Tratamiento de la disfonía espástica con inyección de toxina botulínica

Disfonía Espástica

Asociación Colombiana de Otorrinolaringología y
Cirugía de Cabeza y Cuello, Maxilofacial y Estética Facial (ACORL)

Ma. Fernanda Aragón Concha, MD*; Luis Jorge Morales Rubio, MD**;
Guido Massaza Tamasco, MD***; Lic. Clara Aponte****

* Residente de IV nivel. UMNG. Servicio Integrado de Otorrinolaringología,
Hospital Militar Central, Hospital Universitario Clínica
San Rafael, Bogotá.
** Especialista Otorrinolaringología Hospital Militar Central. Bogotá.
*** Especialista en Medicina Física y Rehabilitación. Hospital Militar
Central. Bogotá.
**** Fonoaudióloga. Hospital Militar Central. Bogotá.

Resumen

La disfonía espástica se caracteriza por movimientos involuntarios y espasmos hiperfuncionales de la laringe. Aronson la clasifica en dos tipos: de abducción y de aducción, siendo la última más frecuente. El diagnóstico se realiza clínicamente y con estudios como nasofibrolaringoscopia, análisis acústico, videolaringoestroboscopia, electromiografía y estudios aerodinámicos.

Se han utilizado múltiples tratamientos incluyendo psicoterapia, farmacoterapia, terapia de voz y diversos procedimientos quirúrgicos sin obtener resultados alentadores. Alan Scott introduce en 1980 el uso de Toxina Botulínica tipo A para el manejo de movimientos distónicos y desde 1984 se ha utilizado para el manejo de la disfonía espástica.

Se realizó un estudio prospectivo entre enero del 2000 y febrero del 2002 en el Hospital Militar Central en 12 pacientes con disfonía espástica de aducción a quienes se les realizó inyección de 1.25 a 2.5 U de Toxina Botulínica tipo A en el músculo tiroaritenoideo de manera bilateral con guía electromiográfica.

En los 12 pacientes se encontró algún grado de mejoría subjetiva dado por una mejor calidad de la voz y disminución del componente espástico, al igual que se observaron cambios objetivos en el análisis fonoaudiológico y en la videolaringoestroboscopia. La duración del efecto fue entre 10 y 16 semanas, momento en el cual se realizó una nueva inyección. Sólo cinco pacientes presentaron efectos secundarios leves y transitorios.

Para realizar el procedimiento es necesario contar con un equipo multidisciplinario formado por los servicios de otorrinolaringología, fonoaudiología, psicología y neurología.

A pesar de que la duración del efecto es corta, sigue siendo una terapia útil ya que produce satisfacción en el paciente y tiene mínimos efectos secundarios.

Con este estudio se corrobora la efectividad de este tipo de terapia constituyendo el tratamiento de elección para el control sintomático de la disfonía espástica.

Palabras clave: distonía, toxina botulínica, disfonía espática, EMG.

Introducción

La disfonía espástica es un trastorno de la voz caracterizado por movimientos involuntarios y espasmos hiperfuncionales de la laringe.

Es una distonía de distribución focal, en la cual se compromete un pequeño grupo muscular, como ocurre también, en el blefaroespasmo, la distonía oromandibular o Síndrome de Meig, la tortícolis y el calambre del escritor (1-3).

Feldman en 1984 demostró que las distonías focales se asocian con anormalidades en los ganglios basales, tallo cerebral, lo que sustenta la teoría acerca de la etiología de origen central (4).

Aronson clasifica la disfonía espástica en dos grupos:

1. Disfonía de aducción:

Secundaria a hipertonía de los músculos tiroaritenoideos; caracterizada por hiperaducción irregular de las cuerdas vocales, en la que los pacientes presentan dificultad para iniciar la fonación, voz forzada o “estrangulada”, asociada a pausas abruptas durante la fonación.

2. La disfonía de abducción:

Menos frecuente, producida por hipertonía del músculo cricoaritenoideo posterior y caracterizada por abducción intermitente de las cuerdas vocales, voz respirada y esforzada, con pausas abruptas y en casos severos la voz se presenta como un susurro permanente (3-11).

