Investigan el Sangrado Posmenopáusico

Perlas

Issue 24: 11 dic 2007
Fuente: International Journal of Gynecology and Obstetrics 2007; 99: 206-210

Tener un volumen endometrial de 1,35 ml o más tiene un alto nivel de predicción de atipia o malignidad endometrial en las mujeres con sangrado posmenopáusico. Concluyeron investigadores.

El grosor endometrial, medido por ecografía transvaginal, se considera un indicador de riesgo de carcinoma endometrial. Y se ha sugerido que el volumen endometrial podría ser mejor factor de predicción. Para investigar, especialistas de centros de El Cairo, Egipto, y Almadinah Almonwarah, Arabia Saudita. Llevaron a cabo un estudio para determinar el punto límite del volumen endometrial que podía considerarse como factor de predicción de malignidad en las mujeres con sangrado posmenopáusico. Y para comparar los valores de predicción de volumen y grosor endometrial.

El grupo de estudio consistió de 170 mujeres con sangrado posmenopáusico que se presentaron en una clínica de atención ambulatoria entre enero de 2005 y agosto de 2006 con una media etaria de 55 años. Un total de 100 mujeres posmenopáusicas sanas fueron seleccionadas para formar un grupo de control. (Lea También: Lo mejor de ORGYN Revista en Línea 2007)

Ninguna de las mujeres en el estudio estaba tomando terapia hormonal.

Todas fueron sometidas a prueba histopatológica y ecografía para determinar el grosor y el volumen endometrial. El grosor endometrial se midió en la vista sagital del útero, incluyendo las paredes anterior y posterior del endometrio.

Los volúmenes endometriales fueron calculados en el plano coronal, con etapas de rotaciones de 30 grados y un grosor de la capa de 1 mm.

En el grupo de estudio de las 170 mujeres, la histopatología reveló que había 27 casos de cáncer endometrial, 53 casos de atipia, y 90 casos de entidad benigna (incluyendo 20 casos de endometritis atrófica).

Los investigadores hallaron que, en este grupo de estudio, las pacientes con atipia o cáncer tenían un grosor y volumen endometrial mucho mayor que las que no tenían enfermedad o con una entidad benigna.

El grosor endometrial promedio fue 9.61 mm (rango 5-20 mm) en las pacientes con atipia/cáncer, en comparación con 4.87 mm (rango 2-8 mm) en las pacientes sin enfermedad/con entidad benigna.

El volumen endometrial promedio fue 3 ml (rango 1.8-5.4 ml) en las pacientes con atipia/cáncer. En comparación con 1.52 ml (rango 0.6-2.2 ml) en las pacientes sin enfermedad/con entidad benigna.

El grupo control, el grosor endometrial promedio fue 2.70 mm, y la media de volumen endometrial fue 1.15 ml.

En la revista International Journal of Gynecology and Obstetrics, los investigadores informan que el volumen endometrial tuvo una mayor sensibilidad que el grosor endometrial para predecir atipia o malignidad. En general, la sensibilidad usando el grosor endometrial fue del 79 por ciento, en comparación con un 91 por ciento cuando se utilizó el volumen endometrial.

Los investigadores hallaron que el valor límite de 1.35 ml para el volumen endometrial predecía atipia o malignidad con 100 por ciento de sensibilidad (es decir, identificó correctamente el 100 por ciento de las mujeres con atipia o malignidad) y un 71 por ciento de especificidad (es decir, identificó correctamente el 71 por ciento de las mujeres sin atipia o malignidad). Los investigadores dicen que ahora se necesitan más trabajos en un estudio y poblaciones de control mayores para verificar los hallazgos

La testosterona regula la expresión endometrial posmenopáusica

Comparan los efectos del tratamiento combinado de estradiol y testosterona con el de estradiol solo en la expresión endometrial posmenopáusica.

Fuente: Menopause 2007; 15: 1-7

MedWire News: la testosterona es partícipe de la regulación de la expresión de los receptores de hormonas sexuales en el endometrio posmenopáusico, informan investigadores suecos.

El equipo halló que agregar testosterona al estradiol en las mujeres posmenopáusicas regulaba la expresión de los receptores de estrógeno (RE) alfa y beta. Las isoformas del receptor de progesterona (RP) A y B, y del receptor de andrógenos (RA) en el endometrio.

Poco se sabe actualmente sobre los efectos del tratamiento con testosterona en la expresión de los receptores endometriales, explican los investigadores.

Para evaluar los efectos de la testosterona en este tejido, compararon la expresión endometrial antes y después de 3 meses de tratamiento hormonal entre 63 mujeres posmenopáusicas. De estas mujeres, 21 fueron designadas al azar para recibir 40 mg de testosterona cada 2 días, 22 para recibir 2 mg de estradiol diariamente, y 20 para recibir testosterona y estradiol.

