Editorial, Razón de un Homenaje Profesor Dr. Gonzalo Esguerra Gómez

Académico Mario Camacho Pinto

La voluntad unánime y espontánea de la Academia Nacional de Medicina, su Junta Directiva y en especial la Comisión Permanente de Biblioteca y Publicaciones convirtió en grata realidad la idea de consagrar con una edición especial de “MEDICINA” la gallarda existencia de su benemérito ex presidente e ilustre académico quien enalteciera la Institución nacional creada y destinada por la Ley para velar por la salud y la educación médica del pueblo colombiano, así como para fomentar el desarrollo de las ciencias médicas y su práctica ética, lo que en síntesis constituyó el paradigma vital en la obra realizada por Gonzalo Esguerra Gómez.

Llegó con su bonhomía y estructura profesional sólida a la más altas posiciones de calificado médico, al sitial cimero de hombre de ciencia, de cultor y pionero de la radiología en Colombia, cuyo estelar prestigio rebasó las fronteras patrias.

En efecto, es admirable y ejemplarizante comprobar que su vocación heredada y su consagración adquirida le permitieron dedicarse precozmente al estudio y cultivo de las ciencias médicas.

Podría decirse que biológicamente dotado para esta misión, porque aparte de su ambiente privilegiadamente favorable, por su estirpe y tradición médica de alcurnia, tuvo cualidades sobresalientes de inteligencia investigativa, porte señorial y sensibilidad social que le dieron calidad de varón ilustre, exponente genuino de hidalgo santafereño que pudo aunar y manifestar sus excelsas virtudes.

Noble personalidad de ciudadano ejemplar por su reciedumbre moral e intachable rectitud, aptitud para la cultura universal y el ejercicio cívico que al mismo tiempo traducía en espontáneo fervor por la capacitación científico-docente en alto grado hasta llegar a constituirse en modelo de profesional médico, digno de imitación.

Toma posesion como presidente

Consiguió mantener sus conocimientos siempre actualizados por el estudio permanente, los congresos y sus épocas de residencia en el exterior para educar su familia, que él aprovechaba y se constituía en beneficiario al incorporarse con su esfuerzo constante y su inquietud intelectual en cada oportunidad a las fuentes de información, buscando renovadas adquisiciones para enriquecer su acervo de conocimientos científicos y escogencia de equipos de trabajo para su laboratorio, que siempre mantuvo con última tecnología de los países desarrollados.

Fue el profesor por excelencia de la Radiología; con su palabra elocuente instruyó con los más recientes avances a sus pupilos en su cátedra de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional (de la cual fue Decano) sin egoísmos ni reservas, generosa comunicación que igualmente difundió a los hospitales asistenciales y en su laboratorio particular, obteniendo como resultado de sus enseñanzas unánime admiración entre sus colegas y alumnos, que se cuentan por miles diseminados por todo el país y fuera de él.

Fuimos sus discípulos al tiempo que beneficiarios de su laboratorio particular de la Clínica de Marly, sin lugar a duda el primer centro radiológico del país, pues siempre procedía con precisión y por añadidura adoptaba las últimas tecnologías universales.

Las especialidades médico-quirúrgicas en general se beneficiaron altamente con su excelente aporte en radiodiagnóstico, pero en especial la neurocirugía fue favorecida por su actuación pionera, pues cuando comenzamos a ejercerla abiertamente en 1945, no existía esta especialidad en el país y acudimos a él como radiólogo eminente, de gran experiencia y siempre actualizados conocimientos.

Y de inmediato él captó que tenía por delante una misión trascendente por realizar, puesto que la neurocirugía requería básicamente de la neurorradiología para su correcto desempeño, ante lo cual decidió contribuir con dedicación y entusiasmo al desarrollo de esta última especialidad, logro realizado plenamente.

Tuvimos el honor de practicar con su asesoría la primera arteriografía cerebral carotídea en Colombia, hecho consignado por el mismo profesor Esguerra en el homenaje que la Sociedad Neurológica de Colombia le rindiera en reconocimiento a su trascendente cooperación.

