La Radiología en la Pintura Santafereña del Siglo XVII, Conclusiones

Principios de la pintura Veneciana

Todos estos detalles constantes en la elaboración del rostro y las manos, confluyen naturalmente a hacernos la reflexión de que el artista usa una técnica casi arquitectónica en la manera de construir los planos, valorar los tonos luminosos, distribuir las sombras y así centrar el interés de la tela en una construcción sólida, producto de un conocimiento poco usual para la época, de principios de la pintura Veneciana.

No existe el trazo superficial, la elaboración tentativa, los pentimentos, la improvisación: todo es fruto de un estudio concienzudo que se traduce por un oficio pictórico bien aprendido, meditado y q up solo permite la variación planeada, organizada, única en la época colonial que nos ocupa.

Bien conocida es la historia de nuestra pintura entre los siglos XVI y XVII. Detengámonos solamente en cuatro nombres que, de padres a hijos y de maestro a aprendiz, dan origen a una escuela de notoriedad pictórica que muere con la Colonia en 1.810.

Don Baltasar de Figueroa el viejo, procedente de España, se radica en Turmequé y allí comienza a producir lienzos que van a ser la escuela de su hijo Caspar de Figueroa, alférez de milicias quien trasladado a Bogotá se constituye en maestro de Baltasar de Figueroa, su hijo y éste a su vez de Gregorio Vázquez objeto de nuestro estudio.

Como existen telas de los Figueroas, seleccionamos algunas de Baltasar por ser no sólo contemporáneo de Vázquez, sino también de la misma escuela artística. Nos pareció, por demás interesante: observar sus técnicas que podrían complementar nuestro estudio.

Baltasar de Figueroa

Detalle de La muerte de Santa Gertrudis de Figueroa

Sin entrar en detalles es obvio que la concepción de  la figura en Baltasar de Figueroa es totalmente opuesta a la de Vázquez, si bien ambos coinciden en la manera de rendir el tema en la creación de esas vírgenes tiernas y caseras, de esos santos que por adornados no pierden su aire de familiaridad que los aleja tanto de sus modelos europeos. o sucede lo mismo con la construcción de las figuras.

Más que dibujante, Figueroa débilmente insinúa los límites de los detalles del rostro; su pincelada es corta, variable, sus luces no siguen un patrón definido, no hay contrapuntos dramáticos en la colocación de tonos altos, la luz vaga errática por toda la superficie, no existe ese cimiento de Vázquez en que se observa plano a plano como brota el rostro; difícilmente entendemos cómo fue concebida una figura de Figueroa.

Es tal vez más oficio de verdadero pintor que de dibujante, en suma otra concepción del mismo oficio, realmente extraordinario si se piensa que estos dos pintores trabajaron juntos en el mismo taller casi hasta la muerte de Baltasar de Figueroa, en 1.667. (Figs. 24-A y B).

Quisiéramos mostrar otro ejemplo que clarifique tal vez más el concepto de dibujante con el cual hemos querido calificar a Vázquez. En las Figuras 25 y 26 observamos el fino detalle y cuidadoso dibujo en las flores de Vázquez, comparándolas con las flores de un fragmento de Baltasar de Figueroa.

Detalle del tocado de Santa ROM de Lima

La muerte de Santa Gertrudis

Es conveniente advertir que hemos estado observando únicamente subestructuras; que el cuadro terminado es otra cosa, que éstos dibujos, estos trazos son finalmente realzados o modificados, por colores, veladuras y por su colocación dentro de una composición.

El dibujo y La técnica

Si bien es un placer entregarnos a la contemplación de lo mejor de nuestro arte en siglos pasados, no deja de ser interesante un viaje a la misma época a través  del dibujo, la técnica y los logros de quienes fueron los precursores de nuestra cultura.

Finalmente, para concluir, queremos recordar la página que escribió don José Manuel Groot el siglo pasado, sobre el aprendizaje de Vázquez en el taller de los Figueroas. “En aquellos tiempos -dice Groot- los discípulos tenían gran respecto por sus maestros, y éstos ejercían con sus discípulos bastante despotismo; razón por la cual no se atrevían tan fácilmente a separarse de su lado para poner oficina aparte, por más adelantados que estuvieran.

Así, los discípulos permanecían mucho tiempo en la del maestro, que los hacía trabajar a su servicio y como por tarea, en lo cual no hallaban estímulo para desarrollar su genio.

Tocóle esta suerte a Vázquez, y estuvo por mucho tiempo al lado de Figueroa, que mantenía después de muerto su padre. Mas un acontecimiento singular lo sacó de allí, para ponerlo en el camino que debía conducirlo al templo de la inmortalidad”.

San Roque

San Roque. Radiografia de su cara

“Pintaba Figueroa -concluye Groot- el cuadro de San Roque, (Fig. 29), que se halla en la iglesia de Santa Bárbara, y queriendo darle toda la expresión conveniente a los ojos, no podía salir con ello por más que hacía y borraba. Aburrido al fin, tomó la capa y su sombrero, y se fue para la calle.

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El Descendimiento

Entonces Vázquez, que le había estado observando, hizo lo de Van Dyck, en la oficina de su maestro Rubens, con el brazo de La Magdalena del celebre cuadro de El Descendimiento, aunque por diversos motivos y con distinto resultado: tomó la paleta y los pinceles, y enmedio de nada pintó perfectamente los ojos de San Roque, e hizo lo que el maestro no había podido hacer.

Vuelto Figueroa fue a proseguir su trabajo; pero quedó suspenso al ver los ojos de San Roque concluidos. Entonces le preguntó a Vázquez si él los había hecho, y como le dijese que sí, pensando sin  duda recibir del maestro alguna alabanza, este, en lugar de alabar su habilidad, le dijo que si era maestro se fuera a poner tienda, y lo despidió bruscamente”.

Cara del ángel que corona a San RoquePues bien Hecho el análisis radiológico de la cara del San Roque de Figueroa podemos asegurar (de conformidad con nuestras premisas) que los ojos no los pintó Vázquez.

Pero en cambio todo el angelito que le está imponiendo al santo una corona de laurel si lo pintó Gregorio como puede deducirse de sus ojos, de sus labios, de su nariz, de todo en fin cuanto constituye la constante pictórica de Vázquez.

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