Evolución del Pensamiento Científico

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

Esta temática está desarrollada anteriormente y en forma más amplia en el libro “Cerebro Mente. El pensamiento cuántico” (Sánchez Medina, 2009), cap. II

En donde planteo la evolu­ción y desarrollo de la filosofía, de la ciencia y del pensamiento científico, con varios postula­dos sobre la teoría de las ciencias, la lógica matemática, la paradoja del infinito.Los conceptos kantianos de Hegel, Altuser, Marx, Poincaré, el pragmatismo de Charles Sanders Pierce y J. Dewey, a su vez la participación de los fenomenólogos y existencialistas, para llegar al cír­culo de Viena a Bachelar, De Saussure, Michel Foucault, Popper, Adorno, Marcuse, Choms­ky, Freud, hasta arribar al monismo, dualismo, naturalismo, materialismo, funcionalismo, vitalismo y al psicoanálisis de Freud, y, finalmente entrar a la física cuántica u ondulatoria, proveniente del Siglo XX estudiada y más desarrollada en el Siglo XXI.

La obra trata de in­tegrar conocimientos de distintas disciplinas, de lo físico a lo psíquico, de la materia-energía a lo mental y social:

A través de los estudios de las neurociencias y el psicoanálisis en espe­cial el funcionamiento inconsciente, con sus múltiples y distintas funciones, sin quedarnos en la localización de una o varias funciones; más, sí, se trata de profundizar en los sistemas nervioso central, autónomo y el psíquico a través de las funciones de onda y las ordenacio­nes bioquímicas (biología molecular y programas genéticos, los neurotransmisores con sus potenciales), dentro de los microtúbulos, con sus distintas señalizaciones e interrelaciones a través de la historia de la humanidad, para arribar al funcionamiento neurocerebral y psí­quico desde la sensopercepción hasta las diferentes funciones.

Por ejemplo el de la atención, imaginación, la sensopercepción, la memoria, inteligencia, intuición, razón, la consciencia, la teoría de los enlaces, los mecanismos psíquicos, los sueños, la realidad interna y externa, el aprendizaje, los modos de pensar, los campos electromagnéticos, las ondas o registros ce­rebrales, la estimulación eléctrica y los registros neuropsíquicos en red, y llegar al concepto de mente, al conocimiento, al aparato mental y de pensar, a la ya denominada consciencia, la comunicación y el lenguaje y la conducta.

Bits cuánticos

En la obra se trae el concepto de pensamiento cuántico el cual corresponde a las funciones de las partículas subatómicas y la interrelación de funciones de onda que se supone son las responsable de realizar integrados y engramas que producen representaciones sensoriales las cuales hacen parte de las funciones del pensar; a su vez, los “bits cuánticos”, nos permiten inferir cómo ellos son los generadores de las codificaciones, las señalizaciones y representa­ciones que llevan al pensamiento, a la palabra, a la consciencia e inconsciente y al porqué y cómo se origina.

La teoría cuántica de la consciencia no goza de unanimidad en la comunidad científica y es más bien minoritaria pues todavía no hay pruebas de refutación, contrastación y/o certeza y evidencia. La interpretación clásica de la consciencia se describe como una fun­ción más, pero no llega a explicar tampoco sus enigmas, los cuales siguen en investigación a través de diferentes modelos y en distintas áreas de nuestro planeta. En la obra ya citada lo que se trata es hacer un puente conceptual científico entre cuerpo y mente a través de la interrelación de distintas disciplinas y en especial de las psiconeurociencias, la biología y la física ondulatoria y electromagnética.

De una u otra manera, filósofos y científicos lo conducen al principio de causalidad y de casualidad o del azar impredecible a través de distintos pensamientos actuales y antiguos sin descartar las teorías de la probabilidad, el método estadístico, el concepto de multideterminis­mo, a la vez que el rompimiento de paradigmas que nos permitan ir más allá de lo conocido hasta ahora.

El pensamiento científico del Siglo XXI es más de multicausalidad (11).

Actualmente nos encontramos con los conceptos del premio Nobel del año 2000 Eric Kandel y sus colabo­radores y antecesores en el estudio de las neurociencias; las cuales siguen el camino de la investigación.

