La Medicina y la Clínica de Marly, Administración del Profesor Jorge E. Cavelier (1954 -1978)

El 15 de febrero de 1954 quien desde 1929 había pertenecido a la Junta Directiva de la Clínica fue elegido gerente de la entidad. Era la persona indicada por su experiencia, sus dotes de organización y su don de mando, en momentos en que la situación del centro hospitalario había hecho crisis.

Las medidas que tomó salvaron la institución de caer en cualquiera de las alternativas del mortal dilema que se presentaba a todas las ilusiones, esfuerzos y esperanzas mantenidas con ingentes esfuerzos por medio siglo de vida de Marly: ser arrendada o venderla.

Dejemos que sea el profesor Cavelier quien diga cual fue su estrategia para dar oportunidad a la institución de continuar su marcha de servicio a la comunidad:

Mi primera actuación -dijo el nuevo Gerente después de un estudio detenido de lo que se me entregaba, fue hacer un planeamiento general de la organización que debiera tener la Clínica para permitirle una marcha normal y para que por medio de ella pudiera alcanzar las dos finalidades primordiales que toda institución de esta índole debe cumplir: atención científica y adecuada de los enfermos -en un ambiente bondadoso y cordial, es decir humano- para la curación de sus dolencias, y obtención de los medios económicos indispensables para poder obtener la anterior finalidad.

La frase anterior debía ser memorizada por todo médico que, por su buena o mala fortuna, sea nombrado director de un hospital. (Lea también: La Medicina y la Clínica de Marly, Cambios hacia el Futuro)

Gerencia de Jorge Cavelier Gaviria (1978…)

Concluiremos el presente ensayo resumiendo la labor de Jorge Cavelier Gaviria al frente de la Clínica durante el último cuarto de siglo.

La profunda huella dejada por mi ilustre padre a lo largo de 24 años, a no dudarlo, ha sido la más fructífera de todas por cuantas ha atravesado la institución, y su nombre ha sido sustituido, pero no podrá ser reemplazado, dijo el doctor Cavelier al recibir del Presidente de Colombia don Julio César Turbay la condecoración de la Cruz de Boyacá, con motivo de cumplir el 75º aniversario la Clínica de Marly.

Después agrega:…la fortuna sigue esquiva y las dificultades apremian en la época de la postguerra, hasta que el 18 de febrero de 1954 un fundador de la nueva sociedad en el año de 1928, organizador por antonomasia, figura descollante de la medicina y de la cirugía, batallador incansable y dotado de sobresaliente inteligencia, acepta la dirección de la institución: Jorge E. Cavlier. Este hombre tan poco común, de arrogante y procera figura, imprime con su fuerza sobrehumana un definitivo impulso a los negocios de la sociedad; durante su gobierno observamos como, decidido y firme, se cambia el aspecto de la vieja organización.

Pronto desaparece el antiguo cercado de la carrera 13 o carrera del tranvía para dar paso al magnífico edificio de Marly, que construído entre 1959 a 1965 hoy alberga cerca de 150 profesionales en cien consultorios de diversas especialidades.

Desaparecen también los restos de la casaquinta original, se construye el servicio de urgencias y el edificio terminaría la etapa inconclusa de los años cuarenta al proveer a la Clínica de una entrada definitiva y al establecer allí modernas unidades de cuidados especiales, recuperación, nefrología y neumología entre otras.

Prosigue Jorge Cavelier Gaviria, años después elegido Presidente de la Academia Nacional de Medicina, donde realizó una admirable labor, en su página antológica, evocando aspectos de su existencia tan entrañablemente ligada a la vida de Marly …

La Junta Directiva me distinguió al designarme Director Científico por el espacio de diez años y durante el cual descubrí grandes y pequeños secretos de una institución hospitalaria que ya ha adquirido puesto prominente y descollante entre sus similares.

El fallecimiento de mi padre, sorpresivo por cuanto la conducción de los negocios de la Clínica era inherente a su propia existencia, me deparó, en la tristeza, la oportunidad de desempeñar este altísimo cargo del que me siento honrado.

Ha sido guía y portentosa ayuda en mi vida, así como lo fue siempre para mi padre la bondadosa energía y la insospechable firmeza y decisión de mi madre, sin cuyo constante aliento nuestras vidas no hubieran logrado la anhelada meta, a la que yo me acerco de mano de la amorosa compañera de todas las horas y para quien no parece existir sino la felicidad y contagiante alegría de su indomeñable espíritu.

Termina esta emotiva y severa oración recordando a sus compañeros en la labor de seguir los pasos de su padre en la conducción de Marly: Daniel Gamboa Galvis. Vicente Rodríguez Plata, decano de la Junta.

Rafael Sarmiento laborioso e infatigable, quien en unión de Jaime Téllez Díaz y José María Silva forma parte de la lujosa nómina de anestesiólogos. Alfonso Esguerra Fajardo nieto del fundador y en quien se encarnan las cualidades de su madre, es como su padre el profesor Gonzalo, eminente radiólogo.

