Dioses Hindús

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

Poema épico de la india es el Maha­barata

Para iniciar esta temática hago referencia al gran poema épico de la india es el Maha­barata, que cuenta la historia de cinco príncipes hindúes que perdieron su reino y lucharon para recuperarlo; este escrito aparece en sánscrito y es una de las obras más importantes de la literatura hindú, en donde aparecen las creencias sobre divinidades, dioses y conceptos onto y cosmológicos, con sus escritos mitológicos. En la India apareció el brahamanismo y luego el budismo 600 años a.C.

Dios hindú Varuna Figura 23. Dios hindú Varuna. Ref. https://aportagetoworldhistory.wikispaces.com/La+religi%C3%B3n+V%C3%A9dica

Las divinidades supremas para los hindúes eran Dyaus y Prithivi

Este último uno de los más antiguos dioses arios. El primero era el dios del cielo, el padre de la creación; la segunda era la madre tierra. Más tarde aparecieron Va­runa (el rey de las nubes), que oculta a los hombres el cielo, los astros, y Mitra (dios bondadoso el sol). De ellos surgen los otros dioses. Como Dyaus personi­ficaba la creación; el infinito se perso­nificó en Aditi, ser eterno; la divinidad femenina se personifica como Prithivi. He ahí que entre los dioses ya existía la diferenciación de los sexos, aunque el origen del ser humano para los hindúes se le atribuye al sexo femenino.

Mitología se concebía a Va­runa

En esta mitología se concebía a Va­runa como el organizador de la órbita del sol, así como de la luna y de las aguas y es quien conoce cuanto ocurre en el corazón de los hombres; es también poderoso y temible, y nadie puede resistir su autoridad; es el sobe­rano regente del universo, es el que hace que brille el sol del cielo, produce el viento, el aire, los cauces de las aguas, regente de la noche, invisible de la mirada de sus adoradores, rey de los dioses y hombres.

La palabra Ishwar significaba para los vedas Dios; sin embargo se em­pleaba más frecuentemente el nombre de Siva. Saravastri era una de las esposas de Brahma y diosa de la sabiduría y de las ciencias, madre de los vedas e inventora del alfabeto de Vanagari(26) Junto a Varuna y Mitra aparecen, entre los hijos de Aditi: la Eternidad; Aryamán, genio protector del matrimonio y de la dicha doméstica; Bhaga, el protector y alimentador, que también favorece el amor y el matrimonio; Amsa, repartidor de bienes; y Daxa, personifica­ción de la energía.

Entre los dioses más populares se incluye Ganesh (27)que tiene cabeza de elefante y simboliza la riqueza y el éxito y Hanuman, el dios mono, símbolo del heroísmo y lealtad. He ahí una variedad de dioses.

La Trimurti Figura 24. La Trimurti . Ref. https://www.periodicodecrecimientopersonal.com/wp-content/uploads/2012/10/trimurti.gif

Nótese que en esta mitología hay una búsqueda del hombre para poner los hechos y fe­nómenos y así buscar diferencias; se presenta la tragedia, aparece el castigo, lo inevitable, el valor de los frutos, el arte ornamental, los adornos, la justificación de los actos, el relato con personajes diferentes, la explicación de los estados emocionales, la maldición, la veneración y el deseo de protección de los niños, los celos, el dios de los tres ojos portador del tridente, la consecución de la belleza, el deseo de ser adorado e invocado, la inmortalidad, la entrada al cielo, visitando el célebre santuario de Someswara (Somnath).

Los dioses se veneraban y especialmente a Siva. Al conocimiento se le decía Siddhi y a la comprensión Buddahi y a la victoria invencible Ganapati. En los tiempos recientes se supone que Ganesa encarnó en un ser humano.

Brahma se manifestaba en tres personas distintas, formando la Trimurti, la trinidad in­dia. Estas personas eran los tres dioses mayores: Brahma, el creador (su símbolo era la tierra); Visnú, el conservador y salvador (su símbolo era el agua); y Siva, el destructor y renovador (su símbolo era el fuego). Sabemos que estas creencias mitológicas aparecieron mucho antes que las judeocristianas y tendían a fundir tres aspectos de la divinidad en una unidad, en Brahma, (28).