La evolución tuvo lugar también en la aparición y desarrollo del pensamiento, así como en la expresión verbal y gráfica del mismo, todo lo cual surgió progresivamente desde el homo erectus al sapiens y luego en la horda primitiva, especialmente debido a las potentes fuerzas de los instintos libidinales y tanáticos, los cuales se relacionan con la herencia (el código genético), la biología, la educación, la cultura y obviamente la historia.

Es importante tener en cuenta la dificultad de rastrear en forma más fidedigna el proceso evolutivo del pensamiento. Por eso Cassirer llamó al pensamiento primitivo pensamiento mitopoético y subrayó su imposibilidad de actuar analíticamente y a su necesidad de com­prender seres y cosas como unidades. Otros llamaron a este fenómeno “pensamiento mági­co”, lo que conlleva el “problema de la distinción entre religión, magia y ciencia”.

“El problema de la concepción del espacio en las culturas primitivas fue deficientemente planteado por Ernst Cassirer, quien llamó la atención sobre la imposibilidad de los primiti­vos de comprender el espacio de una forma abstracta, sistemática. Pero de ahí parece querer deducir la concreción de la representación del espacio en las culturas primitivas, lo que da lugar a un considerable malentendido (Cassirer, 1983: 76-79).
La confusión proviene de no distinguir lo que son conceptos instrumentales abstractos para la medida y observación del tiempo y del espacio, y las categorías estéticas que se expresan en las obras de la literatura oral y escrita. Los primitivos carecen de conceptos instrumentales abstractos para definir el espacio-tiempo, pero utilizan categorías estéticas abstractas para expresar el espacio-tiem­po” (Beltrán Almería, 1983), (Cassirer, 1983), (La negrilla es mía), (Freud, 1921), (Sánchez Medina, G., 2002).

El problema de la mecánica cuántica radica en que no la conocemos bien pues está íntimamente determinada y relacionada con las continuas investigaciones y descubri­miento de las partículas, algunas conocidas con sus propiedades y otras desconocidas; de ahí que la presencia del “azar irreductible” se refiere al problema de la medición ya planteado (12).

Por ejemplo, en el caso de los electrones medidos y la posición de estos; sin embargo, hasta ahora no es posible medir con precisión la aleatoriedad, o digamos obtener el azar medible en el comportamiento del electrón; más bien es factible obtener la función de onda pues ella puede ser perfectamente determinada; es decir, al chocar los electrones contra una pantalla es cuando podemos determinar ese azar, porque toda la función de onda desaparece y el electrón se manifiesta ya como partícula y no como onda; en otras palabras, es como si la función de onda del electrón se concentrara repentinamente en un punto escogido al azar. A esta súbita concentración se le denomina colapso de la función de onda”, (13).

El sistema consciente e inconsciente, el azar, el determinismo y la física de partícu­las

Los conceptos que se refieren a la mente y al pensamiento, a sus procesos, mecanismos y sistemas funcionales que ocurren en el cerebro tienen el fin de adentrarnos al otro espacio (micro espacio) en el cual operan las partículas subatómicas las que tienen que ver con las funciones cerebrales y obviamente las mentales o psíquicas, y personalmente incluye aquí los fenómenos paranormales de la parapsicología; de ahí otra manera de conceptualizar la mente y es aquella que nos lleva a comprenderla como el conjunto de funciones cerebrales y no como una cosa inerte o algo sobrenatural que incluye el concepto del Todo Poderoso Dios; sin embargo, las funciones a que nos referimos son la consciencia y el inconsciente, el pensamiento, la memoria, la atención, la imaginación, los sentimientos, el pensamiento com­plejo y el mágico, el aprendizaje, los mecanismos psíquicos de defensa y también los sueños.

Aquí debemos anotar que en todo este funcionamiento interviene la energía psíquica o mental que en psicoanálisis se denomina libido.

En los mecanismos cerebrales se producen organi­zaciones moleculares a nivel de la química cuántica con sus señalizaciones e interfunciones que van a dar finalmente programas de ordenamiento los cuales emerge una decisión del ser humano para actuar con ideas, pensamientos y luego con acciones y movimientos voluntarios y aun entrar a la franja de lo involuntario de los sistemas “preconsciente e inconsciente”.

