Artículo Original: Nutrición, Menopausia y Enfermedad Cardiovascular
MARTA S. CIFUENTES ACUÑA
Resumen
La transición nutricional y cambios en los estilos de vida con relación a la práctica regular de ejercicio físico han aportado una valiosa cuota en la génesis de las enfermedades crónicas no trasmisibles (ECNT).
La expectativa de vida se ha incrementado significativamente en las poblaciones en general, pasando de 50 años hasta hace apenas unos 150 años a 82 años, en las dos últimas décadas.
La enfermedad cardiovascular (ECV) es la principal responsable de la carga mundial de morbilidad por ECNT, al igual que son la mayor causa de muerte en el mundo en ambos sexos.
La síntesis de estrógenos confiere protección contra la ECV, en las mujeres en etapa pre menopáusica, contribuyendo a prevenir la lesión vascular.
La aterosclerosis es la principal causa de ECV y de mortalidad relacionada.
Se conoce claramente que la dieta juega un papel importante no solo en el desarrollo de la enfermedad arteriosclerótica la cual no solo depende de su impacto positivo sobre el perfil lipídico sino también sobre la oxidación lipídica, la inflamación sistémica, la disfunción endotelial y la trombo génesis debido a los diversos componentes que de manera saludable influyen en estos factores.
Se discute detalladamente los efectos de los hábitos alimenticios sanos y la forma de conseguir el objetivo protector cardiovascular con ellos.
Palabras clave: enfermedad cardiovascular, lípidos, hábitos alimenticios.
Abstract
The nutrition transition and changes in lifestyles in relation to regular physical exercise have made an important share in the genesis of chronic noncommunicable diseases (NCD).
Life expectancy has increased significantly in the general population from 50 years, in the past century to 82 years in the past two decades.
Cardiovascular disease (CVD) is the main responsible for the global burden of disease due to NCDs, as are the major cause of death worldwide in both sexes.
The synthesis of estrogen confers protection against cardiovascular disease in women in pre menopausal stage, helping to prevent vascular injury.
Atherosclerosis is the main cause of CVD and related mortality.
Clearly known that diet plays an important role not only in the development of atherosclerotic disease which not only depends on its positive impact on the lipid profile but also on lipid oxidation, systemic inflammation, endothelial dysfunction and the thrombogenesis because of the different components of a healthy influence on these factors.
Discussed in detail the effects of healthy eating habits and how to achieve the objective cardiovascular protector with them. Key words: cardiovascular disease, lipids, eating habits.
Introducción
Las pautas de morbilidad han sufrido transiciones de gran importancia a partir de la segunda mitad del siglo XX, así como una notable mejoría en las pautas que propenden por una mejor esperanza de vida.
La transición nutricional y los cambios en los estilos de vida con relación a la práctica regular de ejercicio físico han aportado una valiosa cuota en la génesis de las enfermedades crónicas no trasmisibles (ECNT). Esta epidemia de ECNT se evidencia en forma acelerada y marcada tanto en países desarrollados como en desarrollo.
La expectativa de vida se ha incrementado significativamente en las poblaciones en general, pasando de 50 años hasta hace apenas unos 150 años, a 82 años en las dos últimas décadas. En nuestro país la expectativa de vida, según el censo general realizado por el DANE, es de 75 años de vida en las mujeres frente a 72 años en los hombres1.
Es preocupante la relación directa que se observa del efecto de la transición nutricional y el estilo de vida sedentario con el aumento concomitante de la prevalencia de enfermedades cardiovasculares, debido a que estos facilitan un desajuste en las necesidades de salud. Las dietas desequilibradas, la obesidad y la inactividad física son una cuota importantísima que contribuye a las cardiopatías. Es esta una valiosa razón para hacer frente a estos problemas de salud pública al igual que al consumo de tabaco, con la finalidad de contribuir a frenar la epidemia.
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son el principal responsable de la carga mundial de morbilidad por ECNT, al igual que son la mayor causa de muerte en el mundo en ambos sexos. En mujeres mayores de 65 años la ECV es responsable del mayor número de muertes a nivel mundial comparada con otras enfermedades2.
El comportamiento cardiovascular es otro factor de importancia a tener en cuenta cuando se habla de prevención y promoción de la salud en las poblaciones. La tendencia de comportamiento del perfil lipídico entre hombres y mujeres presenta marcadas diferencias a través de los diferentes ciclos de la vida. Entre los 20 y 39 años la ECV es más común en los hombres, de los 40 a los 59 años la tendencia de comportamiento cardiovascular se iguala, por encima de los 60 años la ECV es más frecuente en las mujeres que en los hombres y se observa igualmente este comportamiento en edades superiores a los 80 años3.
Es importante tener presente que las actuales tasas de morbimortalidad son consecuencia de una exposición permanente o consecutiva a factores comportamentales que facilitan la instauración de ECV como son: el exceso de peso, la obesidad central, la baja forma cardiorrespiratoria, las dislipidemias, la hipertensión así como la diabetes tipo 2, que son el resultado de unos inadecuados estilos de vida, los cuales son en su gran mayoría absolutamente modificables.
La síntesis de estrógenos confiere protección contra la ECV, en las mujeres en etapa premenopáusica, contribuyendo a prevenir la lesión vascular. La disminución en la síntesis de estrógenos después de la menopausia natural o quirúrgica, se encuentra asociada con mayor riesgo de ECV.
El comportamiento en los niveles de lípidos sanguíneos durante la menopausia se caracteriza por presentar incremento en los valores de colesterol total, colesterol LDL y de triglicéridos y una notoria disminución del colesterol HDL principalmente en mujeres con significativa ganancia de peso. Lo anterior permite evidenciar como a partir de los 50 años se observa una marcada curva de ascenso de las ECV en la población femenina observándose una prevalencia continua por el resto de años de vida.
Es importante generar herramientas que alienten a las mujeres en las diferentes etapas del ciclo vital a establecer estilos de vida saludables. Donde se oriente a estas, sobre aspectos saludables en nutrición y ejercicio físico que favorezcan una salud positiva y contribuyan a disminuir los factores de riesgo cardiovascular.
* Nutricionista Dietista de la Pontificia Universidad Javeriana, Hospital Universitario del Valle. Correo electrónico: martacifuentes@yahoo.es
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