William Henry Welch

william-welchWilliam Henry Welch, apodado Popsy -de origen irlandés- nació en 1850 en Norfolk, Connecticut, en el seno de una familia que contaba con varios médicos rurales; su padre, el abuelo paterno y dos tíos. Contaba con seis meses de vida cuando falleció su madre, y así, su abuela materna asumió su crianza y formación religiosa además de enseñarle las primeras letras. Más tarde, de 13 años, se matriculó en la Escuela Militar de Winchester, en donde permaneció por algún tiempo para luego ir al Yale College donde culminó sus estudios primarios en 1870.

Hizo sus estudios médicos en el Columbia College of Physicians de Nueva York en donde se graduó en 1875. Viajó a Europa y en Estrasburgo estudió histología con Waldeyer, química con Hoppe-Seyler, y exámenes post mortem con von Recklinghausen. Luego en fisiología con Ludwig y Kronecker en Leipzig, y patología con Cohnheim en Breslau. También trabajó al lado de Koch y de Ehrlich.

A su regreso a los Estados Unidos llegó a Nueva York, donde fue nombrado profesor en Bellevue Hospital Medical College, en donde organizó el primer laboratorio experimental de patología de Norteamérica. Es de anotar que esta decisión contrarió significativamente a su padre, quien aspiraba que su hijo médico regresara a ayudarle en sus labores de médico rural. Los historiadores señalan que Welch durante su estadía en la Gran Manzana se aficionó apasionadamente a la ópera y a visitar galerías de arte y museos.

Cuando Welch se encontraba en Alemania conoció a John Shaw Billings, quien se dio cuenta que sus calidades científicas y humanas, eran las necesarias para pertenecer al cuadro de fundadores del nuevo hospital que se proyectaba en Baltimore. Fue el primero de los “cuatro grandes” en ser llamado a la Fundación del Hospital de Johns Hopkins para ocupar el cargo de profesor y jefe del servicio de patología y bacteriología, en donde se desempeñó en forma admirable al punto que -cuando se fundó la Escuela de Medicina en 1893- fue designado como su primer decano y miembro del Comité de Admisiones, encargado de seleccionar los profesores que se requerían para el trabajo docente.

Su amistad y admiración por Halsted lo llevó a invitarlo a ocupar el cargo de cirujano y jefe del departamento de cirugía. También contribuyó con firmeza en la aceptación de Howard A. Kelly como ginecólogo y jefe del correspondiente servicio. La consagración al estudio y a la investigación lo llevó a descubrir en 1891 el agente de la gangrena gaseosa, un germen anaerobio Gram positivo, que llamó Clostridium welchii, en la nomenclatura moderna denominado como Clostridium perfringens, hallazgo que no solamente le dio un gran prestigio personal sino que, en la época, llevó al Hospital de Hopkins a la gloria y el respeto de la comunidad científica del mundo. El producto de muchas de sus investigaciones se basaban en los exámenes post mortem en los que, en asocio con sus discípulos, tomaba muestras de secreciones para estudio bacteriológico, y de tejidos para ser procesados y luego examinados al microscopio.

Durante sus años de dedicación exclusiva y tiempo completo en el centro hospitalario que ayudó a organizar y dirigir, fue un dinámico administrador, logrando la estructuración de la Escuela de Salud Pública de la que fue su primer director; el Departamento de Historia de la Medicina y la Biblioteca que hoy lleva su nombre, que fue apoyada por la Fundación Rockefeller, para cuya formación seleccionó los principales textos médicos de autores norteamericanos y europeos. En 1920 fundó el American Journal of Hygiene, el más importante en su género en norteamérica, así como el Journal for Experimental Medicine.

Su inquietud por servir a la humanidad lo condujo en la Primera Guerra Mundial a cuidar las condiciones sanitarias de los cuarteles de los soldados norteamericanos destacados en el frente de combate, con el grado de coronel de la Armada. Este trabajo como médico militar lo animó a participar con gran entusiasmo en la organización de la Cruz Roja Internacional. Presidió importantes sociedades científicas, muchas de las cuales fundó, como la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, la Asociación Americana de Patólogos y Bacteriólogos, la Asociación Americana de Historia de la Medicina y otras. Recibió cerca de treinta grados honorarios y muchas condecoraciones y medallas.

Se retiró en 1930 habiendo cumplido los 80 años de edad y lo sucedió en su cargo William G. Mac Callon, quien se destacaba como uno de los grandes investigadores en malaria que por la época azotaba extensos territorios de su país. Falleció pleno de gloria y honores, trabajando en Johns Hopkins, en abril de 1939 de un carcinoma de las vías digestivas que le habían diagnosticado e intentado intervenir un año antes. Simón y James Thomas Flexner escribieron en 1941 una hermosa biografía del personaje que titularon: William Henry Welch and the Heroic Age of American Medicine.

Ricardo Rueda-González, MD
Ginecólogo, Fundación Santafé de Bogotá

(Apartes tomados de un artículo publicado en la revista Medicina –de la Academia Nacional- 2003; 25: No.2)

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