Inconsciente

Al referirnos al “inconsciente(14) tengamos en cuenta que los diccionarios de la lengua española, lo definen por lo contrario, es decir, por “lo no consciente” o lo no llevado a la consciencia. Freud en su obra “El Inconsciente”, (1915), (Freud, 1915) lo utilizó como un “sustantivo” y también como un “adjetivo”.

El inconsciente para Freud es el “representante de las pulsiones” lo que equivaldría a un límite entre lo somático y psíquico; a la vez, lo definió como derivado de un “sistema mental opuesto al de la consciencia” y como una “instancia mental”; de tal manera, le dio una “tópica” (de espacio o lugar psíquico dinámico) ubicando en este sistema todos los contenidos reprimidos, dolorosos traumáticos, negados al acceso del sistema preconsciente y consciente por la acción de la represión (primaria y secundaria).

Sus características pueden referirse a los contenidos que son representantes de las pulsiones (energías psíquicas) y que son regidos por mecanismos específicos irracionales, especialmente por la condensación y el desplazamiento. Estas pulsiones buscan retornar a la consciencia y a la acción (retorno de lo reprimido), más sólo pueden encontrar acceso al “sistema preconsciente-consciente”, después de haber sido sometidas a las deformaciones de la censura o lo que llamó Freud “Superyó o consciencia moral”.

Estas pulsiones conllevan deseos infantiles que son experiencias con fijaciones en el inconsciente con “una sucesión de inscripciones” de signos (codificaciones) los cuales conocemos hoy día como señalizaciones cuánticas, (15).

Por lo tanto, el inconsciente “como sustantivo es un sistema” y “como adjetivo es lo que califica el sentido estricto del contenido inconsciente del citado sistema”. Freud en su segunda postulación del inconsciente ubicó al “sistema inconsciente” en una estructura a la que denominó “Ello” (segunda tópica) y que lo diferencia de las otras instancias como ser el “Yo y el Superyó, (Ibíd.),

En estos textos se encuentra la confluencia de las neurociencias con la física y la psico­logía y su comportamiento para observar el o los fenómenos como determinantes o aleatorios (del azar) y hasta cierto punto, como es en el cerebro (SNC) en el cual se organizan para con­formar determinismos psíquicos del pensamiento, emociones o afectos y de la conducta; así se llega a la toma de decisiones simples y complejas en las cuales participa el inconsciente y el consciente, el azar enlazándose éste con el destino, y a la vez que con el determinismo psicofísico que conlleva también la necesidad, el azar determinista, el pensamiento mági­co y su opuesto el científico, tema que ya se ha desarrollado en anteriores capítulos.

Recuérdese cómo la física de partículas u ondulatoria según el pensamiento actual sería la que a través de los “bits cuánticos”, es la responsable de las codificaciones neuronales que construyen la sensopercepción, las representaciones, el pensamiento, las fantasías conscien­tes e inconscientes, los afectos o emociones entre otras funciones neuropsíquicas.

Por lo tanto nos enfrentamos a cómo la mente (psiquis) es una organización bioeléctrica con potencia­les de energía y frecuencias, las cuales todavía no se han demostrado exactamente y sólo conocemos parte de sus derivados. Sin embargo, ya existen tecnologías que por medio de micro chips se manejan con el pensamiento computadores, pantallas de TV, robots, miembros artificiales (manos) a miles de kilómetros de distancia vía satelital.

El sujeto con el implante de microchip envía la señal potencializada y el artefacto (mano artificial) reproduce el movimiento. Estamos no sólo en las fronteras sino en las puertas del enlace de la biología electrónica con la electrónica cuerpo-mente-artificial.

No puedo ni quiero reprimir cómo sesenta (60) años atrás, mi imaginación llegaba a plan­tear que el pensamiento era en parte una construcción (organización) de ondas no descubier­tas que operaban según en ese tiempo se pensaba; aquello ocurría semejante a las ondas de radio.

Soy consciente que era sólo una fantasía (de ciencia ficción) cercana a lo que la ciencia y tecnología actual nos brindan en forma que nos asombra y maravilla. Así mismo pensaba con respecto a la telepatía; sin embargo siempre me encontré con el rechazo y la argumenta­ción psicológica, además del comentario pragmático: “demuéstrelo porque todo eso es cien­cia ficción”, y, yo en mi ignorancia me quedaba en silencio.