Los dos tipos de disfonía se caracterizan por presentar una disminución del volumen, de la comprensión del lenguaje y temblor asociado (3).

El temblor puede ser percibido como fluctuaciones regulares en el tono y amplitud durante el lenguaje dando como resultado una voz con calidad temblorosa. El 25 a 65% de los pacientes con disfonía espástica presentan temblor asociado (12).

La disfonía espástica puede presentarse en cualquier momento de la vida, pero tiene dos picos de presentación: a los 8 y a los 42 años. Tiene mayor incidencia en el sexo femenino (3, 13).

Los pacientes con disfonía espástica presentan respiración, deglución y risa normales; las anormalidades se presentan con el movimiento laríngeo (1).

Los síntomas usualmente se inician después de un episodio de infección respiratoria superior o durante un episodio de estrés emocional (14).

El 20% de los pacientes presentan historia familiar asociada a una alteración en el cromosoma 9. Algunos casos esporádicos pueden tener base genética y desarrollarse por exposición a factores gatillo del medio ambiente, principalmente procesos infecciosos y traumáticos. Se ha demostrado base psicogénica en algunos pacientes quienes presentan mejoría de su sintomatología con el uso de sustancias como el alcohol, los sedantes y los tranquilizantes y la aparición de los síntomas ante situaciones de estrés y el uso del teléfono (1, 3).

El diagnóstico se realiza clínicamente y por medio de estudios como:

Fibrolaringoscopia en donde se evalúa hiperfunción de los músculos extrínsecos, temblor y movimientos distónicos durante el lenguaje. En disfonía de aducción se observa estrechamiento e hiperfunción supraglótica y rotación anterior de los cartílagos aritenoides (15).

Análisis acústico, donde se evalúan cambios en la frecuencia fundamental, pausas en la voz y temblor.

Videolaringoestroboscopia que permite observar la función y movilidad de las cuerdas vocales y ayuda a definir la naturaleza del temblor asociado (1, 16).

Electromiografía en donde se observan patrones anormales sin ser patognomónicos de la enfermedad como: potenciales de unión neuromuscular largos y polifásicos; disminución en el número de unidades motoras y retardo en el inicio de la señal eléctrica en la producción del sonido (10, 17, 18).

Análisis espectral:

Por medio del cual se realiza el diagnóstico diferencial entre la disfonía espástica y la disfonía producida por la tensión muscular (3).

Estudios aerodinámicos que brindan información específica sobre la función laríngea, cuantificación de la presión de aire subglótico, la resistencia laríngea y el flujo aéreo a través de la glotis. Algunos autores han encontrado que los valores del flujo aéreo se encuentran dentro de límites normales mientras que en otros estudios se ha observado el flujo aéreo disminuido en pacientes con disfonía espástica.

Se ha observado aumento del flujo aéreo, disminución de la presión y resistencia laríngea posterior a la inyección de toxina botulínica (10).

La meta en el tratamiento de la disfonía espástica es lograr control de los síntomas. En los últimos 100 años se han utilizado múltiples terapias: farmacológicas, quirúrgicas e inyección de toxina botulínica.

La farmacoterapia con anticolinérgicos, benzodiazepinas y baclofen es usada únicamente en pacientes con compromiso multifocal o generalizado. En casos difíciles se utilizan medicamentos bloqueadores de dopamina (1, 3).

Tratamiento quirúrgico: inicialmente Dedo utiliza una técnica por medio de la cual bloquea el nervio laríngeo recurrente con la inyección de xilocaína obteniendo una inyecta el músculo contralateral. Si los dos músculos cricoaritenoideos han sido inyectados y no se obtienen resultados se puede realizar la inyección en el músculo cricotiroideo; la base para esta terapia es un estudio de Ludlow quien encontró una actividad anormal de este músculo asociado a disfonía espástica de abducción (3, 7).

