Ejemplos Oníricos y su Interpretación Parte 6

Dr. Guillermo Sánchez Medina.

Otro sueño donde se deja notar una serie de conflictos edípicos francos es el siguiente:

“Soñé en la casa en donde vivía de niño y se me ocurrió acostarme con una mujer mayor que yo, y quise hacerlo en la cama de mi mamá; la mujer tenía el pelo liso, negro, era blanca y tenía los senos grandes, era una mujer inteligente, callada.

Pienso que es mi novia, pero lo que yo quiero para mí es una mujer más hermosa que me quede mejor, que valga. La mujer pasó por el “hall” de mi casa delante del cuarto de mi mamá; ella estaba desnuda y yo le propuse acostarnos, que fuéramos al cuarto desocupado,  pero algo impidió que hiciéramos el amor.

La mujer es una fusión entre mi novia y mi ex-novia; los senos eran como ninguna de ellas, eran más hermosos; era una mujer que se entregaba mucho.

En el sueño pensaba que mi mamá nos iba a ver, a coger y que me iba a meter en problemas; estábamos en un rincón; al fin no pude hacer el amor por que aparecen algunas cosas que no sé qué son; la mujer dice que no hay ningún riesgo y que esté tranquilo para hacerlo; voy arriba al segundo piso y están mis hermanos que duermen; hay tablas zafas y se oye, entonces tengo que pisar con cuidado; me voy para el primer piso; están las muchachas de la casa, están despiertas; tengo ganas de acostarme con una de ellas, que también tenía ganas y me reciben bien; algo ocurre que también impide acostarme con ellas; pienso que está mal hecho y desisto de la idea; subo de nuevo al segundo piso con la sensación de haber conquistado la muchacha de la casa.

Ubico a mamá y veo bultos que están acostados; de pronto sale mamá por al “hall”, atravesando la pared, la veo más bajita y con más edad, coja como una vieja de 80 años, quejándose, cogiéndose de las paredes; me impresionó la cara más avejentada, algo cómo un cadáver pero con mucha energía y hablaba fuerte; se quejaba de que hubiera llevado la muchacha para acostarme; yo cogí a mamá y la cuadre, le dije unas cuantas palabras”.

El paciente al acabar el relato del sueño dijo: “Mi mamá de joven era muy chusca, con el pelo lacio negro, cortado en el cuello, colgado a la espalda. La mujer del sueño no se si se parece a mi mamá. La mujer del sueño me impresionó por su belleza,  la personalidad y la tranquilidad para hacer las cosas; me impresionó cómo mamá nos descubrió; yo en el sueño transformo, destruyo a mamá, para que me deje de martirizar”.

Aquí el analista le interpretó: Tú mismo te martirizas con tu mamá no dejándote libre para hacer el amor, para amar.

El paciente continuó: “Ayer fui a llevar a mi novia y le dije que me había ido con otra amiga; me descaré y mi novia llamó a ver qué había pasado; me dijo que me quería tanto y por eso se preocupaba; yo me quejo de que no me mimen, que no me atiendan; yo digo que no se preocupen, pero en el fondo es otra cosa lo que yo quiero; por eso a veces impido que me den cariño, lo evito de mi mamá; yo pensaba cómo hacer para romper las relaciones con mamá y papá; pienso que mamá me quiere manejar, que me manipulan y eso yo no lo quiero.

El analista le dice en ese momento: En el sueño tu la pones, la utilizas para no quedarte libre, más aún cuando la mujer del sueño y tu mamá cuando joven, se parecen; de ahí que también pongas a tu mamá como vieja, coja, de ochenta años y cadáver, pero con mucha energía, que tienes que cuadrar con palabras cómo lo intentas hacer aquí conmigo.

El paciente continúa: “No sé si son los sentimientos de culpa por los patrones que le inculcaron a uno, que hacer el amor era algo malo; es como si fuera una violación. Yo vivo echando contra la religión. Con mi novia no he podido tener mucho placer y ella tampoco por que le enseñaron que el hombre era malo y que sólo podía hacer el amor después de casarse.

Al fin en el sueño no hago nada con nadie. Mamá se enorgullece de su belleza de joven.

Yo le tengo miedo a mamá que me haga daño. Cuando tenía 12 ó 14 años tenía miedo, me iba de la casa a pasear; mamá me regañaba y pegaba mucho, yo rompía jarrones y porcelanas, cosas de cristal, pero sin culpa, era flojo o no me daba cuenta. Una vez me echaron la culpa sin ser yo, y yo le dije, pero como siempre era yo el que rompía me quedé con la culpa.

“Pienso que estudio por que mamá me dirigió para eso y no hubo manera de echar para atrás. Yo vivo y trato de quitarme esa sensación de control de mi mamá, de buscar la libertad y dejar de sentirme manipulado”.

El analista aquí le mostró cómo él mismo por dentro se quitaba la libertad poniendo ala mamá a controlarlo, y cómo en ocasiones se sentía controlado por el analista.