El tiempo ha pasado la ciencia ha avanzado, así como la tecnología, ahora se conoce la veloci­dad de la luz en el vacío, así como los conceptos de la física moderna que incluyen las radiaciones electromagnéticas y obviamente en donde operan las leyes tales como la ecuación de Maxwell (16).

Aquí viene otro concepto sobre la dilatación del tiempo, de la relatividad especial, la cons­tante del tiempo observado y percibido, la velocidad del pensamiento, la radiación electro­magnética que opera como una partícula que también tiene una acción de refracción (refrac­tario) con absorción continua y emisión de fotones que componen la luz; sin embargo, existe una pregunta: “existe una velocidad más rápida que la luz como la planteada por la existencia de los denominados taquiones? ¿A qué velocidad nos referimos? ¿a la llamada velocidad agrupada o a la frontal? La primera es la que corresponde a los rayos laser que viajan a distan­cias muy cortas a través de átomos, y la frontal es igual al cuadrado de la velocidad de la luz en un espacio con materiales.

Concebida así la velocidad de la luz, podríamos suponer que la energía del pensamiento (T), (K) o (P) (17) es diferente a la energía de la luz “C”.

¿Será que el transporte de T, K o P se realiza por partículas que no conocemos?, o ¿será que las conocidas (algunas de las cuánticas son las que viajan a velocidades superiores a la luz?, o ¿será que el pensamiento no viaja sino en el cerebro?, y ¿lo que suponemos que viaja y se traslada es en la imaginación, la cual ubica en milisegundos la imagen a donde se desea? Téngase en cuenta que no hay técnicas para conseguir transferir información más rápida que C., pues depende de la velocidad frontal. Es necesario incluir aquí el concepto de los túneles cuánticos por donde viaja la velocidad, fase de ondas evanescentes, las que pueden exceder a “C”.

Dentro de este concepto están los efectos cuánticos los cuales pueden ser retransmitidos a velocidad mayores a “C” con acciones a distancia (18); es aquí cuando nos encontramos con el pro­blema de las velocidades de los elementos de la mecánica cuántica y el concepto de estados cuánticos de dos partículas, las cuales pueden ser enlazadas, de tal forma que una partícula arregle el estado de otra (partícula).

Con esta ideación entramos a la “superposición de estados cuánticos”; por lo tanto “si las partículas son separadas y una de ellas es observada para determinar su estado cuántico, entonces el estado cuántico de la segunda partícula es determinado automáticamente”, (Mackay & Oldford, 2000), (19)

De tal forma que “la segunda partícula toma el estado cuántico instantáneamente tan pronto como la primera observación se lleva a cabo”. Sin embargo, es imposible controlar el estado cuántico; así que ninguna información puede ser transmitida y controlada de esta manera.Con esta conceptualización no podríamos sustentar el viaje de la información fácilmente para ser demostrada y evidenciada, y obviamente a la vez concebida como un medio de com­prender la velocidad del pensamiento. Para algunos científicos podría entenderse un movi­miento superlumínico como los pertenecientes a las galaxias activas y “cuásares” (20), más esto es una proyección del efecto de la luz en un ángulo del horizonte, (ver figuras 90a, 90b, 90c y 90d en página siguiente).

(Lea También: Algunas Consideraciones de la Teoría Cuántica y el “Factor Psi”)

Téngase en cuenta que todavía concebimos una información y la conducción de la misma de un espacio a otro a través de un conductor y nos valemos de la velocidad del fotón para entenderlo o de las velocidades electromagnéticas.

Lo conocido es que los fotones pueden intensificar la radiación y el resultado puede ser una velocidad mayor análoga a la “explosión sónica” o a la conocida radiación Cherenkov. Nuevamente nos encontramos con las velo­cidades superlumínicas a través de los taquiones postulados por la física de las partículas cuánticas. A toda esta teoría se le llama “velocidad de la luz variable”, la cual explicaría muchos fenómenos cosmológicos y entre ellos la velocidad del pensamiento e imaginación, (Maqueijo, 2006). Esta explicación muy personal, es una posibilidad más proveniente de inferencias. (Ibídem)

