Uso de Componentes Sanguíneos
Introducción
La utilización de la sangre como recurso transfusional se presenta en una alta frecuencia. Datos nacionales, aportados por el Instituto Nacional de Salud, revelan que durante el año 2015 se transfundieron aproximadamente un millón doscientas mil unidades de hemocomponentes (1).
Indicaciones del soporte transfusional
Las indicaciones del soporte transfusional van desde la profilaxis hasta el tratamiento de una condición clínica en particular.
En este rango de posibles indicaciones se han ido disminuyendo los escenarios de incertidumbre, haciendo que el soporte transfusional se aplique en el escenario donde el beneficio supere marcadamente el riesgo de presentar eventos adversos asociados a una transfusión no requerida, como el riesgo latente de la transmisión de infecciones asociadas a la transfusión y el incremento de eventos adversos en cuidado critico (2,3) (Ver también: Sangre del Paciente en Perioperatorio)
La implementación de recomendaciones basadas en la evidencia ha derivado en mejoría substancial de los desenlaces clínicos.
Aunado a ello, una visión integral, multimodal e interdisciplinaria del manejo de los pacientes llevó a la creación y exitosa implementación de la estrategia de Gestión de Sangre del Paciente – acogido de Patient Blood Management (PBM), que incluye 3 pilares complementarios a la terapia transfusional: optimización del volumen eritrocitario, reducción de las pérdidas sanguíneas y manejo de la anemia (4).
Beneficios de la transfusión
Como se ha dicho, aunque son innegables los beneficios de la transfusión, esta tiene sus riesgos, especialmente cuando se expone a un paciente a una transfusión innecesaria, pues según la evidencia, puede aumentarse la morbilidad, la mortalidad, las estancias hospitalarias y demoras en la recuperación.
De otro lado, la disponibilidad de sangre puede verse afectada por el uso inapropiado, consumiendo una cantidad de recursos que podrían destinarse a otros pacientes o al cubrimiento de otras necesidades, por lo que se hace imprescindible el uso apropiado de componentes sanguíneos, a través del seguimiento de guías de práctica clínica.
Este documento está diseñado para orientar a los profesionales de salud en la toma de decisiones clínicas en el manejo de pacientes que requieran transfusión, optimizando los desenlaces clínicos, evitando la exposición innecesaria a los componentes sanguíneos y procurando el buen uso tanto de los recursos transfusionales, como de las alternativas a la transfusión.
En esta guía de práctica clínica se encontrará información que permite dar respuestas a las preguntas clínicas con las que un médico se enfrenta en su práctica diaria, abarcando diversos contextos como pediatría, obstetricia y ginecología con énfasis en el soporte transfusional en neonatología y en el paciente crítico, aspectos claves para la valoración preoperatoria del paciente con anemia, búsqueda activa, tratamiento y ahorro de hemocomponentes, entre otros.
1 Antecedentes
La medicina transfusional constituye una disciplina que apoya transversalmente la mayoría de las especialidades médico-quirúrgicas, se emplea en escenarios como los servicios de hospitalización, las salas quirúrgicas y de partos, las unidades de cuidado intensivo y los servicios de emergencias.
El uso clínico de hemocomponentes no está desprovisto de riesgos; se conocen situaciones donde existe incremento de la morbimortalidad, condición de peso suficiente para que se deba racionalizarse su uso en el contexto clínico, analizando siempre las alternativas a la transfusión y la disponibilidad de las mismas (5).
El ejercicio de la medicina basada en la evidencia ha sido contundente para optimizar los desenlaces clínicos de los usuarios de la terapéutica transfusional; resultado de ello son las políticas que impactan en la cadena de errores y el reconocimiento temprano de prácticas no seguras que convergen en desenlaces infortunados (6).
Las instituciones prestadoras de servicios (IPS) de mediana y alta complejidad requieren de servicios de transfusión sanguínea, que les permita disponer de manera oportuna y eficiente de los componentes sanguíneos, garantizar su buen uso, vigilar y evaluar las complicaciones asociadas a la transfusión a través de los comités internos de hemovigilancia (7).
Guías de Práctica Clínica (GPC)
Las Guías de Práctica Clínica (GPC) reúnen recomendaciones derivadas del juicio crítico de la mejor evidencia médica disponible.
Por esta razón, la adopción de una GPC basada en evidencia para el uso de componentes sanguíneos, se considera una intervención apenas razonable para el uso racional y seguro de los recursos transfusionales, que se enmarca en las estrategias de la política nacional de sangre, y se alinea con los ejes de sostenibilidad, autosuficiencia y seguridad del Sistema Nacional de Sangre (8).
En Colombia se cuenta con un proceso estructurado para el desarrollo de guías, basado en el documento titulado “Guía Metodológica para la Elaboración de Guías de Práctica Clínica (GPC) con Evaluación Económica en el Sistema General de Seguridad Social en Salud Colombiano”, en el mismo se recomienda el desarrollo de guías de adopción, donde el Ministerio de Salud y Protección Social (MSPS) requiera una GPC para la toma de decisiones rápidas, en un corto período de tiempo (9).
Ante el escenario previamente expuesto, se decidió realizar un proceso sistemático de búsqueda, identificación y calificación de calidad de GPC dirigidas a establecer recomendaciones basadas en la evidencia, para el uso adecuado de componentes sanguíneos. (Ver: Uso de Componentes Sanguíneos, Siglas y Glosario)
Se seleccionó la guía de mejor calidad metodológica y mayor independencia editorial, para su adopción por parte del MSPS.
Referencias
- 1. Presentación “Informe anual programa de hemovigilancia”, Reunión anual Red Bancos de Sangre y Servicios de Transfusión – Instituto Nacional de Salud, 2016. Disponible en: http://www.ins.gov.co/lineas-de-accion/Red-Nacional Laboratorios/Publicacio/Informe%20Hemovigilancia%202015.pdf
- 2. World Health Organization, Screnning donated blood for transfusion – trasmisible infection. ISBN 978 92 4 154788 8. 2010.[Internet] http://www.who.int/bloodsafety/ScreeningTTI.pdf Consultada febrero 2017.
- 3. Corwin H. RBC Transfusion in the ICU Is there a Reason?. Chest. 1995; 108:767-771.
- 4. Bonnet MP, Deneux C, Bouvier MH. Critical care and transfusion management in maternal deaths from postpartum haemorrhage. European journal of Obstetrics and Gynecology and Reproductive Biology. 2011;158:183-188.
- 5. Bolton P, Hannah M. Serius Hazards of transfusion (SHOT) haemovigilance and progress is improving transfusion safety. Br J Haematol. 2013; 163 (3):303-314.
- 6. Minck S, Robinson K, Saxon B. et al. Patient blood management. The GP´s guide. Aust Fam Physician. 2013; 42(5): 291-297.
- 7. Resolución 2003 2014 – Ministerio de Salud y Protección Social. Colombia. “Por la cual se definen los procedimientos y condiciones de inscripción de los Prestadores de Servicios de Salud y de habilitación de servicios de salud”.
- 8. Política Nacional de Sangre. Ministerio de la Protección Social. 5, Ejes de la política, estrategias, líneas de acción, inciso 5.2 solidaridad, estrategia Número 4. 2008.
- 9. Ministerio de Salud y de la Protección Social, Fundación Santafé de Bogotá. Guía Metodológica para la elaboración de Guías de Práctica Clínica con Evaluación Económica en el Sistema General de Seguridad Social en Salud Colombiano. 2014.
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