Nuestro Departamento: Estandarización del proceso de educación a los padres del recién nacido hospitalizado

Standardizing the Educational Process Of Parents Of Hospitalized Newborns

Jaqueline Ferrer Mosquera*

Resumen

Este estándar de cuidado surge del interés de orientar a los padres que se ven afectados cuando se enfrentan al nacimiento de un bebé en condiciones de salud que ame­ritan su hospitalización en Unidades de Cuidado Crítico con el fin de facilitar su adaptación al medio externo y la superación gradual de sus alteraciones. Para ello el Hos­pital dispone de un recurso humano competente, recursos físicos y tecnológicos acordes con los requerimientos y establece unos procesos de atención acordes con la situa­ción de cada paciente. Un proceso de ingreso dirigido a los padres que cumpla con los criterios de calidad: perti­nencia, oportunidad, accesibilidad, continuidad y seguri­dad, disminuye notoriamente el impacto en los padres y los prepara para contribuir a la recuperación del recién nacido asumiendo un papel participativo que optimice el proceso de atención.

Palabras clave: educación, recién nacido, cuidado crítico.

Abstract

The education of parents of newborns is a standard of care that originates in the need to instruct them when fa­cing the birth of a baby in conditions that require care in an intensive care unit; such education is oriented toward their adaptation to a strange environment and the gradual overcome of the baby´s conditions.

The Hospital has com­petent personnel, physical and technological resources and well defined processes of care according with the patient´s individual condition. An admission process directed to the parents that fulfillis quality criteria of relevance, opportu­nity, accessibility, continuity and safety, significantly dimi­nishes the impact on the parents and prepares them to contribute to the recovery of the newborn through assu­ming a participative role that optimizes the overall process of care.

Key words: Education, newborn, critical care.

Introducción

El nacimiento del recién nacido puede conllevar si­tuaciones de riesgo o enfermedad que una vez iden­tificadas generan procesos asistenciales encamina­dos a su recuperación.

De acuerdo con lo expuesto por Moreno Gómez en el Manual de Procedimientos del Instituto Mexicano del Se­guro Social, el recién nacido está en riesgo si tiene signos vitales y actividad normales, pero tiene antecedentes ma­ternos patológicos, tuvo problemas de sufrimiento fetal o sangrado materno durante el trabajo de parto, asfixia al nacimiento, es pre término, grande o pequeño para su edad gestacional. El recién nacido está enfermo cuando tiene signos vitales y manifestaciones clínicas anormales que requieren atención inmediata, independientemente de sus antecedentes y semanas de gestación o peso.(1)

Cuando el recién nacido nace en condiciones críticas de salud y requiere ser hospitalizado sin haber tenido con­tacto con sus progenitores se genera en ellos reacciones de dolor, angustia, frustración e impotencia pues no pue­den hacer nada para ayudarlo. Estas reacciones pueden surgir en cualquier momento durante el desarrollo del niño y cada padre puede reaccionar de for­ma diferente lo que puede perjudicar la comunicación entre ellos.

El amor que sienten por el pequeño y las exi­gencias que recaen sobre la familia pueden derivar en inconsistencias dis­ciplinarias y problemas de comporta­miento. Uno de los padres puede in­volucrarse demasiado con el niño, perturbando así las relaciones familia­res normales. Un padre que trabaja y que no puede acompañar al niño en las visitas al médico puede sentirse distanciado de su hijo.(2)

Ante esta situación y dependiendo de los recursos propios para manejarlo puede haber tolerancia al proceso hospitalario o llegar a conductas in­adecuadas producto del duelo. Caplan observa que el tipo de ayuda que ob­tengan los padres durante esta situa­ción determinará fundamentalmente que estos salgan de la crisis o el due­lo al que se enfrentan, fortalecidos o debilitados.(3)

Por consiguiente todo este trastorno socio afectivo y emocional por el que atraviesa la familia es un proceso que varía en términos de tiempo y com­plejidad y se ve afectado por aspectos como la carencia de personal capaci­tado para atender necesidades psico afectivas de los padres, la comunica­ción reducida en un ambiente de alta complejidad.