Los principales efectos secundarios que se han observado posteriormente a la inyección de toxina botulínica son hipofonia respirada, disfagia para líquidos y trastornos en la deglución que producen aspiración clínicamente insignificante. Estos efectos son transitorios y desaparecen a las dos semanas (16, 21).

La dosis recomendada es de 1.25 a 2.5 unidades de toxina botulínica:

Aunque en algunas instituciones han inyectado altas dosis: 15-20 unidades en una cuerda vocal para producir parálisis unilateral.

La evaluación cualitativa de los resultados con el uso de toxina botulínica muestra una mejoría sintomática de un 80 a 100% en pacientes con disfonía espástica de aducción por un período que inicia a los dos días, con un pico a los nueve y una duración promedio de 4.5 meses, tiempo en el cual ocurre la reinervación (1, 3).

Existe controversia con relación a la inyección de la toxina de manera unilateral o bilateralmente.

En un estudio realizado por Langeveld se demostró que se presentan iguales resultados al realizar inyección unilateral o bilateral siendo de predilección realizar inyección unilateral por presentar menor morbilidad y menos trastornos de la deglución (8).

Ludlow, Zwirner y Adams demostraron que la administración unilateral produce mayor duración del control sintomático y menos efectos secundarios comparado con la inyección bilateral (16, 22).

Blitzer y Brin concluyen que la administración bil0ateral permite el uso de pequeñas dosis produciendo una mejor calidad de voz (1).

Maloney y Morrison concluyen que la administración bilateral produce mejoría por un tiempo mayor aunque la inyección unilateral produce menos efectos secundarios (16).

Por tanto se debe escoger el método que ofrezca una duración de acción más larga con menores efectos secundarios.

En Colombia la experiencia es limitada, por esta razón decidimos realizar un estudio en donde se evaluaran los mejoría temporal de la fonación. Posteriormente realiza resección del nervio laríngeo recurrente obteniendo resultados poco satisfactorios debido a la reinervación (19).

Otras alternativas son las propuestas por Tucker:

Con una técnica para disminuir la tensión en las cuerdas vocales realizando liberación de la comisura anterior; por Genock que utiliza láser para remover el músculo tiroaritenoideo y disminuir la tensión de las cuerdas vocales (3) y por Isshiki que realiza tiroplastia de lateralización (19). Todas con resultados decepcionantes.

Alan Scott introduce en 1980 el uso de toxina botulínica para el manejo del estrabismo y posteriormente para el tratamiento del blefaroespasmo. La toxina botulínica ejerce su efecto en la unión neuromuscular inhibiendo la liberación de acetilcolina y de esta manera produciendo parálisis muscular por denervación de las fibras musculares (3, 8).

Desde su introducción, la toxina botulínica se ha utilizado en el manejo de movimientos distónicos y no distónicos, espasmos musculares, enfermedades desmielinizantes y movimientos anormales (3, 20).

Estudios a largo plazo han demostrado que los principales efectos que produce son atrofia muscular, denervación y fibrosis (10).

Debe utilizarse con precaución en pacientes con mistenia gravis, síndrome de Eaton-Lambert y enfermedades de motoneurona (3, 19).

Se ha observado formación de anticuerpos contra la toxina, llevando a su destrucción y por tanto no se han obtenido resultados adecuados en algunos pacientes.

En 1984 Blitzer y Brin tratan por primera vez un paciente con disfonía espástica mediante la inyección de toxina botulínica obteniendo resultados positivos y desde entonces han utilizado este tipo de terapia en más de 900 pacientes (1, 3, 8).

Para pacientes con disfonía de aducción se realiza inyección de toxina botulínica en el músculo tiroaritenoideo con guía electromiográfica. Blitzer y Brin sugieren que debe realizarse con esta técnica porque se logra una administración controlada en las regiones de mayor contracción muscular y de esta manera los resultados se logran más rápidamente.

