Historia de la Lepra, El General Santander y la Lepra en Colombia

Al parecer hubo una alta incidencia de lepra en el país a principios del siglo XIX; en el año de 1832, el General Santander alarmado por el número de leprosos que existía en Bogotá, recurrió a la facultad de medicina, para encontrar soluciones adecuadas para resolver el problema.

Una comisión compuesta por los doctores Manuel María Quijano y Mariano Becerra aconsejó establecer un leprocomio en el Llano de Puerta, en las cercanías de Fusagasugá[30]. Esto no llegó a realizarse pero mostró la necesidad de establecer sitios donde aislar y tratar los pacientes.

Dr. José Joaquín García (¿? – 8 de febrero de 1859)

Hijo del pintor bogotano Antonio García. Inició estudios de Medicina en 1802, en el colegio Mayor del Rosario y obtuvo el grado en 1809. Publicó varias obras médicas “Memoria que describe el carácter y método curativo de la disentería idiopática…”, “Disertación sobre el cólera epidémico” y sobre el “Coto”[31]. (Lea también: Historia de la Lepra, Los Aspectos Genéticos de la Lepra)

En otra de sus obras “Parálisis tegumental, lepra leonina o Lázaro” (1842), cita por primera vez las manifestaciones sensitivas y motoras de la lepra.

Dijo en su trabajo:

“La falta de sensibilidad en el Lázaro, es el verdadero síntoma de la enfermedad y lo que indica su existencia”…

García describió la manera de explorar la sensibilidad al paciente leproso:

“El examen de los pacientes lazarinos debe hacerse sin que el enfermo lo conozca; hiriéndole con un instrumento agudo sin que lo vea y no siente la herida; mandándole coger una moneda con los dedos, sin callo y al parecer sanos y no puede cogerla, porque careciendo de la facultad de tocar, no percibe el cuerpo la moneda. Si van caminando y se les arranca un dedo del pie no lo conocen cuando no lo ven”.

La descripción de las perturbaciones de la sensibilidad desde un punto de vista semiológico, muestra que la maniobra fue practicada muchas veces por el médico al examinar pacientes con lepra, que presentaban anestesia táctil y dolorosa.

Además añadió otra idea que se comprobó muchos años después:

“Esta enfermedad debe ser producida por un virus de naturaleza desconocida”.

Estos hallazgos en el estudio de los fenómenos neuríticos de la enfermedad, habían pasado desapercibidos para la mayoría de los autores y solo los descubrieron los médicos noruegos Danielsen y Boeck, el año de 1847 y fueron traducidos al francés en 1848. O sea varios años después de la publicación de los hallazgos de García[32].

Dr. Jorge Vargas Nieto

Nació en Charalá en 1806 y murió en Bogotá en 1893. Uno de los profesores de la Facultad de Medicina, sobrino del Dr. León Vargas, el primer médico que operó la catarata en Colombia.

En el año de 1834, como representante de la Facultad de Medicina asistió al Lazareto del Socorro, el que contaba con buenos recursos y se quería organizar en forma satisfactoria. El doctor Vargas, una vez realizada la visita publicó una memoria intitulada “Memoria sobre el establecimiento de lazaretos”. Este informe fue muy bien recibido y atendido por el gobierno[33].

Tratamiento de los pacientes en Colombia

En el tratamiento de los casos de lepra en Colombia se usaron gran número de medicamentos; el pirogalol, el ácido fénico, la aspirina, la estricnina, el petróleo, los arsenicales, el salicilato de soda, el salol, el salicilato de metilo y muchos otros como el veneno de serpientes, el guano y otros, totalmente ineficaces.

Finalmente llegó el aceite de chaulmugra año de 1880, traído por un Señor Márquez quien lo trajo de los Estados Unidos en forma “compacta”. El entusiasmo de los enfermos fue muy grande y al poco tiempo muchos otros lo importaron. Los dos primeros pacientes tratados padecían la forma “anestésica” pero no obtuvieron resultados positivos.

Más tarde se observó que en las formas benignas, tuberculoides producía algunas mejorías, y en las lepromatosas los resultados eran desalentadoras. De todas maneras como no había ningún otro tratamiento, todos los pacientes lo tomaban durante muchos años[34].

