Letras, La Manifestación Estudiantil de ayer al Señor Ministro de Obras Públicas

Discurso de don Gonzalo Esguerra Gómez
“El Tiempo” 11 de julio de 1924

El estudiante de Medicina, señor don Gonzalo Esguerra Gómez, dirigió al doctor Corpas el siguiente discurso, que fue muy aplaudido:

“Señor Ministro de Instrucción Pública, señores:

Agradable y honrosa ha sido para mí la comisión que me fue confiada anoche por el señor Presidente del Centro Excursionista de la Escuela de Medicina, para presentaros en nombre de mis compañeros de la Facultad el más espontáneo de los agradecimientos.

La raza y el ambiente en que vivimos ejercen sobre todos nosotros su influencia poderosa y nos obligan, la mayoría de las veces, a no apartamos de la conocida rutina y a vivir, mal que bien, pero siempre conformes con los males presentes.

Por este motivo, cuando alguno de nuestros compatriotas apoya y defiende hasta la saciedad -como lo habéis hecho en esta ocasión- ideales o propósitos que no por nobles y convenientes dejan de ser incomprendidos, todos aquellos que trabajan por su realización aprecian y agradecen con toda su alma los servicios que desinteresadamente les prestaron.

Un distinguido grupo de estudiantes de Medicina tuvo, hace algún tiempo, la hermosa idea de establecer el excursionismo en nuestra Facultad. Guiados por los más nobles fines, y llenos de fe y esperanza, confiaban en el triunfo de sus ideales.

El estudio de la Geografia Médica y el conocimiento más perfecto de las enfermedades tropicales formaban las bases de su programa. Bellísima labor que de haberse cumplido, habría reportado beneficios incalculables no sólo al cuerpo médico colombiano sino también a los demás habitantes del país.

Establecidos los itinerarios y fijado ya el número de excursionistas, se presentaron, como era natural, ciertos problemas que exigían una pronta solución. Comisionados entonces por los estudiantes, los doctores Corpas y Villa Alvarez, después de haber ofrecido galantemente premios a los mejores trabajos que presentaran los excursionistas, pusieron todas sus influencias y empeños en favor de los nuevos asociados.

El doctor Villa solicitó del señor Ministro de Guerra algún apoyo, y éste, con la mayor cordialidad, ofreció a los excursionistas que personalmente y como Ministro del Despacho Ejecutivo, estaba dispuesto a trabajar con entusiasmo en su favor. Rasgo gentil que los estudiantes han sabido comprender, y por el cual presento al doctor Jaramillo Isaza la demostración de nuestra simpatía y agradecimiento.

Al mismo tiempo el señor Ministro de Instrucción Pública trabajaba con la mejor de las voluntades por conseguir los pasajes para esos estudiantes.

Con la mayor actividad y con el cariño propio de un hermano, habéis laborado en favor de nuestra causa, y si desgraciadamente no fue posible conseguir esos pasajes, podéis confiar en que los universitarios os agradecen y acompañan en este día”. (Lea: Noticias de la Academia, Grata Celebración)

Dos obras y dos autores

Por Edmundo Rico, 18de enero de 1940

En el año que acaba de fenecer, nuestro exiguo arsenal científico tuvo la inesperada buena suerte de vigorizar su anémica contabilidad médico-pedagógica, merced a la publicación, casi simultánea, de dos obras didácticas forjadas en recia arquitectura ideológica y sostenidas en indiscutible práctica cotidiana por dos profesores –aun cuando el hecho parezca bizarro- de nuestra Universidad Nacional.

Uno de ellos es el doctor Gonzalo Esguerra Gómez, catedrático de Radiología, en la Facultad Médica de Bogotá. Este joven científico, no obstante su orgullo temperamental-robusto eje de la altanería hipocrática es un mimado de la inteligencia.

Organizador instintivo, de vanguardia; dotado de extraordinaria facilidad de expresión así como de cristalina y metódica fluidez para la enseñanza, el profesor Esguerra Gómez no conoce (y ello es preciso admitirlo) rivales suyos en Radiología.

Su voluntariosa capacidad de trabajo, aguijoneada por su mismo orgullo, moviéron le a publicar sus grandes conferencias -profesadas al calor íntimo de la Escuela de Medicina- sin omitir detalle oral alguno, sin esfumar egoístamente el plan universitario y sin restar secretos a su perspicaz sabiduría radiológica:

Desde 1938, Gonzalo Esguerra Gómez publicaba, a manera de introducción y con el título de “Física de los Rayos X-Aparatos”, el primer volumen de su enjundiosa práctica profesional. En este atrayente trabajo de iniciación, las dificultades inherentes a la materia o los escollos de la técnica, los salva, el autor, con sutil desenvoltura y elegante claridad pedagógica, dotes éstas, en todo acordes con su gallardo y profuso talento.

Pero en donde con mayor solidez se aprecian los conocimientos de Gonzalo Esguerra Gómez es en el segundo tomo de su “Radiodiagnóstico”, impreso en la Editorial “Cromos” y consagrado, íntegramente, al estudio del sistema óseo.

Aquí están trazados, de mano maestra, desde el aspecto radiográfico normal de los huesos en el niño y en el adulto, hasta las fracturas y luxaciones, pasando por las enfermedades infecciosas, agudas y crónicas de los mismos para rematar en las diversas neoplasias, amén de los trastornos carenciales y endocrínicos cuyas repercusiones afectan poderosamente la estructura esquelética.