Para pacientes con disfonía de abducción se realiza inyección de toxina botulínica en el músculo cricoaritenoideo posterior y si no se observa mejoría se resultados al realizar esta técnica en el servicio de Otorrinolaringología del Hospital Militar Central

Materiales y métodos

Se realizó un estudio prospectivo entre enero del 2000 y febrero del 2002 en el Hospital Militar Central donde se identificaron 20 pacientes con disfonía espástica de aducción; sólo se incluyeron 12 pacientes en el estudio; 8 fueron excluidos por imposibilidad para realizar el seguimiento.

Tres pacientes son de sexo masculino (25%) y nueve pacientes de sexo femenino (75%). Sus edades están en un rango entre 26 y 76 años, con una media de 50 años y promedio de 53.5 años. El tiempo de evolución de los síntomas varía entre seis meses el más reciente y 30 años el de mayor tiempo de aparición. Se les realizó evaluación por el servicio de neurología para descartar la causa central o alguna patología que contraindique el procedimiento; por el servicio de psicología para establecer la etiología psicógena y por los servicios de fonoaudiología y otorrinolaringología.

El diagnóstico se realizó por evaluación clínica, estudio de la voz y videolaringoestroboscopia.

De los 12 pacientes, nueve habían recibido tratamiento previo con terapia de voz sin presentar mejoría de sus síntomas y un paciente había sido manejado con resección del músculo tiroaritenoideo con láser.

A todos los pacientes se les realizó el mismo procedimiento.

Se coloca al paciente en posición supina y utilizando una aguja monopolar No. 27 con un electrodo para electromiografía, se ubica el espacio cricotiroideo y se le introduce la aguja por la línea media con una angulación de 45 grados hacia la parte superior y lateral hasta identificar el músculo tiroaritenoideo. Se pide al paciente que realice una fonación sostenida para identificar el patrón de interferencia electromiográfica. Una vez identificado el músculo se realiza la inyección de la toxina botulínica a dosis que varia entre 1.25 y 2.5 unidades en cada músculo tiroaritenoideo.

Para realizar el seguimiento y analizar los resultados se realizó una evaluación subjetiva de acuerdo a la satisfacción del paciente pidiéndole que comparara el cambio en los síntomas después de la inyección, utilizando una escala de 0 a 10 donde 0 significa que no existe ninguna mejoría y 10 que presenta mejoría total de la voz.

Utilizando la misma escala, el grupo tratante constituido por dos médicos y dos fonoaudiólogos calificó la mejoría.

El valor final se obtuvo del promedio de los valores asignados por cada uno. Las evaluaciones subjetivas se realizaron antes de la inyección, 24 horas después, luego semanalmente por dos semanas.

Se evaluó la aparición de complicaciones y efectos secundarios como disfonía, disfagia y aspiración en cada control, preguntándole al paciente la presencia del síntoma, tiempo de aparición y duración.

Se realizó una evaluación objetiva por medio del análisis fonoaudiológico y la videolaringoestroboscopia.

El análisis fonoaudiológico fue realizado antes de la inyección y dos semanas después de ésta. Se evaluó con elprotocolo de evaluación de disfonía espástica que tiene dos componentes: el examen de comportamiento respiratorio y el examen de la voz (23, 24).

En el examen de comportamiento respiratorio se evaluaron los siguientes parámetros:

Tipo respiratorio: se refiere al grado de movimiento torácico o abdominal producido durante el ciclo respiratorio. Puede ser clavicular con ascenso, costal superior, costal diafragmático, costal abdominal o mixto.

Tiempo Máximo de Espiración Obtenida (TMEO):

determina la capacidad de control efectivo de las fuerzas de espiración y permite conocer hasta qué grado está relacionada una disfonía con un control espiratorio escaso. Se mide con una S sostenida luego de una inspiración forzada. Se considera normal un tiempo promedio de 15 segundos en un adulto de talla media.

Tiempo Máximo de Fonación Obtenida (TMFO):

Determina la capacidad de tomar una cantidad adecuada de aire y el sostenimiento de una emisión sonora (A sostenida), permite establecer una relación entre la eficiencia respiratoria y el cierre glótico durante la fonación. Se considera normal un tiempo promedio de 15 segundos en un adulto de talla media.

