ICA-Fenavi, relaciones difíciles
DIEGO MIGUEL SIERRA BOTERO
Presentamos en este número de Avicultores una sinópsis de la situación sanitaria avícola en lo que va corrido del presente año, y una entrevista amplia con los principales voceros del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, en esta área, encabezados por el señor gerente general, en la que este organismo se mira en el espejo de manera optimista.
El objeto de este comentario editorial no es otro que avanzar con severidad y rigor en el examen de nuestros males, frente a la necesidad imperiosa de que tenemos que salir adelante.
Es un hecho: las relaciones ICA-Fenavi se han dificultado en los últimos tiempos, pero ello no significa que todo vaya a terminar en ruptura y divorcio, pues esta es una pareja que se necesita mutuamente. De hecho, en el caso de la sanidad, no puede haber rompimientos de esa naturaleza, toda vez que esta es un prerrequisito de Estado y, por ende, le corresponde a él tener un organismo del orden público nacional que garantice la normatividad y disponga de los instrumentos de política que protejan el estado de animales y cultivos.
Por ello y porque la industria nacional necesita no sólo la garantía sanitaria en los planteles avícolas y a lo largo del todo el proceso productivo del pollo y el huevo, con el consumidor como su objetivo final, los avicultores, con la actuación activa de su Federación, deben trabajar en este sentido en armonía con la autoridad sanitaria.
Insuficiencias formales
Las actuales dificultades sanitarias tienen que ver con la escasez de medios, la dotación insuficiente de laboratorios, la inexistencia de una red nacional -y por lo mismo con el desaprovechamiento de la posible red privada y universitaria para el fortalecimiento del diagnóstico aviar-, el no pasar del diagnóstico a la caracterización, al veredicto epidemiológico y a las acciones correctivas y, por último, con la incapacidad para determinar (después de transcurridos un buen número de meses) el origen de la casuística sanitaria registrada.
Causalidad
Las causas del problema están asociadas a ambas partes, tanto con el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, como con los avicultores.
Con relación al ICA, tenemos que acusar la pobreza tradicional de recursos para el sector avícola; el hecho de que este, a pesar de su peso ponderado frente a otras actividades pecuarias, no haya sido prioritario para el Ministerio de Agricultura y ese mismo organismo (mírense nada más los informes de los ministros de Agricultura al Congreso de la República, y los del ICA), así como la ausencia casi consolidada por diez años -una vez producida la separación entre el instituto y la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Corpoica-, de las labores investigativa, divulgativa, de transferencia y acompañamiento, así como la visión de mediano y largo plazos en las metas institucionales para el sector, en ambas entidades.
Con relación a la industria, podemos mencionar, en primer lugar, la no denuncia oportuna por parte de los avicultores de su casuística sanitaria, por temor a las acciones cuarentenarias que eventualmente tendría que tomar la autoridad; el no lograr entender que la sanidad, más que una condición competitiva entre las compañías, es un factor de sobrevivencia común y, por último, el precario apoyo financiero institucional que medianamente se va resolviendo con la aplicación de recursos del Fonav
Qué hacer
Para nosotros es claro, y así lo planteamos en reunión que se llevó a cabo el pasado agosto en el despacho del señor ministro de Agricultura, la necesidad inaplazable de una política de Estado que tenga que ver con la definición estratégica de las acciones para el diseño de un plan de acción en materia sanitaria aviar, y la asignación correspondiente de los recursos -tanto de origen público como parafiscal y aun de los propios avicultores-, todo esto por encima de la voluntad de quien rija los destinos del Instituto.
En segundo lugar, es urgente entrar a revisar el centralismo existente en los servicios de diagnóstico, toda vez que se desaprovechan los laboratorios y profesionales especializados de compañías del sector y de algunas universidades asentadas en las regiones avícolas más importantes del país, los cuales podrían interactuar con el ICA, mediante convenios que permitieran, además, vincular a la industria a personal de medicina veterinaria de esos centros de estudios superiores.
De igual manera, es preciso que en el ICA, la búsqueda de tesis doctorales y resultados investigativos reconocibles para los científicos, no se antepongan a la más importante de las funciones de este organismo, como es la prestación oportuna de los servicios propios de su actividad. Para la industria avícola es mucho más importante contar con resultados que se expresen en campañas exitosas en los galpones, que publicaciones o eventos académicos a cargo de los científicos.
Por último, en acciones de orden procedimental práctico, vemos aconsejable la autorización, nuevamente, de la cepa Conn para el caso de Bronquitis infecciosa.
Autoridad sanitaria y gremio avícola e ICA, un matrimonio en dificultades, que está obligado a resolverlas porque nunca podrá divorciarse.
Es urgente entrar a revisar el centralismo existente en los servicios de diagnóstico, toda vez que se desaprovechan los laboratorios y profesionales especializados de compañías del sector y de algunas universidades asentadas en las regiones avícolas
N. de la D.: La Junta Directiva de Fenavi, reunida el 29 de agosto pasado, se pronunció para pedir que la institución manifestara la posición radical y firme de los avicultores, sobre la necesidad de que la industria cuente con un servicio sanitario oficial que garantice una red virtual y real, dotada del equipamiento necesario y en la que participen los laboratorios de las distintas avícolas y las universidades en capacidad de participar en el diagnóstico de patologías. Todo ello, en procura de que no solamente los planes nacionales funcionen como tales para el control y erradicación del Newcastle o para la prevención y control de la Influenza aviar, sino para garantizar el manejo adecuado del conjunto de enfermedades y propender por una máxima bioseguridad en la industria.
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