El profesor Unna fue consultado por el entonces presidente de Colombia General Rafael Reyes para conocer su opinión sobre un proyecto de la erradicación de la lepra en el país. El profesor Unna contestó:

“Hamburgo diciembre 27 de 1907 Muy estimado señor Presidente: Por instigaciones que por recomendación de Vuesencia, me han hecho el señor Dr. (Carlos) Michelsen[ 35] cónsul general de esta ciudad, y el Sr. Dr. Oscar Noguera[36], he consignado en forma de un sucinto proyecto mis ideas respecto del plan que debería seguirse para llegar al saneamiento de la República de Colombia, en lo que hace a la lepra.

Estoy convencido que de esta manera, en el curso de una generación, se lograría la extirpación de la lepra en el territorio colombiano.

Con gusto estoy dispuesto, en caso de que este plan tenga la aprobación de Vuesencia, de contribuir para su realización en todo lo que esté en mi poder .

Con sentimientos de la más alta consideración doy de Vuesencia muy respetuoso y obediente servidor Profesor Dr. P.G. Unna”.

Los planes de Unna se basaban en el aislamiento del mayor número de casos de lepra en hospitales especializados. Estas recomendaciones fueron seguidas y favorecieron la creación de los leprocomios de “Caño de Loro”, “Contratación” y de “Agua de Dios”.

El año de 1909 el Dr. Pablo García Medina publicó en el “Repertorio de Medicina y Cirugía”, N.1, del 15 de octubre un artículo titulado “Profilaxia de la Lepra” en Colombia. En el mismo número de la revista se publicó un informe de los doctores José María Lombana Barreneche y Martín Camacho presentado en la Academia Nacional de Medicina el día 21 de agosto de 1909. Este memorial fue aprobado por la Academia y presentado como proyecto a la Cámara de representantes…

Dice lo siguiente:

“Las medidas profilácticas que deben instituirse con inquebrantable severidad, no teniendo en cuenta ni posición social, no influencia sobre los encargados de la administración, quien previamente autorizada y disponiendo de los fondos necesarios que tienen los lazaretos, deben ser consultadas previamente a la Academia o a la Junta Central de Higiene…

El número de leprosos que existe actualmente en Colombia no alcanza seguramente las cifras fabulosas de que nos hablan los libros extranjeros, pero si es digna de tomarse en cuenta porque de día en día se observan nuevos casos que son focos de diseminación de la enfermedad, siendo como es en su esencia una enfermedad infecciosa.

Si el aislamiento no se lleva a cabo, de una manera completa y absoluta, y bárbara si se quiere, no podemos jamás llegar a evitar el contagio de la lepra”[37].

Pablo García Medina nació en Tunja en 1858 y murió en Bogotá en 1935. Dedicó muchos años de su vida al ejercicio de la Salud Pública en Colombia. Autor de una “Cartilla de Higiene”, “Organización sanitaria de Colombia”, “Estadísticas de la lepra”, “Lucha contra el paludismo” y otros estudios.

Fue presidente de la Academia Nacional de Medicina (1910- 1912), además de Secretario Perpetuo y miembro Honorario[38].

José María Lombana Barreneche nació en Santa Marta en 1854 y murió en Bogotá en 1929.

Fue el iniciador de la cátedra de Medicina Interna, en la Universidad Nacional. Maestro de los profesores de Medicina Interna: Alfonso Uribe, Carlos Trujillo Gutiérrez, Julio Aparicio, Edmundo Rico y muchos otros.

Fue galardonado con el nombramiento de “Maestro de las juventudes” en 1923 .

Martín Camacho nació en Velez en 1879 y murió en 1965 en Barranquilla. Estudió Medicina en Europa y regresó al país en 1908. Presentó dos magistrales conferencias sobre el Tabes y la Parálisis general progresiva. Hizo estudios sobre Criminología. Fue secretario de la Academia Nacional de Medicina[39].

El profesor Juan de Dios Carrasquilla

Nació en Bogotá el 1 de marzo de 1833 y murió en la misma ciudad el 15 julio de 1908. Estudió Medicina en las aulas del colegio del Rosario, en las de San Bartolomé y en el Hospital de San Juan de Dios y se graduó a los 19 años (fines de 1852).

Fueron sus profesores los doctores Francisco Bayón, de Botánica y Zoología; Joaquín Maldonado de Anatomía; Antonio Vargas Reyes de Química y Obstetricia; Andrés María Pardo de Cirugía, Terapéutica y Materia Médica; Jorge Vargas de Patología y Clínica y José Felix Merizalde de algunos cursos especiales[40].