Tiempo Máximo de Fonación Esperada (TMFE):

Permite comprobar la eficiencia del cierre glótico durante la fonación de manera objetiva, se calcula con base en la capacidad vital (CV) del individuo. Para hombres: CV/110 x 0.67 y para mujeres: CV/100 x 0.59 (ml/seg.).

Porcentaje de Eficiencia Fonatoria (EF):

Determina la capacidad que tiene el individuo para controlar efectivamente la espiración en la función fonatoria. Se calcula con la siguiente fórmula: TMFO/TMFE y el valor debe ser superior a 0.70%. Un valor inferior significa que existe escape de aire a nivel glótico.

Coordinación Fonorrespiratoria:

Permite evaluar la efectividad del aire espirado durante la fonación. Se mide el número de palabras producidas en el tiempo que dure la emisión. Se considera normal en lectura o conversación un promedio de 12 a 15 palabras por espiración.

Cociente de Fonación (CF):

Mide el flujo aéreo medio a nivel glótico durante la fonación. Se calcula con la siguiente fórmula: CV/TMFO. En el examen vocal se evaluaron los siguientes parámetros:

Intensidad:

Evalúa el grado de efectividad de la voz en su alcance en dB. Los valores normales para voz confidencial son de 55 a 65 dB, para voz conversacional de 70 a 80 dB, para voz proyectada de 80 a 90 dB y para grito de 90 a 110 dB.

Tono fundamental:

Determina el número de vibraciones obtenidas por el paciente durante la fonación. Se mide en Hz o por notas musicales de acuerdo a su frecuencia.

Se considera normal para la mujer un tono entre Sol-2 y Re-3 que corresponde a una frecuencia entre 210 y 280 Hz y para el hombre un tono entre Sol-1 y Mi-2 que corresponde a una frecuencia entre 110 y 160 Hz.

Timbre:

Califica de manera subjetiva la calidad de la voz. Esta calidad está relacionada con la distribución de la energía acústica en el espectro vocal.

Tiempos fisiológicos de fonación: Mide los tres componentes de una emisión vocal sostenida: ataque, cuerpo y filatura. El ataque se refiere a la unión de las cuerdas vocales durante el inicio de la emisión, puede ser normal, fuerte o débil. El cuerpo es la capacidad de sostenimiento de una nota luego de la fase inicial o ataque, puede ser normal, apoyado, tembloroso o entrecortado y la filatura se refiere a la parte final de la emisión, se califica como normal o trunca cuando el final de la emisión se hace de manera abrupta.

Grado de disfonía:

Se califica de manera subjetiva por parte del examinador.

La videolaringoestroboscopia fue realizada antes de la inyección, y a las dos semanas después de ésta. Se interpretó de acuerdo al formato del Hospital Militar central en donde se evaluaron los siguientes parámetros:

Calidad vocal, aspecto general de la laringe, región interaritenoidea, movilidad de aritenoides, actividad supraglótica, nivel vertical, fase de apertura y cierre, simetría de fase, amplitud, onda mucosa, porción sin vibrar, regularidad y cierre glótico.
Resultados
En la evaluación subjetiva se observó mejoría en los 12 pacientes (100%) con un rango de dos a cinco puntos en la escala de cero a diez, con un promedio de tres puntos. Cinco pacientes se logra obtener una calidad de voz casi normal.

En los 12 pacientes (100%) se presentó mejoría de los síntomas en un rango de tiempo entre 24 horas y 20 días con un promedio de aparición de la mejoría a los 7 días.

La duración del efecto se presentó en un rango entre 12 y 20 semanas con un promedio de duración de 15,4 semanas. (Gráfico 3).

Toxina botulinica

Gráfico 3. Duración del efecto de la toxina botulínica en los 12 pacientes.