Vicente Albán Muñoz, Alfonso Latiff Conde, Miguel Madero Pinzón, Roberto Vergara Támara, Jorge Cristo Saldivia … Y a todos y cada uno de los empleados de la Clínica a quienes expresó su reconocimiento.

En 1980 se concluyó la ampliación de las Salas de Cirugía y sus dependencias, complejo arquitectónico que recibió el nombre de Unidad Quirúrgica Jorge Cavelier con ocho salas completamente equipadas.
Con destino al Grupo Oftalmológico se instaló en una sala dedicada a esa especialidad, un microscopio moderno con soporte electromotor sostenido del techo, nuevos equipos para la especialidad y rayos laser.

Los pisos cuarto y quinto se dotaron de camas eléctricas. Se importó una planta eléctrica automática de gran utilidad para suplir las fallas del fluido eléctrico no infrecuentes de este servicio. La Clínica atendió 11.542 pacientes, de los cuales fueron operados 3.877.

El progreso seguía a paso firme bajo la dirección de su nuevo Gerente. En 1981 se realizaron las obras para la instalación de un Escanógrafo, que durante varios años prestó sus servicios, hasta que se adquirió y comenzó a funcionar el nuevo Escanógrafo General Electric, Modelo 9.000 H. P. más ágil y potente.

Se importaron equipos para cardiodiagnóstico, oftalmología y laboratorio clínico por siete millones de pesos. Y en la Sala de Urología se colocó una mesa eléctrica Utilex equipada con una unidad generadora de rayos X de 300 miliamperios, un equipo completo de cistoscopia, fuente de luz Straz e instrumental accesorio. Para los pisos 3 A y 3 C se importaron 28 camas eléctricas Borg Warner. Además se compraron equipos Gomco de succión utilizables en las habitaciones y un electrocardiógrafo de baterías para el servicio de urgencias.

Ese año se hizo la primera operación del corazón con circulación extracorpórea, resecándose un aneurisma ventricular izquierdo, con éxito. En el Laboratorio de Radiología se instaló el servicio de Ultrasonografía.

Con miras a futuras ampliaciones se compraron predios cercanos: en la Calle 50 frente a la Clínica con un área de mas de mil cuatrocientos metros cuadrados y en los ocho años siguientes, uno en la carrera 13 # 50-56/ 60, otro en la carrera 9ª entre calles 50 y 51 de dos mil seiscientos metros cuadrados, así como el de la esquina con la carrera 13 y, luego, las casas de la calle 50 # 7-36/38.

En 1982 la Unidad de Cuidados Intensivos fue provista de cinco monitores Honey Well con unidad central de control y la de Urgencias se dotó con un equipo de desfibrilación. Con destino a las habitaciones de los pacientes se compraron sesenta televisores R.C.A. especiales para centros hospitalarios.

En 1983 se creó el Departamento de Medicina Nuclear para practicar exámenes de diagnóstico por medio de la gammagrafía, procedimiento de exploración clínica que consiste en administrar por vía intravenosa una substancia radiactiva que tiene especial predilección por las células de los órganos que se van a examinar (cuerpo tiroides, pulmones, medula ósea, sistema hepatobiliar, etc.). La radioactividad se refleja en un contador de destellos.

Este servicio ha estado desde su iniciación bajo la dirección del doctor Oscar Ricardo Vélez y cuenta con equipos constantemente renovados para su mayor eficacia y exactitud. Y se instaló en el Edificio Marly un local para el Departamento de Ingeniería que, bajo la dirección del Ingeniero Enrique Ardila Gómez, tan eficaz ayuda presta a la Clínica al encargarse del mantenimiento y buena marcha de los valiosos y delicados equipos con que cuenta la institución para prestar una mejor atención a los enfermos.

En 1986 se adquirió la residencia estilo inglés, de conservación arquitectónica obligatoria (calle 50 No. 9-32) y su gran lote contiguo, a la que, preservando su estilo se hizo la correspondiente remodelación para colocar el Servicio de Oncología, que dirige el doctor Herman Esguerra Villamizar.

También, en 1990, se construyó el bunker para la Unidad de Cobaltoterapia, de importancia en el tratamiento del cáncer. Allí mismo funcionan la Biblioteca, la Sala de Juntas, la Oficina de Arquitectura y el Laboratorio de Electromedicina.

En 1989 se atendieron 18.324 pacientes, de los cuales 1847 fueron tratados por cirugía ambulatoria, nueva modalidad de atención iniciada años antes y que se ha ido imponiendo en virtud de la necesidad de racionalizar métodos y costos.

Comenzó a utilizarse el equipo de Lithostar para realizar la litotripsia extra-corpórea, método no invasivo que transformaría y haría menos traumático el tratamiento de la litiasis renal. Se inauguró la Cafetería Precolombina, para atención en general del público asistente a la Clínica y, desde luego, de su personal, cuya sobria elegancia así como su funcionalismo, corren pareja con su decoración, verdadero alarde de arte y buen gusto en homenaje a nuestras culturas aborígenes.