Es igualmente memorable el homenaje póstumo que le rindiera la Academia Nacional de Medicina en junio 28 de 1990 en que hicieron brillante apología de su vida y obra, los académicos Adolfo de Francisco Zea, Alberto Albornoz-Plata y Ernesto Andrade Valderrama.

Merece también el título de maestro por antonomasia pues educó con su vida ejemplar, su pensamiento libre, su independencia ideológica, sus novedosas iniciativas.

La limitación tipográfica de “MEDICINA” sólo nos permite mencionar parcialmente algunos aspectos de tan rica herencia, en busca de contribuir en forma perenne a mantener viva la llama del recuerdo de este excepcional colega

De sus 85 trabajos científicos publicados hemos escogido unos pocos con los cuales estamos familiarizados por su frecuencia en la práctica profesional, no sin advertir que la calidad científica en los restantes es excelente. Porque está fuera de toda posibilidad para la Revista el reseñar los múltiples trabajos, estudios, títulos, diplomas, premios, condecoraciones, distinciones, cargos, congresos nacionales e internacionales, logros con los que enalteció nuestra medicina.

Ante esta realidad la Comisión resolvió publicar a continuación el Curriculum Vitae que proporciona al lector una idea global de la colosal tarea vivida y por consiguiente la justificación de este homenaje que le rinde la Comisión de Biblioteca y Publicaciones. (Lea: Revista de Medicina: Junta, Volumen 32 Abril)

Quisiéramos resaltar las posiciones de fundador y primer presidente de la Sociedad Colombiana de Radiología para el cultivo y progreso de la ciencia vernácula. Creador y primer presidente de la Asociación Latinoamericana de Academias Nacionales de Medicina -ALANAM- con la cual ha contribuido notoriamente al afianzamiento de los vínculos de las naciones hispanoparlantes.

Miembro honorario de la American Medical Association, del American College of Radiology, miembro fundador y presidente del Colegio Interamericano de Radiología, triada que lo consagró como figura continental, imagen que magnificó con su progresivo ingreso a las más importantes sociedades de radiología del Viejo Mundo.

Igualmente nos congratula mostrar a los lectores de “MEDICINA” la faceta afectiva del genial profesor, del destacado ciudadano que paralelamente conformó con su distinguida esposa doña María Fajardo de Esguerra un precioso hogar conocido y altamente apreciado por toda la sociedad, premiado con el advenimiento de tres hijos: Alfonso, médico; Fernando, arquitecto y Paulina, psicóloga, sobresalientes por sí mismos, por sus propios méritos y exitosos logros, sus privilegiados hogares, que ya ocupan una página destacada en el libro intangible pero real de las figuras sustantivas que conforman nuestra comunidad.

En la década de los años 80 fueron apareciendo los espectaculares progresos tecnológicos de diagnóstico por imágenes que integraron otra nueva especialidad, la Imagenología, constituida por las tomografias computadorizadas de Rayos X (TAC), de resonancia magnética (MRI), por técnicas radioisotópicas de positrones (PET), de fotones únicos (SPECT), o de xenon, sobre los cuales el profesor Esguerra poseía la información más actualizada que le permitió difundir interés y preocupación por su estudio afondo y su progresiva implantación práctica en la medida en que lo fueran permitiendo las limitaciones económicas propias de nuestro ambiente.

Trabajó en su laboratorio particular en forma admirable hasta los últimos días de su meritoria y ejemplar vida médica en que aún superando algún impedimento traumático para caminar, nos lo encontrábamos diariamente al llegar en las mañanas con su habitual simpatía atractiva y su mente asombrosamente lúcida a despachar sus acertados informes radiológicos.

James Bull en su introducción a la obra “Diagnóstico Neuro-Radiológico” dice, aludiendo a Wilhem Conrad Roentgen: “Hay siempre hombres excepcionales en cada uno de los campos de la Medicina, cuya visión es más amplia que la de sus semejantes”. Uno de ellos fue Gonzalo Esguerra Gómez.

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