Editorial: De los Usos de la Azitromicina

Desde la obtención de la eritromicina en 1952 a partir de una cepa de Streptomyces eritreus, ésta ha demostrado no solo su seguridad, sino su utilidad (1).

La eritromicina es aún la droga de elección para las infecciones causadas por M. pneumoniae, la neumonía por Legionella, la difteria, la tosferina, la neumonía o conjuntivitis por C. trachomatis y la angiomatosis bacilar.

También se usa como alternativa a la penicilina para la recurrencia de la fiebre reumática aguda en pacientes alérgicos y para el tratamiento de la gastroenteritis causada por C. jejuni (2).

A pesar de un largo y honroso historial, su uso se ha visto reducido en algunos casos por sus efectos gastrointestinales, particularmente náusea, vómito, diarrea y dolor abdominal, lo mismo que por su vida media que obliga a administrarla cada seis horas.

Ha habido por lo tanto, en los años recientes, un intenso esfuerzo en el campo de la investigación con el fin de desarrollar nuevos macrólidos con un mejor perfil que la eritromicina en términos de farmacocinética, de tolerancia y de espectro antibacteriano; la azitromicina, la claritromicina y otros nuevos agentes poseen algunas de estas propiedades (2).

Este suplemento de la Revista Panamericana de Infectología,gentilmente patrocinado por Laboratorios Pfizer, revela una serie de estudios de investigación realizados por distinguidos investigadores latinoamericanos, que de manera notable ilustran sobre los beneficios de la azitromicina en escenarios diversos de la práctica clínica y microbiológica.

Los tres primeros artículos, dos de ellos abiertos, multicéntricos y aleatorizados, y uno más de revisión, analizan los beneficios de la azitromicina en el tratamiento de la faringitis estreptocócica en los niños.

El Dr. Miguel Tregnaghi y su grupo estudiaron 125 niños argentinos con edades entre 3 y 14 años con diagnóstico clínico de faringitis estreptocócica, cultivo positivo para estreptococo beta-hemolítico del grupo A y que elevaron las anti estreptolisinas (AELO) en al menos dos diluciones en la 3 ª. o 4 ª. semana. Los pacientes fueron aleatorizados para recibir azitromicina por tres días o penicilina V durante diez días.

La respuesta clínica fue de 98,4 % en el grupo tratado con azitromicina y de 100% en el grupo que recibió penicilina. La erradicación bacteriológica fue de 92,0% y de 98,3% respectivamente (3).

El Dr. Hugo Trujillo y colaboradores, en un estudio similar, analizaron 192 niños colombianos con faringitis estrep-tocócica en quienes se comparó la azitromicina oral por tres días con una dosis de penicilina G benzatínica intramuscular; la respuesta clínica obtenida fue de 99% para la azitromicina y de 100% para la penicilina benzatínica; la erradicación bacteriológica fue de 84% en ambos grupos (4).

En su trabajo de revisión sobre la azitromicina en el tratamiento de la faringitis estreptocócica en niños, el doctor Honorio Silva y colaboradores de Pfizer Inc de Nueva York y Pfizer S.A. de Bogotá, afirman que la tasa de curación o éxito clínico de la azitromicina en estos casos oscila entre 94 y 100% (5).

Dos estudios grandes, multicéntricos, doble-ciego realizados hace unos años (6, 7) y algunos más mencionados por el doctor Silva y colaboradores, revelaron que la azitromicina por tres a cinco días era superior a un curso de diez días de penicilina V. Como consecuencia de estos estudios, la dosis recomendada de azitromicina en pacientes pediátricos con tonsilitis o faringitis causada por estreptococo beta-hemolítico del Grupo A es de 10-20 mg/kg por tres a cinco días.

El Dr.Javier Casellas y colaboradores de Argentina y Paraguay, plantean los resultados de un interesante estudio in vitro sobre la actividad de la azitromicina frente a 100 cepas de Shigella spp. que causaron diarrea aguda en niños de los dos países; todas las cepas probadas fueron sensibles a la azitromicina (8).