De acuerdo con esta mitología, el poblamiento de la tierra comienza cuando Brahma da el ser a cuatro hijos: Brahmán, nacido de su boca, Xatria, de su brazo derecho, Vaisya, de su muslo derecho, y Sudra, de su pie derecho. Estos cuatro personajes fueron los patriarcas mitológicos de las cuatro castas en que se dividió el pueblo hindú: Brahmanes o sacerdotes, Xatrias o guerreros; Vaisyas o labradores y Sudras o artesanos, (29).

Respecto de la creación de la tierra, la tradición india afirma que “se originó primero con las aguas y luego el espíritu divino que germinó en todos los seres bajo el nombre Hiranya­garbha se encerró en un huevo de oro que se dividió en dos partes”. Una de ellas formó el cielo y la otra la tierra.

Como divinidad benéfica y amable, protectora de los hombres, Visnú toma forma visible y se encarna de tiempo en tiempo. Visnú por ejemplo se encarnó en Krisna que nace de una vir­gen como Cristo y es el personaje importante del Bagavad-gita.

Ahora bien, cada uno de los dioses tenía sus esposas, y existía entre ellos una jerarquía en la que el Trimurti era la entidad divina de mayor rango. Brahma tuvo un hermoso y joven dios del amor, llamado Cama-Deva, y dos esposas, Rati y Priti. En esa mitología existían el juicio, el premio (paraíso) y el castigo (infierno-fuego).

Prithu dijo “voy a matar a la tierra y le obligaré a conceder sus frutos”; atemorizada aquella se convirtió en vaca y fue perseguida hasta el cielo de Brahma quien le dice a sus hijos: “¿es que no conoces el pecado de una hembra que de esta forma intentas acabar con mi vida?”. El rey contestó que: “cuando la felicidad de muchos queda asegurada por la muerte de un ser maligno, la muerte de ese ser es un acto de rectitud”. Dijo la tierra: “si para promover el bienestar de tus súbditos pones fin a mi vida, dime tu mayor de los monar­cas: ¿de dónde va a obtener tu gente sustento?”.

Finalmente la tierra se da por vencida y en beneficio de la humanidad pare un ternero y le permite segregar leche, sin embargo antes de ese momento no había cultivos de pasto–agricultura ni camino para comerciantes. He aquí en este mito de leyendas y dioses la persecución del objeto madre tierra el desafío al dios padre Brahma el sometimiento de la tierra y aceptación de la “maternidad ternero-leche”.

Entre otras divinidades está Maya (30), que es una “ilusión, principio femenino de aparien­cia cambiante que nos oculta la realidad del universo por medio de impresiones ficticias y que engaña nuestros sentidos”; se expresa en los Mantras de la meditación.

La existencia real sólo pertenece a la divinidad. Maya, la apariencia, es una de las esposas de Brahma. Existe un sonido sagrado como símbolo que lo denomina Aum; es un Mantra, sonido que se repite, que representa a Abramham y se usa frecuentemente para la meditación.

Recuérdese que el hinduismo cree en la reencarnación, puesto que el ser estaría atrapado en un ciclo de vida o reencarnación conocido como “Samsara”; el ciclo depende de las acciones de la vida actual y las personas vuelven a nacer a posiciones más altas o más bajas según sus acciones. Las imágenes de los dioses están simbolizados con estatuas a las cuales se les hacen ofrendas.

Las fuentes antiguas de la doctrina brahmánica son los libros sagrados de los hindúes, redactados entre 1500 y 1400 a.C., son: 1. Los cuatro Vedas: el Rigveda, el Samaveda, el Yajurveda y el Atharvaveda; (este libro es de origen más moderno). Cada Veda es una colec­ción de himnos versificados en distintos metros y dedicados a numerosas divinidades, pero refiriéndose en el fondo al sacrificio y a la conservación del fuego sagrado.

Los vedas están completados por rituales en prosas o brahamanas y tratados de filosofía y metafísica, según la tradición, los Vedas fueron dictados por Brama. 2. Los Brahmana, tratados teológicos-exegéticos, seguidos por los Upanischads y los Aryanakas; 3, los Sutras. Esta religión es la segunda etapa del desarrollo de la religión en la India y se caracteriza por reconocer un Dios supremo impersonal, un ritual complicado y la creencia en la transmigración. El fin de la vida religiosa es tender a unirse con el Uno eterno e invariable: Brahma. Todo ser viviente vuelve a nacer, pero depende de sus actos lo que será en la vida futura (Karma)”. (Calpe, 1955).