Todos estos conceptos de la física ondulatoria o cuántica pueden llevarnos a pensar en la ciencia ficción y en el pensamiento mágico, pues las fantasías del funcionamiento psíqui­co, las necesidades y deseos del hombre es de conocer más hasta llegar a la omnisapiencia, y aún a la omnipresencia, ambas controladoras del macro y micro universo; posiblemente los nuevos descubrimientos y tecnologías nos puedan conducir a campos inimaginables como cuando ocurrió al aparecer el teléfono inalámbrico, la televisión, los nanochips, el iPhone, iPad y tablet aparecidos en los últimos años, y, aún más podremos llegar a descubrir la fun­ción del “boson de Higgs” o llamada partícula de Dios, responsable de la creación

De tal manera, si científicamente es imposible sostener que la vida, la inteligencia, la consciencia, el pensamiento, la voluntad o el libre albedrío hayan podido surgir por azar o acontecimientos aleatorios; por lo expuesto se podría concluir que todas las cadenas de causas pueden tener dos vertientes una que llega a lo que la mayoría considera Dios y otra que no. La primera es fácil de concebirla, pensarla o creerla, la segunda es una incógnita, más cuando se llega a una conclusión que el universo es su propia causa; he aquí otro facilismo.

La respuesta a esto, es que nada es preciso y todo es preciso.

He aquí la contradicción del todo y la nada. Así también llegamos a la serie de constantes y paradojas del universo conocido, las de Planck, las de Boltzman, a los “principios de la relatividad” de Einstein (relación de la gravedad con estructuras del tiempo-espacio), “de incertidumbre o indeterminación de Heisenberg” (dos partículas no se pueden medir simultáneamente en la misma posición y velocidad), de “Exclusión” de W. Pauli (Dos partículas no pueden existir en el mismo estado pues se excluyen) o del principio de la “función reguladora consciente e inconsciente de Freud”.

En todo esto existen valores de cuantificación y la posibilidad de construir ecuaciones y estadísticas complejas; sin embargo, como ya conocemos, no todo es reducible a la matemática. Así encontramos principios y conceptos básicos de las ciencias: (materia, energía, fuerza, movimiento, tiempo, espacio, principio y fin). A la vez que participan los campos de fuerzas conocidas, atómicas nucleares (débil y fuerte), electromagnéticas y gravitacio­nales. El hombre para llegar a todo esto requirió de millones de años (21).

El quásar 3C273

Figura 90a. El quásar 3C273 está localizado en la constelación de Virgo. Fue el primer quásar descu­bierto, así como fuente extragaláctica de rayos X, des­cubierto en 1970. Es el quásar más brillante conocido en el espectro óptico (m ~12,9), y uno de los más cer­canos con un corrimiento hacia el rojo, z=0,16. Ref: Imagen de 3C273 recogida por el telescopio espacial Hubble, la NASA.

La cruz de Einstein

Figura 90b. La cruz de Einstein, fue descubierta en 1988. Esta ‘cruz’ corresponde en realidad a un ob­jeto muy remoto con un potente agujero negro cen­tral, cuya luz ha sido distorsionada en su camino a la Tierra debido a la presencia de una galaxia entre ambos. Esta deformación, predicha por la Relatividad General de Einstein, provoca que la imagen original del quásar lejano se desdoble en cuatro componentes, provocando lo visto en la imagen. La distancia de este objeto es de 8.000 millones de años-luz, la cual es extremadamente grande; y la de la galaxia lente es de 800 millones de años-luz. Ref: Agencia espacial europea.

Cuásar bi­nario

Figura 90c Imagen compuesta del cuásar bi­nario SDSS J1254+0846, tomada por el Te­lescopio de Rayos-X Chandra. Ref: Rayos-X (NASA/CXC/SAO/P. Green, entre otros), Op­tico (Observatorio de Carnegie/Magellanes/Te­lescopio W.Baade/J.S.Mulchaey, entre otros)

Cuasares

Figura 90d Èste es un hallazgo casual. “La única forma en que pudo haber ocurrido es a través del azar”, indica Fred Hamann, profesor en Florida. El cuásar en cuestión -denominado J105400.40+034801.2- es de hace 10.300 millones de años. “Los seres humanos no podemos monitorear directamente cambios en cuásares ya que tar­dan muchos varios años […] Podría ser una fase evolucionaria o quizás un estadío de transición de una fase a otra”; señala Hamann: “la evolución de los cuásares está relacionada con la evolución de las galaxias. La materia eyectada por los cuásares podría ser la clave para esta relación porque puede alterar o regular la for­mación de galaxias alrededor de los cuásares. Este hallazgo es una pequeña pieza de una historia que vemos ocurrir en tiempo real y lo que vamos a hacer ahora es seguir observando”. Ref: tomado de https://imagine.gsfc.nasa.gov/Images/news/gb1508_illustration.jpg.

