Tratamiento: Displasia Congénita de la Cadera

La corrección de la displasia de la cadera debe iniciarse lo más precozmente posible, ojalá al nacimiento del niño. Debe ser practicada por un especialista competente, responsable y experimentado y prolongarse en forma indefinida, quizás a todo lo largo de la vida. El hecho de que la cadera se encuentra permanentemente en desarrollo, de manera especial durante los primeros años del niño, así como en los períodos de la infancia, puberal, y en los casos complicados en el adulto, demanda del médico tratanto estar alerta en forma permanente para evitar e ir corrigiendo trastornos que pueden ir apareciendo durante el crecimiento. Los padres del niño con displasia deben estar advertidos de estas eventualidades para poder aceptar durante la evolución y desarrollo del paciente problemas que no se preveían. El hecho de que cerca de 50% de las caderas luxadas al nacimiento terminan en atrosis hacen válidas estas consideraciones1, 4, 5, 12, 13, 20.

Resultado a largo plazo del tratamiento de la displasia de la cadera

Un seguimiento de 158 caderas (127 luxaciones y 31 displasias) descrito por Fujioka y cols.4 por un tiempo mayor de 20 años, tratadas inicialmente con un arnés de Pavlik, mostró en promedio en el adulto, un menor desarrollo acetabular comprobado por el ángulo de Sharp y el ángulo CE. El 18% de las caderas luxadas no respondieron al tratamiento inicial y requirieron de otro procedimiento.

Un seguimiento de 73 caderas tratadas por el autor, por diferentes métodos, y por un promedio de 16 años mostró 44% de malos resultados. Un alto porcentaje de estos niños (58%) ya habían sido previamente tratados por otros profesionales en diferentes instituciones12.

Los resultados reportados por Somerville (1978)18, y Gibson y Benson (1982)5 utilizando como medio de tratamiento la tracción y la reducción abierta, mostraron un 44% de malos resultados. Blockey (1984)1, empleando reducción cerrada, seguida de osteotomía femoral, reportó en pacientes de la segunda década 47% de malos resultados radiográficos.

Implicaciones sociales

El médico tratante y el sistema de seguridad social al cual esté inscrito el paciente deben estar bien enterados de la naturaleza y polimorfismo de la displasia de la cadera, lo difícil y prolongado del tratamiento y lo incierto de su pronóstico.

Dada la nueva tendencia que ha tomado la atención del enfermo por parte del Estado y por las entidades privadas de salud en nuestro país, estas organizaciones idealmente deberían planear un sistema de atención que amparase a los niños con esta deformidad. Muchos de ellos, por lo demás, deberían estar protegidos desde el momento mismo del nacimiento, y prolongarse dicho patrocinio durante toda la vida.

Al estar los padres, y específicamente las madres protegidas por un seguro de salud, debería extenderse su cubrimiento al niño que han engendrado. Podría exigirse a los padres continuar cubriendo su cuota de seguro, en forma indefinida para mantener la protección del paciente toda la vida. El niño nacido con esta deformidad debería de igual forma, quedar automáticamente afiliado a la empresa de salud desde el momento mismo de su nacimiento.

Estos principios aparentemente no rigen en la actualidad o son parciales, no amparando al recién nacido afectado por estas lesiones o sólo contando con una atención temporal, y por lo tanto incompleta. Se está en mora de legislar sobre la atención de estos pacientes, numerosos por lo demás, ya que su frecuencia es alta, el resultado exactamente de un 2.6 por mil nacimientos vivos en nuestro país13.

Un seguro total por parte de la seguridad social del Estado, y un seguro especial por las empresas privadas de salud, que amparen a la madre, y por lo tanto a su producto, están retrasadas de estudiarse y aprobarse, para bien del niño con displasia, de sus padres, y de la sociedad en general.