El llamado Bhagavad-gita (31) es una filosofía personal que nos enseña el desapego a lo material y nos lleva a la esencia de lo humano que implica también paz.

Es el canto de lo di­vino, forma parte del Mahavharata o libro sagrado como es el Toráh para los judío, el Corán para los islámicos y la Biblia para los cristianos, comprende una escritura común de todo el mundo y es la esencia del pensamiento Veda que incluye el conocimiento de Krisna o Khrisna (quien dice que el Atman es el mismo brahman o cabeza de Dios “quien es verdaderamente sabio y no se lamenta ni por los vivos ni por los muertos”), (De Francisco, 2001).

A la vez el Dharma significa la esencia de las cosas que incluye el principio y el fin, es también la capacidad de rendir servicio que es la cualidad esencial del ser viviente, la obra es la ciencia de Dios con instrucciones sobre la moralidad, la misericordia del señor como única basada en principios de Upanishads y tiene toda una serie de enseñanzas que no se pueden comparar con ningún libro mundano ni entender como envidia, “ofrece a la persona otra vida con menos sufrimientos y errores” y admite el proceso de transmigración, lo cual incluye la muerte.

Está más allá de la ignorancia y es la primera que habla sobre el Sol – Dios, los plane­tas, la materia descontaminada, los restos de la historia, el conocimiento del super hombre o super raza, la unión con la vaca, las aguas del Gangés, el método de oír y entender, el misterio aclarado por las preguntas de Arjuna, las palabras del espíritu, el estudio de la inteligencia, los cantos en que se disipan por la lamentación.

El Bhagavad es el fin de la vida la llamada de Krisna a través del Gita; Krisna es la ver­dad absoluta que contiene el pensamiento, el sentimiento y la acción, es agua, tierra, fuego y aire; es también lo grandioso y lo minúsculo, es el actuar en armonía con ley moral, es el nacer y morir que implica renacer y la purificación divina, es la aceptación del karma ya mencionado, es en suma el Todo y la explicación del orden establecido con un movimiento de consciencia en todo el universo y lo que nos da independencia, orden, placer de dar y poder que en conclusión nos lleva a la perfección y a la renuncia.

Los hindúes llaman también a la ciencia suprema el yoga (32), la búsqueda de Dios, la suprema realidad, el conocimiento y la integración al Uno o Brahma identificándose con el amor a través del sendero de la medita­ción y la renuncia. Esa sería la autorrealización. De Francisco, 2001 refiriéndose al libro “El camino del Dharma” escribe: “todo lo que somos es el resultado de lo que pensamos[…]. Si un hombre habla o actúa con pensamiento puro, la felicidad le sigue como una sombra que nunca le abandona”.

En los siguientes textos, me propongo hacer una simple y muy somera síntesis de ideas que surgieron a mediados de 1800 en adelante y que da inició al pensamiento moderno braha­mánico, y que incluye el conocimiento de las ciencias que fueron apareciendo.

Existen dife­rentes tratados sobre el hombre y su origen en la tierra, la consciencia, el alma, las funciones, los problemas de la humanidad: el fuego cósmico, las verdades, la ley de causa y efecto o ley del karma, del fuego material, mental y espiritual, del macro y del microcosmos, el concepto de la inmortalidad y el primer fuego, el cuerpo etérico y el prana como la fuerza vital que se reparte por la columna vertebral en el kundalini, los planos físicos y astral o espiritual.

Todos estos conceptos se asocian a las leyes económicas (33) que integrarían lo interno; su conse­cuencia sería el fuego de la mente en su naturaleza con sus factores cósmicos, humanos, en los sistemas en donde aparece el ego con sus principios y movimientos, a la vez con su ley de atracción. El fuego del espíritu con sus diferentes estancias y enunciados básicos lleva al cosmos.

Entiéndase que en esta doctrina también los elementos aire, fuego, agua y tierra son fun­damentales, así como el sonido o lenguaje humano con las vocales y consonantes, a la vez que con toda una filosofía del sonido en relación con los Devas que presiden el mundo sutil y pertenecen al dominio del verdadero Mantra Sastra.

La gran palabra que resuena durante los 100 años de Brahma cuya revelación persiste mediante el sistema solar, es el sonido sagrado Aum. Estas tres letras místicas representa las iniciales de una frase subsidiaria que consiste de varios sonidos, estos aspectos dominarían la materia. La ley de atracción se expresa mani­pulando aquella. Existen otras palabras o frases que completan 21 sonidos (cinco, más siete, más nueve); los nueve sonidos finales producen la síntesis espiritual.