La relación de la novia-mamá en el sueño del paciente es muy obvia. El sujeto utilizaba a mamá inconscientemente (ubicándola en todos lados) para impedirse su genitalidad, más cuando la relación con su madre era de un calidad edípica y preedípica no resulta y la ansiedad era tan grande que resultaba incapaz de ser mayor, hombre, genital; por eso se quedaba fijado a su madre.

El contenido latente del sueño era su relación pre-genital (oral-anal-fálica), especialmente oral (senos grandes) con deseos de que le alimenten más. Era también su parte femenina ideal que le impedía la relación heterosexual. El analizado siente inconscientemente que la mujer-madre no “lo recibe bien”, no es bien aceptado si se va con otra mujer (aquí se deja planteada la fijación y dependencia con la madre a niveles primitivos preedípicos). Todas “esas cosas” que no le dejan en libertad.

La interpretación de este sueño como la de todos los que aquí están expuestos es una mera ejemplificación somera de cómo se puede o pudo interpretar. Por otra parte, no se ha pretendido explicitar todo el texto y el contenido de los sueños y de los soñantes a más de lo contra-trasferencialmente percibido.

Una interpretación tampoco puede generalizar el tipo de interpretaciones que se hacen común y corrientemente o las que se deben hacer. Existen materiales verbalizados, por parte del soñante y del analista, que anteceden al sueño, y otros pre o extraverbales que no se explicitan; sólo el sentido global del proceso y dela relación analizado-analista y la historia del primero en especial y la de los dos en el análisis en particular, más del lenguaje exclusivo entre uno y otro, con palabras peculiares o sensaciones diversas, son las que nos sirven para entender cómo poder hacer  una interpretación.

De tal manera las interpretaciones aquí expuestas sólo son una muestra e indican uno o varios caminos por donde se interpreta; de suerte que no todo lo expuesto en el texto interpretativo fue lo que se dijo, por eso hay que entender el contenido omitido.

Por lo general, inicialmente, es mejor interpretar los temores preedípicos antes que los edípicos; con ellos vencemos mejor las resistencias que de otra manera sería muy difícil superar. Aquí hay que mencionar cómo lo edípico se resuelve solucionando antes lo pre-edípico.

La ejemplificación de los sueños se pueden volver innumerable, más aún cuando todos soñamos pero no todos los sueños se recuerdan. A la vez hay una diversidad de clases de sueño; algunos analistas clasifican los sueños según el contenido (sexual, agresivo, de muerte, de comida, orales, anales, fetales, genitales, de masturbación), según su manifestación senso-perceptiva (ansiosos, de confusión, de persecución, tristes, melancólicos, maniacos, de viajes, de frustración), en donde el acto no llega o no se puede llegar a realizar o cumplir.

Existen sueños repetitivos que son aquellos en que se pone de manifiesto un conflicto que no ha podido ser solucionado.

(Lea También: Los Sueños Despiertos o los Ensueños)

Los sueños repetitivos angustiosos en el que el sujeto siente que va a presentar un examen y al que se teme no responder, el sueño del avión, del tren o autobús, que no se llega a tomar, que se llega tarde y se pierde; el sueño en que no se llegue a la cita por cumplir, el sueño en que el sujeto siente que lo roban; que encuentra tesoros, que lo matan, que lo persiguen; del equipaje o de los documentos que se pierden, del choque o accidente, de la pérdida de exámenes que ya se aprobaron hace tiempo; los sueños donde se presentan  incendios, temblores, inundaciones, desfiles, o en que el sujeto está semi o completamente desnudos, o aquellos en que la persona siente que tienen que correr pero no puede o que en el piso hay huecos por todos lados y tiene que saltar; los sueños de vuelos, volando, de caídas, los de desvanecimiento, los de enfermedad, los de nacimiento; los en que la persona siente que está nadando por debajo del agua, los de competencia, los de épocas remotas, hasta aquellas en que el  soñante sueña que está soñando.

En verdad hay tal variedad de sueños como de soñantes y de distintas situaciones de la vida de la realidad y de la fantasía.

Hay psicoanalistas que clasifican los sueños por su funcionalidad (evacuativos, retentivos, permisivos, prohibitivos, acumulativos). De todas formas el sueño hay que estudiarlo no sólo en su contexto si no en la historia del sujeto, en el proceso o procesos en que se está viviendo, en la situación o situaciones de la persona; especialmente para el análisis es necesario hacerlo dentro del proceso analítico y dentro de este último, el proceso asociativo como en las ejemplificaciones se deja notar.

Un sueño aislado sin asociaciones, sin historia, sin la persona, es una labor intelectualizante, de aplicación de una teoría a la clínica (contenido del sueño); por lo tanto, llegar al contenido latente sin pasar por el proceso inverso al trabajo del sueño es camino equívoco y llegar posiblemente a conclusiones falsas para el sujeto soñante, es por esto por lo que es necesario conocer técnicamente la interpretación de los sueños.

La interpretación surge de lo que se dice, lo que se vive, lo que se siente, se fantasea en la propia situación analítica, pero también las interpretaciones emerge de lo que no sucede, de ese “no acontecer” mental.

