Recursos Necesarios en el Manejo de Sonda Nasogástrica y Vesical

Material de las sondas

. Látex: es un caucho relativamente firme, de paredes un poco gruesas, pero se deteriora con mayor facilidad al estar en contacto prolongado con las secreciones de tracto gastrointestinal y sustancias químicas administradas.

. Silicona: las sondas de este material tienen paredes delgadas, flexibles y no reaccionan tan fácil a los fluidos corporales; se rompen con facilidad cuando se introduce en ellas líquidos a presión; por consiguiente, no es el tipo de sonda de elección para procedimientos de manejo urgente prehospitalario.

. Poliuretano: las sondas son de espesor mediano y de muy baja reacción a fluidos y sustancias. Algunas de éstas cuentan con una especie de pesas en tungsteno (no tóxico) que actúan como lastre en su extremo distal.

Las sondas que se utilizan para este procedimiento son de materiales diversos; sin embargo en el medio prehospitalario, con mayor frecuencia se usa el polipropileno como en el caso de las sondas de levin. Este material tiene menor probabilidad de doblarse que los demás, pero tiende más a acceder por falsas vías. Cuenta con una sola luz y múltiples orificios distales.

En este tipo de pacientes se recomiendo además, la inserción de sondas con un calibre grande (mayor de 16 f), el paciente puede no contar con periodos de ayuno y no hay una preparación previa para los procedimientos,entre otros factores. Por su característica de fabricación, las sondas levin cobran importancia para la aspiración diagnóstica del jugo gástrico y en lavados.

El equipo necesario para el sondaje es el siguiente:

. Vaso con agua
. Gasa
. Guantes ambidiestros
. Jeringa de 50 cc, punta catéter (con entrada para la sonda)
. Riñonera
. Toalla o paño pequeño
. Sonda de calibre indicado según el paciente y el objetivo
. Cinta adhesiva
. Equipo de drenaje si es necesario
. Fonendoscopio
. Bolsa roja para desperdicios
. Lubricante hidrosoluble
. Tubo endotraqueal y pinza Magil (para pacientes inconscientes)

Descripción del Proceso

Procedimiento general

1. Conocer la historia del paciente.
2. Informar al paciente el procedimiento, si está consciente.
3. Organizar el equipo.
4. Lavarse las manos y colocarse los guantes y demás elementos de bioseguridad.
5. Antes de su inserción, verificar el buen estado de la sonda y de las ventanas nasales.
Pedir la colaboración del paciente. Si no coopera colocarle en decúbito lateral o simplemente flexionarle la cabeza.
6. Retirar prótesis dentarias, limpiar boca y conductos nasales.
7. Medir la cantidad de sonda a introducir.
8. Preferir la vía nasal que la oral, excepto en casos de obstrucciones.
9. Lubricar la sonda con agua o con un lubricante hidrosoluble. No usar sustancias oleosas. Se debe lubricar además, la mucosa nasal seleccionada y los primeros 5 cm dístales de la sonda; para la fosa nasal se puede usar una jeringa sin aguja, un aplicador o con anestésico en aerosol. Lo anterior disminuye el reflejo faríngeo acilitando el procedimiento.
10. Introducir la sonda por la fosa nasal a lo largo del piso y no hacia el puente de la nariz, hasta alcanzar la hipofaringe.
11. Hacer una pausa para permitir que el paciente se recupere, garantizando mayor colaboración.
12. Si el paciente coopera, indicarle que realice movimientos de deglución para facilitar el paso de la sonda; la flexión del cuello también puede ser de ayuda, pues se direcciona la sonda hacia esófago y no a tráquea.
13. Introducir la sonda hasta la marca tomada como referencia.
14. Inspeccionar la faringe para comprobar que la sonda está recta y no se ha enrollado.
15. Verificar la ubicación de la sonda, por medio de las técnicas ya mencionadas.
16. Limpiar y secar la piel de la nariz.
17. Fijar la sonda. (Sonda Vesical)
18. Si está indicado conecte la sonda al sistema de recolección o drenaje.
19. Retirar el material y lavarse las manos.
20. Diligenciar los registros.
21. Si el paciente presenta algún signo de dificultad respiratoria por obstrucción de la vía aérea se debe retirar la sonda inmediatamente.
22. Si se encuentra con algún obstáculo, no se debe hacer presión ni forzar el paso de la sonda.
23. En el paciente inconsciente, se intenta inicialmente la técnica que se planteó en líneas previas. De no ser efectivo se puede usar la siguiente:

a. A un tubo endotraqueal con un diámetro mayor que el de la sonda se le hace un corte longitudinal a lo largo de la curvatura menor del tubo, desde el extremo proximal hasta 3 cm antes del extremo distal.
b. Se introduce la sonda nasogástrica por la fosa nasal.
c. A nivel de orofaringe se sujeta con la pinza de Magill o los dedos y se extrae de nuevo por la boca.
d. El tubo que tiene el corte se introduce hasta el esófago (este pasa con mayor facilidad por ser más grueso y no depende de la deglución del paciente).
e. A continuación se pasa por dentro de este tubo la sonda nasogástrica y se desliza hasta el estómago.
f. Se retira con cuidado el tubo endotraqueal y se termina de hacer el corte del extremo que faltaba.
g. Con la pinza Magill se avanza en las curvaturas que hayan podido quedar o se estira en sentido nasal.

Complicaciones

Es fácil colocar equivocadamente la sonda en las vías respiratorias, con mayor frecuencia en los pacientes inconscientes; en el paciente consciente, los signos más frecuentes son la tos y la dificultad respiratoria; en el paciente inconsciente se tiene mayor riesgo debido a la posible ausencia de los reflejos nauseosos y tusígenos, por este motivo , siempre se debe verificar la ubicación de la sonda, independiente de si el paciente presenta un cuadro de obstrucción de vía aérea definido. En caso de presentarse esta complicación, se debe retirar de inmediato la sonda y volver a intentar el procedimiento cuando el paciente se compense de la dificultad respiratoria.

La extracción prematura o accidental de la sonda, suele ser un evento común en los pacientes, principalmente en aquellos con alteración de la conciencia, niño, anciano o excitación psicomotora. Para evitar que ellos tiren de la sonda y la extraigan, se deben tener los dos puntos de fijación que ya se explicaron e inmovilizar el paciente en caso de requerirlo.

Pacientes con traumas cervicales podrían incrementar su daño, con el movimiento excesivo del cuello durante el paso de la sonda, como respuesta a la tos y el reflejo nauseoso. Por consiguiente, el paso de la sonda se debe hacer una vez se tenga inmovilizada la columna cervical.

Otras complicaciones menos frecuentes son la migración de la sonda a nivel intracraneal en pacientes con fracturas múltiples de cráneo o a nivel de la lámina cribosa.

VISITE: GUÍA DE ATENCIÓN MÉDICA PREHOSPITALARIA POR TEMAS

CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

VER 1 comentario

  1. lety dice:

    SUPEER INTERESANTE¡¡¡¡¡¡