Educación al paciente quirúrgico, Discusión

Paciente Quirúrgico

El análisis de la información brindada por los pacientes quirúrgicos muestra que la educación que recibieron fue positiva en términos generales en la medida en que un porcentaje mayoritario de ellos quedó muy satisfecho con la misma; no obstante, una evaluación más específica de los resultados obtenidos permite identificar aspectos de los pacientes, de las cirugías practicadas y del proceso educativo en sí, que deben valorarse con mayor detenimiento.

Para iniciar, debe anotarse que gran parte de la población estudiada fueron mujeres de edad, formación y estrato socioeconómico medio a quienes le realizaron cirugías electivas uro ginecológicas.

Esta información es importante porque todas estas variables determinan la educación que se requiere brindar en un momento dado y la forma de hacerlo; por ejemplo, si la cirugía es electiva existe la posibilidad de que la educación la inicie el cirujano desde la consulta previa, como ocurrió en la mayoría de los casos; además, si se trata de cirugías uro ginecológicas principalmente, debe tenerse en cuenta que la estancia hospitalaria promedio para estas pacientes es de dos días, tiempo en el cual debe darse la educación del caso.

Un buen número de los pacientes quirúrgicos consultados manifestó tener un único cuidador familiar, el cual se involucró en gran medida en la educación.

Estos hallazgos muestran un mejor panorama en comparación con lo reportado en otras investigaciones similares; por ejemplo, en el estudio realizado por Ortiz A y col(12), se encontró que enfermería involucró a 11 % de los acompañantes a la hora de educarlos.

Necesidades Educativas

En educación la norma es tratar de identificar desde el ingreso la persona más estable que asume en cada situación el rol de cuidador principal y considerarlo en toda actividad educativa, máxime que se ha encontrado que este personal, por lo general, tiene múltiples necesidades educativas que se deben satisfacer para poder garantizar la calidad del cuidado.

Quienes han enfocado su práctica investigativa hacia los cuidadores así lo ratifican, por ejemplo N. Pinto y col(13) señalan que los cuidadores en nuestro medio presentan deficiencias en los conocimientos y habilidades para el cuidado de sí mismo y del otro, lo cual muestra que es necesario tener un papel educativo contundente de parte de enfermería hacia esta población(14).

De no existir un cuidador principal, será necesario optar por un recurso escrito que dé continuidad y asegure que todas las personas que lo acompañarán en la institución o en la casa, conozcan los cuidados que debe tener el paciente quirúrgico.

El cirujano tuvo un papel fundamental en la educación, seguido del anestesiólogo, lo cual es importante pues los pacientes deben conocer en qué consiste la cirugía, por qué es necesaria, los riesgos que ésta tiene, el pronóstico que se espera y el tipo de anestesia requerida, entre otros temas.

El papel del personal de enfermería, por su parte, no fue identificado en un buen porcentaje de los casos.

Este hallazgo coincide con lo reportado en otros estudios y ha estado relacionado con la falta de tiempo derivada de las múltiples actividades que se tienen(12,15); no obstante, es un hecho que amerita atención especial pues a este personal, en cabeza del profesional en enfermería, le corresponde la educación sobre los cuidados durante la hospitalización y en casa.

Persona Responsable de dar Educación

La variable “persona responsable de dar educación” también fue explorada por Urrutia y col(16) en el contexto de la educación a mujeres histerectomizadas, encontrándose que 46,7 % la recibió de parte del médico y en segundo lugar, de la matrona con 26,7 %.

Estos resultados también muestran el papel protagónico del médico en este campo; no obstante, debe tenerse en cuenta que la consulta a estas mujeres por los educadores se realizó de manera excluyente y en el caso que nos ocupa se identificaron todos los que participaron en el proceso.

Con respecto a los temas abordados se observa que algunos de ellos tienen una frecuencia menor; tales como, los cuidados en casa; la participación menor de enfermería en la educación a los pacientes quirúrgicos puede explicar los hallazgos.