En este valiosísimo texto, ilustrado con cuatrocientas radiografias, habidas todas en el Hospital de San Juan de Dios, en la Clínica de Marly y en el Hospital de la Misericordia, Esguerra Gómez, lejos de satisfacer su meta profesoral con la descripción, simple y escueta, de los múltiples traumatismos y entidades morbosas del sistema óseo, muestra se, asimismo, como habilidoso clínico, tanto en lo referente a la etiología como al diagnóstico diferencial, al pronóstico y tratamiento de todos y cada uno de los huesos.

Lo que Esguerra Gómez expone en su obra no es ni calco automático ni copia mercenaria de la traumatología extranjera. Integro lo suyo, lleva indeleblemente impreso, el sello inconfundible de la originalidad y de la autoctoneidad.

Cobran sumo interés biológico las anotaciones hechas por el profesor colombiano concernientes al reparo de la edad en que aparecen los distintos puntos de osificación en Bogotá, “interés puesto de relieve en algunos estudios parciales hechos hasta la fecha, pues según parece la osificación está retardada entre nosotros”.

La obra de Gonzalo Esguerra Gómez, que constará de cinco tomos, concernientes los tres que faltan para publicar al radiodiagnóstico de las vías digestivas, del tórax y del aparato genito-urinario, representa esfuerzo encomiable que, no solamente redunda en pro de la Universidad Nacional y de todo nuestro cuerpo médico, sino de modo particular de los radiólogos de la América hispana.

Carta de un Profesor

Problema de la Universidad

Como profesor de la Universidad Nacional durante muchos años y después de mi retiro hace más de un lustro, quisiera dar a usted algunas opiniones personales sobre sus problemas actuales, que se vienen repitiendo constantemente y que a mi modo de ver necesitan una solución radical. Pero como estoy retirado y deseo continuar al margen de la vida universitaria, usted me perdonará que solo use de mis iníciales al firmar esta carta.

El meollo del asunto radica en la forma como está reglamentado el pago de las matrículas. Actualmente se parte de la base de que el valor de esta debe estar de acuerdo con las capacidades financieras del matriculado, lo que quiere decir que para los estudiantes sin recursos su costo es nulo.

Como, por otra parte, el alumno puede repetir el curso en caso de perderlo, y ante un segundo fracaso, puede pasar a otra facultad, hemos llegado a una curiosa paradoja: para pertenecer a la Universidad sin erogación alguna, se necesita, por una parte, ser pobre, y por la otra, no tener las capacidades necesarias para aprobar los cursos, por falta de inteligencia o por dedicarse al papel de agitador y no de estudiante.

Por lo tanto, la primera medida debería ser la de cobrar a todos los estudiantes, no importa cuál sea su situación financiera, un valor de matrícula semejante al que cobran las universidades privadas. Se me contestará que con esto se desvirtúa el fundamento de la Universidad Nacional, que debe ser para todos. Evidentemente debe ser para todos los que estén capacitados para la vida universitaria y se dediquen con entusiasmo a realizarla.

La solución a este problema es muy fácil: se otorgarían becas a los estudiantes pobres que, por los resultados de sus estudios en el año inmediatamente anterior, se hayan hecho acreedores a dicha ayuda.

No importa cuántas becas se adjudiquen: deben ser para todos los capacitados que las necesiten. Haciendo la selección en la forma indicada, dejarían de pertenecer a la Universidad los pobres sin capacidades para adelantar una carrera universitaria y los pobres con capacidades, pero que las emplean para agitar y no para estudiar.

Esta primera reforma podría hacerse con un poco de valor en las directivas actuales y aprovechando el cierre de la Universidad. Pero una segunda reforma tendría que hacerse a largo plazo. Consiste en la descentralización, la cual es casi imposible de realizarla, ya que se trataría de dar marcha hacia atrás a la obra de los últimos 30 años.

Tal como están las cosas en las universidades de Colombia y de otras partes del mundo, en cuanto a agitación se refiere, hay que organizar esos centros de la misma manera que se organizaron en el pasado las guarniciones de los ejércitos.

Hoy en día a nadie se le ocurre que todas las guarniciones de una ciudad y menos de un país se reúnan en un solo sitio. Para evitar movimientos sediciosos hay que hacer muchas unidades independientes, que les sea difícil proceder de acuerdo en un momento dado y en el mismo sitio.

La descentralización existente en algunos sectores, como sucede en las dependencias de la Universidad en la ciudad de Medellín, debería aumentarse paulatinamente.

Hoy, por ejemplo, los servicios clínicos de la Facultad de Medicina se realizan en el hospital de San Juan de Dios, es decir, lejos de la Ciudad Universitaria. Pero las directivas están empeñadas actualmente en centralizar esos servicios haciendo un hospital en la Ciudad Universitaria.

Sería más prudente conservar la enseñanza en el hospital de San Juan de Dios y más bien buscar que toda la carrera médica se hiciera alrededor de ese hospital, poniendo a los estudiantes de medicina por fuera del sector actual de la Ciudad Universitaria.

Sobre las bases anteriores ya se podría pensar en la serie de reformas que necesita nuestra Universidad. Esta entidad es de alumnos y profesores y por lo tanto entre ambos se deben estudiar los problemas atañederos a la enseñanza, entre los cuales está, además de la selección estudiantil, la escogencia adecuada del profesorado, en la cual deben tomar parte los estudiantes, y su remuneración suficiente para que puedan vivir de acuerdo con su categoría. Lo demás, vendría por añadidura.

Del Señor Director, muy atentamente,

G.E.G ..

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