Intervenciones Públicas para La Población Adulta Mayor, Resultados
Salud y Comorbilidades
1. Fragilidad, Sarcopenia y Nutrición. Existen en la literatura múltiples modelos que han demostrado la relación entre alteraciones nutricionales, fragilidad y sarcopenia (16-18). El estado nutricional en el anciano está determinado por los requerimientos y la ingesta e influenciados por otros factores (actividad física, estilos de vida, existencia de redes sociales y familiares, actividad mental y psicológica, estado de salud o enfermedad y restricciones socioeconómicas, entre otros) (19).
La fragilidad, por su parte, es un estado de vulnerabilidad resultado de las alteraciones en múltiples sistemas biológicos, caracterizada por una imposibilidad para responder a estresores debido a un agotamiento en la reserva funcional del organismo (20, 21).
Existe consenso sobre los efectos adversos de la fragilidad, incluyendo aumento de la mortalidad, la discapacidad y el deterioro cognitivo (17, 20, 22, 23). Adicionalmente, los diferentes modelos sobre el ciclo de fragilidad muestran la influencia que el estado nutricional tiene en su fisiopatología (16, 17).
En nuestro país, la prevalencia de fragilidad se ha reportado en 12,1% (24). La sarcopenia es la pérdida de masa muscular, de calidad de la fibra muscular y de la función muscular, asociada con el envejecimiento (25, 26), y con aumento en el riesgo de desarrollar algunas enfermedades, de la discapacidad y de la mortalidad (26).
Estudios epidemiológicos reportan una prevalencia entre el 5 y el 50% dependiendo del rango de edad evaluado y de la metodología utilizada (27, 28). (Lea también: Intervenciones Públicas para La Población Adulta Mayor, Discapacidad, 1 Parte)
Variables Dependientes. Estado nutricional. Mini Nutritional Assessment (MNA), utilizando una variable nominal (3 categorías) y los siguientes puntos de corte: normal: 12-14 puntos. Riesgo de malnutrición: 8-11 puntos. Malnutrición: 0-7 puntos.
Fragilidad: versión modificada del fenotipo de Fried y colaboradores, con cinco variables 1. Pérdida de peso. 2. Debilidad. 3. Agotamiento. 4. Marcha lenta y 5. Baja actividad física (escala de CHAMPS). Los puntos de corte para 3 categorías: no frágil, prefrágil y frágil.
Sarcopenia: según las guías del Grupo Europeo de Trabajo sobre Sarcopenia, con tres variables: velocidad de la marcha, fuerza de presión (FP) y circunferencia de pantorrilla. Individuos con baja velocidad de la marcha y masa muscular baja y aquellos con adecuada velocidad de la marcha pero con baja FP y baja circunferencia de pantorrilla se clasificaron como con sarcopenia.
Estas tres variables mencionadas, se analizaron por separado y se obtuvieron modelos de regresión logística para identificar factores de riesgo para desarrollar malnutrición, fragilidad y sarcopenia.
Resultados. 1.573 encuestas contaban con información completa de la tamización del MNA. El promedio de edad fue 71,7 años, 970 (61,7%) eran mujeres y las enfermedades más frecuentes fueron hipertensión arterial, enfermedad articular y diabetes mellitus.
De esta muestra, 72 participantes (4,6%) presentaron desnutrición, 539 (34,3%) estaban en riesgo de malnutrición, y 962 (61,2%) tenían un estado nutricional normal. En el grupo con malnutrición se encontró un porcentaje significativamente mayor de personas con bajo nivel socioeconómico (estrato 1 y 2) 70,8% (p=0,010), que necesitaban ayuda para alimentarse 19,4% (p<0,001), con mala autopercepción de salud 81,9% (p <0,001), mala autopercepción de memoria 72,7% (p < 0,001), y problemas nutricionales por alteraciones en su salud bucal 31,7% (p <0,001).
En contraste, tener una dentadura postiza, pertenecer al régimen contributivo de seguridad social en salud y tener un mayor puntaje en el Barthel y en el Lawton, se asoció con un mejor estado nutricional (p <0,001).