El “Factor Psi”, la conexión cuántica y la teoría del orden (en relación con lo psíqui­co).

En esta parte voy hacer alusión a ciertos postulados de la física cuántica y a los fenómenos psicológicos mencionando algunos científicos que se han ocupado de ello.


11 Véase obra citada G. Sánchez Medina, “Psicoanálisis y la teoría de la Complejidad”, 2002.

12 Ver “Cerebro-Mente” (El Pensamiento Cuántico) capítulo VII, (Sánchez Medina, G., 2009).

13 Op. cit., Sánchez Medina, G., 2009, pág. 433 y sig.

14 Los textos pertenecen al libro “Cerebro-Mente”. El Pensamiento Cuántico, 2009.

15 El Azar Determinista” (Sánchez Medina, 2011), p. 119-120

16 La ecuación de Maxwell se refiere a la velocidad “C” de la radiación electromagnética que no depende de la velocidad del objeto que emite la radiación; y, por lo tanto la luz emitida viajará a la misma velocidad que la luz proveniente de una fuente estacionaria a pesar que el color, la frecuencia, la energía y el momento de la luz cambiarán (esto es lo que se conoce como el efecto Doppler).

Una persona viajando a una velocidad cercana a C (velocidad de la luz constante) se encontrará que los colores de la luz al frente se tornan azules y atrás se tornan rojos, lo que equivale a que al acercarse aparece el azul y al alejarse el rojo. (Ver: “Cerebro-Mente. El pensamiento cuántico”, pgs. 18, 211-212, 351, 371, 455, 463, 570, (Sánchez Medina, 2009).

17 La sigla K por Knowledge, o T por Though (en inglés) o P por Pensamiento.

18 La negrilla es mía.

19 Tomado “Azar Determinista” (2011), p.237-38

20 Un cuásar ó quásar (en inglés: quasi-stellar radio source) es una fuente astronómica de energía electromag­nética, incluyendo radiofrecuencias y luz visible.
En el año 2007, el consenso científico determinó que estos objetos están extremadamente lejos, con un desplazamiento al rojo intenso; a la vez, son extremadamente luminosos y se pueden ver a pesar de su distancia, del mismo modo son observados muy compactos y pueden cambiar de brillo con rapidez. Se cree que son núcleos activos de galaxias jóvenes.
21 A qué más podrá llegar el hombre sino a refutar todas las leyes y constantes, ¿por qué las leyes son así y no distintas? Por ejemplo “si”* la fuerza nuclear hubiera sido algo más débil todo el universo seria de hidró­geno, y “si” aquella hubiera sido más intensa habría más helio y elementos pesados pero no hidrógeno; en ambos casos no viviríamos para contarlo; si la fuerza electromagnética fuese mayor las reacciones químicas no serían posible; “si” la expansión del universo hubiera experimentado al principio una desviación del orden de 10 menos 40, el universo se hubiera desparramado sin germinar la vida.

“Si” las galaxias no tuvieran sus centros, y, estos al estar interconectados sin límites, el universo sería un caos.

Además cualquier exceso de protones con el exceso de antiprotones habría producido un universo sin materia bariónica o una cantidad desastrosa de ella; “si” la gravedad hubiera sido más débil la nube de gas no se hubiera condensado en es­trella; sin embargo “si” hubiera sido algo mayor las estrellas se hubieran consumido rápidamente y unas se comerían a las otras como ocurre en los huecos negros; además ¿por qué y para qué existen estos últimos; no será por y para la continuidad de la “materia-energía”?; sin embargo, “si” estas dos se comportan una a una alternativamente, entonces ¿esa alternativa es eterna? La respuesta la dejo para la reflexión y al mismo tiempo para el cuestionamiento de lo que concebimos como eternidad, o sea el infinito de la materia-energía y dentro de nuestro lenguaje de la “conciencia del ser y no ser”.