Quiero anotar aquí que cualquier analogía, nunca es exacta en su totalidad y sólo ofrece ciertas correspondencias amplias y fundamentales. Este concepto debe aplicarse a cualquiera de los hechos descritos y encontrados a través de la historia; sin embargo, no podemos cerrar­nos y olvidar que existe una interrelación de fenómenos y el ya postulado azar determinista.

Podríamos afirmar que unos y otros, tratan del macro y microcosmos y de sus manifesta­ciones; de tal forma, que el hombre se pone en relación al cosmos, proveniente de él y su fin es el aquel, y entre medios estaría la consciencia individual, social o colectiva con todos sus factores electrofísicos, químicos y biológicos, así como las leyes de causalidad e interrela­ciones atómicas.

(Lea También: Diferentes Disciplinas que Estudian la Religión)

De ninguna de estas categorías o temáticas en especial me ocuparé, pues los lectores podrán consultarlos en los libros que extensamente los plantean.

Sugiero al lector tener una mente abierta, no solamente a preguntas, sino a lo que aparece a través de la profundidad del tiempo, adelante o atrás y lo que aparece como verdad, algunas veces plena y posible, otras con mucha incertidumbre; entendamos cómo la verdad, en cualquier época “…aparece más adelante como un fragmento del todo, y más tarde podrá ser reconocida sólo como parte de una realidad, de tal manera, que en sí misma es una distorsión de la realidad”, (Bailey, 1960).

Aquí es necesario entender cómo el pensamiento, los conceptos y las creencias giran en una rueda evolutiva, pero no infalible, ni exacta; de ahí que cualquier escrito no debe admitir­se como un dogma o como una fuente de autoridad de inspiración infalible.

En la misma doc­trina budista se escribe que: “El Señor Buda ha dicho: …que no hemos de creer en lo dicho, simplemente porque ha sido dicho, ni en las tradiciones, porque han sido trasmitidas desde la antigüedad, ni en los rumores como tales; ni en los escritos de los sabios, porque ellos los han escrito, ni en las fantasías que sospechamos nos han sido inspiradas por un deva (es de­cir una supuesta inspiración espiritual), ni en las deducciones basadas en alguna suposición casual que hemos hecho, ni por lo que parece ser una necesidad analógica, ni por la mera autoridad de nuestros instructores o maestros, sino que hemos de creer cuando lo escrito, la doctrina o lo dicho, está corroborado por nuestra propia razón y conciencia.

‘Por eso’ dice, ‘les he enseñado a no creer por el solo hecho de haberlo oído decir; pero que cuando crean con toda conciencia, entonces actúen de acuerdo a ello, con plenitud” (Blavatsky, 1888).

Sin embargo, voy a hacer una referencia específica al concepto de karma y de manas en la doctrina brahamánica. Manas significa mente, voluntad, inteligencia, propósito de una existencia, frecuencias eléctricas, cohesión, apertura, ordenación, percepción psíquica, prin­cipio animador de la consciencia, materia, deseo, fuerzas electromagnéticas, gravitacionales, nucleares, vitalidad, actividad; de ahí que se llama mahadeba la voluntad divina Vishnú, la sabiduría hija de la necesidad y Brahama consciencia inteligente: a todo esto en el lenguaje occidental lo entendemos como Dios.

Entiéndase que todos estos conceptos se interrelacionan con las ciencias actuales, neuropsicociencias. Cuando nos referimos a manas en esta doctrina, lo hacemos a mente y a todos los órganos de los sentidos, y por ende también a la lógica y al logos; de tal forma, existe una interrelación de los diferentes campos físico y psicobiológico.

En esta doctrina, se incluye la identidad y el desenvolvimiento consciente, así como el libre albedrío con sus jerarquías en el ser humano; si bien todas estas creencias constituyen un con­junto de conocimientos y conceptos, en ellas se cuestiona la verdad y todo no está resuelto, las mismas afirmaciones tienen preguntas, pero hay un determinismo y es el que se refiere a la reencarnación (343 encarnaciones para los brahamánicos); en estas creencias existe el día del juicio final (34) y por lo tanto hay un positivo y negativo, una evolución, una consciencia individual y una colectiva, hay hombres superiores y la conjunción espíritu-materia y mentes o manas.