Se evalúo si existía relación entre la aparición temprana de la mejoría y la duración del efecto de la toxina botulínica y en este estudio observamos como de los cinco pacientes que presentaron mejoría de la sintomatología de forma temprana, cuatro pacientes presentaron una mayor duración del efecto de la toxina, es decir, que el 80% de los pacientes que presentaron mejoría temprana de los síntomas también presentaron mayor duración del efecto (Grafico 4).

 Aparicion temprana del efecto y tiempo de duracion del mismo

Gráfico 4. Relación entre aparición temprana del efecto y tiempo de duración del mismo, medido en semanas.

Al evaluar los efectos secundarios se observó que cinco pacientes (41%) presentaron efectos secundarios; tres horas. Ningún paciente requirió hospitalización ni tratamiento para los efectos secundarios (Gráfico 5).

 

artdisfoniaGráfico 5.

En la evaluación del examen respiratorio por el servicio de fonoaudiología se encontraron los siguientes resultados:

El Tiempo Máximo de Espiración Obtenida (TMEO) y en el Tiempo Máximo de Fonación Obtenida (TMFO) se observó que nueve de los 12 pacientes que corresponden a un 75% de la población del estudio presentaban valores anormales antes de la inyección, se observó mejoría y normalización de los valores en siete de los nueve pacientes lo que corresponde a una mejoría del 78%. En los otros parámetros evaluados no se presentaron cambios significativos. (Tabla 1).

TABLA 1.

Evaluacion del examen respiratorio

En la evaluación del examen de voz encontramos los siguientes resultados: En los 12 pacientes (100%) se observó un aumento de la intensidad, en voz conversacional y en voz proyectada.

El tono permaneció igual en tres pacientes (25%) manifestaron disfagia para sólidos con una duración promedio de 72 horas y dos pacientes (16.6%) presentaron aumento de la disfonía durante las primeras 48 pacientes (25%) y se normalizó en los restantes nueve pacientes (75%). El timbre que era constreñido antes de la infiltración en los 12 pacientes se normalizó en 10 pacientes lo que corresponde a una mejoría del 83%. (Tabla 2).

TABLA 2.

Evaluacion del examen respiratorio

En la videolaringoestroboscopia se observan cambios en tres parámetros: los 12 pacientes presentaban características espásticas de la voz antes de la infiltración; de éstos, 9 pacientes (75%) presentaron mejoría de la calidad vocal posterior a la infiltración y en tres pacientes persistió disfonía pero desapareció el componente espástico. En dos de los pacientes (27%) se observó marcada actividad supraglótica que desaparece posterior a la infiltración. En siete pacientes (58%) se observó irregularidad en la videolaringoestroboscopia previa a la infilitración, con una mejoría en seis de los siete pacientes (86%). (Tabla 3).

TABLA 3.

Videolaringoestroboscopia

Discusión

La disfonía espástica es una distonía focal que afecta los músculos de la laringe secundaria a una alteración en el control motor central. El diagnóstico sigue siendo controversial porque los síntomas son vagos e imprecisos y se basa más en la percepción auditiva de la voz que en hallazgos clínicos patognomónicos de esta patología.

Aronson define la “disfonía espástica idiopática” de acuerdo a los siguientes criterios: signos vocales de disfonía espástica, ausencia de lesiones de las cuerdas vocales o parálisis, mecanismos del lenguaje normales y resistencia de los síntomas a la terapia de voz y psicoterapia (3).

Existen opciones de tratamiento que no han logrado resultados satisfactorios y efectivos como son la terapia de voz, farmacoterapia, y procedimientos quirúrgicos (1, 3).

El propósito de este estudio era observar los resultados de la inyección de toxina botulínica en pacientes con disfonía espástica de aducción. En todos los pacientes se observó mejoría subjetiva demostrada en una mejor calidad de voz y disminución del componente espástico. También se observaron cambios objetivos significativos que corroboran lo descrito previamente en la literatura y nos hace pensar que la inyección de toxina botulínica es el tratamiento de elección en disfonía espástica.

Para realizar este procedimiento es necesario un equipo multidisciplinario formado por otorrinolaringólogo, audiólogo, psicólogo y neurólogo con un adecuado entrenamiento y equipos como electromiógrafo y videolaringoestroboscopio.