De hecho, la azitromicina se considera en la actualidad como una alternativa para el tratamiento de la disentería bacilar y ha sido usada con éxito en el tratamiento de infecciones por Shigella multirresistente en adultos (9).

En la cadena de eventos inmunológicos e inflamatorios que pudieran condicionar la formación de la placa aterosclerótica se ha vinculado a ciertos patógenos intracelulares, particularmente la Chlamydi a pneumoniae. En este sentido los Drs. Enrique Gurfinkel y Gerardo Bozovich de la Argentina nos presentan un sesudo análisis y discuten el posible papel de macrólidos como la azitromicina, en el control del problema (10).

Si asumimos que hay un efecto benéfico real de los macrólidos en estos eventos potenciadores de la aterosclerosis y la trombosis vascular, incluyendo la enfermedad coronaria, no conocemos si el resultado producido se relaciona con su efecto antibiótico, con su actividad antiinflamatoria en los ateromas o en la trombogénesis, con ambos o con otros efectos desconocidos (1, 11).

Referencias

1. Steigbigel NH. Macrolides and Clindamycin. In: Mandell GL, Bennett JE, Dolin R, eds. Principles and Practice of Infectious Diseases. Philadelphia: Churchill Livingstone; 2000: 366-382.
2. Alvarez-Elcoro S, Enzler MJ. The macrolides: erythromycin, clarithromycin and azithromycin. Mayo Clin Proc 1999; 74: 613-634.
3. Tregnaghi M, de Veida L, Calvari MT, et al. Estudio abierto, multicéntrico y aleatorizado sobre la eficacia clínica, bacteriológica y toleranci a de azitromicina versus penicilina V en el tratamiento de pacientes pediátricos con faringitis estreptocócica. Rev Panam Infectol 2000; 4 (Suppl): S3-S11.
4. Trujillo H, Gutiérrez E, González G, et al. Azitromicina versus Penicilina G Benzatínica en el tratamiento de la faringitis/amigdalitis estreptocócica aguda en pacient es pediátricos. Estudio abierto, multicéntrico, al eatorizado. Rev Panam Infectol 2000; 4 (Suppl): S12-S21.
5. Silva H, Chaves M, Vinueza R. Azitromicina en el tratamiento de la faringitis estreptocócica en niños. Rev Panam Infectol 2000; 4 (Suppl): S22-S28.
6. Still JG. Management of pediatric patients with group A beta-hemolytic Streptococcus pharyngitis: treatment options. Pediatr Infect Dis J 1995; 14 (Suppl) S57-S61.
7. Still JG. Treatment of streptococcal pharyngitis in children with five days of azithromycin suspension [abstract ]. Program Abstr Intersci Conf Antimicrob Agents Chemother 1994; 34: 120.
8. Casellas JM, Casellas JM, Espinola C, et al. Actividad in vitro de azitromicina frente a 100 cepas de Shigella spp aisladas de niños con diarrea aguda en Argentina y Paraguay en comparación con otros agentes antibacterianos. Rev Panam Infectol 2000; 4 (Suppl): S29-S37.
9. Kahn AW, Seas C, Dhar U, et al. Treatment of Shi guel l osi s: V. Compari son ofazithromycin and ciprofloxacin. A double-blind, randomized, controlled trial. Ann Int Med 1997; 126: 697-703.
10. Gurfinkel EP, Bozovich GE. Aterosclerosis, enfermedad coronaria y patógenos intracelulares. De la hipótesis a la evidencia clínica. Rev Panam Infectol 2000; 4 (Suppl): S38-S44.
11. Mitsuyama T, Hidaka K, Furumo T, et al. Release of nitricoxide and expression of constitutive nitricoxide synthetase of human endothelial cells: Enhancement by a 14-membered ring macrolide. Mol Cell Biochem 1998; 181: 157-161.

Guillermo Prada Trujillo,
MD, MACP, FIDSA; Editor

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