En los resultados de la regresión logística multivariada, se observa que mayor edad (OR 1,02; IC 95% 1,00 a 1,04), mala autopercepción de salud (OR ajustada = 1,46; IC 95% 1,13-1,88), un mayor número de comorbilidades (OR 1,16; IC 95% 1,04-1,30) y circunferencia de pantorrilla menor a 31 (OR 2,63; IC 95% 1,86-3,72)
Se asocian con malnutrición y riesgo de malnutrición mientras que tener dentadura postiza (OR 0,35; IC 95% 0,26-0,46), considerarse bien nutrido (OR 0,55; IC 95% 0,42-0,72), un alto puntaje del Barthel (OR ajustada 0,95; IC 95% 0,93-0,98) y un alto puntaje del Lawton (OR 0,81; IC 95% 0,72-0,91), se asociaron con un mejor estado nutricional.
1.442 encuestas tenían información completa para estimar fragilidad y sarcopenia, con un promedio de edad de 70,7 años (61% mujeres), las enfermedades más frecuentes fueron hipertensión, diabetes e infarto agudo del miocardio. De esta muestra, eran frágiles 9,4%, 52,4% prefrágiles. De igual forma, 166 participantes tenían sarcopenia (11,5%).
Según la regresión logística multivariada prediciendo ser pre-frágil y frágil mostró que mayor edad (OR 1,04; IC 95% 1,03- 1,06), ser mujer (OR 1,38; IC 95% 1,10-1,74) y tener depresión (OR 1,16; IC 95% 1,12-1,20), se asocian con riesgo de prefragilidad y fragilidad. Por el contrario, mayor funcionalidad (mejor puntaje en las escalas de Barthel y Lawton) se asocia con una disminución en el riesgo de fragilidad.
Los resultados de la regresión logística multivariada prediciendo sarcopenia apuntan a que mayor edad (OR 1,04; IC 95% 1,02-1,07), ser mujer (OR 1,51; IC 95% 1,05-2,17) y fumar o haber fumado (OR 2,38; IC 95% 1,29-4,37) se asocian con sarcopenia.
2. Depresión. La prevalencia en personas mayores de 65 años se ha estimado entre 1% y 12,3% (29-32), variabilidad debida al uso de diferentes instrumentos diagnósticos. Dentro de los factores de riesgo los más importantes son el género femenino, historia familiar de depresión, enfermedades psiquiátricas y deterioro cognitivo.
También la presencia de algunas condiciones médicas, discapacidad física y factores sociales como la viudez, aislamiento social y menor cantidad de recursos económicos (32, 33). En Colombia contamos con pocos estudios sobre depresión, por ejemplo la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de 2010 encontró una prevalencia del 9,5% (34), y se reporta una prevalencia 1,7% para depresión establecida y del 8,5% para depresión leve, en una comunidad de adultos institucionalizados (35).
Variables. Dependientes: Síntomas depresivos. Independientes: demográficas: estrato socioeconómico, bajo (1,2 y 3), alto (4, 5 y 6) y escolaridad. Además: actividad física, comorbilidades, estado funcional, consumo de alcohol y hábito de fumar, estar pensionado, antecedente de enfermedad mental, reporte de haber tenido hambre durante los primeros 15 años de vida y en la última semana, realizar actividades lúdicas manuales por lo menos una vez a la semana, percepción de salud actual comparada con hace 12 meses, y antecedente de hipertensión arterial.
Resultados. 25,7% de los adultos mayores se encuentran deprimidos (puntaje mayor a 5 en la escala de Yesavage). Como predictores de depresión por regresión logística se encontró que ser mujer (OR de 1,47 IC: 1,14-1,90, p= 0,002), tener más comorbilidades (OR 1,32 IC: 1,20-1,46, p <,001), se asocian con un mayor riesgo.
Las personas en estrato bajo tenían mayor depresión que los de estrato alto (27,7% vs 11,4%), Chi-square Pearson >0,0001. Así mismo, no ser pensionado, tener antecedente de hipertensión arterial, tener enfermedad mental diagnosticada, haber tenido hambre en los primeros 15 años de vida y no haber realizado actividades lúdicas en la última semana, al igual que tener una percepción peor de su salud, no estar satisfecho con su vida, no sentir que es maravilloso vivir y sentirse sin esperanzas, se asocian con mayor probabilidad de depresión. (p<0,001).
El consumo bajo y moderado de alcohol con menor riesgo de depresión mientras que la actividad física leve y moderada, junto con el consumo previo y de más de 5 cigarrillos al día, se correlaciona con mayor presencia de depresión (p<0,05). Hay una clara relación con el nivel educativo (OR de 0,91 IC: 0,88-0,93, p <0,001), es decir a mayor número de años de educación formal, menor posibilidad de tener depresión.