Las reencarnaciones en la rueda de la vida, el Samsara, que representa el tiempo circular, es también el deseo de los seres de salirse del Samsara para entrar al Nirvara o unión con el Uno o Todo universal.

Otro aspecto a mencionar aquí es el del karma, ley, causa y efecto, pero es también un impulso y causa originante con voluntad activa, un determinismo, una limitación; a la vez, es una verdad y una ilusión, es un sendero, es una esperanza para mejorar. El karma actúa a través de manas o mente en sus diversas formas. A la vez existen cuatro señores del karma o maharajáes, que adjudican y gobiernan el karma a los hombres, en el sistema y en el cosmos; poseen forma y planos.

Las clases de karma las impone la entidad animante de la materia o sustancia misma y esencia dévica; por lo tanto existe el karma cósmico impuesto al logos; el karma del sistema es el que pone en acción los anteriores, el karma planetario y el individual es el karma de cadena ligado a la experiencia de la vida; el karma del globo o destino es el individual de la entidad.

Las cinco existencias enumeradas aquí, sobre las cuales actúa el karma son señores cósmicos y estelares de luz, quienes adquirieron inteligencia y pasaron por el reino humano hace muchos años” (Op. cit. Bailey, 1960, p. 390).

Existen otros tipos de karma: el plano mezclado con el del logos y que tiene aspectos masculinos y femeninos; por ejemplo, el karma de un subplano o el destino de ciertas entidades menores, el karma de los reinos de la naturaleza (animal, vegetal, mineral); el karma de la jerarquía humana está compuesta por: Sanchita o méritos y deméritos acumulados en todos los nacimientos, el Prarabadha es parte del anterior y es destinado a influenciar la vida humana en la reencarnación, (son los actos del cuerpo, además del nacimiento) y el tercero el Agami es la palabra, el pensamiento y el acto (que se piensa y hace) y constituye acciones buenas y malas realizadas después del nacimiento, es el karma actual.

Otros karmas son el mundial, el racial, el destino, propósito de cada raza, el subracial del destino, el nacional, el familiar y el individual; todos se entremez­clan. Para instaurarse el karma necesita de un actor, un determinante con voluntad, una ayuda complementaria, una acción, una palabra, una utilización de complementos y una influencia de la conducta anterior, (Ib id p. 390-416).

Obsérvese que todas estas conceptualizaciones brahamánicas tienden a la evolución y a un centro celestial que es Dios y el cosmos.

Aquí podríamos preguntarnos ¿si todas las doctrinas teosóficas no conllevan esa tendencia?; la respuesta es afirmativa. Con respecto al concepto “manas” y “karma”, es muy fácil inferir en dónde y cómo se manifiestan las diferentes inte­rrelaciones bioneuropsíquicas y espirituales en la vida del hombre, y, en ella el bien y el mal.

Aquí vale enfatizar que en el sustrato el concepto brahamánico conlleva la tendencia hacia el bien, consciencia moral lo que en psicoanálisis llamamos el super Yo, la armonía, el equili­brio y nuevamente las leyes cosmológicas. De todo esto se conforman partes esenciales del brahamanismo que tienden a la unión con Brahma que es Dios.

Para concluir y simplificar el Karma está relacionado con un determinismo originado en las acciones buenas o malas que se presentan en el curso de una existencia y que determinan lo que habrá de ser en la siguiente vida, dándole al ser, en esta última, la oportunidad de mejo­rar o superar su Karma según sus acciones. El karma fundamental es el individual y se cumple dentro del Dharma o sendero que siguen los seres vivientes (plantas, animales, humanos) en sus encarnaciones.

El elemento fuego es fundamental (sol, explosiones atómicas); así Agni es el señor del fuego que rige a los elementales en los tres planos de la evolución humana: físico, astral (es­piritual) y mental.
Por su parte Atman significa yo o el ego; es realmente el alma que tiende a unirse al Atman universal que es el mismo Brahma, el Todo o el Uno, un centro individua­lizado, y, como ya se expresó en otra parte, existen diferentes clases de manas que son los ejes centrales de la constitución humana o la verdadera alma.

En esta doctrina se cree que el cuerpo físico tiene una inercia, una movilidad y un ritmo y aparentemente sigue las leyes de Newton. Existen tres fuegos el fuego interno o por fricción, el fuego solar y el fuego eléctrico. Dentro de toda esta concepción está la senda imaginaria entre el yo personal y el impersonal el cual constituye el camino elevado de la sensación al campo de la realidad o al yo personal, esto es el llamado Antakarana.