Por lo expuesto hay que saber qué, cómo y cuándo se interpreta; el qué, lo da la emergencia del conflicto de la fantasía inconsciente operante; el cómo, está de acuerdo con la situación, con la vivencia del analista y del analizado.

¿Cuándo debe interpretarse? Está pregunta, tan indispensable responderla en la técnica psicoanalítica, es necesario absolverla dentro del conocimiento de la misma técnica.

En general hay un método para interpretar, conociendo la teoría de la técnica, sabiendo el momento preciso en que se puede hacer la interpretación, pero la oportunidad también la está dando la relación que se sucede entre el paciente y el analista, permitiendo este último que el analizado exprese sus asociaciones libremente, que viva emocional e imaginativamente lo que sale de su inconsciente y a la vez que el analizado al comunicarse, al sentir al paciente, le reciba sus ansiedades y pueda devolverle su confusión en claridad a través del conocimiento de su verdad interna. El analista, a través de su experiencia, de su practica y de su conocimiento, va a prendiendo cómo y cuándo interpretar.

La técnica de interpretación, como ya se expresó, es la que más debe aprenderse y es la más difícil de saber realizar.

Está técnica  los psicoanalistas la aprendemos a través de todo el entrenamiento teórico, técnico y clínico, a más de la experiencia personal de su psicoanálisis, la que no es suficiente para la idoneidad técnica; el entrenamiento dura en su totalidad aproximadamente 8 a 10 años; que no significa la infalibilidad ni la ausencia en la interpretación de fallas técnicas; por lo tanto, trata de sintetizar en unas líneas todo ese conocimiento, que es una pretensión inocua e imposible; de tal manera en una comunicación especial me permito intentar hacer una síntesis con respecto a la interpretación en psicoanálisis.

Es este escrito de los sueños se ha podido explicitar en síntesis los conocimientos teóricos y clínicos, con algunos ejemplos de sueños; no así se puede hacer lo propio con respecto a la técnica; sin embargo, cómo ya se expresó, las interpretaciones devienen o provienen, repitámoslo una vez más, del conocimiento teórico, del técnico y del practico en la clínica.

Desde un punto de vista muy general la interpretación se hace con los elementos que el analista conoce en el contexto de la sesión, en la historia del paciente (esto no significa que tenga que referirse a ella), con la percepción que hace el analista de su analizado durante la situación analítica, con un pre-sentir técnicamente dosificado, con una preconcepción, con un recuerdo, con un encuentro y descubrimiento de motivaciones inconscientes, con una relación y cuestionamiento del acontecer interno en la situación dual del analizado y analista, con un hallazgo de semejanza y con un ordenamiento e integración para conseguir el conocimiento; todo esto está conectado con la secuencia que produce desde el impulso y señal, los que van a constituir sensopercepciones, imágenes, signos representados y significados, y luego la simbolización para llegar a la verbalización formal gramatizada y conocida en las palabras y discurso.

A la vez que esto ocurre, otros fenómenos participan en la interpretación como la intuición, que en su desarrollo realiza o presenta la notación, luego la memorización indispensable para entender, indagar y finalmente llegar al discurso, el cual no se consigue sin pasar por los llamados protopensamientos, que constituyen las ya anunciadas preconcepciones que forman las concepciones propiamente dichas, las que constituyen los conceptos e informaciones que terminan en el conocimiento.

Todos estos pasos automáticamente se van formando en el aparato mental del analista para situarlo en un momento dado en a verbalización de lo que conoce o alcanza a entender de lo inconsciente, en un discurso gramatizado, formal, lógico o dialectico, no sin estar presente la subjetividad del emisor analista.

Cómo queda implícito, hay que conocer bien todos estos mecanismos y procesos mentales y permitir que ellos operen en forma libre, equilibrada, con la facilitación posible, sin mayores interferencias para que se produzcan el pensamiento y el proceso interpretativos.

Si hay un trastorno en la significación o en la no atención directa o atención flotante, indispensable en el analista, para poner en función el desarrollo de las notaciones, entonces va a establecerse un impedimento en la posibilidad de encuentro de semejanzas, de descubrimiento e investigación del objeto u objetos que inconscientemente se encuentran en conflicto.

Existe toda una variedad de funcionamientos en el llamado aparato mental y de pensar, los cuales pueden trastornarse por causas internas o externas en el analista que está en función de interpretar a su analizado para hacer consciente  lo inconsciente, base pero no única de la posibilidad de cambio del analizado.

Los trastornos en el proceso de interpretación pueden ser motivados por problemas personales del analista, que son despertados por el analizado. Ningún analista, inclusive el más experimentado, está exento de interferencia (amorosas, agresivas o destructoras, autistas, confusionales, ansiosas o de control omnipotente), que le impiden realizar la labor interpretativa analítica.

De todo esto último podemos concluir cuán importante es conocer cómo está constituido el aparato mental y especialmente el de pensar para saber también cómo se realizan técnicamente las interpretaciones psicoanálisis a la validación científica, de lo cual me ocupo en otro escrito.

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