejor médi­co, pero no porque sea culto sino porque es un mejor ser humano; esta circunstancia no sólo le permite, sino que le obliga a un mejor trato con otros seres humanos en el tejido social en el que existe” (13).

Humanismo, Medicina y Ciencia

En mi libro Humanismo, Medicina y Ciencia (14) es­cribí: “Al humanismo se puede aproximar desde dife­rentes perspectivas: histórica, filosófica, filológica, ar­tística, pero siempre se lo entiende como la «doctrina o actitud vital basada en una concepción integradora de los valores humanos»”.

Así lo define la Real Aca­demia Española de la Lengua: en forma más sencilla, podemos decir que Humanidades significa el conjunto de disciplinas que contribuyen a la formación cultural del hombre y que no estudian al hombre propiamen­te, sino a sus expresiones, sus creaciones, sus pensa­mientos tales como la literatura, la filosofía, la historia o la música en oposición a las disciplinas de carácter tecnológicocientífico, que se fundamentan y utilizan las «ciencias duras», la física, la química, las matemá­ticas… El humanismo ha acompañado a la medicina desde su origen como ciencia con Hipócrates de Cos, el Padre de la Medicina (nació en el 460 a.C., año de la 84ª Olimpiada, y murió entre los años 377 y 351 en Larisa, en Grecia continental), esa tierra donde el bondadoso y sabio centauro Quirón enseñó medicina al mismo dios Asclepio (Esculapio para los romanos).

Como lo afirma ValBernal (15), la Medicina debe a Hipócrates de Cos dos contribuciones fundamentales: la figura del médico y la creación de un método… Es la más grande inspiración que jamás ha tenido la Me­dicina, a la cual aportó un riguroso marco ético, moral y deontológico, y representa un ideal de humanitaris­mo, discreción y altruismo… Los dos grandes médicos de la antigüedad, Hipócrates de Cos, siglos VIV a.C., y Galeno, siglo III d.C., sus vidas separadas por unos 600 años, son claros ejemplos de humanismo como parte integral de la medicina” (15).

Lombana Barreneche

Adolfo Vera Delgado en su conferencia titulada Lombana Barreneche, Humanismo y medicina y algunas reflexiones pertinentes durante el XVIII Congreso Co­lombiano de Medicina Interna en 2004, se pronun­ció así:

“La crisis de principios y valores, como fenó­meno endémico en todos los estratos sociales y económicos de nuestro conglomerado y, por supuesto, en todos los niveles de la profesión médica, ha generado una nefasta corriente de desculturización colectiva y una masificación amorfa de los subproductos egresados, como deplorable contribución a la pérdida de un clima favorable para la enseñanza y perpetuación de las dimensiones humanas del cuidado mé­dico.

Hemos pospuesto irresponsablemente, el diseño de nuevas estrategias para recuperar senderos de educación integral que incidan en la promoción y adopción de valores y actitudes de estudiantes, residentes y profesores mismos.

El humanismo en Medicina se redefine como actitudes y acciones del médico que demuestran interés y respeto por su paciente, direccio­nadas hacia los intereses, inquietudes y valores de los enfermos, generalmente relacionados a los aspectos espirituales, psicológicos y socia­les y que ubica al ser humano como su preo­cupación esencial, en el centro de la reflexión y como eje gravitatorio de todo el universo.

El verdadero humanista valora la vida y sus circunstancias en toda su profunda significación y acepta con generosa inteligencia y sin resignada derrota la dimensión trascendente de la muerte; el médico humanista disfruta del conocimiento científico más actualizado, pero además asume una actitud combativa y eminentemente ética frente a los fenómenos vitales del ser humano como son el dolor, la enfermedad, la discapa­cidad orgánica o funcional de su paciente, su deterioro emocional y afectivo y, finalmente, su muerte. Esto lo diferencia abismalmente del técnico erudito en medicina” (16).

Humanismo y Medicina

Para terminar cito a Adolfo De Francisco Zea, quien en su libro Humanismo y Medicina (17) dice: “Llama la atención la amplia visión humanística del sabio gadi­tano.

El médico concebido por Mutis [José Celestino, 17321808] no debía ser formado con exclusividad en las ciencias relacionadas directamente con la Medici­na. Debía tener además bases muy firmes en ética y en filosofía general a la par que buenos conocimientos de idiomas antiguos y modernos.

Para Mutis y sus cola­boradores y discípulos, debía tener una formación y unos conocimientos que llegaran más allá de lo que la Medina misma podía ofrecerles, y en este sentido, al igual que los griegos de la antigüedad y los árabes del siglo XII, pensaban que el sólo conocimiento de la Medicina producía practicantes de la profesión pero no médicos en el sentido cabal de la palabra.”