Discusión final

Se ha tratado de aclarar en el presente estudio que el desarrollo de la cadera es un proceso vital, regido genéticamente, progresivo e inexorable en su evolución, que se inicia en las primeras semanas que siguen a la concepción, avanza con rapidez en la vida embrionaria y fetal, continúa en la época perinatal, y en forma lenta se modela durante la infancia, la niñez y la etapa prepuberal.

El sostenimiento de las diversas estructuras de la articulación persiste, luego, durante toda la vida. Con la vejez aparecen signos característicos de desgaste en los diferentes tejidos que constituyen la cadera: cartílago, cápsula, ligamentos, elementos vasculonerviosos y hueso.

Diversos trastornos de orden genético, étnico, hormonal, mecánico y ambiental pueden modificar el ritmo normal de la evolución de la cadera determinando una displasia, un trastorno en la formación o modelación de la articulación. Este trastorno usualmente tiene lugar en la etapa más avanzada del desarrollo fetal, que puede manifestarse al nacimiento del niño.

Dos variedades principales de deformidad y de diferente comportamiento y pronóstico pueden presentarse en el recién nacido: una cadera inestable por exceso de laxitud articular, fácil-mente presenta a esa edad, y que responde bien al tratamiento, o una cadera con acetábulo displásico, de orden genético, difícil de identificar clínicamente en forma temprana y que ofrece dificultades en su corrección habitual.

Ambos tipos de displasia pueden sin embargo, seguir un curso adverso si no son corregidos oportunamente. Una displasia leve, simple puede convertirse en una subluxación y finalmente una luxación. La ausencia de un tratamiento adecuado puede determinar el paso de esta cadera a un estado residual y terminar con un trastorno degenerativo. El proceso displásico puede persistir, agravándose durante toda la vida.

La denominación de luxación congénita de la cadera es por lo tanto incriminatoria, y aunque puede en ciertos casos corresponder con la realidad, dicha luxación puede tener lugar durante el largo desarrollo de la articulación.

El término que ha sido escogido de luxación durante el desarrollo de la cadera se refiere exclusivamente a una fase del trastorno de la articulación sin tener en cuenta sus etapas previas, que por lo demás pueden persistir indefinidamente.

El término displasia del desarrollo es un tanto redundante ya que el nombre displasia etimoló-gicamente significa alteración en la formación o su desarrollo.

Finalmente el término displasia de la cadera, por su brevedad y concisión puede ser el más adecuado. No define límites temporales en el desarrollo de la cadera y no prejuzga el momento de la lesión.

Podría achacársele a esta última denominación es ser demaciado amplia en su contexto, por lo cual podría complementarse con un sustantivo o adjetivo que la tipificara. De esta manera la terminología propuesta abarcaría los siguientes episodios:

Displasia simple o leve de la cadera, grado 1.
Displasia con subluxación de la cadera, grado 2.
Displasia con luxación de la cadera, grado 3.
Displasia residual de la cadera, grado 4.
Displasia degenerativa de la cadera, grado 5.

Aceptándose la displasia como un proceso anormal que podría comprender todo el desarrollo de la cadera, su etapa prenatal, cuando se inicia, y la época postnatal cuando se establece y define, un tratamiento oportuno al nacimiento del niño podría interrumpir el curso adverso que ineludiblemente lleva consigo el trastorno del desarrollo. la posible corrección obtenida en absoluto puede significar el fin de un proceso anormal; pese a su aparente solución se debe continuar el tratamiento de la primitiva displasia, entendiendose como tratamiento en esta segunda fase, la observación periódica y la prevención o corrección de deformidades asociadas que puedan ir presentándose en el futuro. Este control debe persistir todo el tiempo del desarrollo del individuo, e incluso toda su vida, dada la naturaleza genética de la afección.

El conocimiento de este amplio proceso debe alertar a las instituciones proveedoras de salud para crear políticas de atención a los pacientes que presentan este tipo de transtornos del desarrollo.