Hinduismo y budismo tienen una similitud y entre otras el concepto de reencarnación y el de la rueda de la vida del dios Shiva como único dios (Brahaman o el Atmán o Realidad Profunda de los Upanishads [colecciones de escritos de los vedas, herencia cultural de los arios]).

Recuérdese aquí que el Budismo surgió con Buda (623 a.C.) y el Hinduismo y los Vedas fueron construyendo sus conceptos e ideas y creencias a través de milenios anteriores y algunas provenientes de Mesopotamia. Para unos y otros budistas e hinduistas, la palabra contenía el conocimiento abstracto que lo llevaba también al amor por la belleza, al pensa­miento regresivo y a la fantasía, al lenguaje y a la consciencia lo que equivalía también a ser conscientes de sí mismos, de la vida y de la muerte.

Su pensamiento muestra una estructura racional a la vez que una magia fantasía, convertida en mito y religión con nebulosos enigmas y la puerta abierta al mundo subconsciente, a la vez que con discernimiento e intuiciones; para ello era mejor tener al Maestro junto, sentarse junto a él, es decir, estar en la posición Upanishads para adquirir en el silencio majestuoso e inmovilidad el mundo de la meditación (Nidiahaysana) en donde se adquiere una superioridad material y espiritual; he aquí el poder y la magia de las palabras (35) y del silencio; en un estado de vigilia y de ensoñación en donde hay algo más que pensamiento que es un proceso de interiorización en las profundidades del inconsciente o estado de éxtasis que es otro modo de existir.

La última evolución de las creencias de la India está representada por el budismo, doc­trina de renovación religiosa que, sin acabar por completo con la creencia brahmánica, es profesada por millones de fieles actualmente.

El budismo no tiende a acabar con las doctri­nas hinduistas del brahamanismo, lo que hace es modificarlas, complementarlas y darles un sentido pragmático, si se quiere, pone la evolución espiritual del ser humano. El fundador de esta religión fue el príncipe Siddharta, llamado el “Buda”, es decir, el “sabio iluminado”, que había alcanzado dicha condición por medio de la austeridad y las buenas obras.

Vivió entre los siglos VII y VI a.C., renunciando a su alcurnia y a los placeres de la vida. Su vida y su doctrina tienen puntos de contacto con el cristianismo, pues consideran que vivir es sufrir y que el sufrimiento se deriva de las acciones y de las pasiones. Buda, al igual que Cristo, re­nunció a ambas como medio para liberarse de todos los dolores y llegar finalmente al nirvana. En unas y otras creencias aparece el pensamiento mágico omnipotente.


25 Estos textos fueron tomados de la obra del autor G. Sánchez Medina titulada: “Ciencia, Mitos y Dioses”, (2004), pág. 427-438. Traigo toda esta información porque considero que muchas creencias religiosas partie­ron de allí y por lo tanto son sus orígenes y pueden detectarse las raíces de muchas otras creencias, religiones y procedimientos para sanar o proteger la salud física, mental y espiritual. Esta temática se verá también en los capítulos XVII y XVIII (La medicina alternativa y La salud basada en creencias religiosas), (GSM).

26 Notemos en la fonética de los vedas cierta analogía con las lenguas romanas especialmente el latín y de ahí también sus creencias que fueron migrando al occidente, a Grecia e Italia. Para los hindúes también tenían un dios de prudencia y de la política de la sagacidad y a él o a ella se le da el nombre de Ganesa. Se cuenta que realizando una ceremonia en las orillas del Ganges con flores y frutos Pavarti después de su matrimonio con Siva, y no teniendo hijos, ve en aquel lugar un cuerpo de luz, como un anciano brahamánico que viene hacia ella y este es Krishna (luz) que luego se convierte en niño. Nótese aquí que también había ofrendas valiosas a los dioses para aplacarlos o venerarlos.

27 Ganesh es un elefante con un colmillo roto que tuvo que utilizar para continuar escribiendo lo que le dictaba el Dios Brahma.

28 Vemos cómo el concepto de trinidad se repite en diferentes culturas, religiones y tiempos históri­cos.

29 Nótese cómo el concepto de nacimiento proviene en estas creencias, de una parte del cuerpo (boca, brazo, muslo y pie derecho), en el antiguo testamento Eva nace de la costilla de Adán.