Laboratorios clínicos

No quisiéramos entrar de lleno a la década de los años noventa, sin referirnos a la labor cumplida por los Laboratorios en la Clínica de Marly que ha tenido excepcional relieve por los distinguidos científicos que en ellos han laborado: Federico Lleras, Alfonso Esguerra, Pedro José Almanzar, Daniel Gamboa Galvis, Blanca Osorio de Patiño, Álvaro Clopatofski, Enrique Pedraza Gaitán, Egon Lichtenberger, Armando Santamaría y otros.

También recordar y agradecer al dedicado y selecto grupo que como bacteriólogos y bacteriólogas, biólogos y biólogas y auxiliares han tenido bajo su cuidado las labores delicadas y de tanta responsabilidad en este campo, que con su esfuerzo han contribuido a colocar a Marly en el pedestal que ocupa.

Daniel Gamboa Galvis por más de medio siglo al frente del Laboratorio de la Clínica y por varias décadas Presidente de la Junta Directiva de Marly, ha mantenido con su dedicación y su ejemplo el alto nivel de eficacia que aquel ha tenido y respaldado con su prudencia las medidas que se han tomado para la buena marcha de la institución.

Sea esta ocasión de rendirle tributo de aprecio al hombre íntegro, al científico dedicado a la labor constante, al amigo noble y leal.

Educación médica

Durante su existencia Marly ha tenido, como complemento para la prestación del servicio a los enfermos que a ella acuden en busca de salud, mejoría y consuelo a sus padecimientos, la educación y capacitación del personal que allí labora, ya sea médico, paramédico, administrativo o de servicios generales.

Hemos visto cómo la cirugía, en virtud de la categoría científica de los profesionales que han cumplido su práctica y ejercitado su arte, se ha convertido en una escuela donde se han formado año tras año médicos, residentes e internos bajo la más severa disciplina ética, técnica y, a la par, humana.

Se ha logrado de este modo la educación continuada del profesional, paradigma en la práctica profesional.

Por medio de la presentación periódica de casos clínicos por los Jefes de Departamentos, de las conferencias clínico-patológicas que coordina el Departamento de Patología y también gracias a las conferencias magistrales que dictan profesores invitados, se logra este objetivo.

Y no solamente los médicos y cirujanos tienen acceso a esta educación continuada, las Enfermeras, desde luego, pero también el personal de laboratorio clínico y administrativo, las nutricionistas, las fisio-terapéutas, también lo tienen, como es natural.

Toda esta labor tiene su apoyo en la Comisión de Publicaciones, cuyo presidente el profesor Jaime Casasbuenas coordina y que tiene a su cuidado no solamente la Revista de Marly, que últimamente ha tomado la forma un poco más versátil de Boletín, sino el Anuario de la Clínica y las demás publicaciones de carácter científico y educativo.

Los años noventa

En 1990 se señalan como avances: el servicio de diálisis ambulatoria para el paciente renal crónico, el Departamento de Transplante de Medula Ósea, bajo la desvelada dedicación del doctor Enrique Pedraza Mesa y el establecimiento del Departamento para el estudio y tratamiento de las enfermedades del Sistema Vascular Periférico, utilizando métodos de diagnóstico no invasivos, bajo la dirección de los doctores Ignacio y Pablo Ucrós Díaz.

La ampliación de la Sala de Conferencias de la Clínica en el último piso del Edificio de Consultorios, con su dotación de equipos de comunicación y elementos audiovisuales, es otra manifestación del progreso de la institución en el ámbito de la educación médica y el avance de los conocimientos científicos y tecnológicos que han permitido a Marly proseguir en sitio de avanzada.

Este nuevo paso ascendente dado por la Clínica en la década de los noventa será recordado, así como el año de 1999 lo es por la iniciación de la Unidad de Trasplantes.

En 1991 la Clínica adquirió los equipos, activos y cartera del Departamento Radiológico fundado por el doctor Gonzalo Esguerra Gómez en 1923, cancelados con recursos propios y créditos bancarios. En 1992 se compraron el equipo de mamografía y el intensificador de imagen Siemens.

En los años siguientes prosiguió el registro y análisis de las infecciones intrahospitalarias y nosocomiales por el Grupo Epidemiológico y la Dirección del Comité de Infecciones y el Programa de Educación Continuada se consolidó satisfactoriamente

La Clínica siguió modernizándose, progresando en su marcha por la espiral ascendente de la tecnología y la ciencia, conducida por Jorge Cavelier Gaviria. Cerca de su centenario en el 2004, prosigue acogiendo a su amparo, abnegado, hogareño y cordial a quienes a sus puertas lleguen en busca de salud, solicitud de alivio en la enfermedad y el dolor, consuelo ante las tribulaciones y las penas.

Hemos colaborado gustosamente con el presente capítulo en que se relaciona la Clínica de Marly con la Academia de Medicina de Colombia, para lo cual consignamos datos que recogimos con el propósito de escribir un libro, con motivo del cumplimiento de su primer centenario de fundada.

Que este capítulo también sea un reconocimiento que la Academia Nacional de Medicina rinde a todas y cada una de las personas que han contribuido al desarrollo de la Clínica de Marly.

Bogotá, mayo del 2001

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