Diversos factores hacen que los pa­dres perciban el ambiente hospitalario como hostil y amenazante incremen­tando su nivel de estrés. Esto obligó al Hospital Nacional de Niños a sus­tentar una práctica dirigida cuyo ob­jetivo era establecer un programa te­rapéutico de apoyo o contención psi­co afectiva dirigido a padres de niños hospitalizados en el servicio de Neo­natología.

Durante el primer semestre de 1998 se formó un grupo de ayuda orienta­do a los procesos de duelo y crisis de los padres relacionados con dolor, an­siedad, culpa, impotencia, enojo, so­ledad y amenaza de pérdida generan­do un cambio en el equipo de traba­jo en términos de pensamiento y con­ducta.

La experiencia obtenida en este equi­po de trabajo nos indica que los pa­dres necesitan ser orientados con pron­titud hacia sus papeles no tradiciona­les, guiárseles hacia la utilización de recursos disponibles para hacer fren­te a sus sentimientos muchos veces re­primidos y darles la oportunidad de expresión.

Salud mental y familia

Amor paternalCon relación a las necesidades psico afectivas de los padres y madres, Da­niel Goleman nos recuerda que la ex­presión, comprensión y aceptación de las emociones y sentimientos como par­te del proceso normal de pérdida del bebe sano son “impulsos para la ac­ción” y funcionan específicamente para adaptarse a las vicisitudes de la vida in­tegrando cada experiencia al desarrollo óptimo físico y mental del individuo.(4)

La hospitalización de un recién naci­do trae consigo el despertar de una se­rie de emociones y sentimientos rela­cionados con la pérdida del bebé esperado y se enfrentan a una situa­ción de difícil manejo emocional. Dentro de las reacciones típicas ex­perimentadas por los progenitores están la impotencia, la culpa, la ne­gación y la ansiedad según lo seña­laron Bloedel y Autman en 1979.(3) Posteriormente aflora el llanto cons­tante, enmudecen o se les dificulta la expresión de sentimientos verbales, la regresión como ira o enojo y el es­tablecimiento de un pacto con Dios, demuestra que los sentimientos difí­ciles están llegando a un nivel de conciencia y tomando posesión de su realidad.

A las reacciones que aparecen con la hospitalización y que guardan estre­cha relación con sentimientos de pér­dida enmarcadas dentro del proceso de duelo y crisis es definida por Ca­plan como el desequilibrio existente entre la dificultad y los recursos dis­ponibles inmediatos para enfrentar las situaciones difíciles para lo cual se debe tomar conciencia de las mis­mas.(5)

La intensidad de dichas reacciones está relacionada con variables exter­nas o internas al ambiente hospitala­rio, tales como:

• Naturaleza y gravedad de la en­fermedad del bebé
• Experiencias previas
• Nivel de reacción en el cónyuge y normas de comunicación de la fa­milia
• Sistemas disponibles de apoyo
• Antecedentes culturales, religiosos y educativos.

Vínculo Afectivo

Los sentimientos paternales y mater­nales desarrollados con la llegada del nuevo miembro a la familia, forman una vinculación afectiva que se for­talece en la medida en que los padres comparten el cuidado del bebé sano pero que lamentablemente con el pro­ ceso de hospitalización la separación abrupta genera una serie de sentimien­tos que no son compatibles con el rol principal de los progenitores en cuan­to a brindar seguridad y confianza.

La tarea del cuidador debe enfocarse hacia permitir el acercamiento y con­tacto de los progenitores el mayor tiem­po posible permitiendo el estableci­miento de lazos efectivos. Cuanto ma­yor sea la interacción social del recién nacido con una persona determinada mayor será el apego hacia ella. La vi­sita precoz de los padres en la UCIN es destacada por diferentes autores quienes consideran que éstas contri­buyen a disminuir en menor tiempo el temor e incertidumbre por el futu­ro de sus hijos, así como las dificul­tades de comunicación intra institu­cional, además, permite al equipo de salud idear estrategias de apoyo en el plano psico afectivo para las personas involucradas.(6)

La formación de lazos afectivos es una necesidad vital del ser humano, pro­porciona la base para el desarrollo bio-psico-social del individuo. Desde el nacimiento el hombre depende to­talmente de un adulto para su super­vivencia y posteriormente el vínculo que forme con él constituye el medio a través del cual logra elaborar un sentido de sí mismo, se reconoce y adquiere seguridad permitiendo en forma progresiva la autonomía e in­dependencia.

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