3. Hipertensión Arterial. En las últimas décadas en todo el mundo se ha incrementado de manera importante la prevalencia de enfermedades crónicas no trasmisibles (ECNT)(36-38), entre ellas la hipertensión arterial (HTA), aproximadamente mil millones de adultos la sufren, lo cual representa una prevalencia cercana al 20% en toda la población.
Estudios en la población colombiana han reportado prevalencias de HTA entre 12,0% y 33,9% (39-43), con un porcentaje de control de la enfermedad de tan sólo el 28,3% (44). Esta enfermedad se asocia frecuentemente con muerte prematura por enfermedad cerebrovascular (ECV) y cardiopatía isquémica (CI)(40), con un claro impacto sobre la salud pública y costos para los sistemas de salud(41). Todo esto enfatiza la importancia de los esfuerzos de prevención, detección temprana y tratamiento (45).
Variables. Dependientes: haber sido diagnosticado con hipertensión arterial. Independientes: forma como controla la enfermedad (medicamentos, dieta, ejercicio, otros, no hace nada); comorbilidades; actividad física; hábito de fumar; consumo de alcohol; y medidas antropométricas, incluyendo toma de tensión arterial sistólica y diastólica.
Resultados. La prevalencia de hipertensión fue de 58%, mayor en mujeres que en hombres (60,0% vs. 55,3%), y en las personas de edad más avanzada. La mayor prevalencia se encontró en las mujeres mayores de 75 años (72,9%) y la menor en los hombres de 60 a 64 años (44,5%), <0,001.
Los individuos con hipertensión arterial tenían menor nivel educativo (5,0 ± 4,3 años de estudio vs 6,2 ± 4,7 años de estudio en los no hipertensos, p < 0,001). El 91,4% de los adultos mayores con hipertensión informó estar en tratamiento antihipertensivo con medicamentos, 61,8% seguir una dieta y 37,8% realizar ejercicio, estos porcentajes son mayores en el grupo sin hipertensión.
El IMC, fue significativamente mayor (28,2 ± 4,9 kg/ m2 vs. 26,4 ± 4,2 kg/m2, p< 0,001) en los individuos con hipertensión arterial, al igual que el perímetro abdominal (96,4 ± 11,6 cm vs. 92,1 ± 11,4, p< 0,001) comparado con los individuos sin hipertensión.
La presión arterial sistólica era mayor en el grupo de los hipertensos en comparación con los no hipertensos (149,5±26,3 vs 138,8±21,8 mm Hg), al igual que la diastólica (77,7 ± 12,9 vs 75,6 ± 12,2 mm Hg), p <0,001. La comorbilidad dada por diabetes mellitus, infarto agudo del miocardio y falla cardiaca, fue significativamente mayor en el grupo de hipertensos, p <0,001.
En cuanto a la actividad física, una mayor proporción de no hipertensos se encontró en el tertil más alto (35,6% vs. 26,5% del grupo de hipertensos, p< 0,001) y lo contrario se evidenció en el tertil más bajo (27,7% vs. 37,5% de no hipertensos vs hipertensos respectivamente, p< 0,001), sin diferencias en el tertil medio. 16,3% de los hipertensos consumía alcohol y 4,2% era fumador activo vs. 24,6% y 9,4% respectivamente en el grupo de no hipertensos (p< 0,001).
4. Diabetes Mellitus (DM): es una enfermedad que causa gran impacto social y económico. La Asociación Americana de Diabetes (ADA) publicó en 2012 un consenso de expertos como guía para el manejo de los pacientes ancianos.
Variables. Dependientes: autorreporte de haber sido diagnosticado previamente de diabetes por el personal de salud. Independientes: aspectos socio demográficos (edad, sexo, y años de educación); medidas terapéuticas para el control de la diabetes, comorbilidades, hábitos y actividad física (baja, media y alta); síntomas depresivos (Geriatric Depression Scale (12); estado cognoscitivo utilizando (Mini Mental test abreviado(13); estado funcional (índices de Lawton y de Barthel. (8); y medidas antropométricas: peso, altura, perímetro abdominal (cm), circunferencia de pantorrilla (cm), FP (Kg) y velocidad de la marcha (m/s).
Resultados. Del total de la población con DM, 62,5 % eran mujeres. 74,8% tomaba algún medicamento para su tratamiento, de ellos 26,7% usaba insulina, 68,5% se controlaba con dieta, 32,7% con ejercicio y el 7,2% no realizaba ninguna de las intervenciones anteriores. En promedio diariamente consumían 4,4 ± 2,9 medicamentos.