Los estudios de Carrasquilla estuvieron muy influidos por el descubrimiento de Emil von Behring (1854-1917), y sus discípulos Roux y Yersin (1888) al demostrar que el suero de los animales inmunizados contra las toxinas de la difteria puede ser usadas para la prevención o el tratamiento de la Difteria ya que inactivan la toxina (1890- 1893)[41].

Por esta confirmación terapéutica Carrasquilla hizo una serie de investigaciones buscando como en la Difteria, una posible neutralización de la “Toxina” leprosa, la cual inoculada a algunos animales (caballos, cabras), permitía desarrollar una antitoxina, que se podía aplicar en el tratamiento de la lepra. Por eso dijo:

“No veo ninguna razón para desechar la hipótesis de la existencia en la sangre del leproso de una toxina análoga a la que segrega el bacilo de Loeffler, el de Nicolaier o cualquier otro”[42].

Los trabajos realizados por los doctores Richet[43]

y Hericourt en Francia sobre la sífilis que consistían en tomar la sangre de un paciente con la enfermedad, que no hubiera sido sometida al tratamiento, inyectarla a asnos o a perros y después sangrar estos, extraer el suero y después inyectarlo en los enfermos, que al parecer “había dado muy buenos resultados” (?) impresionó mucho a Carrasquilla y por eso decidió realizar el mismo procedimiento con pacientes de lepra[44].

Fuera de los ensayos terapéuticos, Carrasquilla estudió numerosos aspectos de la Lepra: La semejanza entre los periodos de la sífilis y los de la lepra. Para tal efecto estuvo buscando las primeras manifestaciones de la enfermedad y describió el “chancro leproso”.

Las características de las manchas leprosas, las perturbaciones de la sensibilidad, los tubérculos y también estudió el Pénfigo.

Con relación a los periodos de la Lepra, el Dr. Victor Heiser, leprólogo de las Filipinas decía (año de 1909): “El trabajo actual se limita a hacer el diagnóstico precoz y asegura que el punto de entrada es la mucosa nasal, donde se hace una úlcera a nivel de la articulación del hueso con el cartílago del tabique”[45].

Estaba describiendo el “Chancro leproso”. Basándose en el contagio de la Peste bubónica por las pulgas de las ratas, Carrasquilla investigó la presencia del bacilo leproso en las pulgas (pulens irritans) y encontró el bacilo en las vías digestivas del insecto, después de hacerlo picar un paciente leproso.

Eso le hizo pensar en la –posibilidad de que la pulga fuera el vector que trasmitía la lepra- hecho que no ha logrado comprobarse.

Carrasquilla presentó un trabajo científico en el congreso de Leprología de Berlín de 1897. Fue sin duda el mejor estudio presentado sobre la patogenia de la Lepra. Sus investigaciones terapéuticas no dieron ningún resultado en el tratamiento de la enfermedad.

Estos ensayos fueron repetidos por numerosos médicos en el país y en el mundo, pero los resultados obtenidos no fueron satisfactorios.

Hallopeau habló de cinco casos de lepra tratados con el suero Carrasquilla, sin éxito alguno.

Abrahan dijo que el suero de Carrasquilla ensayado en muchos elefancíacos de –Eoben Island (Staten Island )(?). – se mostró ineficaz.

Barillón habló de dos casos tratados con el suero Carrasquilla en Argel sin ningún resultado y así en numerosos

países se utilizó el suero sin obtener buenos resultados[46]. Fue el último presidente de la Sociedad de Medicina y Ciencias naturales (1890 a 1891), época en que pasó a ser la actual la Academia Nacional de Medicina. Esto se logró mediante la aprobación de la ley 71 de 1890.

La Corporación dirigida por Carrasquilla consiguió también la aprobación de la Ley sobre lazaretos, apoyando su gestión con el trabajo “Investigaciones sobe la Lepra en Colombia” elaborado por el académico Gabriel J. Castañeda. Con estas medidas pudo organizarse una campaña para aislar y atender el mayor número de pacientes leprosos en Colombia[47].

Carrasquilla trabajó muy activamente en la confirmación del diagnóstico de la lepra mediante los estudios bacteriológicos del bacilo. Para el efecto utilizó la técnica de C. Lawrence Herman. Después la perfeccionó y siguió usando una técnica ideada por él, para descubrir el germen de la lepra en la linfa periférica. El 7 de julio de 1908, pocos días antes de su muerte, hizo una estadística y había practicado 390 diagnósticos bacteriológicos de lepra[48].

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