La Educación Continua Virtual

Editorial 

¿Quiénes son los Favorecidos?

Creo que todos estamos de acuerdo en que la pandemia ha traído cosas buenas, regulares y malas; también, en que no todos lo sufren así, pues lo que para algunos es bueno, para otros no lo es o lo es menos. Ha sido como una ruleta, y algunos en todos los campos han sido favorecidos -como por ejemplo los servicios a domicilio, los supermercados, el internet, las empresas de comunicación virtual-, mientras otros han sido extremadamente perjudicados -por ejemplo, los restaurantes, los conciertos, los deportes masivos, el transporte-.

De hecho, la educación médica ha sufrido cambios extremos y, al parecer, definitivos.

La relación de nosotros los docentes con nuestros alumnos no ha parado, y creo que, como los trabajadores de las empresas y las multinacionales, estamos trabajando más que antes, y se ha intensificado para mejorar. En esta forma, los mayores, a quienes nos cuidan más, estamos alejados de las consultas apretadas y hemos reemplazado el examen presencial con pacientes y alumnos por revisión de casos clínicos -al menos en mi caso-, y esto me ha parecido que es una actividad positiva. Cuando hay necesidad y voluntad, aparece la creatividad.

Ahora bien, la avalancha de conferencias, cursos y simposios organizados por las sociedades científicas y patrocinados por las casas farmacéuticas ha roto todos los récords.

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Las casas farmacéuticas:

Se han tenido que reinventar, y como la visita médica ha desaparecido -al menos por ahora-, esta, a su vez, se ha reinventado con la financiación de conferencias (científicas o no), dirigidas o no, con conferencistas (académicos o no), y obviamente la idea es visitar masivamente a muchos más médicos, más congregados y atrapados.

Desafortunadamente, ha sido tal la cantidad programada de actividades de ese tipo, que se cruzan tres o más de estas en el mismo horario; así, como en la televisión, se tiene de acuerdo a lo más desocupado de la gente en horarios de rating altos -6 a 8 p. m.- y sábados a. m. que, me imagino, valen más.

Como en el fútbol con el estadio vacío, pero con la televisión, las sociedades científicas mantienen sus finanzas con lo que las casas farmacéuticas aportan para el diseño, la búsqueda y la consecución de conferencistas, espacios de muestra comercial y propaganda in vivo. No conozco cifras concretas, pero los laboratorios deben ser muy generosos, pues los gastos en esas actividades presenciales les costaban mucho dinero cuando tenían que pagar hoteles, auditorios, equipo de comunicación, pasajes de conferencistas y médicos invitados, cenas masivas, etc. En efecto, ahora ya no hay conferencistas para trasladar ni hoteles que reservar para alojarlos; no hay nadie a quien invitar; no hay cenas que programar, y tampoco honorarios de conferencia que pagar.

Como lo dijimos al principio, hay unos más favorecidos; y en este caso, además de los laboratorios farmacéuticos, están las empresas y los profesionales de la comunicación virtual.

Todo esto lleva hipotéticamente a considerar que hay unos que quieren que la pandemia acabe y otros que no -¿serán los que no usan tapabocas ni guardan distancia ni se lavan la manos?-. Y lo cierto puede ser que, hasta que no haya una vacuna efectiva y duradera, las cosas, para bien o para mal, no van a cambiar mucho.

Gustavo Gómez Tabares
Editor en jefe

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