Dolor Ovulatorio
Dr. Hernando Amaya León
Este síndrome ginecológico cuya paternidad nosológica ha sido ampliamente disputada, entre los ingleses, franceses y alemanes, recibe varias denominaciones en los textos de tales nacionalidades: Dismenorrea Intermenstrual. Crisis Intermenstrual, Mittelschmenrz. El término “dolor ovulatorio” parece ser el de mejor aceptación hoy en día, pues vendría a considerar el aspecto causal etiológico.
Como su nombre lo indica, esta entidad no es otra cosa que el dolor a la postura ovular; Wharton (1), uno de los autores que mejor la han estudiado anota que las características del síndrome es la periodicidad regular del dolor, lo cual lo distingue de otros tipos de dolor pélvico intermenstrual.
Como en toda entidad en la que el principal síntoma es el dolor, se presentan múltiples interpretaciones por parte de la paciente y del mismo médico. Es curioso leer que los norteamericanos consideran el síndrome bastante frecuente lo mismo que los anglosajones en general; en cambio Cónill (2) en España , afirma que es rarísimo y Gueissaz (3) en Francia lo encuentra en el 1%, y por otra parte, Ito (4) del Japón (citado por Siegler), habla de una positividad del 70 % en una estadística llevada en mujeres sanas, médicas y estudiantes, y el 40% en enfermeras.
Datos tan disímiles no pueden tener otra explicación que la dificultad en la valoración del síntoma dolor; es indudable que influyen factores raciales climáticos, y ambientales en general; pero el principal hecho es, como afirma Cotte (5), “bajo el nombre de crisis intermenstrual, agrupamos accidentes o alteraciones que van de la simple exageración de fenómenos fisiológicos que señalan la ovulación a manifestaciones de estado patológico más o menos acusados…”, y por ello los autores no han podido clasificar sus enfermas en un esquema comparativo.
Hoy, es aceptable que la sensibilidad exagerada que conduce al dolor, es una de las manifestaciones que se hacen notables a medida que avanza la civilización; mientras más grande sea el grado de cultura de un pueblo, mayor será la intensidad de sus emociones. Y más sensible será el dolor, No indica que el Japón se más culto que España, pero el material humano de la estadística de Ito concentraba mujeres intelectuales, y en cambio las de Cónill no se referían a ningún sector especial.
Personalmente considero el dolor ovulatorio” como entidad patológica únicamente cuando el síntoma es de por sí suficiente para llamar seriamente la atención de la enferma; en otras palabras, no cuando se siente ligeramente molesta o incómoda, sino cuando se quede de franco dolor.
Revisando 897 historias clínicas de estadística personal que agrupan sectores sociales y económicos altos y medios, no encuentro sino dos casos de “dolor ovulatorio”. Lo cual da el mínimo porcentaje de 0.22%.
L. S., 27 años. Reglas de tipo normal. Hasta los 15 días del ciclo: dolores en las fosas alíacas en una y otra alternativamente fuertes, como “picadas” insoportables, y que le impiden por ese día para su trabajo,; se acompaña de un flujo en ese día, abundante. Examinada en octubre de 1947 se comprueba himen virginal.; el T. R. No da datos anormales.
Tratada los días 12 y 14 del ciclo menstrual con inyecciones de 25 miligramos de testosterona durante dos meses, hay mejoría apreciable, luégo la enferma se pierde de vista.
H. G., 38 años. Reglas tipo 25/IV – V, normales. Hacia los 13 días del ciclo, aparición de flujo y de intensos dolores abdominales bajos y lumbares, que duran un día de cada mes hace 8 años; en ocasiones su intensidad es tal que hace necesario el recurrir de la morfina Examinada en Septiembre de 1947, se encuentra himen virginal y normalidad al T. R. Tratada con inyecciones de testosterona el 10º y 12º días del ciclo, hay éxito terapéutico, pues el dolor se controla en los meses siguientes.
Esta enferma consulta sobre la posible fertilidad por los años que cuenta, pues teme casarse ya que su futuro marido desea hijos en forma casi imperiosa. Basado entre otras cosas en el dolor ovulatorio me atrevo a afirmarle la gran posibilidad de gestación. Casada en enero de 1948, presenta la primera falla menstrual en febrero, y da a luz una niña sana en octubre. En los meses siguientes no hay dolor intermenstrual, y queda de nuevo embarazada.
En cuanto a tratamiento del “dolor ovulatorio”, no hay nada definido. Se habla de progesterona, testosterona, estrogenoterapia, y de otros procedimientos médicos; algunos han acudido a la cirugía y Henricksen (6) cita buenos resultados con la neurectomía presacra. Llama la atención en los casos presentados el éxito terapéutico con la testosterona.
Sumario
La disimilitud de las estadísticas sobre el “dolor ovulatorio” se deriva de la dificultad en la apreciación del síntoma por parte de la paciente y el médico.
El autor entiende el “dolor ovulatorio” como entidad patológica únicamente cuando el síntoma es de por sí suficiente para llamar seriamente la tensión de la enferma.
Presenta 2 casos sobre 897 historias clínicas revisadas, o sea el 0.22%.
Buenos resultados terapéuticos con 50 miligramos de testosterona inyectados en dos dosis el día anterior y 3 días antes de la fecha de ovulación.
Bibliografía
1. Warton L. R. Gynecology with a Section on Famale Urology. W. B. Saunders Comp. Philadelphia, 1944. Páginas 115-121
2. Conill Montobio V. Tratado de Ginecología. Editorial Labor, Barcelona, 1946, páginas 135.
3. Gueissaz. Rapport au X Congres de Gynecologie. Lyon, 1946.
4. Siegler. Fertility in Women, T. B. Lippincott., Philadelphia, 1944, página 201.
5. Cotte Gaston. Trobles fonetinels de Pappareir genital de la Femme. Masson Cie, Paris, 1949. Página 185-200.
6. Henricksen E The role of the Superior Hypogastric Plexus in Ginecology. West, Amer. J. Obs. Gynec., 49: 1, 1941.
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