En cuanto a las comorbilidades, 73,8% de las personas con DM presentaban HTA, 14,3% enfermedad coronaria o angina y 8,6% al menos un episodio de accidente cerebrovascular. Asimismo, 38,4% presentaba problemas de visión cercana, 41,8% de visión lejana, glaucoma el 5,8% y catarata el 25,4%, diferencias estadísticamente significativas comparando con las personas sin DM.
El 2,9% aún consumía cigarrillo, 38,8% había fumado anteriormente y 58,3% nunca lo había hecho (valor de p < 0,05). En cuanto a la actividad física total, el tertil más bajo con 39,5%, el tertil medio con 35,8% y el tertil más alto con 24,6% fueron estadísticamente significativos al compararse con la cantidad de actividad física realizada por las personas sin diabetes (valor de p 0,009).
Los individuos con DM presentaban en promedio más síntomas depresivos que aquellos individuos que no tenían DM (4,4 ± 3,4 vs. 3,7 ± 3,3 ((p <0,05)), en tanto la función cognitiva era similar en los dos grupos. El Lawton promedio fue de 6,8 ± 1,8 en los diabéticos vs. 7,1 ± 1,6, evidenciando mayor compromiso en actividades instrumentales.
En la Escala de Barthel el puntaje promedio fue de 93,3 ± 18,9 para los diabéticos y 95,7 ± 14,7 para los no diabéticos, por tanto la funcionalidad según actividades básicas de la vida diaria era igual. El peso promedio de las personas con DM fue de 68,1 ± 11,8 kilogramos (Kg) vs. 64,7 ± 12,1 en los no diabéticos, el índice de masa corporal promedio fue de 28,8 ± 4,8 Kg/m2 vs. 27,2 ± 4,7.
En cuanto al perímetro abdominal la media fue de 98,5 ± 11,7 cm vs. 93,8 ± 11,5 en los no diabéticos, la FP fue de 21,4 ± 9,2 libras vs. 23,1 ± 9,6 y la velocidad de la marcha de 0,63 ± 0,29 vs. 0,68 ± 0,30 (p<0,05). En resumen todas las medidas antropométricas fueron peores en las personas con diabetes.
El análisis multivariado arrojó una asociación entre tener DM, tener HTA (OR 1,62, 95% CI 1,20-2,18), y cataratas (OR 1,71 1,24-2,36), al igual que un perímetro abdominal elevado (OR 1,03, 95% CI 1,02-1,04) y una FP disminuida (OR 0,98, 95% CI 0,96-0,99).
5. Enfermedades bronco-obstructivas (EPOC/asma). Enfermedad crónica prevenible y tratable, con una prevalencia mundial estimada por espirometría entre 7,6% y 19,7%, siendo particularmente común en los ancianos (prevalencia estimada de 11% a 25%).
En estudios epidemiológicos en los cuales no es posible realizar dicha prueba, el autoreporte del antecedente de diagnóstico previo de la enfermedad se ha considerado como criterio diagnóstico sustituto válido (46).
El asma en los ancianos no es un trastorno infrecuente, su prevalencia oscila entre el 8% y el 17% en los sujetos de 65 años o más, sin embargo, es una entidad que pasa subdiagnosticada debido a su presentación atípica y las demás comorbilidades. Es una enfermedad heterogénea que puede ser de aparición temprana o tardía lo que hace difícil su diagnóstico diferencial con la EPOC. Todo esto afecta la calidad estadística para estimar la prevalencia del asma y la muerte asociada a ésta en el anciano (47).
Variables. Dependientes: presencia o no de EPOC/ asma diagnosticado por personal de salud. Independientes: sexo, edad, índice de masa corporal, nivel educativo, peso y sarcopenia (velocidad de la marcha, FP y circunferencia de pantorrilla).
Resultados. De los 2,000 ancianos encuestados 63,4% eran mujeres, la edad promedio fue de 71,1± 8,05 años, con una mayoría en el grupo de edad entre 60 y 69 años, la media de IMC fue de 27,52 ± 5,69 kg/m2, la de velocidad de la marcha de 0,78 ± 0,38 metros/ segundo y de FP de 22,98 ± 10,52 Kg. La prevalencia autoreferida de EPOC/asma fue de 16,70% (IC95% 15,07%-18,33%). En el modelo multivariado sin ajustar se encontró una asociación de EPOC/asma con sarcopenia OR 2,01 (1,21-3,35 p 0,007) tener mayor edad >= 80 años 2,09 (1,35-3,22 p 0,001) e IMC 1,05 (1,02-1,09 p <0,001).
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