A pesar de que la duración del efecto se calcula entre 14 y 16 semanas sigue siendo una terapia muy útil ya que produce satisfacción en el paciente y es posible realizar cuantas inyecciones sean necesarias pues es un procedimiento que no produce molestias para el paciente, con baja morbilidad.

Se deben ajustar las dosis de futuras inyecciones de acuerdo a los resultados obtenidos previamente. La selección de la dosis apropiada, el volumen y el sitio de la inyección usualmente es empírica; debe basarse en la experiencia clínica y la respuesta subjetiva por parte del paciente para en un futuro obtener mejores resultados.

La toxina botulínica tiene como ventaja que si el paciente presenta efectos secundarios, estos mejorarán progresivamente a medida que se recupera la función muscular.

En este estudio encontramos que existe una relación directamente proporcional entre el momento de aparición del efecto y la duración del mismo. Observamos como en cuatro de los cinco pacientes que presentaron aparición temprana de la mejoría de los síntomas también presentan mayor duración del efecto de la toxina botulínica.

A pesar de ser un estudio con una muestra pequeña, podemos observar que la inyección de toxina botulínica es una terapia efectiva para esta patología.

Conclusiones

La toxina botulínica fue efectiva en todos los pacientes con disfonía espástica evaluados, quienes previamente habían sido manejados con terapia de voz sin obtener ningún resultado favorable.

Las dosis de toxina botulínica utilizadas deben ser modificadas de acuerdo a los resultados y a la severidad de la disfonía inicial.

Se recomienda realizar la inyección con guía electromiográfica para obtener resultados más efectivos.

La implementación de la técnica requiere un entrenamiento y un equipo multidisciplinario con disposición e interés en este tratamiento para obtener buenos resultados.

A pesar de que la duración del efecto es corta, sigue siendo una terapia útil ya que produce satisfacción en el paciente y tiene mínimos efectos secundarios.

Con este estudio se corrobora la efectividad de este tipo de terapia constituyendo el tratamiento de elección para el control sintomático de la disfonía espástica.

Abstract

Spastic dysphonia is characterized by involuntary movements and hyper-functional spasms of the larynx.

Aronson has classified it in two types: abduction and adduction, the alter being the most frequent. Diagnosis is made clinically through nasofibrolaryngoscopy studies, acoustic analysis, videolaryngostroboscopy, electromyography and serodynamic studies.

Multiple treatments have been used, including psychotherapy, pharmacotherapy, hindrance therapy and numerous surgical procedures which have not offered encouraging results. Alan Scott in 1980 introduced the use of the Botulinic toxin type A to manage dystonic movements, and since 1984 this toxin has been used in the management of spastic dysphonia.

Between January 2000 and February 2002 a prospective study was conducted at Hospital Militar Central with 12 patients with spastic dysphonia who received injections ranging between 1.25 to 2.5 U of Botulinic toxin type A, administered at the thyroarytenoid muscle in a bilateral manner using electromyography guidance.

In all 12 patients some degree of subjective improvement was detected as the result of better quality of the voice and reduction of the spastic component; likewise, certain objective improvements were observed through phonoaudiologic and videolaryngostroboscopy analysis. The duration of the effects was between 10 and 16 weeks. Only five patients exhibited mild and temporary secondary effects.

To perform this procedure it is necessary to have a multidisciplinary team comprising otolaryngology, phonoaudiology, psychology and neurology services.

Despite the fact that the duration of the effects is short, this continues to be a useful therapy given the satisfaction it produces in patients and the minimum secondary effects.

Through this study, the efficacy of this type of therapy was corroborated thus becoming the treatment of choice to control the symptoms of spastic dysphonia.

Key terms: dysphonia, botulinic toxin, spastic dysphonia, EMG.

Correspondencia:
Fernanda Aragón Concha.
Transversal 19ª # 108ª- 41 apto. 203.
Teléfono 6205114.

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