“Sin que existiera el discutido principio antrópico, nada de lo que envuelve al hombre podría existir, y sin consciencia nada se podrá conocer”, (De Francisco, 2012).

*El “Si” es pronombre reflexivo y puede obrar también como sustantivo; se utiliza para responder o afirmar, como causa o motivo de la resolución; funciona también como una conjunción con que se denota condición o suposición o condición en virtud de la cual un concepto depende de otro u otros; a veces denota aseveración, interrogación in­dicativa, desiderativa, distributiva, comparativa, condicional, hipotética, afirmativa, como respuesta a una pregunta, consentimiento, permiso; puede indicar ponderación o acercamiento. En suma podemos centrar la conjunción “si” en una condicionalidad (condición) por la cual se decide un concepto u otro.

Por su parte, conocemos cómo la densidad experimental del universo es una décima de la crítica y el resul­tado de dividir la primera de la segunda (experimental y crítica) recibe el nombre de omega y su valor es de 0.1; esa aparente falta de un 90 por ciento de masa puede no existir o estar oculta; por lo tanto omega debió encontrarse al comienzo muy próximo a uno, con un ajuste muy fabuloso, con decir que debió estar dentro de 10 menos sesenta de uno; lo que es un ajuste impresionante; hoy debía estar muy próximo a uno, lo que experimentalmente es indudable, y es la extraordinaria estructuración de la materia en galaxias cúmulos y supercúmulos en el espacio y la disposición no está al azar.

Cualquier desviación de uno por pequeña que sea en la era inflacionaria de los 40 segundos a los 10 menos 34 segundos no habría llevado al universo actual, y, si es inferior a uno pocas regiones acumularían materia suficiente como para dar alguna estrella; y si es mayor que uno todo colapsaría; cualquier desviación habría condenado al universo a cero. Estas cifras son sacadas de los estudios matemáticos, cosmológicos aparecidos en los textos antes citados.

Lo que ocurre también en el micro y macrocosmos es que existen desviaciones oscilatorias a la derecha o izquierda, arriba o abajo y sus mezclas (aquí otra pregunta: ¿por qué se presentan los giros a derecha e iz¬quierda y para qué se originaron?) y por eso se presentan los colapsos, los “estados disipatorios” en que no hay materia organizada y posiblemente sí antimateria. Cuando pensamos en los movimientos (arriba, abajo, derecha, izquierda, inclinado) lo hacemos con referencia a supuestas coordenadas de nuestra percepción. y a la reprepresentaciones del concepto de espacio (plano, curvo, helìptico, etc. que parten de la geometría plana y espacial; sin embargo, cuando decimos “plano” hacemos referencia a un (os) objeto (s).

De lo contrario el espacio no tiene plano sino los que construimos con los objetos siempre existentes o imaginarios; más allá será que existen? La respuesta es improbable; de tal forma el espacio es un referente de distancia entre objetos móviles infinitos. Por lo tanto, el espacio, si bien contiene el volumen de los objetos (con sus masas) y energías no tiene volumen y no puede ser solamente el esférico, curvo o plano, pues todas las posiciones son factibles hastas llegar a ellas (las curvaturas).

Por su parte los ejes de rotaciòn de los cuerpos (planeta, galaxias se construyen por las fuerzas intergalácticas creandose espacios de atracción y retracción originadas por las fuerzas conocidas nucleares (fuerte y débil y gravitatoria). Por lo tanto, la presencia de las estrellas y los planetas son una transitoriedad, otra oportunidad cósmica para vivir más allá o más acá del olvido y por ende de la consciencia.

Así también el universo está determinado a construirse y a extinguirse semejante a la sístole y diástole del corazón, o semejante a lo que ocurre con los cambios biomoleculares, (Op. cit. Sánchez Medina, G. 2009 y Sánchez Medina, G. 2002).Si todo esto es así podríamos concluir que en el ser humano se repite la existencia y la función del universo, lo que nos lleva a pensar que existen “Xn” de universos que nacen, se desarrollan y mueren para originar otros. Es así también como concebimos el principio y el fin determinado y por azar en forma transitoria del punto cero (0) del infinito y entre todo este acontecer apareció el hombre como destino del universo, (Op. cit. Sánchez Medina G. 2011)

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