30 La palabra Maya la encontramos en la cultura mesoamericana. Valdría la pena investigar la lingüís­tica, además del uso y significado de esta palabra en diferentes culturas para saber si existe alguna interrelación entre ellas.

31 En 1972 se publicó el libro “Bhagavad-gita As It is”, His Divine Grace; A.C. Bhaktivedanta; Swami Prabhupada. El autor explica que la primera versión fue acortada sin ilustraciones ni explicaciones del verso original Srimad Bhagavad-gita, la obra pertenece a la traducción del sánscrito al inglés, palabra por palabra y sus comentarios. La obra al final en un apéndice trae un glosario de palabras y una guía de pronunciación y escritura sánscrita con las vocales y consonantes, a la vez que las pro­nunciaciones de las mismas. Un índice de los versos sánscritos es publicado de la misma manera que el índice general. Esta obra es de gran guía para quien quiera ir a la traducción de los originales.

32 El Yoga, es la unión de la consciencia en la entidad infinitesimal de la vida con el supremo ente Dios o Krisna. Sin embargo, significa dos cosas: la unión con la vida divina que ocupa el universo (la finalidad de la vida humana); la segunda significa un curso de autoeducación distribuido cientí­ficamente, y el estudio y práctica de lograr ese fin.

Existen siete escuelas o métodos de Yoga que no son antagónicas; sus métodos se diferencian para acoplarse a diversas mentes de los hombres; estas son: 1. El Rája Yoga de Pantajali; 2. Los Yogas Karma y Buddhi de Shri Krishna; 3. El Jnána Yoga de Shrí Shankará-chárya; 4. El Hatha Yoga; 5. El Laya Yoga; 6. El Bharkti Yoga; 7. El Mantra Yoga. Los primeros tres tienen una denominación general de Raja Yoga, Raja significa real; en esos tres el ser humano por medio de su voluntad, su amor y pensamiento como poderes divinos y universales de su origen, se busca cultivar la mente y la evolución de la misma.

Los cuatro últimos (Hatha, Laya, Bharkti y Mantra) son ejercicios y métodos, el primero de prácticas aspiratorias y es­piratorias (Ha y Dha) ayudan a tener una mayor consciencia. Estos cuatro últimos se denominan en general el Hatha Yoga que incluye los otros tres. El Yoga en realidad, es un método de coordinación y de armonía en el cuerpo, la mente y el espíritu (deseo, necesidad, voluntad, emoción, pensamiento y acción), en síntesis el Yoga lleva a la siguiente forma de pensar: “Yo soy quien quiere, ama y pien­sa, y utiliza su cuerpo como instrumento de expresión de estos poderes”.

He aquí el posible poder y control de la mente. Nótese que existen ciertas similitudes entre algunos conceptos hindúes, budistas y brahamánicos con conceptos del psicoanalista Karl Jung como el del inconsciente colectivo; sin embargo, las diferen­cias son grandes entre los conceptos orientales y occidentales, de una u otra forma unos y otros hacen hincapié en la salud física y mental a través de los ejercicios respiratorios para la adquisición, unos la oxigenación de los pulmones (occidente) y los otros la energía llamada prana con la respiración pranayana. Aspirar el prana implica tocar meridianos que se estipulan en la medicina china como los nadis en la acupuntura.

Para los hindúes la energía del Kundalini asciende a través de los chakras como vértices de energía que regulan el cuerpo energético; todo esto es equivalente a la biología molecular de las hormonas y de la inmunología, de ahí que podamos pensar que al hablar de Kundalini, chakras y pra­na podemos estar hablando de libido y de glándulas endocrinas.

Entendamos aquí nuevamente que en la relación dual psicoanalítica se enfrentan dos subjetividades en forma de intersubjetividad y con ello no sólo representaciones mentales sino estados emocionales que se ponen en interfunción para ser objetivos. En el caso de los ejercicios del Yoga, es la confrontación o mejor el enfrentamiento de la persona consigo misma sin la participación del otro, más sí con un maestro que lo guía. En el psicoanálisis existe la relajación y un proceso de regresión en el cual también se produce una nueva forma de respirar. De una u otra forma el Yoga y el psicoanálisis son técnicas muy distintas.