Los efectos de la cirugía en otros aspectos de la vida y los efectos a largo plazo también tuvieron frecuencias menores, al igual que los resultados encontrados en la investigación referenciada con anterioridad(16).

Las investigaciones que han abordado las temáticas que son objeto de educación a los pacientes quirúrgicos muestran que se deben considerar, entre otros, los siguientes aspectos: las características de la patología y de la cirugía; los cuidados previos y posteriores a tener en cuenta y los efectos de ésta en la vida futura(17). Y estos temas deben ser abordados por el profesional más idóneo, de acuerdo con la competencia específica de cada miembro del equipo de salud.

Este punto muestra un aspecto importante a considerar a la hora de estandarizar lo correspondiente al proceso educativo en una institución(18).

Cirugía en la vida sexual de la paciente

También deben tenerse en cuenta otras temáticas acordes con el tipo de cirugía; por ejemplo, en el caso de mujeres que van a ser histerectomizadas será necesario tratar el tema de las implicaciones de la cirugía en la vida sexual de la paciente, asunto que pocas veces se hace(16,19).

La pregunta por los momentos educativos también mostró que en la consulta previa con el cirujano o anestesiólogo se recibió gran parte de la educación.

Cabe resaltar que un porcentaje importante de pacientes no identificó el alta como uno de los momentos educativos por excelencia, contrario a lo esperado y reportando en otros estudios y esto puede indicar que para ellos la educación se dio durante el tiempo de hospitalización como es debido o que al momento del egreso aún no les habían dado las indicaciones educativas del caso lo cual debe llamar la atención.

La recomendación en este sentido es iniciar la educación de enfermería desde el ingreso (o incluso antes); darla de manera fraccionada en los distintos momentos que vive el paciente paciente quirúrgico;
y no dejarla para un momento único y menos para el alta(16-19).

Además, durante la hospitalización deben existir momentos educativos específicos planeados de antemano que tengan como objetivo central educar al paciente y su familia, de acuerdo con las necesidades identificadas en este sentido a partir de la valoración.

El mejor momento para educar a los pacientes, según otros autores, varía de acuerdo con la situación específica de cada persona, aunque gran parte prefiere recibir la información antes de ingresar al hospital(16).

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Ser educado antes de la hospitalización

Ser educado antes de la hospitalización es un factor benéfico para los pacientes por motivos diversos; por ejemplo, se ha encontrado que la educación preoperatoria tiene resultados positivos para el paciente quirúrgico en materia de satisfacción, bienestar, disminución de la estancia hospitalaria, control de la ansiedad y del temor y en la contención del dolor(5,6,16,18,20,21).

Es por este motivo que la literatura científica recomienda la existencia de una consulta prequirúrgica de enfermería, a través de la cual se valore el paciente quirúrgico en su integralidad y se le brinde educación de forma personalizada(5,6,20).

Con respecto a este tema los pacientes señalan otros momentos en los cuales les gustaría recibir educación, como por ejemplo luego de haber salido de la institución.

Esta opción es válida en la medida que en casa pueden llegar a presentarse muchas inquietudes con respecto al tratamiento o cuidados que deben resolverse en forma oportuna para evitar complicaciones. Tener alternativas telefónicas o virtuales para resolver estas necesidades puede ser muy importante.

La enseñanza personalizada tipo diálogo fue la opción reportada por los pacientes con mayor frecuencia y a la vez la preferida por ellos.

Esta metodología es importante en la medida que permite intercambio de ideas entre pacientes y cuidadores con el personal de salud; admite las preguntas; permite aclarar dudas que surgen y da la posibilidad de individualizar la educación.

Al respecto, Urrutia y col(16) también encontraron que gran parte de mujeres estudiadas recibió educación de manera verbal individual (75 %); este porcentaje, aunque es menor al encontrado en la presente investigación, muestra que esta modalidad es importante de considerar.

Adicionalmente, identificaron que las mujeres consultadas prefieren ser educadas de forma individual y con utilización de medios audiovisuales, al igual que en el estudio que nos ocupa.