Conocimientos médicos

Y en otro capítulo referente al siglo XIX, escribe: “En algu­nas universidades, médicos humanistas de la talla de Sir William Osler [18491919], aconsejaban a sus dis­cípulos que adquirieran una «formación interior», es decir, una formación humanística, además de obtener en forma adecuada los conocimientos médicos nece­sarios para la práctica de la profesión.”

También De Francisco se refiere in extenso a Luis Patiño Camargo [18711978], gran investigador científico, salubrista y verdadero humanista y cita J.F. Socarrás, quien se refirió así al profesor Patiño Camargo: “al humanista que se mantenía oculto por auténtica humildad y no por falsa modestia.

Como todos los rosaristas de su época, el doctor Patiño estudió latín y griego. Dominaba esas lenguas y se complacía en la lectura de los clásicos, cu­yas obras forman parte importante de la biblioteca que legó a sus descendientes.”

Y finaliza De Francisco su libro con el Epílogo donde se lee: “En ese empeño por lograr un Humanismo que valore realmente al hombre en su totalidad, y una Medicina que a la vez cumpla su misión con altura y dignidad, los seres humanos deben esforzarse por llenar esas nobles aspiraciones y hacer­las realidad mediante su dedicación y trabajo, tenien­do en cuenta la sentencia de Cervantes que dice que no es un hombre más que otro si no hace más que otro”.

Referencias

  • Caballero Argáez C. ¿Por qué pasa lo que pasa? El Tiempo 6 de enero de 2017.
  • Nussbaum M. Sin Fines de Lucro. Katz Editores. Bue­nos Aires, 2010. Págs. 22,34, 82.
  • Newman JH. La idea de una universidad. Editorial de la Universidad Católica de Chile, Santiago, 2016. ISBN 9789561419292
  • Patiño JF. Abraham Flexner y el flexnerismo. Funda­mento imperecedero de la educación médica moderna. Medicina 1998; 20: 614.
  • Pellegrino E. The reconciliation of technology and hu­manism: A flexnerian task 75 years later. En: Flexner: 75 Years Later. A Current Commentary on Medical Edu­cation. Edited by C. Vevier. University Press of America, Inc. Lanham, Maryland, 1987.
  • Rodríguez Cruz A. historia de las Universidades Hispa­noamericanas. 1973, Imprenta Patriótica, 1973.
  • Newman JC. La Idea de una Universidad. Ediciones Universidad Católica de Chile. Santiago, 2016. Pp. 45, 91, 94, 121. ISBN 9789561419292.
  • Magnusson WL. La Reforma Patiño 19641966. Una ex­periencia de construcción institucional. Prólogo y traduc­ción por G. Restrepo y colaboradores. Unilibros, Bogotá. ISBN 9587016629.
  • Pérez HER. 25 años de la Reforma Patino 1965 1990. En: Transformación Social y Transformación de la Uni­versidad. Análisis de las propuestas académicas 1965 1989, Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Págs. 1922.
  • Patiño Restrepo JF. Informe del Rector, Vol. I. Hacia la Universidad del Desarrollo. Bases de una Política de Reforma Universitaria. Bogotá, Imprenta Nacional, 1968. Págs. 2834.
  • ASCOFAME. Conclusiones y recomendaciones de la V Asamblea General. B Moreno y J Castellanos (eds). Edi­ciones Tercer Mundo, Bogotá, 1966.
  • Pérez Tamayo R. Humanismo y medicina. Gaceta Médi­ca de México. 2013; 149:34953.
  • Pérez Tamayo R. Conferencia R. Pérez Tamayo 2018. Universidad Veracruzana
  • https://www.uv.mx/…/elmedicodebeserhumanistaparaserhumanitarioruyperezt…

Referencias Bibliográficas

  • Patiño Restrepo JF. Humanismo, Medicina y Ciencia. Prólogo de M. Wasserman. Editorial Universidad Nacio­nal de Colombia. Bogotá, 2011. ISBN 978958719825 4 Pág.4245
  • ValBernal J, Garijo M. Hipócrates y su vigencia en la anatomía patológica actual. Rev Esp Patol 2003; 36(1): 95100
  • VeraDelgado A. Rev Colomb Cardiología 2004; 11(6): 27076.
  • De Francisco Zea A. Humanismo y Medicina. Acade­mia Colombiana de Historia. Bogotá, 1998. ISBN 958 9576508. Págs. 150, 153, 205, 240.

Recibido: 22 de enero de 2019
Aceptado: 8 de febrero de 2019
Correspondencia:
José Félix Patiño Restrepo jfpatinore@gmail.com


1 Miembro Honorario de la Academia Nacional de Medicina. Miembro del Consejo Superior de la Universidad Nacional. Profesor Honorario Universidad Nacional, Universidad de los Andes. Bogotá, Colombia.

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