En la primera existe la respiración (pranayana), posición del cuerpo (asana), posición de las manos (mudras), repetición de sonidos (mantra); todos estos son métodos en tibetanos e hindúes; Dikr Sufi; Suras Musulmanas (frases repetidas); Oración cristiana; cuento o relato pedagógico sufi; parábola pedagógico cristiana; silencio/no acción Taoismo; suspensión del juicio Epoché (tibetana e hindú); fe cristiana; meditación Shadana (tibetana e hindú); solución de problemas Koan Budismo zen y ma­yéutica Platonismo.

En el psicoanálisis se aplica una técnica específica en el cual existe un encuadre y varios procesos, entre ellos los más importantes el de la transferencia contratransferencia, el de la asociación libre y el de la interpretación, no simplemente como un ritual o un método y disciplina espiritual. Evidentemente el psicoanálisis nos permite liberarnos de conflictos y tener mejor atención y con­centración mental; al mismo tiempo, que enriquece nuestro diálogo interno para llegar a un mayor conocimiento de nosotros mismos.

No se trata en el psicoanálisis de meditar y de tener el flujo de las ideas (samatha de los hindúes) o de atender y visualizar las imágenes mentales para una autocons­ciencia y autoobservación, si no de una reflexión autocrítica, un adquirir consciencia de sí mismo sin convertirse en un objeto, de llegar al “insight” (un darse cuenta con una visión introspectiva), es el “nosce te ipsum” socrático, descubriendo las fantasías inconscientes. Aquí distingamos entre la meditación, la cavilación, la contemplación y la conscientización, todas ellas son distintas.

Valdría la pena traer el proverbio hindú: “el que contempla una pintura no está en el cuadro”. El pensamiento oriental trae consejos para meditar provenientes del budismo tibetano, de la cons­ciencia del Tao y de estados chamánicos; estos son: la meditación como sinónimo de concentración y control mental, como conocimiento del Absoluto, como experiencia fusional (éxtasis), como expe­riencia de aniquilación del Yo (fana), como trance y como contemplación.

Los consejos prácticos en estas creencias implican no cerrar del todo los ojos ponerlos finos, tener una postura fácil, no tener ruidos o música alrededor, tener las manos en posiciones específicas (mudras), de tener el flujo del pensamiento e imágenes, intercalar ejercicios isoméricos de estiramiento muscular, hacer una respi­ración consciente media hora diaria, tener una meditación combinada con movimientos rítmicos sin­cronizados con la respiración y ayudados con mantras o vibraciones con la sílaba Om; se recomienda el mantra de cuatro tiempos, como Sa-Ta-Na-Ma.

En estos ejercicios existe una cierta pérdida del control corporal y uno de los objetivos fundamentales es llegar a la meditación para adquirir conoci­miento, puesto que la meditación sin conocimiento no conduce a nada. En estas prácticas orientales se recomienda dejar el eclecticismo para entrar a un estado de fusión y así de unidad.

33 La ley de la economía tiene sus efectos sobre la materia en el sentido de la disociación y distribu­ción de los átomos, el ritmo vibratorio, heterogeneidad, actividad giratoria innata, y sus leyes subsi­diarias, las de vibración, adaptación, repulsión y fricción. Entiéndase aquí que se estaba planteando miles de años atrás los descubrimientos de Einstein, el principio de incertidumbre de Heisemberg, las leyes de Newton y los postulados de Planck, llegándose a integrar materia y espíritu.

34 En el cristianismo miles de años después, también hay un juicio final.

35 Recuérdese que en esa área geográfica los arios trajeron el idioma sánscrito del cual deriva 14 idiomas actuales y a la vez cómo ellos reemplazaron la civilización dravídica o escritura de los vedas. Ocurrió aquí lo mismo que en muchas áreas en que una cultura transformó a otra. A.

De Fran­cisco en su obra “Sobre ideas de vida y muerte”, capítulo V, nos trae la información cómo “los vedas sobreviven en cuatro colecciones en sánscrito antiguo. Algunos son himnos religiosos de alaban­zas, otros fórmula de encantamiento y hechizos destinados a influir en las acciones de los dioses… aparece en ellos la mención abstracta del Uno, Varuna, guardián del orden del universo … también aparece Indra dios de la tormenta y Agne dios del fuego, mediador entre Dios y los hombres; y final­mente Soma que es líquido lechoso fermentado de una planta la Amrita o Ambrosia, posteriormente deificada como la divinidad que cura las enfermedades…”

 

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