Estrategias o apoyos educativos de eficacia comprobada y de interés para los pacientes

Se resalta la importancia de la enseñanza verbal individualizada, no obstante, ésta no debe tener una tendencia vertical, ni constituirse en la única opción sino que debe complementarse con otras estrategias o apoyos educativos de eficacia comprobada y de interés para los pacientes, de esta forma se potencian los resultados(16).

Por ejemplo, a los participantes de este estudio también les gustaría contar con material audiovisual y escrito en diferentes presentaciones lo cual favorece la consulta posterior.

La práctica de explicar y entregar la guía de cuidados por escrito debe ser una constante pues lo verbal tiene un bajo poder de retención por parte de los pacientes.

Así lo recomienda E. Sandberg y col(22) quienes verificaron esto en su investigación titulada “Deficits in Retention for Verbally Presented Medical Information”.

El Instituto Johana Briggs

El Instituto Johana Briggs(23) ha estudiado diferentes metodologías para educar a los pacientes en el preoperatorio y ha elaborado una guía basada en la evidencia que puede llegar a orientar este proceso.

Ésta muestra que el uso de folletos es beneficioso para favorecer el conocimiento de los pacientes sobre su cirugía; siendo más efectivos si se brindan antes del procedimiento quirúrgico y si se diseñan para cada cirugía en particular.

Con respecto a los videos se ha encontrado que pueden ayudar cuando hacen parte de un programa educativo más amplio; también son útiles para orientar a la persona en la realización de procedimientos (ejemplo para el uso de tecnologías diversas para el manejo del dolor).

Dada la importancia de la utilización de material escrito es necesario emplearlo y diseñarlo adecuadamente. Para el desarrollo de plegables y folletos educativos existen normas cuyo cumplimiento favorece su legibilidad y comprensión.

Al respecto, Barrio y Lorda(24) resaltan la importancia de que los textos educativos tengan legibilidad tipográfica y lingüística.

La primera tiene que ver con el tipo, color y tamaño del papel o de la letra, la presencia o ausencia de imágenes y su función, la distribución espacial, entre otros. La segunda se centra en el mensaje, en la forma de construir el texto (tamaño de las palabras, frases, construcciones gramaticales, etc.).

Algunos elementos que se destacan para el diseño de este material son: ser breves, realizar resúmenes con las ideas clave, utilizar frases cortas, no usar las dobles negaciones, utilizar un tipo de letra fácil de leer en tamaño adecuado (# 12 o # 14), con márgenes amplios y espacios en blanco en la página; además, debe de ser puesto a prueba con el público objetivo.

Sugerencias que dieron los pacientes con respecto a la educación

Un tema adicional para discutir tiene que ver con algunas de las sugerencias que dieron los pacientes con respecto a la educación.

Una de ellas resalta la importancia de estandarizar al personal en cuanto a indicaciones que deben darse en materia de cuidado, lo cual recuerda la necesidad de realizar guías que unifiquen criterios y por lo tanto la educación a brindar.

Las anotaciones anteriores muestran la importancia de considerar la visión del paciente a la hora de planear y estructurar todo lo relacionado con su educación.

Consultar sus necesidades, intereses y preferencias en este sentido e integrar este conocimiento personal con lo que plantea la evidencia científica, asegurará el alcance de los resultados esperados con los pacientes en términos de aprendizaje.

La pregunta final por la satisfacción de los pacientes con la información recibida mostró un buen panorama en la medida que un alto porcentaje de ellos manifestó alta satisfacción.

Este resultado es positivo en comparación con lo que se ha encontrado en otros estudios que se han centrado en medir este aspecto, por ejemplo, el realizado por JC Martins(25) en el cual se encontró que los encuestados se muestran insatisfechos con la información que les han brindado con respecto a su enfermedad.

La investigación realizada permite concluir que la educación que se les brinda a los pacientes quirúrgicos genera en ellos un buen nivel de satisfacción; no obstante, admite mejoras, en especial en el grado de participación de enfermería.