En la base, se localizó expresión de RE-alfa, RP-A y RP-B en las glándulas endometriales. Pero después del tratamiento, la expresión de RE-alfa y de RP-B aumentó en las glándulas endometriales. Particularmente en las mujeres que fueron tratadas con estradiol solo. Indican los resultados del estudio

Contrariamente, la expresión del RE-beta fue más elevada en las glándulas de las mujeres que recibieron el tratamiento combinado que en las mujeres tratadas con estradiol solo. Asimismo, el RA estromal se hallaba significativamente elevado en las mujeres después de la terapia dual pero no en las que recibieron estradiol solo. Comentan los investigadores.

Hong Zang (Karolina Institutet, en Estocolmo) y colaboradores dicen: “La testosterona podría por ende influir en la proliferación y diferenciación endometrial”.

La hormona paratiroidea influye en la pérdida ósea menopáusica

Evalúan los efectos de la secreción de paratohormona en la pérdida de densidad mineral ósea durante la menopausia.

Fuente: Maturitas 2007; Advance online publication

MedWire News: las mujeres menopáusicas con osteoporosis secretan menos paratohormona (PTH u hormona paratiroidea) en respuesta a los niveles bajos de calcio que las mujeres con masa ósea norma. Sugieren investigadores brasileños.

“Estos datos podrían indicar que PTH posiblemente tenga un efecto fisiológico en la modulación de la tasa de pérdida de masa ósea durante el período posmenopáusico”. Explica el equipo.

F. Pereira (de la Universidad de San Pablo, Brasil) y colaboradores evaluaron los niveles de PTH en muestras de sangre recogidas de siete mujeres menopáusicas de 54 a 75 años de edad y siete mujeres de 25 a 35 años.

Las muestras de sangre fueron recolectadas a intervalos de diez minutos durante la media hora previa y dos horas durante la infusión de ácido etilendiamintetraacético para inducir hipocalcemia. Los niveles de DMO en columna lumbar y cuello femoral de las mujeres también fueron evaluados.

Las mujeres menopáusicas tuvieron menor DMO en columna y cuello femoral que las mujeres más jóvenes, con diferencias de 0.20 g/ cm2 y 0.17 g/cm2. Respectivamente, se diagnosticó osteoporosis en cuatro de las mujeres menopáusicas.

Luego de la inducción de hipocalcemia, los niveles de PTH aumentaron tanto en las mujeres menopáusicas como en las más jóvenes. Sin diferencia significativa entre los dos grupos. Sin embargo, entre las mujeres menopáusicas. Las que tenían osteoporosis experimentaron un aumento mucho mayor en los niveles de PTH después de la hipocalcemia que las que tenían DMO normal.

“Se necesitarán más estudios… para establecer la importancia real de la producción de PTH en la conservación de la masa ósea”.

El alcohol y el tabaco influyen en los niveles de estrona posmenopáusicos

Determinan los efectos del alcohol y el hábito de fumar en los niveles séricos de estrona entre mujeres posmenopáusicas designadas para recibir terapia hormonal.

Fuente: Menopause 2008; 15: 1-4

MedWire News: las mujeres posmenopáusicas que consumen cantidades excesivas de alcohol tienen niveles más altos de estrona que las que beben menos. Mientras que las fumadoras al presente tienen concentraciones de estrona reducidas en comparación con las que nunca fumaron. Indica una investigación de Estados Unidos.

“El alcohol y los cigarrillos alteran el metabolismo hepático y el clearance de las sustancias procesadas por el hígado. Un posible mecanismo por el que éstos podrían aumentar o disminuir los niveles séricos de estrona logrados con la terapia hormonal”. Subrayan Mei- Hua Huang (University of California, Los Ángeles, EE.UU.) y colaboradores.

Los investigadores evaluaron los niveles de estrona en 676 mujeres posmenopáusicas que fueron designadas al azar para recibir dosis fijas de estrógenos equinos conjugados con o sin una progestina.

Las 216 mujeres que consumieron más de 5.5 g de alcohol por día tuvieron aumentos 12.3 y 11.9 por ciento más altos en los niveles de estrona. Respectivamente, que las 235 no bebedoras y 225 mujeres que bebían hasta 5.5 g/día.

Contrariamente, los niveles de estrona disminuyeron en un 40.5 por ciento entre las 88 fumadoras actuales en comparación con las 348 que nunca fumaron. Las concentraciones de estrona disminuyeron en sólo un 1.4 por ciento entre las 240 ex fumadoras, indican los hallazgos del estudio.

El impacto del alcohol y el hábito de fumar en los niveles séricos de estrona no se vio afectado por el tipo de tratamiento hormonal en las mujeres que lo estaban recibiendo. Comentan los investigadores.

“Los niveles de estrógeno logrados con el uso de terapia hormonal podrían relacionarse o con su toxicidad o con su eficacia”. Por lo tanto, sería clínicamente relevante comprender los factores que influyen en estos niveles”, concluyen Mei-Hua y colaboradores.

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