Bibliografía

1. Blockey NJ: Derotation osteotomy in the management of congenital dislocation of the hip. J. Bone Join Surg. 66-B, 485, 1984
2.Coleman Sh.S.: Developmental dislocation of the hip. Evolutionary Changes in diagnosis and treatment. Editorial. J Pediatric Orthop. 14: 2, 1994.
3. Cheng JDY, Chan YL, Shen WY, Metrewelli B; Ultrasonographic hip morphometry in infants. J. Pediatric Orthopedics. 14: 24, 1994.
4. Fujioka F, Terayama K, Sugimoto N y Tanikawa H: Longterm results of congenital dislocation of the hip treated with pavlik harness. J. Pediatric Orthopedics. 15: 747. 1995.
5. Gibson PH, Sherlock DA y Benson MKD: Congenital subluxation of the hip. 67-B, 390, 1985.
6. Hensinger RN: Editorial. The changing role of ultrasound in the management of developmental displasia of the hip. J. pediatric orthopedics. 15: 723, 1995.
7.Howorth B: The etiology of congenital dislocation of the hip. Clin Orthop. 29:164, 1963.
8. Hilgenreiner A : Zur angeboren dysplasia der Hufte. Zsch Ortho Chir, 79: 30, 1938.
9. Idelberge, K: Cit por Tachdjian MO: Pediatric orthopedics 2 ed.vol. 1, 297, WB Saunders Col. Philadelphia, 1990.
10. Klisic PJ: Congenital dislocation of the hip. A misleading term. Brief Report. J.Bone Joint Surg, 71-B, 136, 1989.
11. Le Damany, P: Congenital luxation of the hip. Amm orthop Surg. 11: 541, 1914.
12. Malagón V: La osteoartritis como aplicación de la luxación congénita de la cadera. Rev. Colombiana Pediatría. XLIII, 183, 1992.
13. malagón V: Luxación congénita de la cadera. Conferencia. Congreso de la sociedad latinoamericana de Ortopedia y Traumatología, Cartagena, 1995.
13a. Malagón V: Displasia de la cadera. Un término controvertido. Conferencia. Clínica Reina Sofía, COLSANITAS. Bogotá, 1996.
14. Michele A: Iliopsoas: development of anomalies in man: Charles C. Thomas, Springfield, Illinois, 1962.
15. Morin C, Harcke HT, MacEwen GD: The infant hip time us assesment of acetabular development. Radiology, 157: 673, 1985.
16. O’Sullivan ME y O’Brien: Acetabular dysplasia presenting as developmental dislocation of the hip. J. Pediatric Orthop. 14: 13, 1994.
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18. Somerville, EW: Displacement of the hip in childhood. Aetiology, managenment and sequelae Springe Berlang, Berlin 1982.
19. Tachdjian MO: Pediatric orthopedics 2a ed. vol. 1, 297, WB Saunders Col. Philadelphia, 1990.
20. Tonnis, D: Teatment of residual dysplasia after developmental dysplasia of the hip as a prevention of early coxarthrosis. J. Pediatric orthopedics, part B, 2, 133, 1993.
21. Weiner LS y cols. Development of the acetabulum and hip: computed tomography analysis of the axial plane. J, Pediatric Orthopedics. vol. 13: (4) 421, 1993.
22. Wilkinson JA: Prevention of developmental dysplasia of the hip. J. Pediatric Orthopedics, part B, 2, 122, 1993.
23. Wynne- Davies, R: Acetabular dysplasia and familial joint laxity, Two aetiologycal factors in congenital dislocation of the hip. A review of 589 patients and their families. J Bone Joint Surg. 52-B: 704, 1970.

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VER 2 comentarios

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    1. encolombia dice:

      Jhesika gracias por visitarnos. Te sugerimos consultarlo directamente con tu médico para que te informe acerca de las indicaciones y contra-indicaciones del arnes, pues somos un portal de contenido y no manejamos esa información.