Enfocar la educación

Se recomienda que esta práctica se aborde como un proceso y esté estructurada en todo sentido. Esto significa que para poder enfocar la educación será necesario partir de una adecuada valoración del paciente quirúrgico para poder llegar a un diagnóstico en este sentido, realizar luego la planeación de las actividades educativas; ejecutarlas acorde con lo planeado y en último término hacer la evaluación del caso.

La valoración de la persona desde el punto de vista educativo tendrá en cuenta los datos de su historia clínica y la información que se obtiene de su examen físico y mental; considerará, entre otros aspectos, las características que pueden influir en su proceso de aprendizaje, entre ellas, la edad, la formación que tiene, el nivel de lectura y comprensión y la motivación para aprender; los conocimientos del paciente sobre el proceso quirúrgico y las necesidades en este sentido y el sistema de apoyo que tiene.

También será importante obtener información sobre su nivel de ansiedad y estrés, ahondando en los factores estresores del momento, como por ejemplo: desconocimiento del ambiente quirúrgico y de lo que le realizarán; preocupaciones relacionadas con su trabajo o familia; creencias erróneas con respecto a la cirugía y anestesia e inquietudes con respecto a su vida futura. Toda esta información permite orientar el proceso educativo que se realizará(16,18,26).

Plantear un diagnóstico a partir de la identificación de necesidades permite orientar la planeación de las actividades que enfermería debe desarrollar para favorecer el logro de los objetivos de aprendizaje.

En este sentido debe tenerse en cuenta que la taxonomía NANDA (North American Nursing Diagnosis Association) considera diagnósticos de enfermería que tienen que ver con necesidades de aprendizaje como interés principal o como factor etiológico(27).

Planeación formal de la educación a los pacientes

De otro lado, la planeación formal de la educación a los pacientes incluye plantear los objetivos de aprendizaje, pensar en los contenidos educativos, la forma cómo se van a trabajar con el paciente quirúrgico y la prioridad que tienen; así como los momentos educativos que se requieren.

Un elemento importante de la planeación tiene que ver con la selección de las estrategias metodológicas que se van a emplear, las cuales deben estar acordes al contenido educativo a enseñar, recursos existentes y a las características y preferencias del paciente quirurgico; además, deben favorecer la participación activa de los pacientes y consultar su realidad.

La evaluación final del proceso incluirá la valoración del conocimiento adquirido por parte del paciente quirurgico y la satisfacción de éste con respecto al proceso. La consideración de este último punto es recomendado por Zanetti y col(28), pues permite retroalimentar al equipo que participó en la educación.

La evaluación de la enseñanza como tal es otro aspecto para tener en cuenta, así lo señalan Kozier y col(26); ésta consiste en valorar todos los factores que intervienen: si el momento educativo, los métodos empleados y la información o contenidos dados, fueron adecuados.

Un último punto a resaltar se refiere al registro de las intervenciones educativas, lo cual no debe faltar. La educación brindada se concibe como un cuidado de enfermería y en tal sentido debe consignarse en los registros clínicos, para dejar la constancia respectiva con fines diversos, entre ellos el legal.

Cuidado de Enfermería Autónomo

Su registro también evidencia un cuidado de enfermería autónomo y a partir de esto se afianza la visibilidad profesional.

Como puede apreciarse la educación a los pacientes debe enfocarse como un proceso y no reducirse a una simple actividad, muchas veces informativa, que se aplica de forma similar para todos(29).

Además, se requiere avanzar en este sentido hacia un modelo educativo dialógico, participativo, integrado a la propia experiencia de los pacientes, que promueva las capacidades para decidir y actuar de forma consciente y autónoma en momentos de salud o enfermedad(1).

Agradecimientos 

Se presentan los agradecimientos a los profesionales de enfermería de la institución de salud que apoyaron el desarrollo de la investigación en alguna de sus etapas.

Conflictos de interés 

Los autores declaran no haber tenido conflictos de interés durante el desarrollo de la investigación.

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